Disclaimer: Sólo el drabble me pertenece.
Claim: Reneé/Charlie.
Summary: Mira por la ventana, luchando contra las lágrimas que no llegan y se quedan estancadas en su garganta. Ella es joven, algunos le han dicho que es hermosa, y es agradable, dulce y activa, ¿por qué demonios está estancada en un pueblo que detesta, con un hombre al que dejó de amar?
Notes: Drabble, 342; Me obsecioné con el Charlie/Reneé, srsly. Este me costó horrores, porque no sabía cómo demonios era la mente de Reneé, pero aquí está.
Flores marchitas
«Nos dejamos desafiar y hoy nada es igual»
«Se supone que el amor debía ser suficiente», se dice todos los días, luchando contra la urgencia de responderse a sí misma que no es cierto, que cuando la soledad ataca y asfixia el amor no basta.
No está sola, no. Isabella está en la cuna, mirándola sin mirarla con esos ojos chocolates, con sus mejillas sonrosadas y balbuceando miles de palabras sin sentido que a Reneé le suenan como un «No fue suficiente».
Mira por la ventana, luchando contra las lágrimas que no llegan y se quedan estancadas en su garganta. Ella es joven, algunos le han dicho que es hermosa, y es agradable, dulce y activa, ¿por qué demonios está estancada en un pueblo que detesta, con un hombre al que dejó de amar?
No lo sabe, no lo sabe. Debería tener una razón, se dice a diario, para quedarse en ese pueblo, atándose cada día más a la monotonía y al gris del cielo.
Odiaba el gris, odiaba las nubes y odiaba la maldita lluvia. («Muy lógico, ya que vivo en Forks», piensa y rueda los ojos).
Ese no es el lugar para ella, lo sabe ella y también lo sabe Charlie.
Toma las maletas y comienza a lanzar la ropa en ellas, hace dos maletas entre su ropa y las de su hija.
Cuando llega Charlie, grita y maldice su suerte a los cuatro vientos, como siempre quiso hacerlo. «No me quedaré estancada aquí, Charlie» le dice y se va.
Se cansó del cielo nublado, de los días de pesca y de los turnos nocturnos de policía. Se cansó de la falta de comunicación, de lo cerrado que era su esposo y de las flores marchitas en el jarrón.
Se cansó y se fue, dejando rosas amarillas en el florero y una pena en el corazón de Charlie.
Quizás debió escuchar a su madre cuando le decía que el amor nunca acababa bien.
«Ahora sé que en verdad el amor al final siempre duele», se dice y parte del pueblo dónde el clima pudo más que el corazón.
