Disclaimer: Los personajes de "Sengoku Otogizoshi Inuyasha" o "Inuyasha" lamentablemente no me pertenecen, son de Rumiko Takahashi. Solo la historia es mía y la hago sin fines de lucro, solo para el entretenimiento de los lectores.
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Aprendiendo a Amarte.
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—Blablabla— Diálogos.
—Blablabla— Pensamientos.
(Blablabla) Recuerdos o Flash Back.
(…) Cambio de escena.
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Prologo
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Estaba feliz.
En ese momento se su vida no podía ser mas feliz. Por fin había terminado la preparatoria, la última etapa que la separaba de su tan anhelado destino; y no es como si ella fuese alguien a la cual le desagradasen los estudios, simplemente era que desde que era pequeña había querido ir a la Universidad, y quería estar allí lo más rápido posible. ¿Un sueño raro verdad?...
Siempre había amado la historia de su país, para ser más exacto el folclore de este, con esas fascinantes historias sobre youkais tomando forma humana para mezclarse entre ellos, los intrigantes híbridos, y los monstruosos Onis. Era tanta su fascinación por aquello que desde muy temprana edad quería estudiar una carrera especializada en ese tema, y que mejor lugar que en una Universidad ¿No?
Pero este no era el tema principal que la mantenía con tanta alegría en esa mañana de invierno. Hoy seria el día en que por fin se iría a su tan esperado viaje de fin de curso. ¡Estaba tan emocionada! Era algo que toda adolescente de su edad soñaba, y ella como tal compartía esa ilusión. El estar en un lugar libres de maestros, libres de esas molestas reglas escolares y tantas cosas que impedían pasar un buen momento junto a sus amigos ¡Era lo mejor! Disfrutaría esa semana hasta el último momento.
Con una sonrisa pintada en el rostro bajo las escaleras hasta la cocina, donde seguramente estaría su madre haciendo el desayuno. Su progenitora era la única madrugadora en la casa Higurashi.
—Buenos días mamá—beso a su madre en la mejilla, mientras tomaba asiento en la pequeña mesa familiar.
—Buenos días cariño—observo a su hija mayor con una alegría que le desbordaba por los poros. Sonrió por eso— ¿Estas emocionada verdad Kagome?, me alegro por ti hija.
Kagome solo sonrió con la boca llena y asintió con la cabeza mientras seguía degustando los deliciosos pan queques que su progenitora le había preparado.
— ¿Tienes todo listo? —. La mujer solo sonrió dulcemente al ver a su hija asintiendo con la boca llena impidiéndole hablar—Cariño no te vayas atragantar comiendo tan rápido, aun tienes tiempo.
— Si, lo si-siento mamá—tosió un poco debido al haber tragado todo tan repentinamente.
—No tienes que preocuparte querida, iré a despertar a tu abuelo y a Sota así pueden despedirte.
La Higurashi observo como su madre desaparecía tras la puerta de la cocina, miro el reloj que reposaba encima del aparador y se dio cuenta que su madre tenia razón, y que tal vez estaba siendo un poco precipitada al comer de esa manera, pero es que no podía evitarlo.
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No paso mucho tiempo para que su hermano y su abuelo hicieran acto de presencia, el pequeño aun estaba medio dormido por lo cual solamente se sentó en la mesa, aun era muy temprano como para que el tuviese hambre. Sin embargo el abuelo se había levantado con muchas energías y no perdió tiempo en relatarle a Kagome sobre las leyendas que giraban en torno al monte Fuji, que era el lugar a donde la chica iría. De haber sido en otra situación ella lo escucharía atentamente, pero en esos momentos su cabeza estaba en otro lado.
Entre pláticas, advertencias para que se cuidara, historias del abuelo, y consejos por parte de su madre la hora paso volando, y ya era el momento de que la morena se marchara a la estación para poder esperar con el resto de sus compañeros el transporte que los llevaría a destino.
— ¿Estas segura hija de no querer que te acompañe a la estación? —. Su voz denotaba la preocupación típica de una madre. —Puedo cambiarme rápidamente y llevarte hasta allá.
—Gracias mamá, pero no hace falta, no te preocupes. —Amaba a su madre, era la mejor en todo el mundo. —Abajo me espera el taxi, y te avisare cuando este con mis amigas.
—Esta bien cariño, solo ten cuidado. — Kagome sonrió con dulzura viendo a su familia. Ellos eran las personas más importantes en su vida.
Entre besos y abrazos se despidió de su familia, no sin antes escuchar nuevamente los concejos y advertencias de los mayores, y el pedido casi a gritos de su pequeño hermano que le trajera muchos dulces.
Bajo casi corriendo las escaleras de su hogar, tantos años de subir y bajar por ellas le habían dado la practica necesaria como para no caerse de bruces al suelo por bajar de esa manera. Ya dentro del vehículo se acomodo bien el pesado abrigo y la bufanda que tenía debido al frió; nuevamente sonrió bajo la prenda, su pequeño viaje había comenzado, y no sabia por que pero estaba segura que algo muy bueno le sucedería.
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Una vez en la estación había sido recibida por los gritos de emoción de dos de sus amigas, las cuales estaban completamente felices, ya que el curso continúo iría al mismo destino que ellas, por eso viajarían juntos.
Kagome las observo un poco resignada por su forma de ser, las quería mucho pero a veces ellas podían ser muy "pesadas", y más cuando al tema se le agregaba un chico castaño muy alegre, el cual la pretendía desde hace mucho. No tenía nada en contra del muchacho, pero había oportunidades en las cuales la exasperaba con tantas atenciones.
— ¡Mira Kagome, allí viene, allí viene! —. La aludida solo sonrió avergonzada al escuchar como Yuka, una de sus amigas, anunciaba con "poco disimulo" la llegada del castaño.
—Buenos días Higurashi—Kagome solo le saludo con un "Buenos días" muy cordial. — Pensaba que podíamos aprovechar el hecho de que estamos juntos en el mismo viaje y salir unas de estas noches para conocer el lugar.
— Yo… Houjou-Kun yo…
— ¡Ella acepta! Ira contigo cualquier noche que la invites. —Contestaron Eri Y Yuka al unísono en lugar de la azabache, a la cual sostenían de los brazos mientras le tapaban la boca tratando de que no se negara.
— ¡Que bueno! Entonces lo estaré esperando, hasta luego Higurashi. —. Y así como llego, se marcho nuevamente. Despistado como siempre.
Ayumi, la tercera de las chicas, miraba con gracia como sus tres amigas discutían por lo sucedido hacia unos instantes. Mientras que las primeras dos daban sus argumentos defendiéndose por lo que hicieron, la otra chica echaba chispas por los ojos por haber sido comprometida a una cita a la cual no quería ir.
Esto siempre sucedía. Yuka y Eri argumentaban que eso era lo mejor para su amiga Kagome, que Houjou le convenía y tenia que salir con el, para al final la aludida resignarse por las acciones de las dos y con suspiro terminar olvidando todo.
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Haba dormido durante todo el trayecto. Estaba un poco avergonzada por ello.
No era de las personas que se dormían de esa manera en un lugar tan lleno de gente, pero suponía que la ansiedad y el estrés debido a lo acontecido en la mañana le habían pasado factura.
El viaje había sido un poco largo, el lugar turístico a donde irían quedaba a un buen tramo de kilómetros de la ciudad en donde vivían, y las carreteras congeladas por el frió no ayudaron mucho en el avance, logrando así que su llegada fuese casi al atardecer. Lo único que podrían hacer por el resto que quedaba de ese día era desempacar sus cosas y bajar a cenar, ya después descansarían para estar con todas las energías al día siguiente y así poder empezar verdaderamente la diversión..
—Muy bien chicas, nos vemos dentro de un rato—hablo Kagome antes de separarse de sus amigas en el pasillo.
Al ser un hotel especializado en viajes escolares, por encontrase muy cerca del monte Fuji, tenia mas habitaciones que un hostal común, logrando que cada uno pudiese tener su propia habitación. Después de todo habían cubierto todos los gastos requeridos, los cuales habían sido bastante altos.
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Durante un buen tiempo Kagome se dedico a observar la estrellada noche desde el pequeño bacón de su habitación, a diferencia de los demás ella no estaba para nada cansada, tenía todas sus energías al haber descansado durante todo el viaje.
—Creo que esta será una larga noche…
Cerró sus ojos y se dejo acariciar por la brisa helada del ambiente, no le molestaba el frió, le gustaba sentirlo en su cara y en sus largos y negros cabellos. El aire puro del lugar le daba una paz que solo sentía cuando se sentaba en las raíces del árbol sagrado que se encontraba en su hogar.
— ¿Kagome? —. Sus azules pupilas se fijaron en la persona que había entrado en su habitación— Ya vamos a ir a cenar con las chicas ¿Vienes?
—Claro, aguántame un momento que me cambio y salgo.
Ayumi solo sonrió en respuesta y salio afuera para darle privacidad y esperar a la morena y así bajar juntos al comedor.
…
Definitivamente era una tonta.
¿A quien en su sano juicio se le ocurre salir a recorrer el lugar a las dos de la madrugada? Pues si señoras y señores, acertaron. A la brillante ¡Kagome Higurashi!
Bufo molesta una vez más. Y para que negar, también estaba muy asustada.
Después de la cena y una charla bastante animada con sus amigas, todas se fueron a descansar. Más ella no tenía ni una pizca de sueño. Hizo de todo, acomodo su equipaje, escucho música, jugo con su celular, miro las estrellas. Pero ya estaba sumamente aburrida y no sabia que mas hacer.
Y en esos momentos en donde la mente humana no hace mucho uso de la razón, una idea un poco alocada cruzo por su mente, y eh aquí, donde la llevaron las consecuencias de esa "brillante idea".
Se aferro un poco más a su abrigo y con ayuda de la linterna que tenía en su mano derecha, barrió el lugar con sus ojos tratando de reconocer algo que la llevara de nuevo al hotel. Porque simplemente, ella se había perdido. Se había distraído al admirar lo bello que era el lugar de noche, sin notar el rumbo que tomaban sus pies, para cuando reacciono ya era demasiado tarde, lo uncido que podía ver, eran árboles y mas árboles.
— ¡Que tonta que soy! ¡¿Cómo no me di cuenta que estaba entrando en el bosque?!—Estaba asustada, y con frió, no quería pasar la noche allí sola en el bosque.
No podía contar con sus amigas ya que estas estarían durmiendo y no notarían su ausencia hasta la mañana, y para colmo se había visto obligada a dejar su celular por la falta de batería de este, al haberlo usado durante tanto tiempo. Maldita sea la hora en la que se creyó una Boy Escaut con la experiencia necesaria como para salir explorar de noche sin perderse.
Ya cansada de tanto caminar, decidió sentarse unos momentos a descansar sus adoloridos pies, no sabia con exactitud cuanto tiempo camino, pero fue el suficiente como para que su cuerpo le exigiera descansar.
— ¡Oh por todos los cielos! ¿Hay alguien que me odia allí arriba? ¿Qué hice de malo para merecer esto?
Sentía ganas de llorar. Las benditas pilas de su linterna se habían acabado dejándola sola en la oscuridad del bosque, apenas era iluminada por la luna, la cual cabe decir que no ayudaba de mucho. Lentamente se abrazo a sus rodillas y enterró su cabeza en ellas. Quería estar en su casa, con su familia y no allí en medio de ese tenebroso bosque ¿Pensó que ese seria un gran día? Que equivocada estaba.
—Tranquilízate Kagome—. Se animo a si misma. —Tengo que encontrar la forma de volver, y así alterada no conseguiré nada.
Y la poca tranquilizada que había adquirido en esos minutos se fue por el caño al escuchar unos ruidos de entre medio de los matorrales que se encontraban a su izquierda, y sin siquiera pensarlo un solo instante y como toda niña miedosa que era, salio como alma que lleva el diablo alejándose de allí.
Corrió y corrió como una loca, sin mirar bien el camino, su mente le estaba jugando una mala pasada, al imaginar que un ser horrible y espantoso la perseguía, uno como esos que se encontraban en las historias que tanto le fascinaban.
— ¡Ah!
Y como toda acción, tiene una consecuencia. Esta no seria la excepción.
El resultado de su desbocada carrera, fue caer dentro de un pozo que estaba oculto por unos matorrales, y este era consecuencia de las distintas bifurcaciones que se encontraban bajo en suelo.
Adolorida se sobo el trasero al haber caído de lleno sobre esa parte de su cuerpo, lentamente abrió sus ojos -los cuales había cerrado por inercia al verse cayendo a la profundidad- tratando de acostumbrase a la oscuridad del lugar. Sin poder ver mucho debido a la poca iluminación, tanteo el suelo tratando de identificar el lugar en donde se encontraba.
—Como me gustaría tener mi linterna… bueno al menos una a la que no se le acaben las pilas…
Y como si su deseo fuese concedido, la luz de la luna entro por la entrada del pozo donde ella había caído, alumbrando toda la pequeña fosa.
— ¡¿Pero que demonios?! —. Nuevamente cayo al piso, mas esta vez fue por la impresión que tuvo al observar lo que se hallaba enfrente de sus ojos —Un… Un muchacho… ¿Un troglodita?
La azabache sacudió su cabeza disipando todo pensamiento estupido que surgiera en esos momentos. Ya con un poco más calma se levanto y lentamente se acerco al gran bloque de hielo que se entendía frente a sus ojos. No entendía como eso podía aun estar allí, o mejor dicho como El aun podía estar ahí. Dentro de esa agua congelada que se fundía con la pared de piedra.
Los que sus ojos observaban era nada mas y nada menos que un joven de largos cabellos negros y de contextura media, y que sin duda el detalle que no se le podía escapar, era que solamente era cubierto por un pequeño taparrabo de color blanco. Desvió la mirada de ese lugar un poco sonrojada, recriminándose luego por sentir vergüenza en un momento así.
Lo que le importaba en esos momentos, era la interrogante de cómo nadie lo había encontrado antes, si la ciencia estaba tan avanzada en esos días y quedaban tan pocos lugares en donde los arqueólogos no hayan metido sus narices ¿Cómo aun se encontraba allí? Esto era inexplicable.
—Me pregunto como terminaste aquí… ¿Estará vivo?... pero que tonta soy, como alguien congelado vaya a saber cuantos siglos seguiría con vida…
Sintió pena por el y el destino cruel que le toco, seguramente había tenido una familia la cual se havia preocupado por el en el momento de su desaparición, ya que no importaba la época, todos tenían una familia, un hogar al cual regresar.
Durante unos minutos lo observo fijamente, se veía tan tranquilo, como si durmiera placidamente. Por un momento le hubiese gustado ver sus ojos, quería saber si estos tenían la misma paz que reflejaba su rostro.
Se fijo en sus rasgos, se notaba que no era demasiado grande, quizás un poco mayor a ella. De nuevo dirigió su azulina mirada a los parpados cerrados del chico, quiso tocarlos e inconscientemente dirigió su mano al hielo, el cual al hacer contacto con la calida piel de la azabache tuvo una reacción bastante extraña y sorprendente para Kagome.
Este comenzó a resquebrajarse. Llenando de grietas el bloque, a tal punto de estallar por la presión que causaba el aire al colarse por las hendiduras.
Kagome rápidamente se cubrió el rostro tratando de cubrirse al ver como el hielo reventaba enfrente de ella. Cuando el impacto paso y ya no sintió mas ningún golpe de algún fragmento, retiro los brazos mirando a su alrededor, sorprendiéndose del desastre que había causado la explosión.
—Vaya pero que desas… N-No pue-de ser…
El estaba libre. El extraño chico era libre de su prisión congelada.
Continuara…
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(Editado)
¡Hola! ¿Qué tal?
¿Qué les puedo decir? Estaba revisando los documentos de mi computadora y me tope con este fic. Me trajo recuerdos y me acorde el motivo por el cual lo había empezado hacer. Así que me puse las pilas, lo edite y aquí esta el resultado
Ya lo había publicado una vez, en el foro donde estaba antes. Pero bueno, no me gusto más el lugar y lo deje. Ahora cambie muchas cosas y esta completamente diferente. Seguirá con la misma trama que en un principio quise, así que no va a haber problemas. Ah, y desde ya le aclaro que si Kagome tiene los ojos azules es por que esta basada en la versión del manga.
Tratare de dividirme entre este fic y el de "Sengoku Otogizoshi Kagome". Espero poder hacerlo, y no tardar tanto con las actualizaciones. En fin, espero que puedan entenderme si tardo mucho en actualizar.
Bueno, no tengo mucho mas que decir, solamente que espero que les haya gustado el fic, y que me dejen saber sus opiniones a través de un Rewievs. No muerdo así que no tengan miedo Jeje acuérdense "Que leer y no dejar un comentario es tocarme un pecho y salir corriendo" (Estoy a favor de esa campaña):D
Desde ya gracias por leer. Sugerencias, quejas, abucheos en masa o en el mejor de los casos felicitaciones solo sigan la flechita. Hasta la próxima.
Matta ne.
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