Disclaimer: The Legend of Korra es propiedad de Michael Dante DiMartino y Bryan Konietzko.

Fic escrito para ganar mi título de "Igualitaria" en el Foro ¡El Cometa de Sozin!

Cantidad de palabras: 500 (sin contar Notas de Autor y Disclaimer)

Semi-AU, debido a que aquí Korra nació en la Tribu Agua del Norte, sin ser el Avatar.

Noatak tiene doce años, aproximadamente.


Se encontraba sentado en una roca, con la barbilla recargada en sus rodillas y la mirada perdida.

Concentrado en su propio mundo, ni siquiera la sintió llegar.

—Lo que hiciste estuvo mal —Escuchó una infantil voz que lo sacó de sus pensamientos.

Se giró hacia ella, extrañado de que hubiera alguien más ahí. Y se encontró con una chiquilla bajita, de enormes ojos azules. Quizá tres o cuatro años menor que él.

—¿Te conozco? —Preguntó, fastidiado porque una desconocida le dijera aquello.

—No, por suerte. Pero no estoy aquí para presentarme. Te repito, lo que hiciste fue malo —Le regañó, cruzándose de brazos.

Él soltó un bufido.

—¿Se puede saber de qué hablas?

—¡No te hagas el tonto! —Gritó, furiosa— He visto cómo controlabas a esos pobres lobos.

Noatak se mostró ligeramente sorprendido. Se suponía que su padre los llevaba a entrenar a una zona lejana y segura, donde nadie podría descubrirlos.

—¡Ellos no te han hecho nada! —Siguió con su reclamo. Y Noatak bajó la mirada, dolido.

Sabía perfectamente que los lobos eran inocentes, estaba consciente de ello, y le lastimaba cada vez que tenía que hacer Sangre Control sobre algún animal. Pero su padre era duro, y Noatak tenía que esforzarse. No quería decepcionarlo y hacerlo enojar.

La niña lo observó detenidamente. Dándose cuenta de su triste mirada.

—Tú... ¿No querías hacerles daño, cierto? —Interrogó, ya más calmada.

—Cierto —Respondió.

—Pero lo has hecho.

—Sí, lo hice —Admitió con arrepentimiento.

—Mi nombre es Korra —Se presentó con una sonrisa, para cambiar de tema.

—Yo soy Noatak —Contestó cortésmente, pero sin una sonrisa.

—Noatak, creo que podríamos ser amigos, si prometes que no volverás a lastimarlos.

—¿Amigos? —Enarcó una ceja, extrañado —¿No me temes? ¿No tienes miedo de que te controle como hice con los lobos?

—No. Porque sé que jamás me harías daño.

—¿Cómo estás tan segura? —Preguntó con desconfianza.

—Porque tú no eres mala persona. Lo puedo ver en tus ojos —Aseguró, mirándole directamente.

Noatak de repente se sintió expuesto ante esa niña que acababa de conocer. Sentía una extraña, pero agradable sensación en su corazón.

—Eso y que... Te gusto —Finalizó Korra con una sonrisa traviesa.

A Noatak se le desfiguró el rostro al escuchar tremenda tontería.

—Te acabo de conocer —Dijo lo obvio— Es imposible que me gustes.

—Es lo que dices tú, pero yo puedo verlo en tu mirada —Presumió Korra— Debo irme, pero nos veremos mañana aquí, a la misma hora —Se despidió y se fue corriendo.

Noatak la observó irse como si estuviera loca. Justo lo que le faltaba: una mocosa que aseguraba saberlo todo, simplemente por su mirada.

Él también se marchó de ahí. Habían sido demasiadas emociones por un día.

Durante la noche, recordando la conversación, juró que jamás volvería a hacer sufrir a alguien.

Y aunque la niña había resultado ser molesta, al día siguiente se sorprendió a sí mismo, yendo de camino a la roca.

—Sabía que vendrías —Le recibió ella con una sonrisa que fue correspondida.


Gracias por leer :D.

¡Saludos!