Disclaimer: Mai Hime/Otome/Destiny y sus personajes son propiedad de Sunrise, por los siglos de los siglos amén.
N/A: hola, ¿qué tal? acá estamos de vuelta. Esta historia tenía mucho tiempo engavetada y esperaba que aparecieran ideas para terminarla antes de publicar; pero llegué a la conclusión de que sino la subo de una vez, no sentiré presión y quizá nunca la termine. No se bien qué haré pero espero que salga algo decente.
4605 Kilómetros
Capítulo 1: El viaje
"Realizar un viaje es la manera más efectiva de dar comienzo a una nueva vida o de dejar atrás la vieja, depende cómo se mire. Al emprender un trayecto es posible encontrarse con uno mismo y volverse alguien mejor. Puedes conocerte realmente, hacer un ejercicio de introspección y separación del hogar al que volverás renovada y más centrada"… o al menos eso dijo el amable caballero que la atendió en la agencia de viajes.
En este caso, su idea era menos espiritual, quería realizar un viaje con su persona especial como un último y desesperado recurso para salvar la relación. El día que le dijo a Tokiha Mai, su chica, que había planeado un viaje en plan romántico a Tailandia no lo olvidará nunca. Habría esperado otra reacción, omitiendo la parte dramática, la idea no le gustó mucho "No quiero saber más de ti en lo que me resta de vida" fueron las palabras que la impulsaron a realizar ese viaje sola, bueno, sola no. La acompaña una…
—Kuga, estoy pensando que al llegar a Tailandia cada una debería ir por su lado, te agradezco el viaje gratis pero quiero conocer gente y no te ofendas pero tu cara es un cartel de: "Manténgase alejado, ruinas peligrosas".
—¿Por qué tendría que ofenderme? —Preguntó con ironía—, "tú tienes cara de zorra y yo no te lo digo", pensó.
—Por cierto, como alquilaste una habitación y tú no harás nada con nadie, te haré un favor al quedármela, tú busca otra cosa.
—…
¿Amiga?
No, eso no era una amiga, era un karma para Kuga Natsuki o eso pensaba la mayor parte del tiempo la morena de ojos verdes.
Entonces le vino a la mente el recuerdo del día en que conoció a Yuuki Nao. La pelirroja, también de ojos verdes, delgada y de baja estatura que en ese momento viajaba a su lado. Cursaba estudios secundarios en la academia de Fuuka y según el reglamento interno, los estudiantes no podían conducir ningún vehículo; por lo que ese día corría por los pasillos, luego de dejar oculta su motocicleta en el bosque cercano al campus, e iba con el tiempo justo para llegar a clases. Sin embargo, no contaba con que al girar en una esquina tropezaría con Nao, quien se había escapado para fumar y enviarse mensajes de texto con su conquista de turno. Chocaron estrepitosamente y eso llamó la atención de la intransigente vicepresidenta del consejo estudiantil, que justo pasaba por ahí, e inmediatamente las envió a detención. Para rematar, la pelirroja la culpó de darle ese cigarrillo y desde ese día hasta entonces fue un verdadero dolor de muelas para Natsuki, que por más que intentó separarse de Nao, y de su terrible fama, nunca lo consiguió. No obstante, con el pasar del tiempo descubrieron que tenían muchas cosas en común que terminaron por convertirlas en un dúo inseparable.
Después de la discusión con Mai, fue al apartamento de Nao porque necesitaba desahogarse y le preguntó si quería acompañarla a la agencia de viajes para devolver los pasajes. A ella le pareció que sería un desperdicio hacer eso y fue así como terminaron, juntas, subidas al avión que las llevará a la tierra de Tony Jaa (1).
—Sabes araña —refiriéndose a Nao— aunque mi rostro diga lo contrario, me encuentro extrañamente relajada incluso siento cierta paz. Quizá tantas discusiones terminaron por cansarme a mí también o…
—O el par de tranquilizantes que te tomaste antes de subir al avión ya estén haciendo efecto —interrumpió la pelirroja, mientras aceptaba la bebida que la guapa sobrecargo le ofrecía.
—A veces, en serio, no se por qué intento contarte mis cosas —dijo mientras veía como, antes de continuar atendiendo a los demás pasajeros, la chica de uniforme le guiñaba un ojo descaradamente.
—¿Ves Kuga? –refiriéndose al gesto de la sobrecargo— eres una chica atractiva, no eres mi tipo —se apresuró a completar— pero tal vez en este viaje conozcas a alguien, ya sabes lo que dicen "un clavo saca a otro". Te hace falta divertirte un poco sin remordimientos, además, Tokiha seguramente ya tiene quién le caliente la cama por las noches. —Lejos de animarla, esas palabras, sobretodo la mención de su ex, hicieron que el ánimo de Natsuki cayera más bajo aún.
—¡Estoy harta de sentirme así! años de relación tirados a la basura con una casa y un gato en común... y ¡ni siquiera me gustan los gatos! —dijo, llevándose las manos al rostro.
—Creo que el diazepam (2) está sobrevalorado —terminó argumentando la otra, mientras daba un largo sorbo a su bebida, luego comenzó a mirar por la ventanilla.
Pasaron varios minutos en silencio, hasta que la pelirroja notó que los sollozos de su amiga habían cesado.
—Hey, cuando consigas un lugar donde quedarte avísame, quizá podamos ir juntas a alguno de esos locales nocturnos que hacen tan famoso Bangkok.
—Nao, por última vez, no pienso irme de pu…
—Kuga —interrumpió mirándola tan seriamente que Natsuki se sorprendió—, son trabajadoras sociales, prácticamente emblema del país, proporcionan entretenimiento a sus clientes. Además, salen más baratas que las geishas; tienen más beneficios y menos restricciones.
"Pensar que por un instante creí que diría algo importante" pensó. —Paso —fue su escueta respuesta.
—Anda, piénsalo. Igual no tienes que ir sólo a "eso", podemos divertirnos un rato y recordar viejos tiempos.
—Olvídalo Nao, sólo ten cuidado tu sola por ahí y no te metas en problemas.
—Tenemos todo un mes por delante, al menos yo, lo pienso disfrutar al máximo y tranquila, no me meteré en problemas ¿con quién crees que hablas?
"Porque se con quién hablo es que me preocupo" se dijo a sí misma, mientras emitía un hondo suspiro en señal de resignación.
Luego de esa conversación, se mantuvieron en silencio el resto del viaje. Como ya lo había anunciado, al tocar suelo "thai" sólo observó la melena roja perderse entre la multitud de personas que iban de un lado al otro. Como no hablaba una palabra de tailandés, tuvo que hacer uso de su pobre inglés y el lenguaje a señas para lograr llegar hasta un hotel que no maltratara demasiado su presupuesto, por suerte para ella, los precios en general eran bastante solidarios. Además, la gente era muy amable y simpática.
Después de instalarse, llamar a Nao para avisarle dónde se estaba quedando y darse una ducha, se acostó y no supo en qué momento se quedó profundamente dormida.
Al despertar, apenas eran las nueve de la noche, decidió hacerle caso —en parte— a la araña y pasear un poco, en lugar de quedarse sumida en la miseria. Sabía que le costaría demasiado volver a conciliar el sueño y sobretodo no pensar en Mai.
Como era de esperarse, cada cosa que observaba y/o escuchaba le traía a la cabeza a su ex. Definitivamente, los recuerdos no saben de fronteras geográficas y te persiguen donde quiera que vayas.
Casi sin proponérselo y sin conocer aquél lugar, sus pasos la llevaron cerca de la desembocadura del río, tenía frente a sí un paisaje nocturno muy agradable. Era impresionante aquella majestuosa y moderna cuidad, cuyas luces de colores se reflejaban en el agua combinando lo natural con lo moderno, un verdadero deleite para la vista.
Continuó su paseo admirando lo bello del lugar, cuando una imagen que le pareció sacada de un cuadro la hizo detenerse. En medio de aquel espectáculo visual, estaba una chica de pie a pocos metros de ella, el viento jugaba con su cabello castaño y tenía la mirada clavada en el agua con la expresión más triste que Natsuki hubiera visto en toda su vida, incluso más que la suya propia en esos momentos. Al notar que estaba sumida en un llanto silencioso quiso acercarse para saber si estaba bien, pero desistió al asumir que no se podrían entender por culpa del idioma, también le pareció que ese era un momento muy íntimo para ser interrumpido por una extraña.
Pasados algunos minutos, la otra notó su presencia y se giró rápidamente dándole la espalda, entonces comenzó a alejarse desprendiendo un suave aroma vainillado que quedó en el ambiente aún después de haberse perdido de vista. Era un cuadro muy bello, debía admitir, pero también uno muy triste.
Luego de ese furtivo encuentro comenzó a caminar apreciando, ya sin tanto interés, lo que regalaba la noche en ese paraíso terrenal "debería estar aquí conmigo" pensó, entonces la volvieron a asaltar los recuerdos que se fueron mezclando en su cabeza generándole aquella horrible sensación de desasosiego y frustración. Se imaginó compartiendo ese momento con Mai, tomadas de la mano, riendo tontamente de algún mal chiste, disfrutando de la cálida brisa que envolvía su cuerpo en ese momento. No debería estar sola, seguía repitiéndose mentalmente y sin poder evitarlo comenzó a llorar amargamente.
ooOoo
Sin ser del todo conciente del tiempo que había pasado ahí, Natsuki decidió regresar al hotel, sentía que ya era algo tarde y realmente no le apetecía seguir paseando. Sin embargo, su estómago le recordó que no había comido nada desde la mañana, así que tomó un taxi y como pudo le indicó que quería ir a un buen lugar donde comer. El hombre pareció captar el mensaje y se pusieron en movimiento. Varios minutos después, el vehículo se detuvo y luego de pagar unos cuarenta Baths (3) la morena se bajó en una calle bastante colorida que le recordó ligeramente a Shibuya (4) pero la diferencia, definitivamente, era la gente.
A medida que se adentraba en aquel "torbellino de luz y de color", le pareció que el taxista había entendido un poco mal lo que ella buscaba esa noche. Entonces sólo dejó a su estómago guiarla, después de todo aún no había cenado.
Fue tanteando lugares y encontró un puesto de comida rápida, pasando de la comida thai, que le parecía demasiado condimentada, procedió a engullirse una pizza mediana y una gaseosa. Luego emprendió su paseo por aquel mercado. Era un lugar muy interesante con una increíble cantidad de cosas para ver y comprar. Claro, se debe poseer un ojo clínico y un don para el juego del regateo. Los tailandeses aman dicho juego e incluso se pueden montar teatros con tal de hacerte comprar.
Mientras iba observando a los turistas charlando con los vendedores, recordó las palabras de un hombre con el que coincidieron en la fila para chequear pasaportes, y es que no se deben perder los papeles a la hora de negociar precios, el primer paso es siempre rechazar la oferta inicial, pues seguramente te pedirán el doble de lo que vale realmente el producto y luego tener paciencia, "tampoco hay que presionar demasiado o podrías dejar escapar buenas oportunidades, es como todo en la vida" concluyó.
Siguió admirando el lugar, pero con un deseo inconsciente de huir del bullicio y el conglomerado de gente que había alrededor. Caminó por largo rato, hasta darse cuenta que se había adentrado mucho en el corazón de aquel pintoresco distrito; por lo cual comenzaba a sentirse un poco inquieta.
En algún momento, algo llamó su atención, escuchó palabras sueltas de una conversación y le tomó un momento darse cuenta que esas personas estaban hablando en japonés. Poco a poco se fue acercando, con la intención de pedir ayuda a sus coterráneos y la conversación fue haciéndose más nítida.
—Por favor, vete de una vez.
—No quiero dejarte aquí.
—No puedes hacer nada.
—He contactado con personas que pueden ayudarnos, lo he estado planeando, no vine hasta aquí para irme sin más.
—¿No entiendes? Esta fue mi decisión y si te ven aquí conmigo, volverán a hacerte daño.
—¡No me importa!
—¡Pero que necio eres!
Aunque se había acercado lo suficiente, ninguna de las dos personas parecían haberse percatado de la presencia de Natsuki y ésta al notar que la conversación parecía ser una discusión de enamorados prefirió no interrumpir. Al observar bien a las personas frente a sí, notó que eran una pareja joven y por lo que estaba escuchando quizá eran la representación moderna de Romeo y Julieta (5). Cuando finalmente notaron la presencia de la morena, se sobresaltaron bastante.
—Lo… lo siento mucho —se apresuró a hacer una reverencia— verán, no quise interrumpir, pero estoy algo perdida y al notar que hablan mi idioma pues, quise pedirles ayuda.
—Está bien, ya se iba —dijo la chica refiriéndose al muchacho, sin poder verlo a los ojos, él se mantenía frente a ella con una expresión suplicante.
Al acercarse un poco más, Natsuki pudo percibir un suave aroma a vainilla que reconoció al instante. Sin embargo, la otra no pareció reconocerla, así que evitó mencionarlo.
—No lo hagas más difícil, vete —suplicó.
—Por favor… —el chico iba a replicar pero en ese momento un ruido alertó sus sentidos.
—¿Quién anda ahí? —se escuchó la voz de un hombre.
Natsuki no pudo entender pues éste habló en tailandés, pero la pareja pareció reconocer aquella voz, sus expresiones cambiaron a una de terror.
—Vete, ¡vete rápido o te matará!
—Volveré por ti —le dijo antes de salir corriendo del lugar.
A lo pocos minutos hacía su aparición un hombre alto y fornido, de piel morena y ojos oscuros e inexpresivos. La joven se tensó por completo y Natsuki no supo qué hacer.
—¿Qué haces aquí? —habló a la chica y luego reparó en ella, Natsuki se incomodó aún más al notar cómo la miraba aquel hombre.
—Lo siento, estaba esperándola —respondió en el mismo idioma y señalándola, por aquel gesto la morena supo que estaban hablando de ella—, es una cliente japonesa —y entonces el hombre suavizó su expresión.
—Pensé que estarías viéndote con aquel inútil del otro día. Está bien, pasen al local y recuerda hacer que consuma las bebidas más caras —dijo y luego le hizo una seña indicándoles que lo siguieran.
—Lo siento, tuve que decirle que eras una cliente —explicó, intentando sonreír.
—¿Cliente, de qué me hablas? —fue cuando cayó en cuenta que se encontraban muy cerca de un local nocturno.
—Él no entiende una palabra de japonés. Escucha, trabajo ahí —señalando el sitio sin dejar de sonreír, pues el hombre las seguía de cerca—, dentro hay gente que si puede entendernos, así que, se discreta. Vendrás conmigo, pagarás dos tragos y luego llamaré un taxi de confianza para que te saque de aquí, ¿vale?
—E-está bien —aceptó titubeante, ese hombre realmente la atemorizaba.
Una vez dentro, Natsuki comprobó que era un lugar de los que tanto había hablado Nao en el avión. Contaba con un moderno juego de luces que se movían al son de la música electrónica, las paredes estaban pintadas de muchos colores, en diversos puntos había jaulas y dentro se encontraban chicas y chicos medio desnudos bailando. En el centro había una especie de tarima con varios tubos como parte del decorado, chicas en bikini se contoneaban y dejaban que les colocaran billetes en las diminutas prendas. Había gente de varias nacionalidades, definitivamente los más efusivos eran los de un grupo considerable de occidentales que gritaban y silbaban cual adolescentes con excesos de hormonas.
Aquella joven misteriosa la guió entre la marea de gente. Viéndola en detalle, si esto era posible debido a la poca iluminación del lugar, era una chica que no parecía pertenecer a ese mundo. Estaba vestida de forma provocativa, pero no lucía vulgar. Sus maneras eran elegantes y lo más importante —a diferencia del resto— no parecía estar ahí por voluntad propia.
Continuará…
N/A: primero que nada, espero que nadie se sienta ofendido, no creo que la prostitución sea emblema de Tailandia; eso lo dijo Nao (el personaje) no yo. No es mi intención generar polémica, además, no es la idea central del fic. Acá sólo quiero contar una historia y me parece que ese país cuadra perfecto en la trama que empecé a construir, ya tenía la idea central pero terminé por decidir el lugar gracias a la película The Hangover 2. Sino la han visto, no se pierden gran cosa pero, seguro reirán mucho si la ven.
Notas sobre la historia:
He estado revisando blog de viajes, Google map y claro, Wikipedia (aunque esto último no sea muy recomendable) para tratar de no generalizar tanto a la hora de describir situaciones y lugares, y me está resultando interesante, aunque no esperen conocer mucho sobre esa cultura y/o país, suelo ser algo vaga para las investigaciones a profundidad, cosa que trataré de mejorar algún día. Sólo espero haber hecho bien la tarea y todo resulte entendible.
Aclaratorias
Las frases en letras cursivas indican aquellos diálogos que se realizan en tailandés u otro idioma que no sea el de las protagonistas.
(1) Tony Jaa, es un actor tailandés que recordarán por películas como Ong Bak, Ong Bak 2 y Ong Bak 3. Para los amantes de las patadas voladoras y acrobacias a lo Jackie Chan o/ son altamente recomendables.
(2) Diazepam, también conocido como Valium, es la pastillita para los nervios.
(3) Baths, moneda oficial de Tailandia, al cambio 1 dólar = 30 baths.
(4) Shibuya, conocido distrito comercial de Tokio.
(5) Romeo y Julieta, clásico de la literatura, su autor William Shakeaspeare, traumó a muchas al dejar morir a Leonardo Di Caprio. Creo que esta aclaratoria está demás, pero quería hacer el tonto XD
