Chapter 1

Disclaimer: Los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer, la historia es una adaptación.


Capítulo 1

— ¿Te gustan los pendientes? — Preguntó mi tía Esme por teléfono mientras yo me colocaba uno de sus regalos en el lóbulo de la oreja.

—Son preciosos. — le aseguré mientras miraba las pequeñas piedritas decoradas colgar a un lado de mi rostro. Eran hermosos, con un diseño artesanal, traídos directamente de Columbus, Ohio. El lugar de residencia de mi tía y su equipo de voluntarios.

—Feliz cumpleaños, cariño. — Sonreí ante el reflejo en el espejo, ella lo había hecho de nuevo, siempre con algo especial para mí, se las había arreglado para que los pendientes llegaran el día exacto.

— ¡Gracias, tía! — Contesté feliz, más feliz que nunca.

—Espero que pases un día espléndido, trataré de llamarte por la noche para que me cuentes todos los detalles jugosos. — Bajó su tono de voz haciéndolo un susurro chistoso.

— ¿Sobre qué tía? — Pregunté riéndome y poniéndome algo colorada.

—Sobre lo que hará Jasper hoy para ti, tiene que ser algo especial, ¿no crees? Es el primer cumpleaños que pasaran juntos siendo novios. — Recalcó ella mientras yo cerraba los ojos, pensaba igual y solo de imaginarme mi regalo se me ponía la piel chinita y miles de lombrices (No, no mariposas, para mi sonaba demasiado cursi), miles giraban en mi estomago.

No pude evitar reír.

—Te extraño tía. — Le aseguré sinceramente.

—Y yo a ti cariño. — Murmuró.

Mis padres me regalaron otra cámara fotográfica, con la cual ya eran quince para mi colección. Esta era especial, el lente tenía pequeñas ranuras que permitían captar interesantes juegos de luz y sombras.

Salí a la escuela con una sonrisa enorme en el rostro y un solo pensamiento en la cabeza.

"Él"

Jasper Witlock había sido mi mejor amigo por muchos años, vivía a dos casas de distancia y durante mi niñez casi todas las tardes correteaba a su lado. Cuando cumplí quince me di cuenta de que me había enamorado de él, era casi inevitable. Jasper era perfecto: su cabello rubio siempre más largo del típico corte, sus ojos azules que parecían brillar cuando reía, su cuerpo alto y fuerte, sin llegar a ser exagerado. Pero no era eso lo que me había hecho amarlo tanto, claro que el que me derritiera con solo verlo ayudaba un poco. Él me hacía sentir especial y no rara o friki, no me criticaba por andar siempre con una cámara en mano. Me entendía y yo lo entendía a él. Estábamos hechos el uno para el otro.

Yo lo sabía, por eso dejé que mi tía Esme me convenciera de declararme. Sí, yo me lance por todo y él, a pesar de su cara de sorpresa inicial, me había dicho que sí, ¡él dijo que sí! De eso hace casi cinco meses, un sueño.

La calle en la que vivíamos estaba conformada por lindas casas a cada lado de la acera, me encantaba caminar por ella y oler la brisa matutina o el misterioso viento nocturno. Estaba sacando de mi enorme e inseparable bolso mi nueva cámara cuando un claxon sonó a mi espalda, el jeep de Jasper aparcó a mi lado.

— ¿Qué haces? — Pregunto con una ceja arqueada y una media sonrisa bailando en sus labios.

Yo no pude contestarle, de pronto las manos me sudaban, a veces no podía creer que él me quisiera como yo lo hacía.

—Nueva cámara — le dije levantando mi mano y él por poco rodea los ojos, lo cual me hizo fruncir el ceño, la guarde sin decir nada y me abrió la puerta del copiloto. Me subí sin necesitar más explicación.

—Hola — Saludó dándome un beso en la mejilla y yo asentí, todavía algo confusa, por un momento su rostro había sido el mismo de aquellos que consideraban mi deseo de capturar la belleza como algo ridículo.

Negué con la cabeza intentando despejarme. Jasper no era así, no lo era, estaba segura.

— ¿Qué pasa? — Preguntó mientras yo lo miraba, le sonreí de buena gana y toque mi pendiente izquierdo.

—Mira — Le mostré acariciando las piedritas con mis dedos.

— ¿Desde cuándo usas aretes tan vistosos? — Preguntó medio en broma medio en serio.

Sonreí moviendo la cabeza un poco.

—La tía Esme me los mando como regalo — Le contesté esperando lo que tuviera que decir él sobre mi cumpleaños.

— ¿Por qué te enviaría un regalo? — Preguntó en cambio. Yo mire hacia el frente mientras nos acercábamos a la escuela.

— ¿No lo adivinas? — Le repliqué con una sensación extraña que comenzaba en el fondo de mi estómago.

—Alice, yo renuncie hace mucho tiempo a entender cómo funciona la mente de tu tía. — Bromeo mientras yo me esforzaba por sonreír ante el hecho irrefutable de que Jasper había olvidado mi cumpleaños.

En cuanto estacionó el auto abrí la puerta y salí en silencio.

— ¿Mucha prisa? — Preguntó mientras bajaba.

—Sí, algo así, ¿nos vemos en el almuerzo? — Pregunté tratando de excusar mi conducta. En todos los años que habíamos sido amigos Jasper no había olvidado esta fecha, aunque nunca era el primero en felicitarme. Me esforcé por creer eso.

—Hoy no, los chicos quieren aprovechar el tiempo para un partido rápido. — Contestó mientras yo asentía. Jasper amaba el futbol, siempre lo había hecho y no era la primera vez que anteponía eso al almuerzo o… a mí.