N/A: Bueno, este fanfic es tan solo una prueba para ver que tan buena escritora en primera persona soy. Se aprecian todos los comentarios y críticas para mejorar la historia.

Si es de buen recibimiento, tal vez termine la historia. No hay nada seguro.


Capitulo 1: El aura de la vida

Jamás me hubiese imaginado que mi pequeña e insignificante vida fuese a tomar el camino que cambió por completo mi existencia.

Y es que un hada como yo no esperaría más que ser la guardiana y fiel acompañante de un pequeño kokiri. Guiarlo en su caminar, darle consejos, protegerlo...

Quisiera dar comienzo a esta legendaria historia relatando algo que muy pocos sobre la faz de Hyrule saben, o que tal vez, simple y sencillamente no es de vital importancia para la historia que todo el mundo sabe sobre el Hyliano y su hada...

Nací, como todas las demás, en el seno del bosque kokiri, en donde se encuentra un hermoso manantial que nutre las dulces almas que habitan el bosque. Me cautiva pensar que mi vida dió comienzo luego de que una pequeña gota de las puras aguas de aquella fuente fuera salpicada por una de las suaves hojas de nuestro guardián.

Con su ayuda y gran poder, aquella diminuta perla de agua pasó a tener un brillo propio, tornándose luego en un destello de un tenue color azul. La suave hoja que había provocado aquel milagro de mi existencia, se adicionó a mi espalda. Enseguida, se abrió como una hermosa flor, dando forma a mis suaves y frágiles alas, las cuales tenían cierto fulgor, llenas de brillantes colores.

Sentí la suave brisa del viento acariciar mis largos cabellos, al tiempo en que yo abría por primera vez mis ojos grisáceos. Descendía lentamente, hasta el húmedo césped que cubría unas enormes raíces.

Como cualquier ser vivo percibiendo un nuevo mundo a su alrededor, me veía sumergida en un total desconcierto. Pero entonces la suavidad de las palabras de mi progenitor me refugiaron en una gran calma. Me encontraba frente a un impresionante tronco, su corteza era firme y desprendía un agradable olor a caoba. Dirigía mi mirada anonadada hacia la grandeza de sus fuertes ramas, sosteniendo una frondosa comunidad de hojas. Estas, parecían cambiar su color y pasar por diversas y hermosas tonalidades de verdes al ser acariciadas por los cálidos rayos del sol.

Me sentía tan insignificante en aquel momento, al encontrarme ante un magnífico árbol lleno de sabiduría. Me parecía imposible que alguien tan formidable e inmenso necesitara de los servicios de una pequeña criatura como yo.

- Oh, pequeña hada - se dirigió a mí aquel magnífico árbol con una voz estruendosa - Atiende a mis palabras. Yo, el Gran Árbol Deku, te he dado la vida. Algún día, como todas tus compañeras, te asignaré a algún kokiri, los pequeños niños eternos que viven en el Bosque Kokiri a mi cuidado. Tú, pequeña, serás su hada guardiana y lo acompañaras durante su vida. Esos son los deseos del Gran Árbol Deku, y espero sean cumplidos.

En aquel momento, el Gran Árbol Deku había predispuesto un destino para mi. He de decir que fue un tanto decepcionante saber en qué gastaría toda mi vida, pero entonces ¿cuál sería el sentido de vivir? No pude hacer más que seguir las ordenes de mi progenitor, resignandome a una realidad llena de serenidad. Pero ¿qué acaso no era la vida perfecta para un hada?

- Así será... Gran Árbol Deku - contesté con cierta tristeza, descubriendo mi voz por primera vez.

¿Qué más podía hacer un hada como yo con su vida? En cuanto analicé mis pensamientos, sabía que era ridículo por mi parte aspirar a tanto. Ni siquiera sabía nada del mundo. ¿Por qué en ese preciso momento sentía la necesidad de salir volando y recorrerlo? Respirar la dulce libertad...

- ¡Oh, Pequeña! - me dijo con ternura - se que te acongoja el saber lo que te depara el futuro. Pero en verdad te digo que no existe una felicidad mas perfecta que la que yo ahora te ofrezco vivir. Has de saber que me entristece ver un semblante decepcionado como el tuyo...

- ¡Pero Árbol Deku! - dije alarmada - ¿por qué estaría triste? si así me has percibido, entonces ha sido un error fatal de mi parte - levanté mi mirada hacia sus inmensas ramificaciones - no podría estar más agradecida con alguien tan noble, que se ha tomado la molestia de darle la vida a una criatura como yo. No puedo hacer más que expresar mi inmensa gratitud cumpliendo sus deseos.

El viento meneó mis cabellos, mientras bajaba mi cabeza y cerraba mis ojos con fuerza.

- Anda pues a explorar el bosque, pequeña Navi - dijo con su potente voz luego de unos momentos - así seras conocida por tus hadas compañeras. Ahora ¡Vuela, Navi! descubre tu nuevo hogar, familiarízate con las demás formas de vida que habitan este sagrado bosque ¡Despréndete del suelo, Navi! Y atiende al llamado del Gran Arbol Deku cuando sea el momento...

Alcé mis ojos en cuanto finalizaron sus palabras. Navi... así que ése sería mi nombre. Bastante simple. En verdad era de mi agrado. Con una gran sonrisa, agradecí al Árbol Deku de nuevo la oportunidad de vivir que me había otorgado. Se lo debía, a pesar de todo...

Obedeciendo a mi progenitor y tratando de ver de la manera más positiva lo que hasta aquel momento habría sido mi destino, me puse en pie, extendí mis alas y levanté el vuelo. Sentí una grata sensación y me dejé llevar por la suave brisa del bosque. Comencé a tomar cierta velocidad en cuanto estuve acostumbrada al ritmo del constante vibramiento de mis alas. Me alcé hacia los cielos, por sobre la copa de mi guardián y desde una altura considerable, contemplé el enorme bosque que se extendía ante mi, al que de ahora en adelante llamaría hogar. Observé que hacia el sur de donde me encontraba, se extendía una amplia comunidad rodeada por un espeso bosque. Recuerdo que fue tal mi emoción al ver tanta hermosura, lleno de variados colores verdes, que enseguida me sentí mareada. Sé que tal vez no deba ser muy impresionante, pero mis ojos apenas empezaban a ver las maravillas del mundo y en ese momento, a mi me parecía una de las cosas más bellas. Bajé poco a poco y en cuanto me sentí mejor, emprendí el vuelo hacia mi nueva vida en el bosque.

Llena de curiosidad por descubrir aquel nuevo mundo y tratando de olvidarme un poco de todo lo que el Árbol Deku había predestinado para mí, atravesé el pequeño poblado de manera gradual y tranquila, mientras admiraba las diferentes formas de las construcciones a mi alrededor. La mayoría no eran más que las bases de algunos troncos, tallados en distinta forma y con ciertos adornos hechos con flores o pintura silvestre. Esbocé una sonrisa al ver toda aquella infantil creatividad.

Entonces me percaté de algo ¿en dónde se encontraban los kokiri? El lugar parecía desierto...

- Hola - escuché una cálida voz a mis espaldas - tú debes ser nuestra nueva compañera ¿no es así?

Volteé y observé impresionada. Ahí se encontraba una pequeña criatura como yo, volando frente a mí. Su cabellera era corta y de un tenue color rosa, al igual que sus ojos. Una suave sonrisa se había formado al centro de su cara.

- Supongo que si - contesté con una risita tímida

El hada rió.

- Todas hemos pasado por esto - me dijo - y tengo la idea de la confusión que sientes

- En realidad, lo que ahora me preguntaba - dije, mirando a mi alrededor - era sobre los habitantes que deberían de estar por aquí, segun me informó el Árbol Deku...

- ¡Ah! los kokiri - me contestó con un suspiro - han decidido ir a jugar en el bosque, cerca de aqui. Estaban empezando a aburrirse de la cotidianidad de jugar en el pueblo.

- Pero ¿Qué no es peligroso? - le dije casi en un murmullo

- Para eso estamos nosotras - contestó con tono alegre, guiñandome un ojo - además, la influencia de los poderes del Árbol Deku llega hasta ciertos lugares fuera de aquí. Ellos se encuentran en un lugar seguro.

Sonreí.

- Entonces ¿Cuál es tu nombre?

- Navi - respondí

- Bueno, Navi - siguió - mi nombre es Cora. El Venerable Árbol Deku me ha enviado a darte la información necesaria sobre este lugar ¿Qué te parece si vamos a dar un vistazo al bosque?

Durante un instante, dudé. Pero gran parte de mí queria saber más sobre aquel místico lugar. Con cierta emoción, asentí con mi cabeza. Cora sujetó mi mano con suavidad.

- Por aquí, sígueme - dijo y enseguida emprendimos el vuelo.

Cora me guió a través de la villa kokiri. Nos dirigimos hacia el suroeste, en donde la espesura de los arboles comenzó a envolvernos. La grande cantidad de enormes árboles y diversidad de plantas me impresionó. Mientras nos adentrabamos más y más en aquella frondosidad de arboles, Cora comentó con cierta preocupación que era fácil para un kokiri perderse por aquella región del bosque.

- El día en que el Árbol Deku asigne a un kokiri a tu cuidado - dijo seriamente - procura que nunca se acerque a estos lugares tan engañosos sin tu cuidado. No sé si sea cierto, pero se dice que puede pasar algo terrible si un kokiri llegara a perderse por aquí... y... bueno, mejor no arriesgarse...

Me estremecí al oír aquello. Pensé que mi nueva amiga seguiría con la conversación, pero luego de eso se quedó callada y despues de un rato, me siguió dando ciertos consejos y mostrandome el lugar.

Como me enteraría despues, el bosque era tambien el hogar de varios monstruos misteriosos y suelen habitar en lo más profundo del bosque. Pero tambien existían estas criaturas extrañas, a las que nosotras llamamos "Niños Perdidos" debido a su pequeña estatura. Según cuentan algunas hadas, estas criaturas alguna vez fueron niños kokiri...

"- ... ciertas hadas descuidadas habrán desamparado a aquellos pequeños - contaba cierta noche un hada de un brillo verde pardo - un terrible hechizo de las profundidades del bosque cayó sobre ellos y fueron convertidos en esas criaturas extrañas y misteriosas.

- ¡Por las diosas, Eilina! - dijo asustada un hada de un azul oscuro que se encontraba a mi lado - pero si eso que dices es verdad ¿qué sucedió entonces con aquellas desafortunadas hadas?

- ¡Oh, no lo sé Abryl! - contestó un poco irritada Eilina - pero podría apostar a que fueron desterradas por el Árbol Deku al no cumplir correctamente su deber"

¿En verdad sería capaz el Gran Árbol Deku de hacer algo así? Ahora que lo pienso, en verdad lo dudo. Pero bueno, en aquel entonces no tenía tanta experiencia en la vida y no podía dar una respuesta concreta.

Mientras exploraba el bosque con Cora, mencionó varias cosas que eran interesantes para mi conocimiento. Yo escuchaba maravillada la historia de la creación de Hyrule por las tres Diosas Doradas. La existencia de otras fantasticas criaturas y razas alrededor del mundo. Las leyendas que alguna vez existieron y que ahora son simples historias...

Centrandose luego a nuestro entorno, me contó también que el Árbol Deku, además de crearnos a nosotras, sus servidoras dentro del bosque, también había dado vida a cada niño que habitaba en el bosque a su cuidado.

- ¿Con qué proposito? - pregunté, curiosa.

- Nadie lo sabe - me contestó con un tono de misterio en su voz - pero nosotras hemos creado una que otra suposición.

Se quedó callada de nuevo. La presioné con mi mirada llena de incertidumbre. No iba a permitir que me dejara de nuevo con una nueva duda en mi cabeza. Se hecho a reír al notar lo impaciente que estaba por escuchar el resto de la historia.

- ¿Por favor? - le dije con inocencia

- Bien - dijo luego de hechar un largo suspiro, se aclaró la garganta y siguió - Varias tienen sus propias teorias. Una de las más absurdas que he oído es que algún día, el Árbol Deku se revelará y tomará el control del mundo con ayuda de los kokiri y su ejercito de hadas - dirigió su mirada hacia mí, alzando una ceja - ¿creerías algo tan tonto?

- No lo se - le dije con seriedad - pero deberiamos preparar lo más pronto posible los cañones de nueces deku - hice una mueca y enseguida comenzamos a hechar grandes carcajadas.

Más tarde, me enteré que la creadora de aquella ridiculez fue nada mas y nada menos que Eilina, una criatura bastante peculiar y que llegaría a conocer en mi estancia en el bosque. A mi parecer, era el hada más aborrecente del mundo. Todo lo que decía tendría que tener alguna clase de sarcasmo o terminaría perjudicando a alguien. Les sorprendería saber con quién termino de hada guardiana... oh, bueno, tal vez no.

- Bueno, bueno, como dije - siguió Cora tratando de recuperar el aliento - esa es una de las más absurdas... pero... - su enorme sonrisa se minimizo hasta llegar a una simple linea curva - pero lo que yo creo más convincente es lo que una vez cierta hada compartió con nosotras - me dirigió una mirada soñadora mientras continuaba con el relato - Según ella, luego de que las tres Diosas crearan este mundo, Farore, la diosa del corage, se dió cuenta de un recondito lugar, lejos de la vida: el bosque. Le parecía un lugar demasiado hermoso para que nadie lo notara. Dando un gran suspiro e inundada en una gran tristeza, dejó caer una lagrima justo en el centro del bosque. Enseguida comenzó a brotar una planta y pronto se convirtió en un enorme Árbol. Farore, al ver esto, le dió al Árbol su bendición y le ordeno que poblara aquel místico lugar. Obedeció así el árbol a la diosa y comenzó con su misión. Cada vez que la lluvia cae, es por que Farore rompe en lagrimas al recordar aquél día con melancolia, bendiciendo así al Árbol con un manantial a su lado, lleno de las llágrimas de la mismísima diosa del corage... - hizo una leve pausa al terminar y me miró con una sonrisa - y eso es al menos lo que la mayoria de las hadas nos gusta creer ¿Te imaginas si la historia fuese verdad?

Me quede sin habla ante el hermoso relato. Llena de asombro, miré a Cora con impresión.

- Seríamos parte de las lágrimas de una diosa - le dije sin poder resistir mi emoción

- Así es - dijo, asintiendo con la cabeza - mucho mejor que ser parte de un ejercito malvado tratando de conquistar Hyrule ¿no lo crees?

- Muy cierto - concluí esbozando una sonrisa.

- Ven, sigamos - dijo Cora - quiero enseñarte algo

Me guió a través de los árboles. Estaba tan confundida... ¿En verdad podría ser capaz de guiar a un niño por aquella enorme masa de confusión?

Al llegar a cierto punto del boscaje, comenzamos a avanzar de manera cautelosa. Comencé a sentir levemente ciertas presencias a mi alrededor.

- A mi entender - mencionó Cora - este es uno de los lugares mas importantes en el bosque. Se dice que es un lugar sagrado, en donde los espiritus del bosque se reunen y por lo tanto, somos más perceptibles a su presencia ¿puedes sentirlo?

Oía maravillada las voces que salían de aquel misterioso lugar. Sentía la necesidad de reunirme con aquellos espiritus. No me conformaba con una simple explicación, quería verlo con mis propios ojos. Comencé a avanzar lentamente hacía aquel enigmático camino, curiosa por descubrir los secretos que escondía bajo aquella enorme densidad. Pero entonces, sentí un ligero estirón en mi brazo.

- Sé que es tentador - dijo Cora, mientras me jalaba de regreso - pero este lugar encierra tantos misterios como peligros que nosotras no podemos enfrentar. Vamos, ven conmigo. Es hora de que veas algo un poco más... permitible.

Me sentí tan decepcionada ante la aseveración que mi amiga acababa de hacer. Era demasiado pequeña y frágil como para poder explorar mas allá de los secretos que el mundo me ofrecía. ¡Tenía tantas ganas de saberlo todo! pero tan pocas probabilidades de llevar acabo mi fantasía.

Sin más, decidí seguir a Cora. Esperaba que lo que había mencionado sobre algo más "permitible" fuese cierto. El panorama del bosque cambiaba poco a poco conforme avanzabamos. Luego de estar en aquel frondoso paisaje, al cual yo me había empezado a acostumbrar, llegamos a un claro que se encontraba más proximo a la villa kokiri, en donde los rayos de sol anunciaban su presencia, bailando al ritmo de las hojas acariciadas por el viento.

Cora se acerco a un árbol y se posó en una de sus delgadas ramas. Me senté a su lado, contemplando las luces que se presentaban frente a mi.

- ¡Vaya, ese si que fue un gran recorrido! - dijo, estirando sus brazos y piernas, para luego dejarlos descansar - ¿qué te ha parecido?

- Bastante interesante - le dije con una media sonrisa.

No podía expresar lo fascinada que me encontraba en aquel momento, aunque tambien el sentimiento de desilusion permanecía en mí.

- Muchisimas gracias, Cora

- Ha sido un placer, Navi - dijo con una simpatica sonrisa, mientras sacudia sus alas y las dejaba caer sobre su espalda

Posé mi mirada sobre la expresión soñadora de Cora. Enseguida se me vino una duda que no se me había ocurrido preguntarle desde que la encontré.

- Eh... - dudé un poco antes de poder preguntarle, no sabía si era correcto - tal vez no deba preguntarte esto pero... - mi amiga me presto su atención, dispuesta a escuchar cada una de mis palabras - ¿el Árbol Deku aún no te ha... asignado a... alguién?

Tardó un poco en contestar y enseguida supe que debí permanecer callada.

- No, aún no - dijo un tanto triste, cabizbaja - tengo dos meses desde que el Venerable Árbol Deku me dió esta oportunidad de vida - soltó un largo suspiro - pero al parecer aún no estoy preparada para ejercer mi deber como hada guardiana...

- ¿"Aún no estoy preparada"? - cité sus palabras, extrañada - ¡Por Nayru! no puedo creer que con todo el conocimiento que tienes, el Árbol Deku no te considere "preparada" ¡Seguro que eres el hada más sabia de este bosque!

- Gracias por el cumplido - me dijo, luego comenzó a sollozar - ¡oh, Navi! no sabes cuanto añoro el día en que nuestro guardián me llame a sus aposentos y me diga que ha llegado la hora de que cumpla con mi deber... fuí a hablar con él cierto día, pero lo único que me comentó fue que fuera paciente con mi destino...

- Piensa que si demora demasiado, sea por que en verdad el destino te tiene preparado una vida llena de felicidad - la animé - además el Árbol Deku solo hace lo mejor para nosotras...

Cora suspiró. Me miró y con unas cuantas lágrimas, me sonrió. Le contesté dandole un abrazo. Odié sacar ese tema a flote, no quería ver sufrir a mi amiga luego de que ella mostrara tanta gentileza conmigo. Me dolía no poder decirle algo más ¿Pero como decirle que de cierta forma, esa vida que ella tanto soñaba yo no la deseaba de igual manera?