Estaba acostumbrado a estar alejado de los demás, era algo fácil siendo hijo de Hades pero aquella pelirroja poco a poco se había metido en su vida, la vio por primera vez la tarde en que dieron fin a la segunda Titanomaquina, mientras corría hacia el Pegaso de Jackson. Nico pensó que aquella chica era valiente y algo estúpida, también que era muy hermosa; aunque se reusaba a admitirlo.
Días después fue que se vieron en el Campamento Mestizo y hablaron por primera vez, su nombre es Rachel Elizabeth Dare. Y así comenzó a frecuentar el campamento, solo para hablar con la pecosa.
Nico di Angelo, se instaló en una de las habitaciones de la Casa Grande después de unos meses de empezar a frecuentar el Campamento.
Hablaban cada día, Nico la visitaba en la Dare-Cueva como suele llamarle mientras ella lo visitaba en la Casa Grande por las noches ya que las tardes parecían insuficientes y ninguno de los dos se reunía con los demás en los desayunos.
Cada vez que había Captura la Bandera, Rachel se emocionaba pues sabía que Nico participaría, en la mayoría de los casos, y lucharía contra Percy en el momento antes de que uno de los dos tome la bandera contraria.
Comenzaron a distanciarse pues Hades necesitaba de Nico, ambos comenzaron a notar la falta del otro y se sentían solos.
Nico se sentía con un vacío. Rachel lloraba todas las noches.
Nico estaba enamorado de aquella pecosa pelirroja con la que tanto compartía sus luchas internas, y la única que conoce su secreto. Nico volvió al final del verano, justo cuando Rachel estaba a punto de irse pues comenzaban las clases. Cuando llego al Campamento lo primero que hizo fue buscarla, necesitaba decirle lo que sentía.
La encontró en su cueva, sentada en una de las esquinas de esta, sollozando.
A Nico le destrozo el corazón. La llamo. Ella avanzo hacia él y lo abrazo.
«Hey Dare, aun no quiero visitar los Campos del Castigo.» Le dijo y ella se apartó un poco, sin dejar de abrazarlo. «Idiota, tengo que irme.» Fue su respuesta, lo soltó y comenzó a caminar hacia la salida de la cueva. «Tengo algo que decirte.» Ella volteo y miro, sus ojos decían rápido.
Nico se acercó a ella y la beso, fue un beso corto, sencillo y torpe pero decía todo lo que no podía poner en palabras. Nico sonrió cuando Rachel le hubo contestado el beso. Cuando el beso ceso Rachel solo dijo dos palabras «Tonto, tardaste.» y sonrió.
Nico y Rachel salieron de la cueva tomados de la mano con la mayor lentitud posible, pues Rachel tenía que marcharse pero nada evitaría que Nico, siendo hijo de Hades, hiciera cientos de viajes sombra para visitar a su pecosa.
Se dieron un último beso ante las miradas de duda que el Campamento ejercía sobre ellos, pero solo estaban ellos dos en aquel momento y sin que ningún otro mortal, semidiós, Titán u Olímpico pudiera interrumpirles ya.
