YA SE, YA SE, DEBERIA ACTUALIZAR MI OTRO FIC, PERO NO PODIA SACARME ESTE DE LA CABEZA, DISEÑADO PARA SER UN ONESHOT PERO ME SALIO TANTA LOCURA QUE SERAN NO MAS DE 5 CAPITULOS TAL VEZ SOLO 3 OJALA SEA DE SU AGRADO MIS FIELES LECTORAS, AHORA SI FUERA DE MI SISTEMA ME PONGO A TRABAJAR EN EL OTRO BYE BYE.
- ¡ELLOS MERECEN MAS ESTAR AQUÍ! –rugía una potente voz elevándose desde el patio frente al templo de Atena.
- Deberían largarse del santuario o si no …–amenazó otra encolerizada voz.
- No pierdas el tiempo Aioria, ni el mismo Hades los reclama, pero aun así deberíamos enviárselos –respondió con malicia Milo listo para atacarlos.
- Guarda tus armas escorpión, si no iras a pedirle tu mismo explicaciones a Hades –afirmó desafiante Saga.
- ¡BASTA! –resonó el eco de una voz. Aioria, Milo, Shaka, Aldebaran, Mu, Kanon, Saga, Death Mask, Afrodita, Shura y Camus intentando reconocer al dueño de dicha voz voltearon hacia la entrada del pasillo que conducía al templo de Atena. Distinguir al hombre que había zanjeado la discusión se les complicaba debido a que el intenso sol de Atenas hacía mas oscuro el pasaje.
- ¡Vaya!, entonces era cierto un niño de bronce se escondía en el templo de Atena –canturreó con sarcasmo Aioria – ¿Que te has creído para dar alguna orden?
- No me creo nada Aioria de Leo. Me ha parecido absurda esta discusión que lleva varios días pero hasta hoy no la habían hecho llegar a oídos de Atena, es una falta de respeto –contestó sin pizca de enojo, pero imponente el santo de bronce.
- ¿Y donde esta nuestra Diosa? Desde que llegamos aquí nadie ha notado su presencia, ¿no será que este traidor al fin se deshizo de ella? –sugirió el león apuntando con su mano a Saga.
- ¡Deja ya eso, mocoso! –rugió Saga aproximándose peligrosamente hacia Aioria, tomándolo por el cuello de la camisa.
- Quita tus asquerosas manos de mi ¡ASESINO! –grito el león zafándose con repulsión.
- ¡Bah! El niño, aun le teme a Saga –señalo sarcástico Afrodita.
- ¡Cierra el pico! –bramó Aldebaran refiriéndose al protector de la doceava casa.
- Oblígame –desafió el santo de oro mas hermoso, listo para la pelea.
- Santos dorados mantengan la calma –dijo Shaka apoyado por Mu.
- Ustedes dos no han tomado partido. Mejor váyanse a "casita", lo olvidaba ¿Mu podrías alojar a Shaka? Milo y Aioria decidieron redecorar la casa de Virgo –sugirió cáusticamente Death Mask.
- Demonio del Hades, ¿Como te atreves? –bufó indignado Milo.
- Calma, Milo –dijo al fin Camus mirando fijamente a su antiguo amigo.
- Tú...para ti…santo de Escorpio…jamás…jamás te atrevas a llamarme con tanta familiaridad –sentenció furioso el escorpión dorado, logrando que el santo de los hielos desviará su mirada hacia el piso.
- Esto nos llevara tiempo –dijo Kanon alistándose para la pelea.
- Parece que no desean vivir tranquilos, será tiempo de darles una lección –sentenció Shaka.
- Al parecer, se han declarado jueces y jurado –señaló Shura mostrando su afilada mano.
- Entonces…que paguen los traidores –sentenció Aldebaran, viendo fijamente a su oponente que lo miraba burlón. El ambiente estaba tenso y clamaba sangre, Milo no perdía de vista a Camus, mientras que Shaka por su parte retaba a Saga, Kanon que había permanecido al margen decidió enfrentar a Death Mask, y Aioria cobraría cierta venganza con Shura.
- Si esa es la decisión de los santos de Atena…–suspiró Shun bajando la escalinata y poniéndose al frente del grupo que acusaban de traidores.
- ¡Shun! , ¿Que diablos estas haciendo? No intentes protegerlos, no servirá de nada, aun sin nuestras armaduras tenemos mucho poder –dijo Milo.
- No estoy protegiéndolos –afirmó –según el nuevo juicio de los santos dorados. También soy un traidor, en cierta forma intente matar a Atena, en cierta forma intente obligar a uno de ustedes a matarla ¿No es así Shaka? Y, en cierta forma soy responsable por su muerte. Así que recibiré con gusto el castigo para mi pecado.
- ¿Que locura estas diciendo? Ese no eras tú, si no Hades –afirmó Shaka con una aprobación general.
- Eso les dijeron y ¿Por qué ese hecho tiene más peso, que los de estos hombres que han conocido toda su vida? A los que no han dado la mínima oportunidad de explicar. Es decir que cuando estuvimos en el inframundo y todos quemaron su cosmo olvidando toda duda y rencor, ¿Fue por el simple hecho de que estaban apunto de morir?. Por lo que entiendo bajo sus palabras; cuando sabes que la vida de alguien esta llegando al final es el único momento en el que perdonaras todas sus faltas, eso no es bondad; es egoísmo. Dejar tu conciencia libre de remordimientos es una acción que ningún santo digno de llamarse santo de Atena debe tomar antes de morir. Protegemos la paz y el amor pero, si no somos capaces de perdonar nuestros errores con los demás y a nosotros mismos no vale la pena que sigamos entre la humanidad que deseamos proteger –. Finalizó Shun. Sus palabras eran claras y amables pero esta vez todos los santos reconocieron el parecido con el fénix en su mirada al menos un par de segundos, después se tornó tan cálida y amable como siempre.
Desde aquella noche no habían visto al joven, los chicos de bronce estaban en los alrededores y ocasionalmente se les veía en el templo de Atena, dado que estaba prohibida su entrada por un extraño cosmo nadie podía subir mas allá de la escalinata; no lo habían apreciado al principio pero no era el mismo santo de Andrómeda que recordaban se veía cansado, ojeroso y envuelto con la túnica turquesa que lo cubría parecía mas delgado y pálido que antes.
- Es la voluntad de Atena conseguir que hoy no los hagamos trizas –rugió el león dorado, dando la vuelta dispuesto a bajar hasta el coliseo, seguido por Milo, Kanon, Shaka y Aldebaran.
- ¡Shun! –gritó Shiryu agitado, por haber subido hasta allí a toda prisa.
- ¿Has logrado ver a Atena?, me preocupa –dijo Mu, haciendo que todos fijaran su atención en él.
- Descuida Mu, todo estará bien –contestó cortésmente Shun con una sincera sonrisa en los labios.
- Pero…–intento preguntar Aioria sin éxito puesto que el dragón se había llevado al peliverde a toda prisa lejos de ahí.
- ¡Bah! Nadie le dijo a ese niño que necesitáramos su protección –mencionó con desdén Death Mask mientras Saga los vio desaparecer entre las rocas que conducían a un hermosa vista de Atenas y el Mar.
- Shun, ¿Dime que ocurrió esa noche? –dijo preocupado el dragón al notar el aspecto de su amigo.
- ¿Dónde están los chicos? –esquivó la pregunta el joven.
- Bajaron al pueblo, hay una tensa calma, ya lo viste los dorados se comportan así. Hemos intentado verte pero, todo en vano –dijo sin quitarle la vista de encima, le parecía raro que Shun no hiciera algún comentario de cómo había recuperado la vista.
- ¡Es hermoso! –dijo Shun sentado en una roca del acantilado donde observaban el tranquilo mar.
- Pudieron matarte, ¿que pretendías? al interponerte entre once santos dorados que no entienden razones –reprendió el pelinegro.
- ¡Es hermoso! –mencionó nuevamente el chico recargando su cabeza en los brazos pues se había acostado a lo largo de la roca, al tiempo que cerraba sus hermosos ojos.
- Ya veo, si Ikki estuviera aquí –dijo algo molesto Shiryu ante la negativa de su amigo a todas sus preguntas, levantándose y dejándolo solo.
- No dragón Ikki, no debe saberlo nunca –dijo en voz alta Shun luego de un rato.
- ¿Qué es lo que le ocultas al Fénix?
- ¡Saga! –exclamó el joven abriendo de golpe los ojos, encontrándose con la sombra del mayor.
¿Les gusto? si es asi para continuar si no dar un final abrupto e inesperado, gracias por leerme
