Disclaimer: Este Fanfic en particular está escrito con la amplia colaboración de Alice, quien es indudablemente (y después del primer episodio de la temporada tres de Sherlock) una Anderson Lover. Insisto en que este escrito no tiene otro particular más que el de entretener al lector, y que no soy dueña de ninguno de los personajes.


Se cree mucho con sus pómulos y los rizos que se le mueven al viento. Pero es un idiota. Si, un idiota asexuado como una maldita estrella de mar.

Sherly Holmes, más conocido como El Zoquete, vino hoy la prefectura para según él corregir el trabajo que habíamos estado haciendo hace dos meses sobre el caso del triple homicidio en el mercado. Y el muy idiota ha cuestionado mis métodos de investigación.

-Te ves tenso, Holmes, quizás si te esforzaras más por buscarte una chica y menos en meterte en asuntos ajenos, no tendrías esa expresión de insatisfecho permanente. (Anderson 1. Zoquete 0)

-Si pusiera el mismo esfuerzo que pones tú en complacer a una mujer, Anderson, entonces estaría durmiendo en el sofá y comiendo sopa instantánea dos veces por día. Esa, sería mi vida amorosa si siguiese tu ejemplo.

(Imbécil)

-Al menos podrías decir que tuviste UNA (Mirada de suficiencia mientras me cruzo de brazos y pongo mi índice en la punta de mi nariz).

-No es lo mismo que puede decir tu mujer, Anderson, tomando en cuenta que claramente se ha negado a almidonar tu camisa.- (índice… en… la… nariz) – Y asumo también que tu tez enfermiza de hoy se debe a que el sofá del sótano debe estar posicionado cerca de alguna tubería mal instalada que claramente suelta demasiada humedad. (No-quitar-el-índice-de-la-nariz). Ahora, si no tienes más consejos deficientes, tengo trabajo que hacer.

Fenómeno, idiota redomado con sus labios ridículamente marcados como señora de los años 60. Si no tuviese mejores cosas que hacer, hace mucho que le habría dado un puntapié.

Problemas después del trabajo.

Decidí dejar de pensar en el idiota de Holmes y después de terminar mis pendientes me fui caminando hasta la junta semanal de Entusiastas por Cubre Teteras Que Lucen Como Jar Jar Binks. Ahí encontré a mi fiel amigo Jonas quien también tiene un profundo resentimiento por el idiota de los pómulos, y mientras realizaba otra de mis fabulosas creaciones (Tejer un nuevo cubre tetera de Jar Jar Binks con motivo folklórico) comenzamos a despedazar al imbécil de Holmes.

No hay mejor resentimiento que el que se comparte. Pero lamentablemente, Sussy, que estaba muy cerca de nosotros, nos escuchó despotricando contra el idiota y salió en su defensa. Lunática. Todo el mundo sabe que realiza fiestas de té cada fin de semana para sus gatos y les pone un maldito corbatín.

Una vez terminada la junta, tomé un taxi hasta mi casa. Mi mujer estaba sentada en la mesa con la mirada fija en el reloj. Sentí la alteración en la fuerza cuando me quedó mirando con profundo resentimiento mientras apuntaba a la comida fría que estaba servida. Le dije que tenía mejores cosas que hacer, aunque posiblemente no debí haberlo dicho, tomando en cuenta que se puso de pie y un momento después sentí el portazo de nuestro dormitorio. Ah, el sofá, amigo de tantas batallas, hoy vuelvo por ti.
Decidí entrar furtivamente al cuarto de lavado, antes de irme a dormir, y aproveché la oportunidad de almidonar mis camisas y calcetines, solo para no darle más motivos al idiota de Holmes para que hable sobre mi vida matrimonial.

Y con el último suspiro antes de caer rendido digo: Sherlock Holmes! ¡Estrella de mar de ojos separados, espero que tu maldita red de indigentes se vuelva en tu contra!

Desperté a las 3 de la mañana de golpe y me encontré al perro comiéndose la ropa que había preparado previamente para el día de trabajo. Toda la maldita ropa masticada, rota, con sus asquerosos colmillos en cada maldita prenda.
Está decidido, voy a re-bautizar al perro y llamarle de hoy en adelante: Sherlock.

Volví a dormir a medias y cuando me levanté en la mañana, me di cuenta que no tenía otra ropa disponible más que la que uso los domingos. Así que me armé de valor y salí del sótano vestido como un maldito golfista dominguero.
Mi mujer soltó una carcajada cuando subí a tomar el desayuno y me percaté que tenía dos maletas en el piso. Se va con su madre. Cosa que es muy usual entre las mujeres cada vez que no tienen maldita idea de cómo solucionar algo.
El pro del asunto es que voy a encerrar al perro hasta que vuelva y voy a dormir en mi propia cama.

TODO EL MUNDO SE DIO CUENTA.

El idiota de Lestrade está tocando la puerta del baño intentando decirme que a nadie le importa que haya ido vestido como un payaso al trabajo. Pero los escucho. Escucho la maldita risa del resto a través de la puerta y los maldigo en mi interior por ser una tropa de animales con armas.
No me ha quedado otra que ponerme el maldito enterito forense y pasearme por todo el lugar con la mayor dignidad posible. Vestido como ser humano o no, de todas formas soy más inteligente.

Algo extraño. Donovan me ha dicho que hoy me veo mejor que nunca, y tomando en cuenta que mi mujer es la reina de las calamidades he decidido invitar a Sally a mi casa hoy. Soy irresistible, hay que admitirlo, y Sally no está nada mal. Así que creo que hoy por lo menos, he salvado mi ego a pesar del pantaloncillo de golf que todavía me incomoda.