¡Buenas, gente! Aquí con mi nuevo fic de Digimon. Perteneciente del foro de retos de Digimon "Tómalo o déjalo" donde las únicas parejas que se verán serán Taiora, Mimato, Takari y Kenyako (pero no cuenta esa porque sí tuvieron happy ending (?).
Este fic es por y para Jell Brown que fue tan mala gente que me retó y como yo soy un pan de Dios o una hueca acepté (?) Ok no xDD. Nee, en fin. También se lo dedico a HikariCaelum que ama a la pareja, y que se lo quería recompensar por mi anterior y primer fic Takari. Así que es matar dos pájaros de un tiro. Así que espero que a todos les guste en especial a Jell y a Hikari que me ha costado horrores hacerlo. No soy buena con los dramas amorosos, y menos si se trata de esta pareja que es bastante dulce y que no le veo las complicaciones amorosas (ni ninguna en realidad) en la vida.
Decidí hacer un two-shot. Porque luego quiero ver cómo le termino y ver si le puedo dar algo más de drama y travas. A menos que milagrosamente se me ocurra más cosas y sea más largo. Lo dudo pero mi idea en sí y al final será terminarlo xDD.
¡Así que lean a gusto!
Summary: A veces vivimos en un mundo demasiado bueno que una extraña situación, por simple que sea logra desestabilizarnos. Eso es algo que conocerán Kari y T.K. Por culpa de una confusión los sentimientos de ambos sobre su relación se han distorsionado, pero, ¿la confianza y la esperanza de ambos serán más fuertes en ellos para volver?
Pareja: Takari (Takeru "T.K" x Hikari "Kari").
Rating: K+ por ahora. Creo.
Palabras: 4.858.
Disclaimer: Digimon no me pertenece, pertenece a sus respectivos creadores que terminaron de arruinar mis ilusiones fangirlistas (?).
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Lo que esto ha logrado…
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¿Desde cuándo Kari tardaba tanto? Ella era siempre la primera en llegar a sus citas, no al revés. Claro que no es que llegara tarde simplemente porque sí, si llegaba tarde era por diferentes motivos: el club de baloncesto, ayudar a su madre a limpiar o haciendo un trabajo del colegio.
Miró nuevamente la hora en su celular, hacía media hora que Kari tendría que haber llegado y no llegaba, ¿qué podría haber hecho que lograra retrasar a Kari? Se preguntaba mentalmente el joven de cabellos dorados, con cierta impaciencia.
Se encontraba en un parque de diversiones. Los niños corrían de un lado a otro riendo felices, los padres tratando de controlarlos y luego…estaban las parejas felices que se abrazaban como si fuese el fin del mundo.
No estaba celoso, él nunca fue un joven que sintiera celos por lo que veía o se imaginaba a menos que SÍ hubiese una razón para serlo. Y con Kari jamás lo hubo, le tenía bastante confianza y la conocía mejor que nadie, hasta mejor que su propio hermano Tai, claro que Tai ni siquiera sabía el color favorito de Kari y que era el rosa claro seguido del amarillo.
Así que haciendo lo más humanamente correcto nuevamente sacó su celular y telefoneó el número de Hikari. La llamó.
—¿Eh? —abrió sus ojos con sorpresa, ¿por qué no contestaba? ¡Kari siempre contestaba! Excepto en clases y cuando dormía, pero sino siempre tenía un momento hablar con él.
Había algo raro. Quizás Kari tuvo un retraso o le había surgido un problema. Sonrió para sí mismo, consolándose con esa idea, sí, eso debía ser. Le mandó un mensaje, no hubo respuesta.
El rubio se levantó de la banca que ocupaba y caminó un poco, debía distraerse un poco, si Kari no llegaba en veinte minutos se iría. Aunque le dolía, era la primera vez que le hacían algo así y encima fuese Kari aquella persona.
Aquél parque era bastante grande, si no se conocía bien el lugar uno podría llegar a perderse. Por suerte el rubio ya había ido unas cuantas veces con sus amigos y su novia.
Así que sin más dejó que sus pies le guiaran por el lugar. A la deriva. Sus ojos azules observaron el bello cielo que se le era otorgado y una sensación de melancolía llegaba a su pecho, una sensación extraña, placentera a la vez. Era increíble pensar cómo las cosas tan insignificantes y tan corrientes podían despertar tantos recuerdos y sentimientos de una sola estocada.
Pero había algo con lo que no contaba y era ver a su querida novia con otro chico, ¿quién era ese? Pudo ver como Kari reía por algo que decía el chico, y como a la vez ponía su mano en su hombro, ¿por qué tanta confianza? ¡¿Y por qué justo hoy?!
Ahora el chico se había puesto de espalda no dejando ver a la castaña, aquello alertó más al joven, pero peor fue cuando se abrazaron…
No entendía por qué seguía ahí parado, como si sus pies hubiesen sido clavados con estacas en el suelo y mirando aquella escena de obvia infidelidad.
No podía ser cierto lo que sus ojos veían, debía ser una gran mentira, en su cabeza se comenzaron a inventar suposiciones que negaban lo que él esperaba que fuese mentira.
Y quizás siguió ahí, esperando a que ella misma le diese una explicación. Esperando con cierta chispa de esperanza que todo aquello fuese mentira.
Pero al ver el rostro sorprendido de Kari cuando dejó de abrazarse con el chico, logró, tristemente confirmar sus dudas. Esas dudas que esperaba que no fueran ciertas.
En el rostro de T.K se formó una sonrisa, pero no era la sonrisa alegre y comprensiva de siempre. Sino todo lo contrario, aquella sonrisa era de despedida.
Kari se asustó por esa sonrisa, ¿acaso había pasado algo malo? ¡No!, ¿acaso…había mal interpretado aquél abrazo? ¿Qué había pensado?
—Creo que ya no hay nada más qué decir, Kari…
Aquello fue como un balde de agua fría en el corazón de la castaña… ¿Estaba terminando con ella?
—¡Espera, T.K!
Pero antes de que pudiese ir corriendo a buscar al rubio una mano la agarró con fuerza del brazo.
—Déjalo, ya entenderá… —y observó detenidamente los ojos verdes y fríos del chico que la acompañaba.
…Y ella no pudo hacer nada más que llorar, ¿acaso no tendría que hacer nada? ¿Sólo sentir impotencia?
Y sólo se sintió peor cuando su acompañante la abrazó nuevamente, queriendo consolarla, porque sabía que por aquél abrazo T.K se había ido.
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Soltó un suspiro, caminando hacia las calles de Odaiba, tenía las manos en los bolsillos y la vista baja, pensativo, es que acaso no podía creer lo que había visto sus ojos, debía ser una mentira, una horrible mentira. ¿Por qué justamente Kari? La persona de la cuál más confiaba y de la que estaba enamorado. Sentía cómo millones de agujas se incrustaban en su pecho y le faltaba el aire para respirar.
Porque no sólo le había traicionado sus sentimientos, sino también su confianza.
Se sorprendió cuando había llegado a la casa de su hermano y su padre. Abriendo sus ojos con sorpresa ante la casualidad. Luego, se acercó a la puerta, sorprendiéndose al verla abierta y entonces, entró con gesto preocupado.
—¿Hay alguien? —preguntó al ver que no había nadie en la sala. —Qué extraño… —dijo mientras se giraba lentamente…hasta que…
—¡Boo!
Y de pronto unas manos lo agarraron de la cintura logrando que gritara demasiado fuerte y luego escuchó el sonido de una olla caerse.
—¡¿Qué mierda pasó?! —salió el rubio mayor, llevando un amasador de palo en la mano y un delantal azul que en otra situación hubiese sido cómico.
Y luego, se comenzó a escuchar una fuerte y cantarina risa.
—¡Mimi! —gritaron ambos rubios, observando a la castaña.
—E-eso ha si-sido tan gracioso…—decía, mientras se limpiaba las lagrimitas que salían de sus ojos.
—¡No, no lo es! —gritaron nuevamente al unísono.
—Casi me da un infarto… —dijo el menor, tratando de reincorporarse. Mimi observó que su semblante era diferente.
—¿Te ha pasado algo, T.K?
Matt arqueó una ceja al escuchar la pregunta de su novia, ¿a qué se refería con eso? Si hacia ratos nomás lo había asustado al pobre.
—Es difícil de explicar —dijo el Takaishi, con una sonrisa de disculpa en su rostro.
—¿Tiene que ver con algo de tu hobby de escritor? ¿Con el club de Básquet? Mira que no se me dan bien ninguno de los dos, así que le tendrás que pedir ayuda a otro…
El menor negó con la cabeza ante las palabras de su amiga.
—Terminé…con Kari… —aún el no podía creer en sus propias palabras.
La mirada que recibió de su pareja demostró que él no era el único que pensaba que aquello era mentira.
—¡¿Qué?! ¿En serio? —la chica lo miró escéptica. —Estamos hablando de Kari, de Kari Kamiya, ¡tu alma gemela!
—Sí, sí… —eso cada vez se sentía peor…
—¿Cómo fue? ¿Hoy no tenían una cita, verdad? —preguntó esta vez Matt, encendiendo un cigarrillo y recibiendo una mirada de desaprobación por parte de su pareja.
—La esperé en el parque, le mandé mensajes, la llamé. No contestó. Y luego la vi con otro… —mientras continuaba con la oración miraba el suelo, sintiendo dolor en el pecho.
—¿Con otro? ¿Cómo? —preguntó la castaña, mientras fruncía el ceño, imaginándose la escena.
—Se abrazaron, y cuando la vi no dijo nada. Sólo se quedó mirándome…
—Eso es muy extraño… —susurró el Ishida, con el cigarrillo en sus labios.
—Pero, si se quedó mirándote y ni siquiera se ha detenido…es porque algo ocultaba… —dijo Mimí, en gesto pensativo.
—¿Qué me era infiel? —una sonrisa triste y cínica se vio en el rostro de Takeru, tan diferente a él.
—¡Oh! —dijo Mimi, abrazando al menor por el cuello, dándole consuelo.
Yamato por su parte puso su mano en el hombro de su hermano. —Vamos a comer algo, te hará bien.
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La menor de los Kamiya caminó en silencio, hasta su casa, le había dicho al chico de ojos verdes que no la acompañara, le costó convencerle hasta que finalmente el chico le dijo que la llamaría luego para ver cómo estaba y que luego hablaría con el rubio. Pero le había dicho que no lo llamara, que ella se encargaría de solucionarlo todo.
Aunque le costara…
Una vez llegó a su casa pudo ver a Tai y a Sora jugando a los vídeo-juegos. Les sonrió, sintiendo una sensación parecida a la envidia y melancolía.
—¡Kari! ¡¿Qué haces tan temprano?! ¿No te ibas a ver con T.K?
Y aquella pregunta inocente y sin malas intenciones logró sólo hacer que la castaña saliera corriendo.
—¡Kari!
—¡Jajaja! ¡Gol, Sora! ¡Por distraída…!¿adónde vas, Sora? ¿Y el partido?
Todo fue muy rápido. Sora había salido corriendo en dirección a la escalera donde había ido Kari y Tai no pudo dejar de disfrutar su gol a su novia porque se había ido.
Se levantó y puso pausa en el juego. Justo cuando le iba ganando. Esperaba que lo de Kari fuese sólo tonterías de mujeres, como que T.K no había notado su nueva camiseta o algo así.
Fue hasta el dormitorio de su hermana y lo que vio lo dejó helado: Kari lloraba en el hombro de Sora mientras ésta la abrazaba, por impulso se acercó hasta la cama dónde estaban y miró con preocupación a ambas muchachas. Puso su mano en el hombro de la menor.
—¿Kari?
Kari levantó su rostro inundado de lágrimas para mirar a su hermano mayor. —T-Tai… —y sin poder evitarlo lo abrazó contra su pecho, buscando su consuelo, su valor que él tenía para que ella dejara de llorar.
—¡Kari! ¡Por favor, habla! ¡Me estás asustado! —gritó Tai, casi fuera de sí, sentía un gran mareo, producto de la confusión. Agarró de sus brazos a su hermana para mirarla a la cara.
—¡T.K!
—¡¿Qué pasó con T.K?!
—Tai, T.K rompió con Kari —dijo Sora, tratando de ser la que pusiera calma en aquella situación.
—¡¿Qué?! ¡¿Por qué?! ¡No entiendo nada! —volvió a decir Tai, sorprendido, demasiado sorprendido, ¿acaso había escuchado bien?
—P-porque cree qu-que lo engañé… —habló la menor, limpiándose las lágrimas que caían por su rostro.
—¿Cómo es que cree que lo engañaste? —esta vez fue la voz de Sora.
—Porque me abracé con otro chico… —se apretó los dientes.
—¿Y por qué te abrazaste con otro chico? —Tai fruncía el ceño.
Hikari y Sora lo miraron un tanto ofendidas.
—Nos estábamos despidiendo. —Suspiró, buscando calmarse. —Fue así, yo tenía que encontrarme con T.K que teníamos una cita. Pero antes iba a juntarme con éste chico…
—¿Le estabas metiendo los cuernos a T.K? —y la mirada que recibió Taichi por parte de las dos chicas logró silenciarlo.
—Bueno, sólo pregunté —dijo el moreno, avergonzado.
—En fin, continúa, Kari —Sora colocó su mano encima de la mano de la menor, dándole apoyo.
—Con éste chico me iba a juntar ya que me había dado un regalo para T.K.
—¡Espera! ¿Quién ese ése chico del que hablas?
—Tai, deja que Kari nos explique bien cómo fue todo —decía Sora. Suspirando, a veces Tai llegaba ser tan "oportuno".
—Bueno, ése chico es el hijo de un escritor. T.K admira a ése escritor y quería pedirle al chico si me podría conseguir el nuevo libro del mismo autografiado. Ya que T.K no había podido comprar el libro porque ya se habían vendido en todas las tiendas. Pensé que sería un lindo regalo de aniversario ya que llevamos dos años juntos —el rostro de Kari se había tomado cada vez más rojo mientras hablaba. —Además, el chico me debía un favor ya que le he estado ayudando con las clases de fotografía.
—Así que ha sido todo una confusión —decía Tai, sentándose ahora en la silla de escritorio de su hermana, poniendo la silla al revés, sus piernas abiertas y sus brazos apoyados encima del respaldo de la silla, de manera bien masculina.
—¿Y no has hablado con T.K? —preguntó Sora.
—Traté, pero no me contesta los mensajes ni las llamadas. Fui a su casa pero su madre me dijo que no sabía dónde estaba…
—Entonces, todo ha sido una confusión. ¿No sería buena que hablaras con T.K y le dijeras que todo había sido una confusión? —opinó la pelirroja, poniendo nuevamente su mano en el hombro ajeno.
—No puedo hacerlo… —decía Kari, bajando su rostro.
—¿Por qué? —preguntó el mayor de los Kamiya, mirando a su hermana sin entender.
—Porque siento que ha perdido la confianza en mí —dijo la más joven, abrazándose a sí misma, solamente ella sabía lo que sentía. Su conexión con T.K era tan fuerte que aún no podía entender cómo el rubio ni siquiera se detuvo a escuchar lo que ella le tenía que decir, si no había podido hacer eso, ¿de verdad era su verdadero amor? ¿De verdad su conexión era tan fuerte como ella creía hasta hace unas pocas horas?
Inseguridad, miedo, impotencia, duda, aquellos sentimientos comenzaron a aparecer en la mente y en el corazón de Kari, ¿estaría exagerando sus suposiciones? ¿O aquello era una señal?
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Ese día Takeru se había levantado de la cama de su padre con un gran dolor en la cabeza y mil pensamientos circulando en la misma. Se frotaba la cabeza casi tan fuerte que en cualquier momento se hundiría un pedazo de cráneo en el cerebro.
—¡Ey, dormilón, levántate! —pudo escuchar a su hermano y lo que vio lo dejó ciego.
—¡Es sólo la luz, llorón! —Volvió a decir el mayor al ver el rostro adolorido de T.K. —Ven, vamos a desayunar. Mimi está haciendo el desayuno —y cuando había dicho esas palabras ya no estaba.
El joven Takaishi se levantó con cansancio de la cama y se arregló un poco el cabello mientras se calzaba las pantuflas de su padre que, obviamente le quedaban enormes. Pero no sentía ánimos de ponerse sus zapatos.
El dulce olor a café y waffles lo abrazó con los brazos abiertos, siendo casi un consuelo para él y sin más saludó a la pareja y a su padre, que lo miraba con cierta preocupación.
—T.K., ¿qué ha pasado con Kari? —¿Por qué no le preguntó educadamente "cómo estás"?. No hacía falta que fuese tan directo.
—Eeh, bueno… —Takeru tragó saliva antes de hablar. —Algo así…
—¿Cómo qué algo así? —Hiroaki arqueó una ceja, mirando al rubio menor.
—Papá… —habló Yamato, cortando con aquél momento incómodo. Mimi terminó sirviendo los cuatro platos en la mesa.
—¡Ey, Mimi! ¡¿Qué haces aquí?! ¿Tus padres saben que estás aquí? —preguntó el Takaishi, interrumpiendo con el incómodo momento.
Mimi lo miró sin entender pero luego asintió. —Sí, ellos ya saben que estoy aquí, claro que a papi no le gusta mucho —rió infantil. —Pero les hago un favor, necesitan un rato a solas —dijo, guiñando un ojo.
T.K inteligentemente decidió no preguntar más y sólo pudo decir un simple: "aaah". Tampoco quería saber dónde había dormido la castaña, pero se lo imaginaba. Así que decidió preguntar otra cosa:
—Papá, tú, ¿dónde dormiste? —Hiroaki levantó la cara, con el waffle en su boca.
—En el "sogá" —luego al ver la cara de Mimi se sonrojó y tragó: —Lo siento —dijo con una sonrisa de disculpa. Mimi rió divertida y Matt suspiró, avergonzado.
—Papá —dijo Matt, llevándose la mano en la cara mientras Mimi reía y le daba un beso en la mejilla.
"Al menos no hablan de lo mío" pensó T.K, comiendo los waffles hechos por Mimi y bebiendo jugo de naranja.
Terminaron de desayunar en silencio, varias veces Mimi trató de alivianar la tensión del ambiente contando alguna anécdota de su vivencia en Estados Unidos pero las partes en donde mencionaba a Michael no pareció caerle muy bien al rubio mayor, además de otras anécdotas y curiosidades neoyorquinas que en otro momento hubiesen sido interesantes.
Terminaron de desayunar en silencio, Mimi y Matt recogieron la mesa y Hiroaki se despidió de los tres para ir a su trabajo.
—Bien, yo debería irme a casa, mamá debe estar preocupada por mí —mentó Takeru, recostándose con desgana en la mesa de la cocina.
—Tranquilo, Takeru-kun, ya le avisamos a la señora Nancy que estabas aquí y le dijimos que pasarías aquí la noche también —comentó la joven Tachikawa, poniéndole una mano amigable en su hombro.
Takeru le sonrió a Mimi, agradeciéndole las molestias, mas soltó un suspiro. Matt lo miró mientras arqueaba una ceja.
—Hablarás con Kari, ¿verdad? —preguntó el mayor apoyando su codo en la mesa, T.K lo miró sin entender.
—Sí, hablaré con ella… —¿no era obvio que lo haría?
—Pues es mejor que te apures, Mimi le contó a Yolei y sabes lo boca suelta que es Yolei…
—¡¿Q-qué?!
—Lo que escuchaste…
—¡¿Pero por qué?! ¡Lo sabrá toda la condenada escuela!
—¡Ey! ¡No me hagan sentir como la culpable! —la castaña frunció el ceño, medio molesta. —Yo le pedí expresamente a Yolei que no dijera nada…
—¿Y tú crees que Yolei guardará el secreto? Qué ingenua —dijo Yamato, casi divertido.
—Lo sé ,—la castaña suspiro. —Lo siento, T.K. No debí haber hablado con Yolei. Lo siento —en el rostro de la chica se formó un rostro que parecía pedir disculpa a gritos. Matt la acercó a ella abrazándole la cabeza y besándole la cabeza y luego la mejilla. T.K simplemente la tomó de la mano sonriéndole.
—No te disculpes, Mimi. Yo fui el culpable. —el semblante del menor se volvió casi nostálgico.
—T.K. no te culpes. Aquí nadie tiene la culpa —razonó el mayor de los tres. —Sólo ha sido una confusión. Ve y habla con Kari, ella te perdonará. Son el uno para el otro…
Era gracioso para T.K pensar que las personas que daban consejos no pudiesen aplicarlo en su vida. Pero le entendía. De afuera todo es sencillo, pero cuando uno debía ponerse en los zapatos del otro…ahí estaba el dilema.
—¡Bien! Hablaré con Kari y arreglaremos las cosas —una sonrisa esperanzadora se formó en el rostro del muchacho.
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La castaña se había levantado con unas grandes orejas en su rostro y una sensación de vacío en el estómago, la pequeña Kamiya se salió de su cama y observó en la cama de arriba a su hermano dormir plácidamente, como si nada le ocurriese en su mundo, babeando un poco la almohada y escuchándose su respiración, sonrió, al menos ya no sentía esa doble culpabilidad por preocuparlo, él no se lo merecía.
Fue a lavarse los dientes, se duchó, se vistió y bajó a desayunar. Veía a su padre y a su madre preparando el desayuno.
—¡Kari! ¡Pero qué cara tienes! ¿Pasó algo malo? —preguntó su madre, acercándose a su hija. —¿No estarás enferma? —volvió a decir, poniendo su mano en la frente de la pequeña.
—¡Oh, no, mamá! N-no es nada, de verdad —le dijo, sonriendo, aunque era una sonrisa un tanto fingida. Su madre suspiró, no le gustaba que sus hijos les ocultasen cosas.
—Hija, si estás cansada no vayas a la escuela entonces.
Y aquello fue como prender todas las alarmas en la cabeza de la chica, ¡las clases! ¡Hoy vería a Takeru!
—¡Kari, tesoro! ¡Estás pálida! —su padre, se levantó apresuradamente y se acercó a su hija.
—¡N-no se preocupen! Estoy bien, en serio —Kari les sonrió. Odiaba mentirles, deseaba decirles que no, que no estaba bien, que sentía un nudo en el estómago y quería sólo llorar, pero sabía que no podía. Tenía que hablar con T.K a como diera lugar, no por nada era la hermana de Taichi.
—Pero, Kari. No te noto bien —dijo su madre. A veces los jóvenes eran tan tercos.
—No, madre. En serio. Estoy bien…
Sí, "estoy bien", esas dos palabras sin duda eran las más hipócritas que podría haber, usadas como un escudo para… ¿para qué? Para no preocupar solamente, pero, ¿hasta cuándo ayudarían esas palabras? ¿Hasta que se marchitase? ¿Hasta que no tuviese el valor para admitir: "no, no estoy bien"? ¿Aquello era un acto de cobardía…o un acto de preocupación?
—Si tú lo dices —dijo el padre, no muy convencido. Volviendo a sentarse en la mesa y comiendo unos hotcakes, que seguramente estaban enfriándose.
—Bueno, Kari, cuando te sientas con ánimos puedes contarnos lo que te sucede. Ahora llama a tu hermano… ¡ah, no, ya está!
Y justo llegaba Taichi con el cabello más revuelto que de costumbre, ya vestido para ir al colegio. Soltó un bostezo antes de saludar:
—Buenos días, ¿hay hotcakes? —preguntó esperanzado, tomando asiento en la mesa redonda mientras Kari hacía lo mismo.
Taichi le lanzó una mirada a Hikari, preguntándole en silencio cómo se encontraba, mas, recibió una sonrisa. No le convenció.
Desayunaron en un incómodo silencio. Kari se sentía culpable, se sentía responsable del mismo. Una vez terminaron de desayunar se fueron al colegio.
En el trayecto se encontraron con Sora que se acercó a ellos y caminaron juntos.
—¡Hola, chicos! —saludó Sora, tomando la mano de Tai que fue correspondida.
—¡Hola, Sora! —saludaron alegres, uno con una sonrisa radiante en l rostro, la otra, sólo por compromiso.
—¿Y bien, Kari? ¿Hablarás con T.K? —preguntó la pelirroja, mirándola con preocupación.
Kari hubiese decidido no hablar de aquello pero sabía que era inevitable, porque sabía que T.K no eran como las demás parejas que discutían, es más, rara vez discutían.
—He de suponer —dijo, suspirando.
—Kari, en algún momento tendrás que hablar con él, no puedes dejar que una tonta confusión haga terminar una relación casi tan perfecta como la de ustedes —dijo de manera sabia la pelirroja.
Hikari sabía que tenía razón, después de todo Sora siempre había sido la voz de la razón. Pero se sentía insegura, demasiado, no podía entender cómo Takeru ni siquiera se hubiese detenido a escucharla hablar.
¿Había hecho algo mal?
—Lo sé, Sora. Pero…tengo miedo… —dijo, bajando su cabeza. Tai le revolvió su cabello con su otra mano.
—Ya, ya. Mira, tú hazle caso a Sora y habla con él, si no te escucha o no te cree… —empezó a decir, soltando la mano de la pelirroja y golpeando con su puño derecho la palma de su mano izquierda. —Ya verá ese rubio mal teñido —y terminó con una sonrisa casi sádica en su rostro.
Sora y Hikari pensaron que era mejor que Tai no se acercara a T.K y cuando se miraron a los ojos supieron que pensaban lo mismo.
—¿No pensarás pegarle o sí? —preguntó Sora, arqueando una ceja.
—No, no, Sora. Será una plática de machos —y así se golpeó el pecho como si él se tratase de un gorila.
—Esto no terminará bien —Sora se llevó la mano a la frente, suspirando de paso.
Kari le sonrió a su hermano, sabía que quería ayudarla, a su muy primitiva manera. Y lo agradecía infinitamente.
—Tai, hermano. Agradezco que quieras ayudarme, pero es algo que concierne a mí y a T.K.. No quiero causarles problemas a ti ni a los demás —la sonrisa amable y dulce de Kari logró calmarle.
—Está bien, Kari. Pero si te hace algo malo va a tener que hablar conmigo —y le puso la mano n su hombro. Tai era tan terco…
—No hará falta… —esperaba poder creer en sus palabras. —Yo, no dejaré que las cosas malas arruinen mi lo que formé con T.K. No dejaré que las adversidades se interpongan en medio…—su rostro pareció adquirir luz al igual que su mirada. Debía creer, T.K le decía que debía creer en sus palabras para que fuesen reales y ella lo haría.
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El rubio Takaishi había llegado temprano a la escuela. Había ido a la casa que compartía con su madre para vestirse con el clásico uniforme verde de colegio donde antes asistía su hermano mayor, Tai, Sora e Izzy. Llevaba su sombrero de siempre y la mochila a un lado.
Hoy aclararía las cosas con Kari y volvieran a hacer la pareja feliz de siempre y aquél incidente quedaría en el olvido o quizás lo aprovecharía para escribirlo en algún cuento. Le gustaba usar situaciones que había vivido para así hacerlas más realistas.
Caminaba solo por el colegio, Mimi no lo acompañó puesto que Matt se había encargado de llevarla en su moto a pesar de que la castaña no quería, debido a algo de lo que no quería hablar…ni mucho menos recordar.
Ya se encontraba en la entrada del colegio, soltó un suspiro mientras miraba la puerta, bien. ¿Debía hablar con Hikari ahora o después? ¿Y si la veía ahora? ¿Qué le iba a decir?
"Sólo dile lo siento, sólo eso" se decía mentalmente mientras suspiraba. Esperando llegar a una cabellera corta de color castaño.
Ahora comenzaba a sentirse nervioso, ¿cómo era posible que una situación tan simple podría ponerle así? En algún otro momento hubiese pensado que era algo increíble pero, ¿ahora? Literalmente quería mandar todo al demonio…
—¡T.K., eres tú! —una voz aniñada llamó su atención y ladeó la cabeza a un lado, encontrándose con…
—¡Catherine! —gritó el rubio sorprendido al ver a la rubia allí, ¿justo con ella debía encontrarse?
La susodicha sonrió al escuchar su nombre de los labios ajenos y ni lenta ni perezosa le tomó de las manos.
—Escuché lo de tu rompimiento con Kamiya —el rubio menor abrió los ojos con sorpresa, ¿cómo se había enterado?
—¡Yolei! —gritó sorprendido, era obvio, ¡Yolei le habrá contado a medio mundo!
—Sí, lo escuché de ella —apretó un poco más su agarre, quizás para tener más atención. —Y déjame decirte que si necesitas un oído comprensivo en estos momentos, me tienes a tu entera disposición.
—Eem, gracias, Catherine —la joven sonrió ante las palabras del rubio aunque aquellas palabras habían sido dichas con poco entusiasmo y convencimiento, sólo dichas de manera educada.
—No me agradezcas, sé que se siente cuando una persona no te merece —su blanca mano se dirigió a la mejilla del rubio. Éste la miró sorprendido. ¿De qué rayos estaba hablando ella?
—Ca-Catherine, creo que te estás confundiendo…sí, pasó algo con Kari pero yo…
—¡¿QUÉ?! ¡¿Te estás escuchando?! —el grito de la rubia logró dejar casi sordo al chico que se alejó de la impresión, miró a todos lados. —¡Si yo la he visto! A tu "preciosa" Kari con otro… —una sonrisa mezclada con la tristeza, la ira y la burla se vio en el rostro de la joven. Esa sonrisa…era tan hermosa y a la vez tan cruel…no le gustó.
—E-estás mintiendo, Catherine… —contradijo el rubio. —Kari no es así…ella jamás…
—¡¿Me estás llamando mentirosa?! ¡A mí! —la rubia sacó su celular y le mostró una foto. —¡Dime, qué ves en ella!
Los ojos del Takaishi se abrieron con más sorpresa, en ella salía aquél chico de la otra vez con Kari en una cafetería, ambos sonriendo.
—No…no puede ser. Yo, yo sólo estoy confundido —quiso mentirse.
—¡T.K, por favor! Eres demasiado bueno… ¿acaso siempre ves el lado inocente de las cosas?
Takeru la miró, consternado. Observó sus expresiones, ¿estaría diciendo la verdad? ¿Por qué sentía que no debía creer en sus palabras?
—Tú…. ¿en serio me estás diciendo la verdad…?
Y lo que vio lo dejó al lado, pudo ver los ojos cobrizos de la chica que lo había confundido.
—¡Kari! —corrió detrás de ella cuando la chica huyó de sus ojos zafiro.
Catherine se quedó quieta, ¿cómo es que aún podía creerle? Era una cualidad que amaba del rubio, pero en esos momentos era algo que odiaba de él…
—Maldita, Kamiya…tiene tanta suerte y no se da cuenta…—pudo ver que mucha gente se había quedado mirando al discusión y se sonrojó sin poder evitarlo. —¡Mé-métanse en sus asuntos! —era una joven muy tranquila, pero no por eso no tenía uñas para defenderse.
Y cerca de ahí había unos jóvenes que miraron todo en silencio.
—Vaya, esto es malo…—la voz de Mimi rompió el silencio.
—Pobre Kari y T.K. No puede ser que una confusión haya causado tanto alboroto…seguro no irán a clases por esto…—esa fue la voz de Sora.
—Hay que darles tiempo, no sé por qué hay tanto alboroto… —Matt suspiró con cierta frustración.
—Bueno, chicos. Creo que dependerá de nosotros el que se regresen a la normalidad… —la voz de Tai hizo su aparición dejando a los tres sorprendidos.
—¿No deberíamos dejar que arreglen el conflicto ellos dos solos? —preguntó Mimi con cierto tinte de timidez.
—Pues, si no lo arreglan y se pelean haremos que se reconcilien —la voz del líder pareció convencerlo a ambos. —Sora y yo hablaremos con Kari y Matt y Mimi con T.K. ¿les parece? —asintieron.
—¿Y qué pasará con Catherine…? ¿Y Davis? Seguro él aprovechará la situación para acercarse a Kari…—Yamato arqueó una ceja, serio.
—Ellos no interferirán en nada, si Kari y T.K se aman de verdad —nuevamente Sora volvió a ser la voz de la razón del grupo.
—Muy bien, está decidido. Ellos volverán a estar juntos…
Asintieron con la cabeza en silencio y los cuatro se fueron por diferentes caminos. Ya sabrían cómo hacer para que ambos jóvenes estuviesen juntos. Lo sabrían, estaban seguros de eso. No dejarían que algo tan tonto harían que sus hermanos, sus amigos tuviesen caminos separados.
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Okie, aquí está el fic. Espero les haya gustado. Espero también que no hubiese nada de OoC con ningún personaje, excepto Catherine que aquí me da igual. No la odio, hasta me cae algo bien pero no me importa mucho que le pase lol. Cuando tenga imaginación la continuaré y terminaré y yay (?). Si alguna tiene alguna sugerencia ésta será gratamente agradecida.
Obviamente incluiré a Davis y a ese chico misterioso. Mi problema reside en ser tan poco romántica y/o dramática amorosa que ha salido así el fic. LOL.
Sin más qué decir espero que en la próxima semana (me haré un descansito) pueda continuar y terminar el desenlace de la historia. Ya que es una pareja que realmente es un reto para mí, en verdad. Así que yo huyo a esconderme de los reviews malos y de las críticas especiales de Marta (?) que por suerte ninguna me ha tocado, no sé si es un halago o un desprecio (?) ok noxDDD
¡Bye gente, hasta la próxima!
