El viento ruge con furia, en medio de ese atardecer con sus tonos rojizos y anaranjados, las nubes se acumulan lentamente desde un sector lejano. Las olas chocan contras las rocas haciendo su característico sonido.

Mai se encuentra en el borde de un acantilado. Tiene una mirada temerosa y cautelosa, lleva puesto un camisón blanco, el cual es ondeado por el viento. Ella solo se abraza a sí misma para luchar contra el frio y su propia inseguridad.

Tiene mucho miedo. Miedo por lo que está a punto de hacer. Naru se acerca, pero ella retrocede instantáneamente como un animal asustadizo.

— Mai —La llama suavemente estirando su mano intentando no ahuyentarla.

Ella se le queda mirando con sus grandes ojos, su respiración aumenta al verlo. Siente dudas, agacha la cabeza e intenta no mirarlo.

— Ven aqui, Mai —Le pide mostrándose exteriormente tranquilo aunque internamente es lo contrario. Avanza un paso y ella retrocede uno. Se detiene y la aludida levanta la mirada con los ojos cristalizados.

Niega con la cabeza una y otra vez intentando convencerse. Al hacerlo por varios segundos, retrocede de nuevo y los talones están a punto de tocar la orilla.

Tiene intenciones de saltar. Naru se da cuenta y avanza desesperado los metros que le queda hacia ella.

Intenta detenerla. Sin embargo antes de que pudiera llegar hacia ella. Mai clava sus ojos en los de él y alza sus brazos hacia los costados. Cierra los ojos y su cuerpo es lanzado hacia atrás.

...

Ella salta.