N/A: Sí, es lo que parece. Revisando un poco los fanfics que he estado haciendo a lo largo de mi corta vida como escritora, me he dado cuenta de que la mayor parte deja muchísimo que desear. De modo que he decidido corregirlos en lo que se pueda — aunque algunos no tienen salvación posible — para dar a leer lo que la gente realmente se merece.
De modo que aquí os dejo con esta reconstruida versión de Miradas. ¡Muchas gracias por leer!
Disclaimer: One Piece y sus personajes no me pertenecen. Son propiedad de Eiichiro Oda y esta es una actividad que realizo sin ánimo de lucro.
Realmente nunca la entendería…
Esa mujer era un misterio dentro de otro, envuelto por una capa de piel suave y unas formas femeninas. Aún no se fiaba del todo de ella, y sin embargo eso no quería decir que no le pareciese fascinante. Sin embargo eso era algo que tenía muy claro que no pensaba demostrar; no tenía intención alguna de darle el gusto de que viese que en realidad, muy por encima de la desconfianza que podía despertar en él, estaba esa duda, ese deseo de querer descubrir que escondían su sonrisa de esfinge y sus ojos aguados.
Se encontraba sentado en la cubierta del barco contra el mástil, con el ceño fruncido y los ojos cerrados, en un vano intento por dormir, mientras aquellas reflexiones se le pasaban una y otra vez por la cabeza. Su presencia volvía a ponerle nervioso una vez más. Se sentía intranquilo al saber que estaba ahí, sentada en su tumbona, leyendo como si nada… y maquinando quizás quién sabía qué cosas.
De vez en cuando abría un ojo disimuladamente para observarla, y al hacerlo, capturaba el rostro de ella en tan solo un segundo. Al cerrarlo, lo escrutaba en su mente, despacio, lentamente, para poder ver más allá de la máscara que sabía que tenía puesta en todo momento. Sin embargo nunca lo conseguía. Quizás por eso siempre que podía lo hacía; la miraba sólo un segundo para grabar su rostro en distintos momentos.
Lo repitió una vez más, y entonces se fijó en que ella lo miraba, sonriente. Eso lo hizo sonrojarse ligeramente y fruncir aún más el ceño. Escuchó cómo se levantaba y cómo caminaba hacia él, lentamente, como disfrutando con su tensión. Se detuvo a escasos centímetros de su cuerpo y se quedó quieta, no sabía si mirándolo o esperando que abriese los ojos y reconociese que la había estado mirando.
"Pues si es por eso ya puede quedarse ahí…"
Al poco tiempo la escuchó darse la vuelta y regresar sobre sus pasos hasta la tumbona. No obstante el alivio no le duró demasiado, ya que volvió a acercársele. Intentaba respirar tranquilo, parece realmente dormido, y estaba a punto de desvelarse y mandarla a hacer vientos cuando notó que le ponía una manta encima y se acercaba a él. No le hacía falta ver para saberlo, notaba el calor que desprendía su aliento, su cuerpo, el cabello negro le provocaba un leve cosquilleo con en la frente.
Y entonces se la besó, dejándolo perplejo y haciendo que se sonrojase. La escuchó reírse y se sonrojó aún más, pero en ningún momento abrió los ojos. No iba a darle esa pequeña satisfacción. No tardó nada en notar cómo se alejaba de él y volvía a sentarse para leer.
Sí… Realmente nunca la entendería. Pero lo que no sabía, es que quizás ella nunca llegase a entenderlo a él de igual manera…
