Disclaimer: Harry Potter pertenece a JK Rowling.

Pareja: Remus, Sirius

Este fic participa del reto Amortentia, del foro Hogwarts a Través de los Años.

Esta serie de drabbles está dedicada también a Tony Trinket, quien para su cumpleaños, el 11 de enero, pidió algo sobre Sirius y Remus.


Parte 1: Manzanilla

SIRIUS HUELE A manzanilla cuando sus labios se encuentran con los de Remus, y se siente demasiado bien para su gusto. Demasiado bien para ser real. El aire se le escapa como si fuese un torbellino; Remus se siente abrumado por todo lo que le está pasando. Sus labios contra los de Sirius, su aliento sobre su rostro, su corazón amenaza con salirse de su pecho. Remus está acelerado con satisfacción, y no quiere parar; no quiere que ese momento se termine tan pronto, pero Sirius se separa con un jadeo, y lo mira con ojos vidriosos. Remus está lleno de ansiedad, quiere que Sirius lo bese de aquella manera de nuevo, no quiere que pare, pero en lugar de eso lo observa quitarse el pelo de la frente con un suspiro mientras lo mira. Sirius tiene una sonrisa en el rostro, pero no es una sonrisa burlona, es una sonrisa real, y Remus se pregunta cuándo había iniciado. Cuándo había empezado Sirius a quitarle el aliento de esa manera.

—No sabes por cuánto tiempo he querido hacer eso —se le escapa a Sirius, y, por primera vez en su vida, Remus mira mientras las mejillas de Sirius se tornan de un rosado pálido. El armario de escobas en el que están está caliente, y Remus siente un calor inmenso. Apenas está separado de Sirius; sus narices se rozan. Remus no puede tener suficiente; el olor, las manos de Sirius en su cuello, la cercanía... Todo lo está volviendo loco.

—Me besaste —apunta Remus, sin aliento. Está mirando los ojos de Sirius como si lo estuviera viendo por primera vez. Está oscuro y la vista de Remus no es muy buena, pero puede ver la piel pálida de Sirius, sus ojos, sus pómulos. Quiere besarlo otra vez, la situación lo atrapa de forma fuerte, su corazón se va a salir de su pecho.

Si es posible, Sirius se acerca más. Puede oírlo respirar, y es tan reconfortante que Remus se siente raro; no le ha pasado algo así con nadie, nadie lo ha besado de aquella manera y nunca se ha sentido más libre y salvaje. No puede respirar, está en una nube. Sirius baja sus manos hasta la espalda de Remus de manera lenta, como si estuviese pidiendo permiso, y Remus no lo detiene. Si pudiese hablar, lo estaría alentando a acercarse más, le estaría diciendo que podía hacer lo que quisiera porque a Remus no le importaba más; que necesita besarlo tanto como Sirius lo hace, pero sus piernas se sienten como gelatina, y Remus está sorprendido de no haberse desmayado ya con todo lo que está sintiendo.

—Lo hice —responde Sirius, con voz ronca, mientras roza la mejilla de Remus con una mano; y Remus sabe, está completamente consciente de que lo que están haciendo no está bien, porque son amigos y los amigos no hacen ese tipo de cosas, pero no puede encontrar una mínima parte de él a la que le importe.

Y de repente lo está besando de nuevo, sus labios son suaves y su aliento es cálido sobre su rostro. Sin poder evitarlo, Remus envuelve sus manos en el pelo de Sirius; aún así, no puede tener suficiente. Están muy cerca, demasiado cerca, sus pechos se rozan, puede sentir los brazos de Sirius en su espalda, y Remus está drogado con el sentimiento; quiere besarlo todo el día, y es tan ridículo que casi se ahoga. Su mente está en blanco, no puede creer lo que está pasando porque es demasiado bueno para ser verdad, pero es real, porque puede sentirlo en sus huesos, en su corazón acelerado, en su garganta hecha un nudo. Los nervios le corroen y, de repente, está ciego. Y no le importa, porque está ciego con Sirius. Y eso es suficiente para él, por ahora, porque se ha olvidado de quién es y de lo que es capaz de hacer, y no le interesa que Sirius lo sepa.

En ese instante, y en ese lugar, es cuando el corazón de Remus late más fuerte y rápido que nunca por primera vez.