CAPÍTULO 1
Llevaba tres horas sentado frente al ordenador, jugando sin parar al Halo. Hacía más de un año que se compró el videojuego pero, tal y cómo habían ido las cosas en los últimos meses, no es que hubiera tenido mucho tiempo para jugar a nada.
Pero esa mañana de sábado había decidido acabar con la sequía del tiempo libre, y empezar a disfrutar la vida como adolescente que se suponía que era. Aunque acabara con los brazos entumecidos y los pulgares agarrotados.
Estaba a punto de terminar una misión, cuando su padre le llamó a voces desde el piso de abajo.
- Stiles, ¿Puede bajar un momento, hijo?
- ¡Qué pasa! – gritó sin apartar los ojos de la pantalla, apretando los botones del mando como si le fuera la vida en ello.
- Tienes una visita.
- Cómo que… - dio al botón de pause, extrañado, y salió de su dormitorio - ¿Desde cuándo anuncias las visitas?… Oh.
El "oh" llegó cuando se encontró a su padre junto a las escaleras, acompañado de una inesperada visita: Derek Hale.
Su padre tenía una cara que Stiles jamás había visto en él: Como Sheriff que era, además de ser el padre de Stiles Stilinski; no sería nada bueno que se mostrara tan incómodo y sin saber qué hacer… Pero así es justo como estaba ahora.
El mayor de todos los presentes se rascó el cuello al tiempo que empezaba a hablar.
- Verás, Hale… Digo, Derek… dice que quiere hablar contigo… - miró a Derek, quien permanecía más que quieto y rígido a su lado. Aunque en su caso no se le veía para nada incómodo - ¿No se tratará de algún otro Kitsune… o Nogitsune, verdad? – preguntó con los ojos entrecerrados y gesto de dolor, a lo que Derek se limitó a negar, apenas sin moverse.
- Está bien, papá – intervino Stiles, que no quería que su padre sufriera un infarto antes de llegar a los cincuenta – Ya me encargo yo.
- De acuerdo. Esto… - añadió el Sheriff en cuanto Derek avanzó hacia la habitación de su hijo - ¿Quieres algo de beber? ¿Un refresco o… un café? – Derek volvió a negar como única respuesta, y en el fondo el Sheriff lo agradeció – Bien… Yo... – se encogió levemente de hombros – Ya os dejo.
Stiles dejó que Derek pasara primero, tras lo que cerró la puerta de la habitación. Y en cuanto estuvo cerrada, con Derek plantado en mitad del cuarto, se acercó al moreno para poder hablarle sin riesgo de que su padre le oyera.
- Vale. ¿Qué es lo que ha pasado? ¿Qué bicho raro ha aparecido ahora?
Derek soltó aire por la nariz, en ese gesto de rabia apenas contenida que solía hacer cuando algo le cabreaba mucho… O cuando estaba cerca de Stiles.
- Ninguno.
- ¿En serio? Entonces, por qué estás aquí ¿Y cómo es que has entrado por la puerta?
- Por dónde quieres que entre.
- La última vez que viniste a hacerme una visita sorpresa, entraste por la ventana… Cuando yo aún no había llegado a casa.
- Eso fue cuando tu padre no sabía que existían los hombres lobo – explicó con cierta molestia - Y cuando creía que yo era un asesino. Ahora él es el Sheriff que me sacó de comisaría porque quiso, y sin dar explicaciones.
- Vale… Eso tiene sentido… Entonces – se sentó en la cama, alejándose de una persona que bien podría pasarse horas enteras sin moverse, pero que en su caso le pondría histérico - ¿Por qué estás aquí?
- Necesito que me expliques una cosa.
- De acuerdo – respondió, no muy seguro.
Derek miró entonces a todos lados de la habitación, buscando algo.
Cogió el tablero de ajedrez que descansaba en la estantería, y lo colocó en la cama justo al lado de Stiles. Pero cuando empezó a poner las piezas, no lo hizo de la forma habitual para comenzar una partida.
- ¿Qué estás haciendo?
- Cuando te estábamos buscando, encontramos este tablero con las piezas colocadas justo de esta manera – explicó mientras situaba las figuras de madera - Y el rey tenía mi nombre – le señaló la pieza con la cruz - No he conseguido averiguar por qué.
Stiles trató de disimular el repentino nerviosismo que sintió ante las palabras de Derek, de la única manera que sabía: Sin parar de hablar.
- ¿Y me lo preguntas a mí? Derek, por si lo has olvidado, estaba poseído por el espíritu oscuro de un zorro de origen japonés… No es que supiera lo que…
- No – le interrumpió el hombre lobo – El Nogitsune jugaba al Go. Ese era su juego. Pero el ajedrez siempre ha sido el tuyo.
- N… No… – Stiles respondió aún más nervioso, intentando evadir el tema, demasiado consciente del hecho de que Derek no había dejado de mirarle desde que llegó. Y no estaba del todo acostumbrado a ser el centro de su atención - No te entiendo.
- Con el ajedrez trataste de explicarle a tu padre que existían hombre lobos y cazadores. Él mismo me lo contó…
- ¿Y?
- Y si colocaste las piezas de esta manera en concreto, fue porque tú querías explicarnos algo. No el Nogitsune, sino tú.
El absurdo intento por parte del adolescente para que Derek dejara el tema, no estaba consiguiendo sus frutos.
Contrariado, Stiles lo intentó una última vez, con la única alternativa que le quedaba: Aparentar indiferencia, y confiar en que Derek acabara olvidándose.
- ¿Y por qué piensas en esto ahora? – se mojó los labios - Quiero decir… el Nogitsune ha muerto. No es que importe nada de lo que se hizo entonces. Y la verdad es que me gustaría olvidar todo lo que pasó mientras…
- Pero yo era el rey – repitió el Beta, casi ofuscado – Necesito saber por qué.
- ¿Por qué es tan importante saberlo?
- Porque no tiene sentido – se sentó en la cama y apretó los labios con rabia, mirando las piezas de madera – ¿Cómo voy a ser el rey si ni siquiera soy un Alpha?
- Oh…
Stiles sintió que las mejillas se le encendían.
Sobre todo cuando comprendió que las cosas no estaban yendo como había esperado. Que para Derek todo aquello era más importante de lo que hubiera esperado Stiles, y que no le quedaba otra alternativa que contarle la verdad… No por eso de ser sincero, sino porque no podía dejarle imaginándose un millón de teorías que no tenían ningún sentido.
- Tal vez no tenga nada que ver con hombres lobo – dijo al final.
Derek alzó una ceja, sin creer una sola palabra.
- Todos los que había en el tablero lo eran.
- Bueno… Yo no tengo la culpa de que todos mis amigos sean hombres lobo – sonrió con timidez.
Derek aceptó la explicación con un levísimo asentimiento.
Pero por la expresión seria de su rostro, Stiles tuvo claro que seguía dándole vueltas al tema. Que seguía pensando que era absurdo que le hubieran nombrado rey a él.
Un pensamiento que era injusto y cruel que Derek tuviera, porque significaba que no se consideraba digno de ser el rey de nadie.
Y eso sí que Stiles no podía aceptarlo.
- Esto… - murmuró el chico con timidez, casi pidiendo perdón por romper el silencio que se había creado – A lo mejor no es lo que quieres escuchar – Derek giró el cuello para prestarle atención, lo que hizo que Stiles estuviera a punto de callarse – Y te puedo asegurar que esto no es lo que yo esperaba contarte la siguiente vez que nos viéramos pero… - se mojó los labios de nuevo. A su lado Derek alzó una ceja, instándole a continuar – Pero lo de que tú fueras el rey… No tienes por qué buscarle un sentido oculto ni nada de eso... Porque simplemente significa que, para mí, no hay nadie más apropiado para ser el rey de la partida, que tú.
La respuesta de Derek fue un nuevo alzamiento de cejas, esta vez en señal de desconcierto.
- No es tan extraño – siguió hablando Stiles, pero ahora en un susurro – Tú fuiste quien me rescató de Peter cuando él era el Alpha. Y de Isaac cuando todavía no controlaba su transformación… Y del Kanima.
- Fuiste tú quien me mantuvo a flote durante horas.
- Tal vez. Pero no hubiera hecho falta si tú no te hubieras dado la vuelta para asegurarte de que yo estaba a salvo – se encogió de hombros – Lo que quiero decir es que, desde que te conozco siempre has sido como ese héroe que aparece en el último momento, con su reluciente armadura – se mordió el labio, cohibido – Y puede que no lo hagas a lomos de un corcel blanco, sino en un Camaro negro pero… El caso es que siempre he pensado en ti como el único capaz de salvarme. Y que a tu lado es el único sitio del mundo donde realmente me siento a salvo y… - volvió a encogerse de hombros – Y cuando estaba poseído y ni siquiera podía confiar en mí mismo… En uno de los pocos momentos de lucidez que tuve, coloqué esas piezas para mantener la esperanza de que al final aparecerías, como siempre hacías, y volverías a salvarme de todo lo malo que hay ahí fuera…
Un silencio sepulcral siguió al discurso de Stiles.
Pero mientras el chico lo catalogó en seguida como silencio incómodo y de "por Dios que la tierra se abra a mis pies"; Derek no parecía pensar lo mismo. O eso se intuía del hecho de que no apartó la mirada de Stiles, mostrando ahora una expresión menos seria y dura de lo que le tenía acostumbrado. Sus labios no estaban tan apretados y, milagro de los milagros, las cejas estaban a la altura normal.
Tal vez por eso Stiles se atrevió a echarle un buen par, y terminar de confesar el verdadero motivo por el que Derek Hale era el rey de su tablero. Uno que a estas alturas de la conversación ya debería haber quedado claro... Pero teniendo en cuenta que estaba hablando con una persona para nada acostumbrada a eso de mostrar sus sentimientos, no estaba de más ser precavido y asegurarse del todo.
- El caso es que puse tu nombre en la figura del rey, porque ahora mismo tú eres la persona más importante de mi vida y… - agachó la cabeza, incapaz de seguir hablando si Derek le seguía mirando de ese modo tan intenso – Y sé que es ridículo y que después de todo lo que ha pasado no tiene sentido que me ponga a pensar en enamoramientos absurdos pero… Pero a veces hasta a mí se me olvida que sólo soy un crío que también tiene derecho a comportarse como uno y… - se encogió de hombros – Y qué mejor manera de hacerlo, que confesar mi cuelgue por ti por medio de una figura de ajedrez…
Stiles no tenía pensado decir nada más, pues no había mucho más que añadir... Aunque no sería la primera vez que empezaba a desvariar y hablar de un millón de cosas a la vez, sólo para llenar el silencio.
Pero por una vez Derek no se limito a guardar silencio y dejar que Stiles hiciera todo el trabajo. Por el contrario, asintió levemente y colocó una mano sobre el hombro de Stiles, murmurando un "gracias" apenas audible pero que el adolescente sintió en cada poro de su cuerpo.
Sobre todo porque aquello le recordó a ese momento en que Stiles hizo lo mismo cuando Boyd acababa de morir, y cuando confió en que aquel gesto en apariencia tan sencillo, al menos sirviera para darle un poco de confort a Derek.
Se preguntó entonces si aquello tal vez respondía a un intento por parte del Beta de recordarle que, daba igual lo que el Nogitsune hubiera hecho cuando estuvo dentro de él, que jamás le consideraría responsable de nada de lo que ocurrió. Ni siquiera de la muerte de Allison y Aiden.
Stiles se mojó los labios, nervioso, deseando con todas sus fuerzas que fuera así. Ya se lo habían dicho todos sus amigos e incluso el padre de Allison: nada de aquello fue culpa suya, y nunca dejarían de considerarle un amigo al que siempre querrían. Pero recibir ahora esa muestra de afecto por parte de Derek, y encima justo después de haber dicho lo que acababa de decir… Bueno… Digamos que su día había mejorado considerablemente.
Y entonces mejoró un poquito más, cuando Derek sonrió.
Técnicamente hablando, no fue una sonrisa, porque los labios apenas se curvaron y no se vieron los dientes. Pero sí que hubo un ligero movimiento de esos labios que Stiles se sabía de memoria, y sí que hubo un brillo distinto en aquellos ojos imposibles de catalogar.
Apenas fueron unos segundos, pero a Stiles le parecieron más que suficientes. Sobre todo sabiendo que, probablemente, era el único ser vivo de la tierra que había recibido una sonrisa sincera por parte de Derek Hale.
Así que Stiles sólo pudo asentir con cautela, con miedo de romper el momento con sus aspavientos nerviosos y frenéticos, pero necesitando que Derek entendiera que agradecía sus palabras y su gesto.
Y recordándole que, por su parte, nada había cambiado y que jamás lo haría: Que por siempre, Derek sería su rey.
