Nuevo fic, lo sé. No me maten. Hasta me lo pidieron (l) Gracias por querer leer más cosas escritas por mí.
Datos del fic:
Título: La bruja perlada.
Pareja: Naruhina,
Advertencias: Puede contener un poco de shota. Lenguaje Soez. Lemon.
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen y son de su respectivo autor. Son utilizados sin fines de lucro. Este fic no es ni nunca será una adaptación. La historia sí es de mi autoría.
Resumen: Hinata es la bruja perlada. Una bruja que se ha mantenido alejada de los humanos porque no los comprende. Disfruta de su soledad hasta que un niño al que le gusta pensar en él como tocado por el sol, cae ante ella. Decide adoptarlo con la idea de intentar comprender mejor a los humanos. Lo que no sabía es que el amor... es algo de lo que no puedes escapar.
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ºLa bruja perladaº
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Prólogo 1
Todo comienza con un poco de sangre en el caldero
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La época y el momento no era algo que importara. Tampoco demasiado que problemas tuviera el ser humano. Egoísmo. Dolor. Poder. Ambición. No le importaba arrasar con lo que podían y sus ojos siempre estaban cubiertos de algún tipo de pecado oculto.
Por eso, nunca se inmiscuía más de lo necesario. Por eso siempre estudiaba la historia desde lejos y mantenía el menor contacto.
Se había prometido a sí misma seguir vagando y esperando que el fin de la magia llegara, convirtiéndola en una simple mortal que se destruyera en pequeñas motitas de polvo y cenizas.
Por eso, jamás se mezcló en la guerra, siempre se mantuvo alejada de las zonas donde el destino decidía jugar con los humanos a placer. Si ellos eran incapaces de ver eso, de qué serviría que ella interrumpiera el juego. Sólo conseguiría la hoguera o una falsa muerte que le permitiera escapar de sus garras.
A veces pensaba en ellos como animales cabezones, hipócritas y enfermos que la evolución había decidido adelantar antes de tiempo. No es que odiara del todo eso, pues parte de su vida misma tenía semejanza a ellos. Sólo que, en lugar de haber nacido del interior de un útero, ella había nacido de una estrella y una flor del bosque de los Gemelos, en la isla Mist, lejos de la población humana y a la que sólo una como ella podría llevarte.
Muchas veces había pensado en recluirse, dejar todo aquello apartado. No inmiscuirse de más con los humanos. Pero siempre había algo que conseguía atraerla. Porque no todo era odio y maldad. También había amor y aunque era algo tan escaso y frágil, encontrarlo era maravilloso.
Pero había tanta destrucción que encontrarlo era difícil y a veces, inadecuado, corrompido y destructivo.
Se había mantenido lejos de ello todo el tiempo posible. No sólo del amor entre un hombre y una mujer, porque este no era el único amor existente. Tampoco había necesitado el amor maternal o el amor hermanal.
Por eso mismo, aquel día, mientras miraba al niño moverse a gatas hacia ella, con la cabeza ensangrentada y una de sus manitas alargada hacia ella, antes de aferrarse a su túnica, se preguntó si acaso estudiándoles de cerca conseguiría esas respuestas que desde lejos no conseguía comprender al cien por cien.
El niño se desmayó a sus pies y ella miró a su alrededor, con el manto de su capa de estrellas rodeándola e impidiendo que el fuego la tocara si quiera. La aldea acababa de ser masacrada. Las mujeres yacían muertas en cualquier esquina y los hombres, con sus cuerpos maltratados y cortados, bañaban el suelo con su sangre impura. Bombas continuaban lloviendo del cielo, oscilando alrededor de ella, esquivando al niño y su cuerpo. Ni siquiera la onda expansiva iba a tocarla.
Se agachó.
La soledad era inmensa.
Acarició los rubios cabellos con sus manos enguatadas. Algo maravillo de color dorado que parecía salido del sol. Le levantó la cara para mirarle.
—Te llevaré conmigo. Serás mío.
Y despareció.
Esa fue la única vez que una bruja se llevó consigo un ser humano. Esa fue la única vez que una bruja no sabía lo que ocurría a los de su especie cuando caían enamorados.
Esa vez… debía de haberse detenido.
Prólogo 1 fin.
Continuará…
