Nota: Como siempre es necesario aclarar varios puntos, el primero y más importante es el de decir que todos los personajes, lugares y nombres le pertenecen a la intangible y siempre maravillosa obra del profesor Tolkien. También debo decir que la historia de Beren y Lúthien es muy significativa para Tolkien, porque en cierto modo es su propia historia, tanto así que en su lápida y en la de su esposa están grabados los nombres Beren y Lúthien respectivamente. Bien este fic no cuenta la historia de Beren y Lúthien, sino es un what if, qué hubiera pasado si Celegorm no se hubiera quedado de brazos cruzados cuando Lúthien huyó con la ayuda de Huan.

No es mi intención faltarle el respeto a la memoria de Tolkien, pero la advertencia está hecha, si no están de acuerdo con este tipo de historias es recomendable que dejen la página en este momento, pero si igual siguen adelante y luego me quieren mandar maldiciones por ella, las aceptaré de igual modo. Con todo no creo que sea más horroroso que muchas otras cosas que he visto en la red.

De Celegorm y Lúthien.

Cuando Celegorm se dio cuenta de la huída de Lúthien, sin reflexionar en sus acciones siguió a la doncella y a su antes fiel sabueso. Estaba furioso por la traición de Huan, y sobre todo porque ayudó a escapar a la elfa más hermosa sobre Arda.

—¿A dónde vas hermano? —preguntó Curufin, al ver la intempestiva partida de Turkafinwë, quien montando su caballo se fue sin darle respuesta alguna.

Curufin no tardó en imaginar lo que había ocurrido y fue corriendo a ver el recinto donde mantenían a Lúthien. Como lo sospechaba, la hija de Thingol ya no estaba.

—Por eso se fue Celegorm —dijo para sí Curufin —Se ha llevado también mi cuchillo Angrist, espero que esto no termine mal, ya tenemos suficientes problemas por haber mandado solo a Finrod con el humano —pero en el corazón de Curufin los presentimientos le llenaban de temor.

Celegorm siguió a Lúthien en silencio y oculto hasta que estuvieron cerca de Tol-in-Gaurhoth. El sitio era una desolación total desde que Orodreth había perdido control del lugar, donde una vez los bosques reverdecían ahora solo quedaban restos carbonizados de los árboles y solamente la torre se alzaba como el último vestigio de que una vez aquel lugar fue morada de los primeros nacidos.

Lúthien llegó hasta las mismas puertas de la fortaleza gobernada por los licántropos, y sin importarle el peligro cantó esperando la respuesta de Beren. La voz de Tuniviel llenó de esperanzas el corazón del humano y respondió al canto de Lúthien. Esto fue un error porque este hecho alertó a Sauron que supo que el humano era pieza importante de la misión que hasta ahora los elfos mantenían en secreto. Mandó llamar a Turingwethil y le ordenó llevarse a Beren hasta Thangorodrim y mantenerle vivo. Al mismo tiempo envió a sus lobos para capturar a Lúthien. Finrod casi vencido y al borde de la muerte no pudo hacer nada para evitarlo.

Celegorm no tuvo más remedio que mostrarse ante el peligro inminente, ya fuera que desconocía que Lúthien tenía un manto mágico para defenderse.

—¡Estás loca! —le gritó —¿cómo se te ocurre cantar delante de la torre de Sauron? —al momento en que empujaba a Lúthien para que uno de los lobos no la alcanzara con una feroz dentellada.

Sacó su espada y con ayuda de Huan que luchó fieramente, lograron acabar con los lobos. Sauron no tuvo más remedio que salir convertido en un licántropo horrendo. Su plan era apoderarse de Lúthien mientras el sabueso y Celegorm estaban ocupados con los wargos.

No contaba con que Lúthien poseía un manto negro que hacía caer en el sueño a los que se lo lanzaba. El horrendo licántropo hizo perder el conocimiento a Lúthien, pero ella logró dormir a Sauron con su manto mágico. Ese momento fue aprovechado por Huan que asió al hechicero con sus fuertes mandíbulas, Sauron, pese a su gran poder era un cobarde, por lo que huyó a la primera oportunidad que tuvo, mientras Celegorm intentaba que la hija de Thingol volviera en sí.

—Eres una debilucha, ¿así piensas llegar hasta Morgoth? Aredhel jamás se dejaba intimidar por nada —dijo el elfo descortésmente cuando Lúthien recobró el conocimiento, ella simplemente desvió la mirada ofendida por el comentario.

Tyelkormo ingresó a la oscuridad de la Torre antiguamente nombrada Minas Tirith. Lúthien le siguió porque tenía esperanzas de encontrar a Beren, pero solamente hallaron los cadáveres despedazados de la pequeña comitiva de Finrod.

—No se te ocurra perder el conocimiento nuevamente —dijo Celegorm mientras se adentraba en lo profundo de las mazmorras. Dentro de un pozo húmedo y frío encontraron al malherido Finrod. Su espíritu estaba a punto de abandonar su cuerpo, por unos momentos Tyelkormo tuvo la idea de dejar morir a su primo, ese había sido su plan desde el inicio, pero al ver que Lúthien buscaba sin éxito a Beren cambió de idea y llamó a la doncella y le dijo que curara las heridas de Finrod.

No era que de pronto Celegorm sintiera afecto por Finrod, de hecho, siempre tuvo intenciones de apoderarse de Nargothrond, y la muerte de Ingoldo cabía bien en los planes, pero recordó que mucha gente en la ciudad comenzó a verle mal a él y a su hermano. Si luego se enterasen de que Finrod seguía con vida y que le hubiese dejado morir, los que pagarían los platos rotos serían Curufin y Celebrimbor. Telperinquar era inocente en todo el plan.

Saltó al pozo y sacó a Findarato, su respiración era débil y su cuerpo estaba frío porque se desangraba lentamente. Dejó a su primo en el suelo y fue a buscar a la testaruda elfa.

—Sé que tienes magia y puedes ayudar a mi primo —le dijo —aunque mi hermano y yo le advertimos que no viniera en esta desquiciada empresa, él insistió y mira lo que consiguió —Lúthien seguía sin inmutarse, por lo que Celegorm tuvo que recurrir a una más de sus tretas —. Si se recupera de seguro te dirá que le pasó a tu querido humano.

Recién la hija de Thingol mostró interés, porque por mucho que había buscado a Beren y le había llamado el adan no respondía, si se lo habían llevado Finrod sería la única persona que podría decirle algo.

—¡Date prisa que Finrod no aguantará mucho! —le ordenó bruscamente tomándola por el brazo — Tu amado humano no está aquí, sino verías sus huesos roídos apilados con aquellos. No pongas esa cara y sé más agradecida con quien ayudó a tu queridísimo Beren. Ayudarías hasta a un vagabundo, no entiendo por que no quieres ayudar a Findarato.

Lúthien comprendió estos razonamientos, pero simplemente no podía soportar a Celegorm, un elfo tan rudo y tan terco. Se soltó el brazo de un jalón.

—Lo haré por Finrod, solamente por él. No porque me ordenas.

Tyelkormo levantó a Ingoldo y lo sacó de la torre. Huan les esperaba afuera vigilando que no vinieran más orcos o wargos.

Luthien colocó hierbas en las heridas de Finrod, que apenas se mantenía con vida. Vio a la hermosa elfa y sonrió, luego vio a Celegorm

—Sabía que debajo de esa dura apariencia había un gran corazón —le dijo débilmente

—Te equivocas primo, como siempre, pero no es el momento de hablar trivialidades. Por lo visto tu incursión ha sido desastrosa como previmos Curufin y yo. Ahora comprendes que era una locura partir con ese humano en esta misión suicida.

—Era mi deber, se lo prometí a su padre.

—Bien, la hija de Thingol quiere saber que ha sido de él.

—Se lo llevaron a Thangorodrim —dijo Finrod antes de volver a caer inconsciente de nuevo.

Celegorm mostró un semblante preocupado cuando vio a Findarato, se sentía culpable por las heridas sufridas por su primo. Lúthien notó este gesto y pensó en tranquilizarle.

—No te preocupes, creo que Finrod vivirá, aunque no sé cuanto tiempo durará su recuperación, y yo tengo que partir para buscar a Beren.

—¿No acabas de oír que está en Thangorodrim? De ese sitio no se sale jamás. Mi hermano Maedhros te puede contar las horribles cosas que le hicieron ahí, y solo porque Morgoth quiso mantenerle con vida, un humano insignificante no valdría ni siquiera para trabajar en las minas más oscuras. A lo mucho será carne de orco.

—Eres siempre tan malo —dijo Lúthien en un sollozo.

Los dos se quedaron en silencio y el frío comenzaba a hacer temblar a Lúthien.

—Encenderé una fogata —dijo mirando a Tinúviel —para calentar a mi primo —añadió viendo la cara de desdén de la elfa.

Celegorm pensaba viendo las llamas, era peligroso quedarse ahí, Sauron podría volver o mandar tropas de orcos que para él serían imposibles vencer con una sola espada, claro contaba con Huan, pero la lealtad del sabueso ya no era con lo que podía contar.

Al día siguiente, Finrod pareció ganar consciencia nuevamente, las medicinas de Luthien parecían hacer efecto y siendo un elfo de Valinor su cuerpo era más resistente. Finrod vivo era un problema, eventualmente se descubriría que Celegorm estaba con él si algo malo le pasaba a Ingoldo, toda la culpa recaería sobre él y Curufin, más aún sobre Celebrimbor que nada tenía que ver en los planes de apoderarse deNargothrond. Eso simplemente no daría resultado, lo mejor era regresar a Finrod a su casa y de paso se ganaría más adeptos al haberle rescatado de la muerte.

—Deberíamos volver a Nargothrond —le dijo Celegorm —Te llevaré primo, si puedes soportar el viaje montando mi caballo, no te preocupes, está bien entrenado, no dejará que te caigas.

—¿Y Beren? —respondió débilmente Ingoldo

—¿Qué hay con él?

—Le prometí a su padre.

—Le prometiste tú, yo no, además si su padre te viera en este estado de seguro te liberaría de la promesa. Ya has hecho bastante —Luego Tyelkormo añadió palabras que no lograban sonar sincera —y creo que tu gente te necesita.

—Lúthien.

—Vendrá con nosotros.

—No pienso volver contigo, me secuestraste una vez y no volverá a pasar –La elfa cruzó sus brazos.

—¿Así que le llamas secuestrar llevarte a un lugar seguro en lugar de perseguir a ese mugriento humano por todas partes? —Turkafinwë usó un tono entre sarcástico y ofendido —. Si mal no recuerdo tú fuiste por tu voluntad a Nargothrond.

—Y luego me encerraste.

—Para que no vinieras a enfrentarte contra Sauron tú sola

—Luego le escribiste a mi padre para que te autorice a casarte conmigo.

—Le volveré a escribir para decirle que ya no quiero nada contigo.

—Ya no discutan —Finrod trató de esbozar una sonrisa —iría yo mismo a buscar a Beren si no fuera por mis heridas.

Celegorm y Lúthien dirigieron la mirada a Finrod.

—Y de seguro está vez sí lograran matarte, primo —Celegorm le habló con seriedad —. No dejaré que te marches, porque de seguro me echarán la culpa de tu muerte

—Yo iré, y nada me detendrá –dijo dirigiendo la mirada a Huan que parecía dispuesto a seguir a Lúthien.

—¿Siempre eres tan terca? Primero tenemos que cuidar a Findarato. No pensarás dejar sin gobernante a un pueblo solamente por un capricho tuyo —Cuando Celegorm quería regañar a alguien sabía como hacerlo —. Además tenemos que irnos de este lugar, no pasará mucho antes de que esto esté nuevamente infestado de orcos, por lo que el camino más seguro es hacia el sur y te llevaré conmigo aunque sea amarrada.

Luego le dirigió una mirada a Huan como diciéndole que todo era su culpa por ayudar a escapar a la muchacha y que ahora debería enmendar su error ayudando a regresar a Finrod a Nargothrond. El sabueso bajó la mirada y comprendió. Sin nadie más que apoyara a la hija de Thingol Lúthien no tuvo más remedio que seguir en compañía del feanoriano.