Debería escribir Miedo a ser juzgado, pero la verdad es que me puse on fire en el cuarto capítulo y está al 95% completado. Se me ocurrió esta historia y no pude dejar la idea a un lado, o hacerla después de terminar mi otro fic. Nunca he visto este tipo de historias en los FanFictions de Love Live, aunque quizás estén en inglés, ya me entenderán porqué en los siguientes capítulos.

Esta historia contiene gender bender de algunos personajes: Eli, Umi, Honoka, Nico y Rin. También contendrá relaciones sexuales, si no es de tu agrado, te pido que abandones este fic.

Disclaimer: Love Live! School idol project ni sus personajes me pertenecen.


Me llamo Ayase Eli, soy un chico normal de diecisiete años y voy a al instituto Otonokizaka, donde mi abuela y mi madre asistieron en su juventud, donde me graduaré y próximamente mi hermana menor asistirá. Mis intereses son el básquetbol, el béisbol y el ballet, en este último he recibido muchas burlas al respecto por practicarlo y ser hombre, pero poco me ha importado, y aunque lo he dejado con el tiempo, me sigue gustando. Me encanta el chocolate, todos me pueden convencer con él. Tengo amigos que no duraríamos ni un segundo en ayudar al otro, nos hemos conocido por pura casualidad, y la verdad es que me gusta que siempre sepamos como pasarla bien. En cuanto a mi vida amorosa... Estoy enamorado de mi mejor amiga Tojo Nozomi, una chica pervertida que le encanta joderle la paciencia a todos, pero que la verdad, a mí siempre me ha gustado; sin embargo… Ella está saliendo con mi ex mejor amigo, Yazawa Nico.

Tanto lo odio que se me acaba de romper el lápiz, y por lo que veo, doy miedo, ya que todos trataban de alejarse de mí.

Empecé a dejar mi relación amistosa con él en cuanto anunciaron que estaban saliendo. Yo sabía que a él le gustaba desde antes, e igual lo trataba relativamente bien. Me esforcé para que Nozomi me notara, para que pudiera salir con ella, pero nada funcionó… Mi amiga Maki, que ahora se convirtió en mi mejor amiga, me trataba de animar diciendo que no era la única chica que habían otras muriéndose por mí, que no por nada recibía tantas cartas de confesiones, sin embargo, Nozomi era la única chica que me gustaba… Y ella lo sabía muy bien… Ya que está pasando por lo mismo que yo, a ella le gusta Nico, y aunque siempre han peleado, le encantaba llamar su atención, tener una relación especial con él; cuando se enteró que salían, todo su mundo se derrumbó, y yo la consolé, la consolé lo mejor que pude, porque yo también estaba mal. A partir de allí, todo cambió para nosotros.

—Elicchi, ¿Quieres almorzar con nosotros? Iremos a uno de los jardines a comer. —Se me acercó Nozomi junto a Nico, mientras se agarraban las manos. Nico me miraba con suplica, ya que yo empecé a tratarlo mal, le regañaba constantemente, lo insultaba y le decía que ya no éramos amigos, desde entonces, él trata de ganarse mi confianza otra vez, sin saber que hizo mal.

—No, le prometí a Maki estar con ella hoy en el almuerzo. —Dije mientras recogía mis cosas y me levantaba, indiferente.

—Últimamente te la pasas mucho con Maki-chan…. ¿No me estarás ocultando algo~?— Me insinúa.

— ¿Qué? ¿A qué te quieres referir con eso?—Le pregunté confundido, mientras observé como Nico se revolvía en su sitio, por ignorarlo completamente.

— ¿No estás saliendo con Maki-chan?—Me pregunta Nico, y yo lo veo con furia. —D-Digo, se les ve muy juntos últimamente, perdóname si eso te ofende.

—Eso es verdad. —Agrega Nozomi, agarrando el brazo de Nico.

Veo su agarre y hago un puño con mi mano, tratando de no soltar alguna estupidez. —No, entre Maki y yo no hay nada. Nos vemos, me tengo que ir. —Les digo calmado y camino a mi destino, el salón de música.

Aunque era verdad… La relación entre Maki y yo se había vuelto más íntima, y siempre estábamos juntos hablando de nuestros intereses y desgracias; pero eso no significaba que me gustara ella, digo, es muy hermosa y no duraría en babear por ella, pero yo quería a Nozomi, y ella a Nico.

—Hola. —Le digo al entrar y verla sentada frente al piano, viéndolo fijamente. Ella nota mi presencia y me da una sonrisa.

—Tardaste un poco…

Suspiro con molestia. —Nozomi y Nico me pidieron almorzar con ellos. —Le dije.

—Oh, oye… ¿No deberías darles una oportunidad?— Yo la miro incrédulo. —Mira, yo sé que odias a Nico porque empezó a salir con Nozomi, pero yo no la odio. La trato diferente, sí, pero eso no significa que echare todo a perder por algo así, ellos no saben cómo nos sentimos. —Razona y yo me siento junto a ella.

—Creo que tienes razón. Nico era muy bueno conmigo, a veces me insultaba, pero es así como trata a todos. Por más que no soporte verle la cara, él ha estado intentando que volvamos a ser amigos como antes... —Bajé mi cabeza. En serio que era mala persona, él no tenía la culpa, ni siquiera sabía que me gustaba Nozomi a pesar de hacer bromas al respecto. —Pero aún no estoy listo para perdonarle. —La miré firme.

—Haz lo que te dé la gana, imbécil. —Ella bufó y agarró su bolso, buscando su comida. —Ten. —Ella me entrega un envase.

— ¿Qué es esto?— Lo agarro.

—Es un pastel de chocolate, ayer mis padres y yo salimos a un restaurant y te guardé postre, sé cómo te encanta el chocolate. —Me emocioné con la palabra chocolate. Dejé el envase a un lado y la abracé. — ¡Suéltame!

—Gracias, tsundere. —Le dije divertido. Todavía no la soltaba y ella se resignó a completar el abrazo. —Estoy satisfecho, vamos a comer. —Me separé y le sonreí.

—No tienes remedio…— Ella empieza a comer, al igual que yo.

—Hoy tengo partido de béisbol después de clases. —Le digo con la boca llena.

—No seas asqueroso. —Ella me da una mueca de disgusto, yo trago la comida.

—Que delicada, toda una princesita. —Me burlo de ella y trata de matarme, pero agrego. — ¿irás a verme?

Ella suspira. —Sabes que sí, no me he perdido ninguno de tus partidos. ¿Irán los demás? —Me pregunta.

—Umm… Creo que sí. —Hago memoria.

—Da lo mejor en tu partido, entonces. —Como y para fastidiar a Maki, vuelvo a hablar con comida en la boca.

—Por supuesto que sí. — Ella me golpea. —Tranquila, tranquila. —Me rio.

—Deja de ser estúpido, no sé cómo le harás cuando estés en un restaurante elegante.

—Invítame a uno, y veremos de que soy capaz. —Le digo, terminando de comer mi almuerzo, y agarrando el pastel.

—Cuando ganes el partido. —Me dice con simpleza.

—Entonces ya está decidido~— Le doy una probada al pastel y me derrito ante lo sabroso que es, esos restaurantes a los que asiste Maki son de lo mejor.

—Aún no ganas. —Me reclama.

—Pero lo haré. — Le dije con superioridad.

—Engreído. —Ella rio, al igual que yo.

—Si sabes como soy yo, ¿Para qué me invitas en los almuerzos? —Le digo divertido, volviendo a hablar con la boca llena.

—Si sigues así, nadie querrá nada contigo.

Pensé en Nozomi, pero no me dejé deprimir, no quería que Maki se sintiera culpable sobre eso. —Por favor, todas quieren conmigo. Soy su príncipe azul.

—Terminaras embarazando a las chicas. —Mencionó molesta.

— ¡No lo digas ni en broma!—Me asusté. —Sería horrible ver miles de mini yo. Solo el original puede dominar el mundo. —Me di un ligero golpe en el pecho.

—En serio me gustaría matarte.

—Me amas Maki, no puedes evitarlo. —Me acerco a su cara, ella se sonroja y me aleja con su mano.

—Invades mi espacio personal, y te daré un golpe en la entre pierna. —Advirtió, causando que me cubriera mi parte.

—No serías… Capaz. —Me alejé de ella.

—Ponme a prueba, entonces.

—Valoro mi vida, así que mejor lo dejamos por la paz. — Justo en ese momento sonó el timbre. —Tch. Y el almuerzo empezaba a ser divertido…

—Que masoquista eres. —Ella recoge sus cosas, y sin esperarme, se va a su clase. Yo me quedo un rato allí, fijando mi vista en el piano, mostré una mueca triste.

Maki ya no tocaba el piano, desde ese día en el que vio a Nico besando a Nozomi….

El profesor explicaba una clase, pero yo andaba en mi mundo, realmente pensaba en la conversación con Nico y Nozomi, era raro que ese tema albergara tanto en mis pensamientos. Disimuladamente observé a Nozomi, ella escribía algo en la parte trasera de su cuaderno, mientras sonreía. La miré triste, era mi mejor amiga desde que ingresé a esta institución, y luego se convirtió en la dueña de mis pensamientos, pero caí de las nubes cuando empecé a notar que Nozomi y Nico se daban miradas durante las clases, rompí otra vez mi lápiz al recordar esos momentos.

Volví mi vista al frente, haciendo mi mejor esfuerzo por entender lo que explicaban.


— ¡Strike tres! Estas fuera. —Yo me alegre, justo en estos momentos era el lanzador y lo llevaba bien. Miré a las gradas, donde están todas las personas, incluso a mis amigos, visualicé a Nozomi y Nico, los dos gritaban mi nombre, me sentí mal por él, quizás si debía darle otra oportunidad. Observe a mis otros amigos, quienes también me animaban, luego vi a Maki, quien no gritaba pero estaba con una sonrisa; posiblemente esperando un gran momento para gritar, es decir, cuando vaya a batear.

Luego de eso, me concentré en jugar. En algunas los jugadores del equipo contrario lograban batear, y hacer carreras. Llegó el momento de cambiar y fui el primero en batear. Agarré mi bate, y me posicioné en el lugar. Volví a fijar mi vista por un momento en los demás y esta vez Maki si me animaba. Sonreí confiado y con determinación, luego puse una cara seria y alce el bate, esperando a que lanzaran la pelota; cuando lo hizo, con toda mi fuerza le pegue, salió volando y corrí hasta primera base, pero vi que podía llegar a segunda y me quedé allí. Todos gritaban y yo estaba muy emocionado, me gustaba mucho practicar este deporte.

Debía ganar este juego, pensé, así Maki tendrá que invitarme a un restaurante~ pediré mucho chocolate como postre.

—Que gran juego, Ayase. —Me dijo uno de mis compañeros al terminar el juego, yo estaba recogiendo mis cosas para irme a casa.

—Gracias, igualmente, gran trabajo. —Me quedé solo en los vestidores y luego salí ya fresco y vestido.

Mis amigos me esperaban afuera. — ¡Eli-kun! ¡Felicidades, nya! —Rin y Honoka se lanzaron sobre mí apenas verme.

—Felicidades Eli-kun, gran juego. —Dijo tímidamente Hanayo.

—No se esperaba menos de Eli-kun, que guapo te veías bateando. —Kotori sonrió, provocando a Umi.

— ¡Kotori!—Le gritó a su novia, habían empezado a salir desde hace unos meses. — Buen juego. —chocamos los cinco.

—Supongo que te debo una cena… —Bufó Maki, fingiendo estar molesta.

—Gracias a todos. —Les sonreí. —Te dije que iba a ganar. —Me dirigí a Maki, se quejó y desvió la mirada.

—Como siempre, Elicchi arrasando con todo. —Escuché a Nozomi decir, me abrazó y yo me sonroje un poco, luego nos separamos.

—Buen juego… —Escuché la voz de Nico, quien lo había dicho un poco nervioso por mi reacción.

—Gracias, Nico. —Él se sorprendió cuando le extendí la mano, y sin dudar, la tomó. Sonreímos.

— ¡Deberíamos celebrar!—Propuso Honoka.

—Honoka, es muy tarde. No se pude. —Umi le quitó las esperanzas, él aludido se deprimió.

—Podríamos ir a mí casa de playa el fin de semana a celebrar. —Maki tomó un mechón de su cabello y empezó a girarlo. Honoka al escucharla se emocionó y la abrazó, alzándola entre sus brazos. — ¡Suéltame estúpido!

—Será mejor que sueltes a la tomate andante. —Molestó Nico, al parecer estaba de buen humor. Honoka bajó a Nico y Maki se acercó a él.

—Tú ni siquiera podrías cargarme, trol.

— ¿Ah sí? Oblígame, princesita. —Empezaron a pelear y todos los ignoramos, era mejor no meterse, no por miedo, sino porque no valían la pena.

—Creo que podríamos hacer una fogata en la playa, así celebraríamos la victoria de Elicchi. —Nozomi dio la idea.

—Me parece genial, nya.

— ¿Creen que nos dejen?— Preguntó Umi, preocupado.

—Es la casa de playa de Maki, creo que si podemos. —Razoné, ella me había dicho que parte de la playa era de su propiedad. Esos millonarios….

—Entonces está decidido. —Kotori juntó las manos, emocionada por ir a la playa.

Caminamos hasta nuestras casas, hablando animadamente, eran de las pocas veces en las que dejaba de preocuparme por mi vida amorosa y me concentraba en mis amigos. Nico estaba fastidiando a Maki, quien estaba con un sonrojo, posiblemente estaba feliz al captar la atención del chico que le gustaba. Miré a Nozomi a mi lado, ella me contaba una historia de que había encontrado a un pequeño zorro en el santuario donde hacia servicio, ella decía que les encantaba esos animales. Me observó, diciendo que me parecía a uno y que quizás por eso era mi mejor amigo, la miré como si hubiese dicho algo muy tonto y ella empezó a reír. De reojo vi como Nico me miraba disimuladamente, un poco serio, yo lo miré fríamente y él se retractó, volviendo a mirar a Maki.

Luego de que nos separáramos cada uno, siendo Rin quien acompañaba a Hanayo, junto a Nico y Nozomi, mientras que Umi, Honoka y Kotori se iban a otra dirección. Me despedí de ellos con la mano, pero me confundí al ver que Maki seguía a mi lado.

— ¿No te irás?—Le pregunté, casual.

— ¿Ah? ¿Me estás echando?—Me miró muy molesta.

— ¿Por qué todo lo malinterpretas?—Suspiré, la casa de Maki era en otra dirección; debía acompañarla, no podía dejar que se fuera sola. —Andando, te acompañaré a tu casa. —Empecé a caminar, pero ella me agarró del brazo.

—No.

— ¿Qué? ¿Por qué no?

—Tuve una pelea con mis padres, déjame quedarme en tu casa. —Ella tiró de mí, preguntándome donde era mi casa, yo señale la dirección y ella empezó a caminar, jalándome en el proceso.

—No creo que sea buena idea… Una chica y un chico, solos. —Le insinué, como lo haría Nozomi.

—Deja la estupidez que no pasará nada entre nosotros. —Ella me miró molesta.

— ¿Por qué siento que la mayoría de las veces me odias?—Caminé a su lado, pero ella seguía sin soltarme.

—Porque es así. —Me dijo con simpleza.

Suspiré. — ¿Qué pasó con tus padres?—Le pregunté serio, sentí como apretaba el agarre. Frunció el ceño y se notaba que quería llorar, iba a consolarla hasta que habló.

—Quieren que me comprometa con otra persona, que ellos elijan. ¿No tienen suficiente con destrozar mi sueño de ser pianista? —Dice con voz quebrada.

—Tus padres son estrictos, no me sorprende que siempre estés peleando con ellos.

—Los odio. —Yo suspiro y la abrazo, dándole apoyo.

—Encontraremos una forma de que te dejen en paz… No pueden tener poder sobre ti para siempre.

—Espero que tengas razón… —Me detuve al ver que llegamos, saco mis llaves y la guío hasta la entrada, donde abro la puerta. —Así que esta es tu casa… —Entró y le ofrezco algo para tomar, ella negó.

—Sí, lamento que no sea una mansión como la tuya. —Bromeé y la dirigí a mi habitación.

—No seas idiota, a mí me importa un rábano eso. —Se sentó en la cama y examinó mi habitación, la cual tenía varios posters de bandas de metal. —No sabía que te gustaba el metal…

—Pues sí, me encanta y me relaja. —Ella me mira como si hubiese dicho algo del otro mundo. Me recuesto de mi escritorio, ella fija su vista a unas pesas que tenía en la esquina de mi habitación. —Sí, hago pesas de vez en cuando. —Alardeo mis músculos diciéndole: — ¿Cómo crees que tengo este cuerpo esculpido por dioses?

—Maldito engreído. —Dice molesta. — ¿Qué te parece si la cena la hacemos mañana?

—Cuando tú quieras, yo no tengo problema. —Me separo del escritorio y me siento a su lado. No sé por qué, pero se me vino a la mente la conversación con Nozomi y Nico, que era si salía con Maki o no.

—En estos días…—Ella comenzó a hablar y yo la miré, estaba sonrojada, luego se tapó la cara. —Vi a dos alumnos en el instituto… Teniendo sexo en uno de los salones. —Yo me quedé estático, no es que no supiera que en ese instituto pasaban esas cosas, pero cada vez que ese tema era hablado conmigo, me ponía nervioso.

—Si… También he pasado por eso… Digo, descubrir a personas haciendo esas cosas en los baños y así. Debería interrumpirlos para que lo dejen de hacer, pero me da tanta vergüenza. —Doy una mueca de disgusto.

—No sé cómo pueden hacer esas cosas… —Ella deja de tapar su cara.

—Supongo que no pueden dejar de hacerlo porque se debe sentir bien. —Le doy una opinión sincera y ella me voltea a ver rápidamente.

— ¡Pervertido!—Me lanza mi almohada.

— ¿Qué? ¡Pero si es la verdad!—Me excuso. —Por eso lo hacen, porque se siente bien.

—Me pregunto…—Ella se sonroja. —Como se debe sentir.

—Yo también, creo. —Cierro los ojos avergonzado.

—Podríamos… —Yo la miro confuso, para luego ponerme como un tomate.

— ¿¡Estás loca!?

— ¡Te iba a decir que podríamos dejar de hablar de ese tema!—Ella se levanta de la cama mirándome sorprendida.

—Ah. —Fue lo único que dije. —Sabes… Hoy Nico y Nozomi me dijeron que parecíamos pareja. —Ella se sonrojó. No dijimos nada, estuvimos en silencio, luego nos miramos fijamente.

—Nunca tendremos oportunidad con ellos…

—No… Pero es mejor dejarlo así.

—Me pregunto si lo habrán hecho ya.

—Yo… No lo sé. Con Nozomi todo es impredecible. Aunque creo que Nico no estaría listo aún, en ese tipo de temas es muy tímido. —Nos quedamos en silencio, yo la miré, mientras ella jugaba con sus dedos.

—Deberíamos experimentar… —Me sugirió, y yo no rechacé la idea. Me acerque a ella, y le di un corto beso en los labios, se sentía raro porque era mi mejor amiga, pero no me desagrado. Ella pasó sus brazos sobre mis hombros y acercó su rostro al mío, posando sus labios en los míos; ella al abrir la boca, aproveché de pasar mi lengua dentro, era un beso inexperto, para los dos, pero no dejaba de ser bueno.

La fui recostando en la cama, ella comenzó a revolver mi cabello, sujetándolo y a veces empujándome hacia ella para profundizar más el beso, cuando nos faltó oxígeno, nos miramos fijamente, extasiados. — ¿Tus padres están en casa?

—No… Mi padre está en Rusia y mi madre salió con Arisa, creo que a un viaje de curso. —Le respondí, dirigiéndome a su cuello.

—Qué casualidad… —Ella me abrazó, luego suspiró al sentir que yo la besaba.

— ¿Estás segura de esto?—Le pregunto alejándome un poco, ella me mira, sonrojada.

—Ya no hay vuelta atrás. —Tira de mí y vuelve a tomar mis labios, yo cierro los ojos, dejándome llevar.

Paso mis manos hacia sus pechos, donde los aprieto y ella deja salir un gemido, ahogado por mi boca. Le voy quitando la camiseta que tenía, dejándola en sostén, me quedo un rato admirándola, los dos estábamos avergonzados. Ella se levanta un poco y pasa sus brazos por su espalda, la miro confundido, pero después sorprendido al ver que se lo estaba quitando. Tragué pesado, ella sostenía su sostén desabrochado, sin dejarlo de sus pechos, miro como desvía la mirada de mí. Me quité la camiseta, para ser justos; ella me mira sorprendida.

— ¿Qué?— Dejo la camiseta por algún lado de mi habitación.

—Tienes…. ¿Practicas muchos deportes, no?

—Ah, te refieres a mis músculos. —Digo engreído, para aliviar el ambiente, ella me mira mal.

—Serás idiota…— Suspira y se acerca, besándome de nueva cuenta, dejando caer su sostén. Yo la abrazo, sintiendo sus pechos en mí, empecé a sentir mucho calor. Ella se toma su tiempo para recorrer mi espalda, mientras que yo la agarraba de la cintura. Luego se fue dejando caer en la cama, dejé que mis manos viajaran por su torso hasta llegar a sus pechos y tomarlos de nueva cuenta, ella suspiraba y jadeaba un poco.

Dejé su boca y me dirijo a sus pechos, besándolos y luego mordiéndolos, ella gime y yo me enciendo más. Me agarra la cabeza, sosteniendo mis cabellos; mi mano derecha se posa en uno de sus pechos, tocando su pezón, mientras que me encargué de morder y succionar el pezón de su otro pecho. — ¡Eli!— Sostiene mi espalda, rasguñándola un poco, pero yo no percibía dolor aún. Después dejé que mi mano libre se fuera a su falda, desabrochándola y quitándosela con desespero. Cuando logré mi cometido, ella ya estaba roja y gemía mi nombre, yo dejé de succionar su pezón y me levante un poco, fui a su clavícula, donde dejé marcas sin pensar si ella las quería, al igual que lo hice con sus pechos. Sentía mi pantalón muy apretado y como estaba entre sus piernas, me moví de poco a poco, sintiendo como ella estaba húmeda a pesar de que seguía con pantalón. Yo no sabía qué hacía, solo dejaba que mi instinto me guiara. Le quité la última prenda que le quedaba, y ella aprovechaba de desabrochar mis pantalones.

Con toda mi fuerza de voluntad, me separé. —Todavía estás a tiempo de retractarte. —Le dije jadeando, debía tener la cara muy roja, ya que la sentía muy caliente, al igual que todo mi cuerpo.

—No quiero…—Trató de decir. —…Que te detengas. —Sin pensarlo demasiado, volví a besarla, ayudándola a quitarme el pantalón; una vez hecho esto, metí mi mano en un cajón de una mesita que estaba al lado de mi cuarto, sacando lo que había provocado que en mi cumpleaños número diecisiete me muriera de vergüenza, una caja de condones, regalo de mi padre después de que Nozomi me visitara algunas veces. No sé qué creía él.

Me separé y me quité los bóxers negros, me fijé en la reacción de Maki, quién se cubría la boca, avergonzada, mirando mi miembro; yo desvíe mi mirada, era la primera vez de ambos, era normal que estuviéramos tan avergonzados. Me puse el condón y luego me acerqué a ella para besarla, me adentré en su boca, ella se aferró a las sábanas de mi cama. Agarré mi miembro y lo dirigí a su entrada, separándome un poco de ella para ver como lo metía y no lastimarla con un movimiento equivocado. Su entrada estaba muy lubricada, así que no fue tan difícil meter la punta. La observaba, ella estaba cerrando los ojos muy fuertemente. —Relájate un poco, así no te dolerá tanto. —Le dije, pero ella me miró molesta, preguntándome como rayos iba a relajarse.

Dirigí mi mano a uno de sus pechos y empecé a hacerle caricias, para que se concentrara en ellas y no en mi miembro. Yo entraba lentamente y ella gemía de dolor, sentí como algo no me dejaba pasar, así que supuse que era el himen; dejé su pecho y me acomodé, apoyando mis codos a los lados de su cabeza, ella me abrazó, hundiendo sus uñas en mi espalda y mordiéndome el hombro en el proceso, sus piernas se entrelazaron, empujándome a su interior; apliqué un poco más de fuerza, rompiendo la barrera que me impedía avanzar. Sentí como ella soltaba lágrimas mientras me mordía aún más fuerte, tanto que solté un gemido de dolor, eso dejaría marca.

— ¿Estás bien?—Le pregunté.

— ¿Cómo crees que estoy, desgraciado? —Gruñó.

—Perdón por querer preguntar… —Rodé los ojos.

—Solo… sigue. —Me pidió, me moví un poco, pero su interior me apretó y ella chilló.

—Relájate. Ya te lo dije, si no lo haces nos dolerá, a ambos.

— ¿Cómo se supone que lo haga, señor inteligente?—Me separé de su abrazo, pero ella no dejaba sus manos de mi espalda ni deshacía el agarre de sus piernas, la miré y la besé, trate de que fuera un beso más suave y gentil. Ella se relajó un poco y me moví con cuidado, esta vez no me apretó su interior, así que seguí estimulando su boca, mientras que pasaba mi mano a sus costados, acariciando su cuerpo. Ahora si gemía más fuerte, haciendo que me pusiera más caliente, para luego rasguñarme clavando sus uñas en mi espalda y que la lujuria me terminara de consumir; así que mordí su cuello, mientras me aferraba de las sábanas, embistiéndola más rápido.

— ¡Eli! ¡Más fuerte!—Yo seguía sus órdenes y cada vez me volvía más brusco y agresivo, pero eso a ella no le molestaba, sino al contrario. Maki soltaba gemidos más largos y sonoros, pidiendo que no me detuviera, que fuera más rápido y profundo. En un punto sentí como su cuerpo empezaba a temblar, me alejé de ella, deshaciendo su agarre y colocando mis manos en sus rodillas. No dejé de penetrarla, su pecho se movía rítmicamente, ella se aferraba con fuerza a las sábanas, no me miraba, tenía los ojos bien cerrados; luego soltó un grito y yo llegué al clímax al sentir como sus paredes se contraían. Me dejé caer a su lado, saliendo de su interior; ambos jadeábamos, tratando de regularizar nuestra respiración. Al cabo de un rato, yo me calmé un poco y la observé, ella estaba toda sudada y seguía con los ojos cerrados, estaba respirando más calmada.

— ¿Estás bien?— Volví a preguntarle, ella no dijo nada, solo asintió, abriendo sus ojos y mirando el techo.

— ¿Esto nos convierte en amigos con derechos?— Me pregunta, volteando su cabeza hacia mí.

—Supongo que si… — Me levanto y me quito el condón, enrollándolo para que el líquido no se saliera y lo dejo en la papelera que tenía mi cuarto.

—Creo que tus sábanas se mancharon… —Me dice, señalando un lugar donde tenía sangre.

—No importa, tengo más sábanas. —Le resto importancia.

—Estoy cansada…—Se deja acomodar en la cama para dormir. —Me duelen las caderas por tu culpa.

—Perdón…—Le digo, con una gota de sudor bajando por mi sien. Me acomodo a su lado, y nos cubro con la sábana, para luego abrazarla. — ¿No deberías llamar a tus padres…?— Pregunto con los ojos cerrados.

—Les diré que me quedé en casa de Hanayo, después de todo, estoy molesta con ellos…—Ella paso sus brazos a mi espalda, abrazándome más fuerte. —Ahora solo quiero dormir….

—Buenas noches…—Le digo, sin recibir respuesta de su parte. Realmente no sé qué acabamos de hacer, pero la verdad es que se siente bien; y tampoco sé si lo volveremos a repetir. Acaricie su cabello, ojala Maki me empezara a gustar, creo que sería lo mejor para todos si tuviéramos sentimientos hacia nosotros y que dejáramos libres nuestros primeros amores. Ser felices, dejar de llorar por otras personas, desearles sinceramente la felicidad que merecen… Ante este pensamiento me quedé dormido.

Escuchaba mi nombre a lo lejos, alguien estaba llamándome, me giro al lado contrario en la cama ignorando el llamado. Luego siento un golpe en mi cabeza. — ¿¡A qué viene eso!?— Grito causando que me cayera de la cama.

—Roncabas como un toro. No me dejabas dormir. —Ella se tapaba con las sábanas. Habíamos estado durmiendo un rato, lo digo por ver la hora en el reloj de pared.

—Que delicada… —Le digo molesto mientras me levantaba y volvía a acostarme, ella desvía la mirada de mí.

—Pone unos calzoncillos. —Se tapa la cara con la sábana.

— ¿Tu eres idiota? Ya me viste, así que no importa. —Bromeé, mientras recogía mi ropa interior de piso.

—Que desagradable eres. —Sentí mi espalda arder y di un quejido. —Tienes la espalda toda roja…

—Y tú tienes puros chupetones en la clavícula y la zona del pecho. —Ella grita un "¿¡Qué!?" y se levanta al espejo de cuerpo completo que tenía en mi habitación, se mira asombrada y yo solo me carcajeo.

— ¡Eres un pedazo de mierda!

— ¡Espera Maki! ¡No me mates!—Le grité cuando me empezaba a golpear.

Esa noche Maki se quedó en mi casa; mi madre no llegó, me mandó un mensaje diciendo que llegaría en la tarde. Al despertar, nos bañamos y luego ella se fue a su casa para cambiarse a su uniforme y buscar sus cosas, por suerte sus padres estaban en el hospital, ella les había mandado un mensaje antes de que nos fuéramos de mi casa, para que así no estuvieran allí y ella no tuviera que verlos. Yo la esperé en la entrada de su casa como todo buen caballero.

—Estás caminando raro. —Le dije al llegar al instituto.

— ¿De quién crees que es la culpa?—Me miró con furia, mientras trataba de caminar normal.

—La persona a la cual le jodiste la espalda.

—Eso también fue tu culpa. —Agregó rápidamente.

— ¿¡Ah!? Ahora todo es mi culpa...—Me hice el indignado, cerrando los ojos. —Nos vemos en el almuerzo, señorita inválida. —Antes de recibir su respuesta, salí corriendo a mi salón, alcancé a escuchar algunos improperios hacia mi persona. Me senté en mi mesa y sentí dolor en mi espalda al recostarme, te maldigo Maki.

—Buenos días Elicchi~—Me saluda Nozomi a mi lado.

—Hey, hola Nozomi. —Le saludo contento.

— ¿Pasó algo bueno como para que estés feliz?—Me pregunta pícara.

—Estuve molestando a Maki antes de venir. —Aunque realmente se debía a lo otro. Creo que es verdad lo que dicen sobre que eso alivia el estrés.

—Pensé que ese era el trabajo de Nicocchi. —Ella se recuesta de su mesa, poniendo un codo allí y sujetando su cabeza con la mano.

—Bueno, sí, pero cuando él no está, yo le jodo la existencia. —Sonreí victorioso.

— ¿Seguro que no te gusta?—Dijo con interés.

—No… Ella es solo mi amiga.

Ella se rio y puso atención cuando el profesor llegó, yo me quedé pensando en que iba a ser entre Maki y yo ¿Volveremos a hacer eso? ¿Nos alejaremos? Eso no lo creo, por lo de esta mañana… ¿Nos…. Enamoraremos de nosotros mismos? Apoye mi cabeza en mi mano, tapando mi boca y mirando a la ventana, donde estaba Maki estirando ya que le tocaba deporte a primera hora. "No lo creo" Respondí en mi mente.

Pasaron las horas hasta el almuerzo; esta vez, todos íbamos a almorzar juntos en la azotea. Estuve caminando ignorando al par de tortolos que estaban detrás de mí; sabía que Nozomi le agarraba del brazo a Nico y él, avergonzado, le insultaba como costumbre. Yo solo les daba la espalda, mi cara era seria. Cuando llegamos estaban todos conversando, llegué al lado de Maki y me senté junto a ella, quien me golpeó para que dejara de tener cara de amargado.

— ¿Ya les pediste permiso a tus padres para quedarnos en la casa de playa?—Preguntó Umi dirigiéndose a Maki.

—Sí. —Mintió. Sé que aún no les había dicho nada. Yo me quedé callado, aunque tampoco es como si los padres de ella le negaran ir a esa casa, ellos nunca iban, así que era mejor que la usáramos nosotros cuando queramos que desperdiciarla.

—Eso es genial. Al fin, nos faltaba playa. —Mencionó Honoka, hasta que se levantó rápidamente. —Y celebrar el triunfo de Eli-kun, por supuesto. —Dijo nervioso a mi dirección, yo me carcajeé.

—No te preocupes Honoka. Es más, deberías invitar a Tsubasa-san, ustedes dos hacen una pareja formidable. —Él se sonrojo ante lo dicho por mí, negó muchas veces.

—Tsu-chan y yo no somos nada. —Sonrió nervioso.

—Hasta se llaman por apodos…—Mencionó Maki, divertida por la situación.

— ¡Que bellos~!—Fangirleo Hanayo. —El amor es tan hermoso~

—No tanto como tú y Rin. —Soltó Umi riéndose, haciendo que los aludidos se sonrojaran furiosamente.

—Es un amor inocente. —Suspiré.

—El amor de Umi y Kotori es un amor de infancia. —Comentó Maki, pensando.

—El de Honoka-chan y Tsubasa-san es un amor incondicional, los dos se apoyan sobre todas las cosas. —Opinó Hanayo.

—Creo que hay diferentes tipos de amor en nuestro grupo. —Umi se unió a nuestra charla.

—Me parece estúpido de lo que están hablando. —Nico se cruzó de brazos.

—Nicocchi no es honesto, a ti te encanta las películas de amor y estos temas. —Se burlaba de él.

—Vete a la mierda Nozomi. —La miró molesto y ella solo se siguió burlando.

—Yo pienso que Eli-chan y Maki-chan serían del tipo amor de cuentos de hadas. —Maki y yo nos miramos confundidos.

— ¿A qué te refieres?—Le pregunté a Honoka.

—Bueno, tú eres el príncipe de hielo y Maki-chan es la princesa escarlata.

—Si Eli-kun y Maki-chan fuesen pareja, ¡Sería candente su relación, nya!—Gritó Rin. —No es un amor de cuentos de hadas, ¡Es un amor fogoso~!

—Rin-kun, no deberías decir esas cosas. —Ah, Hanayo estaba delirando, sangrando por la nariz.

— ¡No seas imbécil!—Agregó avergonzada mi amiga a mi lado. — ¿Yo y este patán? Qué asco y pérdida de tiempo.

—Sabes que te mueres por mí. —Todos se rieron.

—Ya quisieras tú.

—Pelean justo como lo hace Maki-chan con Niko-kun. —Honoka razona.

—Se me pegó esa manía, ¡Es que es tan divertido joderle la paciencia!

—Vete al diablo, Eli. —Se indignó, dándome la espalda.

—Ay por favor, no te puedes molestar conmigo. —Intentaba abrazarla mientras ella me evadía.

—Felicidades por la boda, parecen recién casados.

—Umi no te burles, te haré sufrir. —Cuando Maki se distrajó, aproveché de capturarla. —Y tu… ¡Suéltame bola de baboso!

—Oh vamos, tú también me amas, somos el grupo soldier después de todo. —Se rio Umi, empezando a molestar a Maki. —Tienes razón Eli, es divertido joderle la paciencia. — Nos carcajeamos.

—Yo no los amo, a ninguno, jodanse. —Se quedó quita, mirándonos con asco.

—Que deshonesta~—Dijimos al mismo tiempo y yo la solté.

—Yo pienso que Nozomi y Nico hacen buena pareja, un amor entre el odio fingido y lo pervertido. —Escuchamos decir eso de Kotori, puedo jurar que ella nos miró de reojo. Maki también lo notó, ya que frunció el ceño.

—Verdad, nya. Pero quién lo diría…—Se sorprendía Rin. —Nunca imagine que ellos dos estarían juntos, nya.

—Son cosas que suelen suceder. —Deja en misterio Nozomi.

—Yo siempre pensé que tenías algo con Eli-kun. —Mencionó Hanayo. Yo miré aburrido a Nico, él se había tensado al escucharla.

Nozomi se rio. —Elicchi y yo solo somos mejores amigos, eso nunca pasaría. —Ouch, eso dolió. Sin embargo, no demostré como me sentía; pero Maki sabía que ella me gustaba.

—No digas esas cosas, Nozomi. Nunca sabes que puede pasar. —Respondió Maki, girando su mechón de cabello.

—Tienes razón, después de todo yo siempre decía que Nicocchi y tu acabarían juntos. — ¿Qué estaba pasando? ¿Nozomi estaba provocando a Maki?

—Maki…—La llamé, antes de que se levantara y se fuera. — ¡Maki! Maldita sea…

—Creo que me pasé…—Ahora se arrepentía, me molesté.

— ¡Oh vaya! Si me lo dices no me doy cuenta, bien hecho. Nozomi, piensa las cosas antes de decirlas. —Le dije rudamente. Ella me miró sorprendida; no, todos me miraron sorprendidos, jamás había tratado así a Nozomi, nunca.

—Oye Eli, no la trates así. —Nico se levantó.

—Mira, el enano viene a defender. Imbécil. —Estaba muy molesto, y confundido ¿Por qué Kotori había soltado eso? Nico se tensó en su lugar, ante mi mirada fría. —No te metas Nico, haz causado suficiente. —Me fui de allí, en busca de Maki, ignorando los llamados de Honoka. Me dirigí al único lugar donde sabía que ella estaría, en el salón de música; al llegar, escuché como el piano era golpeado en la parte de las teclas. Traté de entrar rápido, pero estaba cerrada con seguro. —Maki… Déjame entrar…—Le pedí.

—Eli, vete. Quiero estar sola. —Escuché del otro lado, pero sabía que ella no podría soportarlo; así que yéndome al salón continuo, abrí la ventana y salí sujetándome fuertemente hasta llegar al salón de música. Toqué el vidrio, Maki al verme se asustó y no tuvo de otra que abrirme la ventana. — ¿¡Estás demente!? ¡Te pudiste matar! —Me gritaba preocupada mientras yo entraba, luego me abrazó una vez que estuve dentro.

—Era la única manera. —Le devuelvo el abrazo.

—Mentiroso, habían otras maneras. Como dejarme sola, por ejemplo…. —Ella no me soltaba.

—Sabes que soy muy terco cuando se trata de estas cosas.

—Ya somos dos….

No hablamos después de eso, yo solo le hacía cariños en su cabello mientras la abrazaba más. Ella comenzaba a llorar y yo solo pude darle mi apoyo, dejando que llorara en aquel abrazo. Le decía que estuviera tranquila, que todo estaría bien y que yo estaba para ella en cualquier momento, aun si no me quería allí. Maki era una gran persona, es muy especial para mí, no podía dejarla así como así. Sentí como se aferraba a mi espalda y amenazaba con dejarse caer, la medio cargué hasta el taburete del piano y nos senté allí. Esta vez se separó un poco para abrazarme desde el cuello.

— ¿Por qué todo es tan injusto?— Me preguntó, con la voz completamente quebrada, no soportaba verla así.

—Ya llegará la parte en la que no nos joda todo y seamos felices. —Traté de animarla, pero sé que ella no me creía. —Te lo prometo, te haré feliz. —Sentí como apretó el abrazo.

—No me dejes Eli. Por favor no lo hagas. —Me suplicaba, pero no hacía falta pedirlo, jamás la iba a dejar.

—Sabes que nunca te dejaré… Nunca lo haré, te doy mi palabra. —Cerré los ojos mientras respiraba su aroma… Llegué a escuchar un ruido detrás de la puerta, así que separándome de Maki rápidamente, observé que había sido eso, pero no llegué a ver nada.

— ¿También escuchaste eso? —Miré a Maki, quién se limpiaba las lágrimas, la miré con tristeza.

—Si…—Respondí sin ganas. El timbre sonó, indicando el fin del almuerzo.

—Debemos irnos…—Me sugirió, e iba a levantarse pero no la dejé. — ¿Qué sucede…?—Preguntó sin mirarme. Me mordí el labio.

— ¿Deberíamos fugarnos…?— Le pregunto. La verdad es que sabía que ninguno de los dos quería volver a clases, no teníamos ganas.

—Deberíamos…. —La solté y ella se volteó a mirarme. — ¿Podríamos repetirlo?—Desvío la mirada, con el ceño fruncido y ligeramente sonrojada.

— ¿Qué cosa?— La miré confundido, haciéndome el tonto, ya sabía a qué se refería.

—No me hagas decirlo…. —Ella suspiró fuerte. —T-Tu sabes… "eso"—Susurró.

—….. Pero que pervertida te has vuelto, Maki. —Me alejé de ella, bromeando.

— ¡Muérete!—Me grita y yo alzo las cejas.

— ¿Todavía tienes ganas? ¿No que te dolían las caderas?— Me cubro la boca, tratando de no soltarme a reír.

— ¿Sabes qué? Puedes irte directo a la mierda, jodido idiota. — Ella me da la espalda, mientras se cruza de brazos.

—Awww~ solo estaba bromeando contigo. —Paso mis brazos por su cintura y la abrazo por la espalda, mientras le doy un beso en la nuca, ella tiembla. —Maki~—Le dijo juguetonamente, ella jadea.

—Mis padres no están en la casa. —Me dice. —Nunca están, lo sé. —Asegura, deshaciéndose del abrazo y agarrando mis manos para salir del salón.

— ¿Nuestras cosas…?

—Le diré a Rin que nos las guarde, vámonos. —Me jala, incitándome a correr

— ¿Tantas ganas tienes~?

—Tú eres el que está más contento aquí, así que no lo arruines. —Empezamos a correr por los pasillos, mientras yo reía. Choqué con la espalda de Maki cuando se detuvo, haciendo que nos cayéramos.

—Fíjate por donde vas ¿Estás ciega?— Me sobé la cabeza, levantándome y echándome a un lado para que ella se levantara.

— ¿Acaso adquiriste la maldita actitud del enano de Nico?— Ella se quejaba.

—No soy ningún enano. —Nos tensamos al reconocer la voz. Miramos hacia arriba, encontrándonos con un Nico molesto. —Nozomi lloró por tu culpa, Eli. —Él tenía nuestros bolsos, le dio a Maki el suyo, pero a mí no me regresaba el mío. Lo miré seriamente, Maki me miraba pidiendo explicación.

Le arrebate mi bolso. — ¿Y eso a mí qué?—Empecé a caminar, poniéndome el bolso de lado.

— ¡Eli!—Maki se atravesó en el camino. — ¿Qué está pasando?—Exigió, yo suspiré desviando la mirada molesto.

— ¿Qué te pasa Eli? Nunca le habías hablado a Nozomi así, ¿Acaso estás demente? De verdad que tú eres el imbécil aquí. — Escupió.

Ante esto, fruncí el ceño mientras di un gruñido, Maki negó con la cabeza diciendo que no lo hiciera. Me giré rápidamente y antes de que me ella me detuviera y le planté un golpe a Nico en toda la cara. — ¡No te atrevas a volverme a hablar así, enano de mierda!—Ella me sujetó del brazo y me sacó de allí, yo apreté los dientes; en serio que me había molestado.

— ¿¡Qué mierda fue eso!?— Me preguntó mientras salíamos del liceo, dirigiéndonos a su casa. — ¡No debiste pegarle! ¿¡Y que fue eso de que hiciste llorar a Nozomi!?

— ¡Cállate! —Me solté de ella y me sostuve la cabeza. —Déjame en paz…. —Empecé a llorar de frustración, ella solo se mantuvo frente a mí. —Fue un momento de rabia, ¿Si?

—Eli… Eres muy agresivo, tienes que cambiar eso. — Me dijo colocando su mano en mi hombro, apretándolo levemente.

—Suenas como la voz de la razón. —Le sonreí.

—Tú sabes que entre los dos, yo soy la voz de la razón. Por eso debes escucharme. —Me mira severamente, yo asiento, avergonzado por como actúe. —Bien, vámonos. —Esta vez caminamos tranquilos.

—Por cierto, ¿Por qué…—Carraspeé. — ¿….Por qué quieres hacerlo?

—Porque creo que eso me distrae de pensar. —Me dice viendo al frente, sin voltear a mi dirección. — Y definitivamente quiero sacarme de la cabeza lo que dijo Nozomi.

—Y eso que solo lo hicimos una vez. — Ella se avergonzó, soltando un bufido. — ¿Cómo sabes que no recibirás lo contrario?

—Solo… lo sé. —Su respuesta me dejo con curiosidad, pero justo cuando iba a reclamarle, ella habló. — ¿Qué le hiciste a Nozomi como para que ella llorara?

—Le hablé de forma muy ruda. —Admití. —Me molesté con ella por lo que te dijo, no tenía derecho… —Ella me mira como si le estuviese contando algo que es imposible que pase.

—No puedo creerlo… Nunca le habías hablado mal a Nozomi…

—Siempre hay primera vez para todo… —Dije desanimado. No necesitamos hablar más, ya habíamos llegado a su casa; ella abrió la gran puerta y entré junto a ella, me guio por diferentes pasillos. No era casa, era una mansión… estos millonarios… Me reí bajo para que no me escuchara.

—Este es mi cuarto… Haz estado aquí unas cuantas veces ya. —Era verdad, después de saber quiénes eran nuestros intereses románticos empezamos a ir mucho a su casa, ella se convirtió en mi confidente, y yo el suyo. —Empecemos a olvidar… —Me dijo, agarrando mi bolso y el suyo, para dejarlo en algún sitio de la habitación. Me acerqué a ella y la abrace por detrás, dando besos por su nuca, justo como en el salón de música. Ella se giró, mirándome fijamente, para luego bajar la mirada avergonzada, sonreí con diversión ante su actitud; levanté su mentón y besé sus labios, saboreando cada rincón de su boca, disfrutando la sensación, tomando mi tiempo en ello. Ella suspiró y se alejó un poco de mí.

—Que sea nuestro secreto…—Asentí, volviendo a tomar sus labios.

Este sería el comienzo de muchos otros encuentros que tendríamos, de eso estaba seguro. Todo para olvidar a aquellas dos personas que amábamos en secreto y que ahora eran inalcanzables. Que a mi, justo en estos momentos me sacaban de quicio, y no de una forma agradable...


Admito que me gusta el NozoEli y el NicoMaki a morir. Sin embargo, me está empezando a gustar el EliMaki x'DDDD Pero, no sé quién terminará con quién, pero habrá muchas sorpresas~