Una historia Policíaca.

Resumen: ante el mundo esa adolescente tenía como único delito ser hija del mayor traficante de la historia, pensaba Saito, mientras miraba los nada inocentes ojos de la niña que llevaría a la locura al mejor detective de la historia. ADVERTENCIA: este escrito contiene escenas LEMON y temáticas que pueden herir susceptibilidades, si te molesta que cambien las personalidades de los protagonistas y se coloquen en escenas moralmente incorrectas te recomiendo que no leas el siguiente fanfic.

Ciudad Central. Febrero 24 Martes. 2.30 am

Dos policías toman un pequeño receso en medio de una operación secreta.

- Pásame la salsa. – pide un joven de aproximadamente veinte años.

- No.- contesta el otro con desgano.

- Saito, te guste o no hoy soy tu compañero, así que, se amable y pásame la salsa.- dijo Sanosuke empezando a perder la paciencia.

- No.- repite el más viejo.

- Saito ¿Quieres que le diga a Tokio como te estás portando? - pregunta indignado el joven

- No. Dile que es una mamasita y que la prefiero a ella con su minifalda como compañera que a un cabeza de pollo como tú, además me muero por esas piernas- agrego con lujuria.

Maldición Saito más respeto es mi madre de la que hablas y yo...- el joven detiene su exclamación y señala al frente- ¡ahí están, y con las manos en la masa!- dice el muchacho al ver como los hombres que perseguían salían de un bar.

Los dos policías lanzaron su comida por la ventana y empezaron una peligrosa persecución a través de las calles de la caótica ciudad, persecución que termino en un aparatoso accidente que dejo tres víctimas graves y un muerto, todos inocentes transeúntes.

Estación de policía. Febrero 24 Martes. 3.30pm

Sanosuke estaba sentado en su escritorio jugando con la gorra de oficial, pero en el momento que entraron los policías dejo su estúpido juego y puso mucha atención.

- Y bien... ¿que dijeron?- pregunto Saito desde su escritorio a uno de los agentes que interrogaron a los detenidos.

- Lo de siempre, "el gran Okashira siempre vivirá."- responde uno de ellos, exasperado, para alejarse del lugar después de tirar el informe sobre el escritorio de su superior.

- ¿Dime Saito no te da miedo pensar que realmente Makimashi esté vivo? ¿Que tu no lo mataste de verdad y que dirige su organización de traficantes como siempre?- le interrogo Sanosuke con una pequeña sonrisa.

- Sanosuke, el único Makimashi que está vivo viene para acá, y no es ni la sombra de lo que fue su padre.- Saito da una bocanada a su cigarro mientras piensa un poco en lo que dijo, luego dirigió la mirada al joven policía .- Pero por el momento hay un asunto más que debo atender. Gensai tráeme a ese muchacho.

A la oficina del policía entro un pequeño moreno de ojos café, llevaba la boina de su colegio y la mirada la tenia fija en el suelo mientras el viejo Gensai lo jalaba de la mano para que terminara de pasar.

- ¿Y éste que hizo?- pregunta Sanosuke sorprendido al reconocer a su hermano.

Se escapo del colegio, y sabes lo que significa eso.- sentencio Saito sin mucho preámbulo.

- Te van a castigar. Te van a castigar,- canto el mayor- ¡ahora miren quien está en problemas! Pero si es el pequeño ratón de biblioteca...- el canto burlón de Sanosuke fue interrumpido bruscamente.

- ¡Basta! ¿o quieres hacerle compañía a tu Hermano Sanosuke?

- No señor.- responde seriamente el joven poniéndose en guardia, sin un asomo de duda en su rostro que ya no expresa ninguna clase de burla.

- Muy bien Yahiko Saito. Maldición por que su madre tubo tan mal gusto para elegir sus nombres, ninguno combina con el apellido,- Al policía realmente le desesperaba eso, pero al mismo tiempo se lo había ganado, quien lo mandó a apostar el derecho a bautizar a los niños con la mujer más tramposa del mundo - en fin, sé que no te gusta la clase de educación física pero por escaparte serás castigado ...- el lobo mira al niño que aun observaba el suelo.- Sanosuke llévalo a una celda que se quede ahí hasta que aprenda su lección.

- ¡Que! ¡papá tú no puedes hacerme esto, tratarme como un criminal! ¡solo me escape una clase además soy tu Hijo!- Grita indignado el pequeño.

- Cállate mocoso, tienes suerte, es el típico castigo, pero a mí me dejo desnudo toda la noche, con esos tipos horribles.- comento Sanosuke recordando.

- Tu llegaste desnudo, Sanosuke, si no me equivoco tus "amigitos" se robaron "tu" ropa. ¿lo recuerdas mi pequeño cachorro?- dice el lobo con sarcasmo.

- Aun es algo que deseo olvidar.- Responde entre dientes el joven, recordando los tétricos momentos que paso en la prisión patrocinados por su padre.

- Ves Yahiko esas son las buenas lecciones, las que nunca se olvidan, nunca más volvió a huir a sus responsabilidades. Y como la experiencia ajena no sirve. Llévatelo.

El niño miro sorprendido como su hermano sonreía a espaldas de su padre mientras le colocaba las esposas para ser arrastrado a su nueva habitación.

Más tarde. Febrero 24 Martes 5.10pm

Un hombre alto de cabello azul y gabán negro entra a la estación de policía, llevaba a rastras a otro tipo de unos 28 años.

- ¡Oh pero que veo! - dice el lobo con gracia al ver la escena - pero si es el detective Shinomori ¿Que me Trajo de nuevo?- agrega con sarcasmo

- Guárdate tu sarcasmo, el caso Clun está resuelto.- sentencio el joven tirando al suelo al criminal que todavía lo miraba con cara de espanto.

- El detective Shinomori, como siempre tan considerado, descubre quien es el criminal y fuera de eso lo atrapa.- el policía detiene su tono sarcástico para encender su cigarro – deja ese maldito trabajo de pacotilla y conviértete en un policía de verdad, bajo mis órdenes, sabes que eres el mejor, no tengo que decírtelo, así que madura y ven a mi bando. – menciona seriamente el policía.

- Nadie me da órdenes, Saito, así que primero muerto que bajo tu mando.

- Si hubieras respondido otra cosa, no te reconocería. – el lobo ríe ladino. - pero nunca digas de esta agua no beberé.

En ese momento entra a la estación una joven estudiante con su uniforme de color verde, su falda era inusualmente corta y su morral café tenia escrito las letras ABC. El lobo y el detective posaron su mirada en ella.

- Hola Saito- la niña dice con desdén desde la distancia.

- Mira esa comadreja.- dice el lobo al detective

- ¿Quién es?- pregunto el muchacho.

- Misao Makimashi, 16 años, Heredera del emporio Hotelero Aioya e hija del Famoso Magnate y Narcotraficante Hiko Makimashi líder de la mafia conocida como el Onniwabanshu.- comento el policía

- Narcotraficante que tú mataste hace 3 años, ¿piensas que ella siguió con los negocios sucios de su padre? - interroga el detective.

- Pues parece que maneja muy bien los limpios, pero no creo que sea capaz de hacerlo, la comadreja es demasiado infantil, alguien debe de estar haciéndolo por ella, en estos tres años han mejorado su organización y se están centrando en el lavado de dólares y trafico de antigüedades, algo más sano, menos peligroso, pero igual de lucrativo, al menos al nivel que ellos manejan, sin abandonar por completo el tráfico de armas y estupefacientes, la especialidad de su padre.- explico Saito

- ¡Oh señor Saito! déjeme resaltar que si lo que intentaba era decirle un secreto al joven, fracaso, porque toda la estación se dio cuenta de sus comentarios.- dijo la niña en un tono poco jovial

- Si para usted quedo claro lo que dije, entonces cumplí mi misión señorita Misao.

- Siempre tan directo señor Saito, que le parece si vamos a su oficina y me interroga, para largarme de aquí, ya que este sitio al igual que su presencia me enferman.- concluye la niña con un gesto de hastío.

- Por supuesto, ya conoce el camino, siga está en su casa- la joven le lanza una mirada desdeñosay empieza la marcha- ¿qué piensas Aoshi?

- Viste como niña, su voz es de niña, su cuerpo es de niña, pero no mira como niña, no habla como niña y – el hombre fija un poco más la mirada en la joven que está caminando no muy lejos de allí – no camina como una señorita.

De repente la chica voltea y la expresión más indefinible proveniente de la joven se posa sobre el detective que por primera vez en su vida no supo cómo responder o interpretar una mirada.

- Huy galán parece que escucho lo que dijiste, no había visto esa mirada en años, dime si acaso no te hiela la sangre,- el lobo callo un momento- fue la misma mirada que me dio cuando mate a su padre.

El policía se acerco a la estudiante y la acabo de guiar a su despacho sabiendo muy bien que no encontraría conexión entre ella y el crimen, ni siquiera sabía porque la mandaba a llamar, desde la muerte de Hiko, Saito se sentía mal, fue la primer y única persona que se arrepintió de haber matado, y no es porque no se lo mereciera, era algo en ese día, lo que le dejo un mal sabor de boca, y mientras el lobo pensaba en esto lentamente la joven quitaba la mirada del detective dejando en este una espina que no se podría quitar.

Oficina Aoshi Shinomori. Detective Privado. Febrero 27 Viernes 3.30 pm

Un toque en la puerta anuncia la llegada de alguien al lugar.

- Pase. - El detective detiene levemente su respiración al ver a la razón de sus desvelos parada en el marco de la puerta con su corto uniforme verde.

- Makimashi Misao ¿Que la trae por aquí?- pregunta el detective.

- Sus buenas referencias señor Aoshi,- explico la niña- en sus 11 años como detective no ha perdido ningún caso, si fuera abogado ganaría mas, y no sabe cuánto me alegra que aunque el idiota de Saito siga insistiendo usted no se convierta en un miserable policía.

El detective apoyado en su cómodo sillón, con sus pies puestos encima del escritorio, miraba a la chica que le había dejado una espina aquel día con su indescifrable mirada y que ahora se posaba ante sus ojos asiéndole imposible el no preguntarse ¿qué demonios hacia allí?

- Supongo que no vino a expresarme su alegría por mi decisión señorita Makimashi.

- ¡Oh! ¿señorita? Hace unos días dijo que no lo era, así que por favor solo llámeme Misao.- la joven se sentó coquetamente en el escritorio de forma que sus piernas quedaran levemente expuestas.- y... sí, tiene razón quiero contratarlo.

Aoshi miraba aquella pose de mujer que no encajaba con el cuerpo, pero que extrañamente encontraba armonía con el lugar.

- Esa falda es muy corta para una estudiante ningún colegio la permitiría.- decidió declarar lo evidente.

- A excepción que tú seas la dueña del colegio.- la chica miro al joven, era obvio que él le gustaba pero sus ojos se posaron en la herida que éste tenía en la frente.- Me entere del ataque del que fue víctima, si no es porque la policía apareció usted estaría en un hospital.

- Si pero mi contrincante estaría en un cementerio, lo llaman Battusay seguro que usted debe conocerlo, es parte del Onniwabanshu.

- Que haya trabajado para mi padre no quiere decir que lo haga para mi, ¿acaso pudo ver su rostro? Si es así podría llamar a toda mi gente y lo encontraríamos para que sea procesado por daños y perjuicio.- la propuesta no sonaba ni falsa, ni real, pero si difícil de realizar ya que Battusay usaba mascara y eso todo el mundo lo sabía.

El detective miro a la joven definitivamente esa pequeña muchacha no era lo que quería aparentar, y eso le intrigaba de ella.

- ¿Y para que me quiere contratar?- pregunto el detective

- Quiero saber quien mato a mi padre.- dice la muchacha

- Déjeme ahorrarle dinero, – dijo con ironía- por si no lo sabe quién mato a Hiko Makimashi, fue Saito, Hajime Saito, policía de segundo grado de Ciudad Central.

- No me refiero a ese miserable policía, él fue un muñeco,- dijo con rabia- yo quiero saber quien traiciono a mi padre. Quiero que descubras quien de mi organización lo delato.

- Después de todo Saito le subestima. ¿Qué te hace pensar que no iré a contarle a él lo que averigüe de tu organización? - pregunta el hombre tanteando el camino.

- Nada,- respondió la joven- puedes ir corriendo donde tu querido Saito y contárselo, pero creo que eres demasiado orgulloso como para traicionar tu ética profesional.- agrego la muchacha.

- ¿Porque yo? - Pregunto seriamente.

- Porque Saito dijo que eres el mejor y si ese miserable lo dice, es cierto.- argumento Misao.

- Lo descubro y luego lo matas. – dedujo el joven.

- Lo que haga después no es de su incumbencia, pero si en algo le tranquiliza No, no matare al asesino, créeme que no le tocare un pelo.

- Y si no acepto el caso, ¿me matara?- pregunto con insolencia.

- No algo peor- la niña sonríe- vendré todos los días por lo que me queda de vida hasta convencerle.

El detective siente un escalofrío por todo su cuerpo ante la visión de aquella fastidiosa niña todos los días en su despacho, y sin mucho preámbulo tomo su sombrero y su gabán, en medio de un mal presentimiento.

- ¿Nos vamos?- apura el detective

- ¡Wauu!... No sabía que tuviera ese efecto, y yo que pensaba que iba a ser difícil convencerlo, ¿De veras tanto le fastidia mi presencia?

El joven le lanza una mirada que la invita a no volver a preguntar y sale de la habitación.

Estación de policía. Marzo 4 Lunes, 2.20pm

- Sanosuke averigua el paradero de Shinomori.- Ordeno Saito

- ¿Estás preocupado por el héroe del silencio? - pregunta el muchacho.

- Fue atacado por Battusay y sobrevivió no quiero pensar que no tuvo tanta suerte en una segunda ocasión.- comento el Policía.

- Muy bien jefe tu mandas, pero mama te envío esto y dijo que la próxima vez que la dejes con la palabra en la boca te cortara los servicios. – el joven le extiende un paquete de cigarrillos.

- No puedo creer que me haya enviado los cigarros, la última vez que fume una cajetilla de cuenta de tu madre me hirvió la boca por tres días,- el policía vio la cajetilla y se levanto del sillón- creo que mejor los reparto entre los presos.

Mansión Makimashi. Marzo 7 Jueves, 7.00am

Despertó, su cuello le dolía, nunca había dormido en una cama tan molestamente suave, sin duda la mansión Makimashi era digna de Admiración, aun recordaba lo que Misao le dijo, el día que llego.

...Flas Back...

- Esta casa es demasiado grande no me sorprendería que se perdiera en ella, señor Aoshi si eso sucede puede pedirle a alguno de los estudiantes que le indique como llegar al ala privada.- menciono la joven mientras recorría un gran corredor lleno de gente.

- Cuando me dijo que usted era dueña del colegio nunca pensé que su casa fuera el colegio.- dijo el detective mientras esquivaba estudiantes distraídos.

- Como le dije es demasiado grande para mi, así que decidí darle estudio al que quisiera y no pudiera, papá siempre decía: "El que sabe destruye al mundo y el que no sabe se deja destruir" así que decidí hacer algo que no le gustara, educar al mundo para que no se deje destruir...- la chica sonrío- ...tan fácilmente.-agrego.

...Fin Flas Back...

Ya habían pasado varios días desde su llegada aquel lugar, en este corto tiempo ya tenía conocimiento de casi un 80% de las operaciones de los Onniwabanshu, Saito se equivocó demasiado al pensar que había alguien más manejando los hilos de ese emporio, ella personalmente dirigía y administraba los negocios de su padre con soltura y seguridad, pero todo lo que había visto era igual a nada ya que Misao borraba cada huella y cada evidencia que existiera tan rápido como la había revelado.

Pero eso no le interesaba, hoy, era el día que había decidido revelar el nombre del que seguro era el verdadero asesino de Hiko Maskimashi, hoy volvería a encontrase con aquellos personajes que habían sido su compañía desde que llego a la mansión, en su memoria aun quedaba grabado su primer encuentro.

...Flas Back ...

- Pase por aquí señor Aoshi quiero presentarle a dos personas muy importantes para su investigación.- aseguro la joven mientras abría la puerta de un inmenso estudio.

Misao guía al detective a la habitación elegantemente decorada, en la mitad de ésta una sensual mujer vestida de rojo inhalaba el asfixiante humo de un cigarro mientras que jugaba con su cabello, que a pesar de estar recogido en una coleta no le restaba elegancia a la imagen que aparecía ante los ojos del detective. La mujer lo miro un momento con sus grandes ojos azules y luego sonrío sensualmente.

- ¡Oh¡ Misao, pero que mala eres, cuando me hablaste de él no dijiste que fuera un hombre tan bestialmente atractivo.- aseguro

- Trágate tus palabras Kaoru, o quieres que Kenshin haga que te las tragues.- menciono la más joven.

- El maldito sabe como soy, se molestara pero yo después podré contentarlo.- dijo sensualmente

- No tienes remedio,- concluyo- señor Aoshi Shinomori permítame presentarle a la señorita Kaoru Kamiya jefe de las operaciones verdes en sur América.

- Entonces es usted la que maneja el tráfico de estupefacientes- se limito a decir el joven.

- Ignorare su brusquedad señor Aoshi, como usted lo dice parece algo tan malo, yo prefiero llamarlas operaciones verdes. - la mujer sonrío coquetamente, levantándose de su sillón y sentándose en el escritorio que estaba cerca del detective, utilizando la misma pose que en otroros días usara Misao para convencerlo, "ahora se dé quien aprendió eso" pensó el joven, mientras analizaba que en esta ocasión el cuerpo y la pose combinaban muy bien causando el efecto deseado, el detective detiene su contemplación para fijarse un momento en la niña que lo había traído allí y que parecía no inmutarse con la insinuante situación, desvirtuando otra vez una de sus mas fuertes hipótesis de por qué demonios estaba allí.

Esa curiosidad era la verdadera pregunta que lo atormentaba, estaba seguro que descubrir quien mato a Hiko no era la verdadera razón por la cual Misao Makimashi lo había contratado pero no sabía cómo descifrar ese enigma.

- ¿Dónde está Kenshin?. – pregunta la niña.

- Está en el baño, ya sale- al decir esto cerrando una puerta un pequeño pelirrojo apareció, usaba un esmoquin rojo y una camisa rosada completamente desabotonada que dejaba ver en el pecho un impresionante ang1 de oro puro y de proporciones colosales. Aoshi miro un momento al pequeño individuo que bien podría parecer una mujer y a su cicatriz en forma de X.

- Tu mal gusto raya con tu habilidad Battusay- dice el detective, el pelirrojo ríe nerviosamente, ante la mirada de pregunta que le lanza la jefa del Onniwabanshu.

- ¿A qué se refiere señor Aoshi, se supone que Battusay siempre ataca con una máscara, en que se basa para decir que Kenshin es Battusay?- la muchacha parecía realmente contrariada.

- Señorita Misao se acuerda de la máscara que su tío Hannia me dio antes de morir- pregunta el gángster a la niña que afirma con la cabeza- ese bastardo la rompió, no fue mi culpa señorita Misao se lo aseguro.

- Entonces, eres Battusay, y...- la mirada de asombro de la niña desapareció - ¡cuando te dije que fueras por el señor Aoshi lo único que esa solitaria neurona pudo pensar fue en atacarlo!- dijo la muchacha realmente enfadada- ¡Definitivamente Kenshin me desilusionas, no eres nada sin mi padre, tu maestro estaría muy avergonzado por tu absurdo comportamiento! - Misao poso su mirada en dirección de Kaoru y pregunto- ¿Alguna otra doble personalidad que deba conocer?- Kaoru negó con la cabeza.

- Soy igual de depravada por donde me mires.- respondió la mujer

- Bien. – la niña respiro para retirar su enojo- Señor Aoshi ruego que disculpe la estupidez de mi amigo, y aunque veo que ya se conocen permítame presentarlos de nuevo, Kenshin Himura, y su ahora conocido alter ego, Battusay, líder de las operaciones de acero, ó para que se evite el desgaste señor Aoshi, tráfico de armas.

La niña se levanta de su escritorio y se dirige hacia el asesino ignorando a sus otros invitados, cuando llega a su asiento se acerca a su rostro rozando con sus labios la cicatriz de su mejilla mientras se dirige a su oído, depositando en este, palabras que jamás se conocerían, pero que por la expresión confusa y nerviosa del joven dejaban mucho que pensar.

- Y ahora que los presente – retomó la conversación dirigiéndose a los presentes- los dejo solos para que se conozcan... aun más. La joven estudiante se aleja del lugar pero se detiene en la puerta.- ¡Ah! y Himura luego vamos a hablar muy seriamente- por alguna extraña razón Aoshi deseo estar presente cuando hablaran aunque empezaba a pensar que quizás eso es lo último que ellos dos harían estando solos.

...Fin Flas Back...

Pero en realidad eso ya eran cosas pasadas, lo que diría hoy sería el futuro, un futuro muy oscuro y el cual le daba más dudas que respuestas, no había duda para él que esta persona era la verdadera causante de la muerte de Hiko pero aun no le quedaba claro el móvil, por otro lado, en su cabeza, la multifacetica personalidad de Misao lo traía loco, unas veces dulce y tierna, otras posesiva y déspota, irónica y cínica, sincera e hipócrita, que clase de niña, si es que a eso se le puede llamar niña, era. Aoshi salió de su habitación y se encontró en el corredor con el motivo de sus cavilaciones, siempre metido en el corto uniforme verde.

- Buenos días señor Aoshi ¿cómo amaneció, le gusto su desayuno, le parece adecuada la ropa que elegí para usted hoy?- siempre las mismas preguntas, esa era la rutina de cada mañana, aunque en un principio el detective pensó que ella era una verdadera molestia, y ahora estaba seguro de que era así, se había dado cuenta de que contrario a lo que creía él la podía soportar.

- Todo está muy bien Misao. Como siempre.

- Eso me alegra, ¿listo para las revelaciones?- pregunto emocionada.

- Sí, pero quisiera hacerle una pregunta- la niña lo autoriza con la mirada- según tengo entendido esta casa tenía una decoración diferente cuando su padre vivía, las ventanas, las puerta, hasta las camas eran redondas, ¿por qué gasto tanto dinero en remodelar, y destruyo todas esas valiosas piezas que eran circulares?- la muchacha sonrió como lo hacía siempre.

- Bien vera señor Aoshi, es una tontería, mi padre decía que los círculos representaban el infinito, la perfección, lo místico, lo... puro... – Misao detiene su explicación y centra su mirada en la muy cuadrada ventana- yo por mi parte odio lo infinito, la perfección, lo místico y lo... puro... yo creo en las perversiones del hombre, en imperfección del mundo, en lo legendario y en la maldad humana. Por eso no quería nada que representara esa estúpida filosofía en mi casa.

- Es una visión demasiado catastrofista para una joven de su edad. Por más que intento no puedo entenderla señorita Misao.- confeso el joven

- No pierda su tiempo, la edad no se lleva en el cuerpo señor Aoshi, se lleva en el alma. Vera yo desciendo de una familia legendaria cuyos antepasados vivieron en Japón y ejercían un oficio tan despreciable y especial como el mío, ellos eran Ninjas, por eso la extensa galería de armas japonesas que está abajo, y yo desde que nací fui criada, no para ser la hija de un magnate, sino para ser la descendiente de un clan, la próxima Okashira, la líder del Onniwabanshu. Durante años los descendientes de la familia Makimashi, siempre uno por generación, han heredado y heredan el apellido sin discriminación de sexo, como puede ver, yo pude haber sido una estúpida jovencita, enamorada de cualquier idiota, dispuesta a hacer cualquier cosa por la justicia y escalar montañas por el amor, pero mi padre no me crío así, y como uno es la suma de su pasado y el pasado no se puede cambiar yo soy el resultado irremediable y quizás despreciable del mío.

Aoshi miraba su reflejo en la ventana y la estaña expresión en el rostro de Misao que la hacía raramente hermosa y a la vez temible, también analizaba cada una de las palabras dichas por la joven, realmente ya no quería pensar ni hablar pero la tensión del lugar estaba aumentando.

- Tiene usted un excelente gusto para la ropa - dice el detective al centrar su atención en el traje que ella le proporciono en la mañana - por eso no entiendo porque Battusay viste tan mal.

- Battusay es un caso perdido, y yo solo ayudo a quien se deja ayudar. El no aprecia mi buen gusto, pero no es necesario que lo haga, yo sé que soy la mejor en ese aspecto.- dice con arrogancia.

- Modestia aparte.- agrega irónicamente el joven.

- No, sin modestia alguna "La modestia es la vanidad de los hipócritas,"2 eso decía papa y es de las pocas cosas con la que estoy de acuerdo. - Los dos jóvenes empiezan la marcha a una reunión que cambiara el rumbo de las cosas.

Estación de policía. Marzo 7 Jueves 11:45am

El café más oscuro del mundo humeaba en el escritorio del ahora jefe de la policía, en esa misma semana por fin Hajime Saito había accedido a tomar el puesto en la estación, después de casi 20 años de suplicas, la única condición fue que el pondría las reglas.

- Una semana... una maldita semana y no saben dónde está Shinomori.- refunfuño molesto.

- No sabemos dónde está Shinomori, pero ya tenemos varias pruebas que podremos utilizar para desmantelar la organización de Makimashi Hiko.- dice una alta y bien formada mujer.- fue una fortuna haber encontrado a aquel informante.

- Aun no es suficiente quiero todo lo que puedan recabar, cuando tenga esa orden de cateo atrapare hasta las moscas del Oniwabanshu, lo destruiré de una vez por todas.- sentencio el policía

- Bueno como quieras bombón, seguiré trabajando. - el lobo, como era conocido entre sus colegas, sintió un escalofrío, odiaba que le dijera bombón y esa mujer francamente le daba miedo, lástima que fuera su cuñada.

- Ahh, y Megumi dile al cabeza de pollo que me traiga los informes de Cotral.

- Por supuesto suegrito- y ese otro nombre sí que le daba escalofrío.

Mansión Makimashi. Marzo 7 Jueves 12:30 pm

En un amplio salón cuatro personas esperaban con ansiedad a que una de ellas hablara. Misao Makimashi sentada en su amplio escritorio de ébano saboreaba un suave café Colombiano, Kaoru Kamiya jugaba con una elegante pipa de marfil de Ruanda, Kenshin Himura por su parte empezaba a perder la paciencia, que no poseía, al ver la pasividad del detective parado frente a la inmensa ventana.

- Creo que la mejor manera de empezar es haciendo un recuento de los hechos. – Comenzó diciendo el detective- El 7 de marzo, hace tres años, el Señor Hiko Makimashi fue asesinado en una bodega del aeropuerto privado de Juliets Park, por el policía Hajime Saito a las 3:30 PM, mientras que recibía un cargamento de estupefacientes que venía de Ecuador y enviaba un embarque de armas a Bangladesh. Al parecer el señor Hiko no creía en ninguna persona, pero ustedes eran los únicos que se podría decir le inspiraban algo de "confianza"... aun así alguien lo traiciono.

En el pasado Flas Back

Aeropuerto Juliets Park. Marzo 7 Lunes, tres años antes.

El policía Saito buscaba al cabecilla de la operación, ya habían atrapado a los colaboradores e incautado los cargamentos solo faltaba el líder, el policía entro en otra bodega y allí parado en la mitad del salón, Hiko Makimashi con su famoso gabán blanco lo esperaba.

- Es un verdadero placer tenerlo aquí señor Saito, imagino que le dieron un mensaje para mí.- El policía se sorprendió pero intento no demostrarlo.

- Sí, Me dijo que ya era hora que usted leyera el libro Trece.

- Con que eso dijo- murmuro para sí mismo.- Ya era hora. – el hombre sonrío y apretó dentro de su gabán la metralleta último modelo que había escogido con anterioridad para este encuentro, metralleta que dirigió hacia el oficial de policía, no sin antes darle tiempo a éste de esconderse.

La balacera que parecía ser confusa ante los espectadores, era para los participantes muy clara, mientras que el traficante tenía un arma de disparos consecutivos, el policía tenía una miserable pistola aunque pareciera injusto, algo era seguro, Hiko no se dejaría atrapar vivo y Saito no se dejaría matar.

Al parecer las cosas pintaban mal para el agente cuando se terminaron sus balas, pero el destino guío al policía a un cargamento que estaban ensayando minutos antes, sin pensarlo el lobo tomo una de las armas y comprobó que tenía municiones, la contienda prosiguió y como era de esperarse uno de los dos cayó, y este fue Hiko. Al estar en el suelo el oficial se acerco para confirmar la muerte, pero el traficante aun estaba con vida con sus últimas fuerzas, en medio de un abundante charco de sangre, dijo:

- El libro trece ha sido leído,- miro al lobo y sonrío - dile a mi pequeña amada que es toda una mujer, tan perfecta como un circulo.

Aoshi prosiguió con el relato.

- Dos horas antes de la Muerte el señor Hajime Saito recibió la llamada de una mujer informándole hora, lugar y clase de mercancía que Hiko Makimashi recibiría y enviaría. ¿conclusión? ...

- El traidor es una mujer y usted piensa que soy yo- responde con rencor Kaoru Kamiya.

- La directora de las operaciones verdes se vería muy beneficiada con la muerte de Hiko, siendo Misao una niña, usted pensaría que podría manejarla con facilidad y poco a poco obtener un poder que fuera mayor, que le permitiera mejores dividendos y ampliara el rango de acción de sus operaciones… - el detective se detiene- Es claro que usted pudo haber hecho la llamada, pero usted no es una visionaria, el plan lo pudo fraguar otra persona, por ejemplo... su novio.

Himura se levanta de la silla con brusquedad y totalmente enojado.

- Que le hace pensar que yo mataría a Mi maestro, el era más que mi maestro, era mi amigo, era mi padre.- el asesino se cayó ante la maldita pasividad del detective.

-Bueno es muy simple, para él usted siempre fue su estúpido pupilo, aquel que se dejo llevar por sus instintos y escogió el camino que para él era el de los idiotas, para más tarde regresar pidiendo ayuda, o... ¿me equivoco? Usted dejo la organización cuando se caso con la señorita Yukishiro Tomoe, pero apenas lo hizo, sus enemigos al ver que la protección de Hiko ya no lo abrigaba, lo atacaron y mataron a su primer gran amor, mas tarde usted regreso con Hiko y pidió venganza, venganza que fue concedida a cambio de una constante humillación que Makimashi nunca dejo que olvidara, de aquella venganza aun guarda un recuerdo, que no se quita de encima, las gafas del asesino de su esposa,... las gafas de Enishi.- Kenshin no dijo nada estaba anonadado, se dejo caer sobre el sillón con pesadez

- Usted odiaba a Hiko, porque el tenia razón, pretender vivir en paz después de ser el asesino destajador era una utopía, el Okashira lo degrado de alumno a esclavo y se encargo de perturbar continuamente su conciencia mancillando su voluntad y orgullo, Usted pudo obligar o convencer a Kaoru para participar en su plan, pero la llamada no la hizo su actual novia, la hizo su amante.- afirmo el detective seguro de lo que decía, Kenshin alzó la mirada con asombro y centro sus ojos en Misao que disfrutaba de su café sin inmutarse.- muchos pensarían que es lógico, que su amante lo haría por amor, pero por un lado usted no tenía el valor para planear como matar a Hiko, y por el otro Hiko no era tan estúpido como para mantenerlo al tanto de sus operaciones, el conocía su falsa devoción y su odio hacia él, por esto, usted solo era un asesino, solo cambio de estatus cuando Misao llegó al poder.

El detective tomo un poco de café ante la expectativa de aquellos dos líderes de operaciones que estaban más confundidos que nunca.

- Esto solo deja - prosiguió- a la persona que delato a Hiko, el único ser que le inspiraba verdadera confianza, la única que sabia donde estaba, la única persona de la cual el esperaba la traición porque tenía el valor para llevarla a cabo...- el hombre dirigió la mirada hacia la Okashira del Onniwabanshu que actuaba con normalidad mientras disfrutaba su café.- Misao Makimashi.

La líder sonrío a través del humo de su bebida e ignorando el repentino sobresalto de sus colaboradores, y sus caras de consternación término su bebida, en cuanto coloco el pocillo sobre la mesa empezó a aplaudir y a sonreír con la alegría más sincera que alguna vez se pudo ver en su rostro.

- ¡BRAVO, BRAVO¡ - dijo con euforia- cuando Saito dijo en la estación que usted era el mejor nunca pensé que hablaría tan en serio.

Kenshin no tenía palabras y Kaoru sí que menos, en ninguna de las dos cabezas podía caber la idea de que Misao matara a su Padre.

- Las últimas palabras de Hiko fueron, "el libro trece ha sido leído" cosa que no se qué significa, y " dile a mi pequeña amada que es toda una mujer, tan perfecta como un circulo" Saito le dio ese mensaje a usted el día del entierro, pensando que con pequeña amada y mujer solo se podría referir a su hija, por la cual profesaba su amor públicamente, un día más tarde la mansión Makimashi empieza a ser remodelada, y no solo eso, la tumba de Hiko, que en un principio usted mando a excavar redonda, tres meses después fue modificada para que formara un cuadrado.

- Ahora entiendo porque me pregunto sobre la arquitectura esta mañana, todo tiene sentido.- menciono alegremente al reconocer la astucia de aquella "inocente" pregunta.

- Eso me lleva a otras preguntas ¿Porqué odiaba a su padre? No creo que fuera solo por la estricta educación que le dio ya que al parecer usted está muy orgullosa de ella, Hiko esperaba que usted lo traicionara, sospecho algo traumático quizás macabro detrás de esto. Y mi última pregunta la más importante ¿Por qué demonios me contrato a mí para descubrirla ante sus compañeros? Porque sé que usted sabía que yo la descubriría, las pistas no pudieron ser más claras.

La niña volvió a sonreír se sentía tan liviana, tan descansada, tan "inocente".

- Es muy listo. Usted mismo lo dijo señor Aoshi, "Por amor", por el maldito amor que me profesaba mi padre, por todo el maldito amor que yo le profesaba a él, por ese maldito amor que no podía existir entre nosotros.

Todos enmudecieron.

- ¿Estás tratando de decir que estabas enamorada de tu padre?- pregunto Kenshin con ingenuidad.

- No- contesto Kaoru - Su padre abusaba de ella.

- No estoy hablando exactamente de amor, tampoco estoy hablando exactamente de abuso. Estoy hablando de pecado, de crimen y castigo. Les contare...

Habían pasado 5 meses después de la muerte de mi madre, yo tenía 7 quizás 8 años, papá para que no me sintiera sola, hizo colocar una puerta que comunicara nuestras habitaciones, hacia unos tres meses que yo notaba algo extraño en él, no sabía qué, una noche de tormenta, 7 de marzo, lo recuerdo bien, fue la que dio inicio al pecado...

Estaba muy asustada y llame a mi padre, el vino de inmediato como siempre lo hacía, tenia puesto solo el pantalón de su pijama, se acostó en mi cama y empezó a tranquilizarme, acariciaba mi cabeza con ternura, y lentamente me acomode en su pecho, sintiendo su respiración que extrañamente se entrecortaba, después de un rato de silencio su rostro se acerco al mío y me pregunto con aflicción.

"¿Porque me conviertes en pecador?" dijo. No entendí sus palabras, pero él lentamente poso sus labios sobre los míos, yo no sabía que estaba haciendo, tarde mucho tiempo en entenderlo, pero poco a poco aprendí a seguir los movimientos de estos y una extraña sensación invadió mi cuerpo, sus manos buscaron los botones de mi pijama y más tarde...bueno eso es reserva del sumario, pero ya se imaginaran.

Así sin poner ninguna clase de resistencia me convertí en la amante de mi padre, aunque solo entendí que eso era 3 años después, cuando él ya estaba más allá de mis entrañas, estaba en mi corazón.

Esa primavera entre al colegio, nunca había escuchado de religiones, la palabra pecado solo la había escuchado de sus labios esa única vez, pero después de esa clase, esa maldita palabra se convirtió en mi obsesión. Me di cuenta del incesto, del pecado, me sentí sucia y culpable, recuerdo que ese día...

...Flas Back...

Misao llega eufórica a la casa destruyendo todo lo que encuentra a su paso, espejos, mesas, porcelanas, todo, al pasar por la galería de armas toma 5 Kunais y se dirige al despacho de su padre, al entrar éste estaba parado en la ventana leyendo unos documentos. Sin durarlo un segundo Misao lanza los cuchillos en su dirección, él logra detener uno con los papeles, los otros fueron a dar en la redonda ventana que se hizo añicos mientras que Misao gritaba entre lágrimas.

- ¿POR QUE ME CONVIERTES EN PECADORA? ¡AH!. ¿POR QUE ME CONVIERTES EN PECADORA? MALDITO, POR QUE DEMONIOS TU ME CONVERTISTE EN PECADORA, YO ERA SAGRADA, PROIVIDA PARA TI, TU LO SABIAS, PODIAS TENER A QUIEN QUISIERAS ¿POR QUE YO? PADRE ¿POR QUE?

Hiko miro aquella pequeña criatura que le acusaba, sabía que ese día llegaría, lo supo desde el primer momento que la toco, no como su hija sino como el objeto de su deseo, aun no sabía por qué lo había hecho, no tenía una explicación válida para sí mismo mucho menos para ella, el cielo sabia cuan arrepentido y culpable se sentía, más que por haberlo hecho aquella vez, por haberse vuelto adicto a ella, por haber alejado a Misao de cualquier base moral que le hiciera ver lo malo en sus actos, por haber robado su inocencia para siempre, porque aunque quisiera creer en su arrepentimiento, este realmente no existía, la amaba, tal y como lo había hecho durante los últimos años, y no de otra manera, pero el día del castigo había llegado, y no sabía qué hacer, por primera vez en su existencia Hiko Makimashi el gran Okashira del Oniwabanshu no sabía qué hacer.

- ¿QUERIAS LLEVARME CONTIGO AL INFIERNO?- decía mientras lanzaba todo lo que se hallaba en el escritorio.

- ¿Sientes las llamas del infierno cuando te toco?... Misao- dijo mientras que se acercaba a la joven y hacia lentamente que esta soltara las dagas- ¿sientes el calor asfixiante del infierno?

- Si - respondió llorando la niña

- ¿Y... te gusta Misao?, ¿Estas dispuesta a renunciar a él?

Misao lo miro con angustia, dolor, odio y desesperación.

- Lo que para ti ahora es un infierno, hace unos días le llamabas cielo.- afirmo Hiko

- No sabía que era pecado, no sabía que estaba prohibido, no sabía que no se podía hacer.

- Se puede hacer, tu eres testigo,- refuto el líder - no puedo decirte que me arrepiento porque mentiría, adoro estar contigo, no puedo decirte que no soy culpable, porque no es cierto, yo iré al infierno, lo único que lamento es que tu iras conmigo, porque lo disfrutas tanto como yo, eso no tiene revés, pero tú decides, ¿quieres vivir en el infierno desde ahora, o quieres seguir deleitándote en este, nuestro cielo terrenal?

Misao miro con más odio que nunca al que llamaba padre, y este sintió una puñalada mortal en esa mirada, segundos después se fue del lugar, al partir Hiko destruyo todo lo que quedaba en la habitación, haciéndose añicos las manos en el proceso.

Tres meses pasaron, Misao no hablaba con nadie, Hiko, solo lo necesario con sus empleados, pero nunca le dirigía una mirada a la joven, mucho menos se acercaba a ella, su silencio, su indiferencia, su rencor, era como soportar el Infierno en vida, y lo peor según él, era saberse digno de tal castigo y creerlo insuficiente.

Hiko estaba en su habitación, era media noche, y como lo había hecho durante todo este tiempo, estaba parado, al frente de la puerta que dividía las habitaciones, allí se quedaba hasta el amanecer, en silencio, recordando la sonrisa de su amada hija, las palabras ingenuas y los juegos que nacieron con el tiempo, todo, quería recordarlo todo para que su castigo fuera mayor, y quería disfrutarlo todo para nunca ser perdonado, él se lo merecía, se merecía el castigo eterno.

Al otro lado, sentada en el suelo, en su pijama rosa, Misao miraba la puerta mientras las lagrimas rodaban, como lo había hecho todas las noches anteriores siendo siempre vencida por el sueño que en el suelo la hacía reposar, escuchando en su torturada mente las últimas palabras de su padre "¿quieres vivir en el infierno desde ahora, o quieres seguir deleitándote en éste, nuestro cielo terrenal?". Y sin más, en silencio, la chica se levanto abrió la puerta y vio a su padre al otro lado, parado, desnudo y totalmente sorprendido.

- Te odio con todas las fuerzas de mi corazón – dijo- y algún día me las pagaras gusano despreciable. Porque nunca te perdonare, tú estás condenado - el rencor se sentía en sus palabras.

- Algún día me mataras hija mía, y ese será el día más feliz de mi vida después de haberte tenido, todos tenemos que leer el último libro de la existencia, el que está escrito en la hora trece, el libro de la muerte, y tú me lo harás leer y cuando lo hagas los dos seremos libres.

El traficante se arrodillo haciendo una venia y espero en silencio alguna reacción de la joven, ella se arrodillo justo delante de él y tomando su rostro finalmente dijo:

- "Antes con los condenados que con los absueltos"3- y lo beso suavemente dando así paso a la segunda parte de ese pecaminoso encuentro donde el odio más puro y el amor más terrenal jugaban de la mano para torturar sus almas.

...Fin Flas Back...

Kenshin se sentó de nuevo.

- Eso explica porque no era virgen- murmuro para sí mismo, pero Kaoru lo escucho.

- ¿Entonces tu eres el amante de Misao?- pregunto estupefacta la joven.

- No te enfades con él, nunca me ha querido ni yo a él, si alguna vez fui en su búsqueda fue porque mi padre me pidió que lo hiciera, que le consolara. Y bueno después de eso solo necesite algo de compañía ocacional, nada personal Kaoru, te lo aseguro.

- Me traicionaron- dijo desconcertada Himura, lo hiciste con una niña.- dijo furiosa la mujer que se sumergió en la creación del intoxicante humo de su pipa para desahogarse.

Aoshi miraba lo sucedido, y analizaba las evidencias ya lo sospechaba situaciones de este tipo siempre conducían al odio, la razón de la muerte de Hiko era tan evidente, Misao era una mujer atrapada en el cuerpo de una niña, un alma atormentada y resentida con una conciencia culpable que solo podía haber nacido de un evento traumático, pero algo aun no encajaba en su cabeza.

- Aun falta una respuesta señorita Misao- dijo con respeto, la actitud madura de la joven al contar su historia, lo llenaba de una azarosa sensación que no le gustaba para nada.- ¿qué papel juego en esta historia?

- Esa respuesta mi querido señor Aoshi, se la contestare en privado.- la niña sonrío, Aoshi ya empezaba a odiar esa sonrisa- ¡Himura! Lleve al señor Aoshi a mi habitación, y... amárrelo a mi cama.

Himura la miro con odio por un momento, luego se levanto y acercándose al joven dijo:

- Ya escucho señor Aoshi, sígame, o ¿Quiere que lo hagamos a la antigua?- Aoshi guardo silencio mientras decidía si el fuego en los ojos del asesino era de odio o de envidia, y sin más decidió seguirlo, no se iría de ese lugar, no sin descubrir ese enigma. ¿Por qué Misao lo había llevado a ese lugar?

1 cruz egipcia que representaba la vida.

2 Victor Alvarez

3 El ángel caído. Per Olov Enquist.