Hola amigos. Esta historia es más un experimento tratando de doblegar mis paradigmas y trabajar en temas que no me sean del todo fáciles.

No soy muy dado al Lapiven pero quise hacer este para ver como nos va.

Cualquier cosa puede pasar. Habra comedia, drama y a ver como sale. No va a ser muy largo.

Saludos al Elvats que me animó a hacerlo.


Bajo una menguante luna de octubre se escuchaba el viento recorrer el campo en su majestuosidad. El aroma a paz y dicha se incrementaba solo por escuchar ese leve susurro casi angelical.

Y es que la dicha de estar donde estaban llenaba de gozo a esas almas que disfrutan por sobre todo; la paz.

Que mejor que saber que estas a salvo, tranquilo en medio de la noche, que arriba de un contenedor de agua mirando el hermosísimo cielo estrellado. Sin interrupciones de luz artificial, la luna bañaba todo en el horizonte, y con su tenue luz, dejaba ver el misterio de las penumbras.

Pero no había miedo. Había algo sí, pero no miedo.

Lapislázuli estiró los brazos y las piernas extendiendo los dedos de sus graciosos pies; dicha acción hizo reír a su acompañante y a la vez a la azul.

-Te ríes de mis dedos- le dijo ella girando medio cuerpo para mirarle.

-Es solo que los estiraste como un gato jeje- contestó él.

Y volvieron a ver la luna, las estrellas y la hermosa vía láctea que se declaraba completa aquella madrugada, gracias a la total oscuridad.

Estaban acostados en ese techo del contenedor. La azul lo había invitado a pasar una noche en el granero, pero su verdadera intención era que vieran las estrellas; ellas las había vistos esplendorosas una noche, y quiso compartirlas con él.

Quería a Steven, y lo quería mucho. Nunca se lo había agradecido bien pero ese pequeño era el que le regreso la libertad después de 5000 años. Cifra que se dice en un santiamén, pero que a la hora de ver pasar los segundos, enloquecerían a cualquiera.

Ella estuvo a poco de volverse loca. Por poco.

Él veía el cielo, ella lo veía a él.

Entonces, de un valor salido de una forma pura de calor que se manifestaba en su pecho, ella le tomó la mano y volteó a ver al cielo.

Él apretó su mano.

-¿Pasa algo Lapis?- preguntó.

-No, nada- y le sonrió.

-Si es por lo de tus dedos no me burlé de ellos-

Lapis rio nasudamente (como un estornudo mal aguantado)

-Jajaja, ¿qué te pasa hoy con mi dedos?-

-Es que los estiraste como gato jajaja-

Y ella acarició el cabello crespo del pequeño con una sonrisa de pura felicidad.

-Me haces muy feliz Steven- le dijo- creo que no tienes idea de cuánto-

-A que te refieres- preguntó intrigado el chico.

-Yo jamás hubiera pensado tener la dicha que hoy tengo. Yo vine aquí hace miles de años por que mandaron mis superiores a verificar como iban los avances, apoyar un poco, regresar a otro planeta y hacer lo mismo, año tras año tras año. Para siempre –suspiró un poco- y eso estuviera haciendo en este momento de no conocerte-

-Pero...estuviste encerrada 5000 años- dijo él con un poco de pesar.

-¡SI! –exclamó Lapis – y tú me sacaste de ese encierro, tú me reparaste mi gema y gracias a ti hoy tengo esta paz tan grande-

Ella le agarró las mejillas y juntó su frente con la de él.

Steven notó que la gema tenía los ojos humedecidos.

-Pude estar en otra galaxia siendo esclava de mi raza, o podría aún estar dentro del espejo. Y en vez de eso, te conocí a ti.-

Y sus mejillas se rozaron. Steven sintió un escalofrío muy real, la boca de la gema estaba muy cerca de él. Podía sentir su dulce aliento rozando su cara.

Y luego la noche, las estrellas. Y luego que, aunque lo parecía, no era del todo un niño.

Su corazón comenzó a latir muy rápido. No estaba acostumbrado a ese nivel de intimidad, pero no se atrevía tampoco a interrumpir a Lapis, quien se veía llena de felicidad.

Steven la tomó de los hombros y la separó un poco.

Ella le sonrió y le comentó con alegría.

-Gracias Steven. Yo, no sé cómo agradecerte-

-No necesitas hacerlo- le comentó él disimulando su sonrojo.

-Steven, puedes...¿dormir aquí, conmigo esta noche?- preguntó la azul inocentemente.

-¿Dormir?...yo..- Steven estaba un poco descolocado. Él siempre dormía solo y no era un pequeñito como para compartir cama. Pero los ojos de Lapis le hicieron saber que no habría forma de que le dijera que no.

Además, iban a dormir al aire libre, casi como acampar.

-Está bien Lapis- y le sonrió.

Y la noche siguió mientras ambos se acomodaban para dormir.

Unas horas más tarde, ya para el amanecer un pequeño ruido despertó a Lázuli. Movió un poco la cabeza como tratando de recordar donde estaba hasta que lo sintió. Su pequeño estaba acurrucado en su regazo profundamente dormido, ambos tapados por una leve sábana, allí, en el techo del contenedor.

Le pareció inmensamente tierno mientras dormía, acarició su cabello su mejilla, y se descubrió de pronto sintiendo un calor fuerte en su pecho y su respiración agitada.

Lo quería, lo quería mucho. Y de pronto, una mezcla de curiosidad con temor y algo como deseo le broto por la mente. ¿Cómo era lo que había visto? En esa serie...Amor y Pinos.

-Ah sí, un beso- pensó.

Se veía tan sencillo en la tv que no se le ocurrió que el nerviosismo que le llegó de pronto partía de sus nacientes intenciones.

-Si se quieren no hay problema ¿no?- se dijo.

-Yo quiero a Steven, y él me quiere a mí...- se convenció.

Pero eso no le quitaba la sensación de hacer algo indebido, ni tampoco calmaba sus respiraciones.

Pero lo tenía allí, entre sus brazos y pegado a su pecho. Ambos en la intimidad de la noche, bajo un hermoso cielo estrellado. Fue entonces que todo fue fácil.

Y unió sus azules labios con los del pequeño Steven, dos, tres segundos. Cuando se separó, el solo frunció un poco la nariz. Pero para ella, todo era diferente.

Sentía su pecho explotar y su respiración era asfixiante. Lo volvió a besar, y otra vez, y otra.

Desde el techo del granero y un tanto oculta. Una verde gema observaba sin querer el beso robado de Lapis. Se había quedado un poco con la boca abierta pero, a su vez, no la culpaba del todo. Sabía del enorme cariño que Lapis le profesaba a Steven y en más de una ocasión había pensado que dicho sentimiento quizá, y solo quizá, era más profundo de lo que aparentaba.

-Si Lapis se va a excusar que no sabe lo que significa un beso conmigo no podrá, ha visto y leído lo suficiente como para darse una idea y tonta no es- aseveró para si Peridot.

-Alevosía y ventaja le diría yo.-

-Me pregunto si Lapis sabe que Steven tiene novia y que en este momento ella es Paulette, no Percy-

Y la noche trascurrió con una nueva historia por contarse.

Cuando Steven despertó, sintió un calor que hacía mucho tiempo no sentía. Cuando abrió los ojos y lo primero que vio fue el cuello de Lapis a unos 10 centímetros de su cara su sonrojo se hizo más que evidente.

Inmediatamente comenzó a ser consciente de sus extremidades para ver en donde estaban colocadas y que no estuvieran en una posición que pudiera resultar comprometedora.

Y comenzó el recuento.

Brazo derecho: sobre Lapis, ¿mano?: Cintura. Posición comprometedora: Regular.

Brazo izquierdo: Entre Lapis y yo, ¿mano?: Libre. Posición comprometedora: No.

Pierna izquierda: Bajo de mí. Posición comprometedora: No.

Pierna derecha: en medio de las piernas de Lapis. Posición comprometedora: ¡SI!

Dato adicional: La pierna izquierda de Lapis está encima de mí y su falda está un poco por encima de sus rodillas.

-tengo que salir de aquí tengo que salir de aquí- pensaba el chico muy muy nervioso.

Steven comenzó a escurrirse poco a poco hacía atrás y cuando pensó que se liberaba un poco-

-Moaam- exclamó Lapis y lo abrazó de vuelta para pegarlo a su pecho y volver a acomodarse en él, aprisionarlo más con sus piernas y seguir durmiendo placientemente.

Steven temblaba como gelatina. Aprovechó que Lapis suavizaba el abrazo para como un gusano escabullirse huyendo a la parte de arriba del contenedor pero cuando volteó a ver encontró la cara traviesa de Peridot. Casi se le asomaba un colmillo y su mirada era de acusación.

Steven se le quedo viendo sin saber que decir,

-¿Quieres que te ayude?- le dijo la verde.

Steven no dijo nada, no tenía ni idea de lo que haría Peridot.

La cual, solo camino hacía la cabeza de Lapis, puso un pie en su cuerpo, y la empujó hacia abajo.

Lapis rodó y cayó.

¡TUM!

-¡Qué diablos! ¡Peridooot!- gritó una gema azul bastante molesta con hojas secas ramas en el pelo.

La verde escuchó el reclamo que venía desde abajo y se encogió de hombros.

-Por cierto Steven, Connie viene para acá ya que tú no llegaste al templo. Me dijo que habían quedado de verse-

-¡¿Qué hora es?!- preguntó el bastante asustado.

-Es la hora en que Connie ya va a llegar ¿le digo que estas ocupado para estar azul-lado?- y sonrió malvadamente.

-Peridot, lo que viste es puramente circunstancial- dijo preocupado el chico.

En eso Lapis arribó al contenedor.

-Tuuuu insecto verde te voy aa...- exclamó con algo de furia la azul pero fue interrumpida por la verde.

-¡Lapis! Qué bueno que llegas, le estaba comentando a Steven acerca de los besos que se dan en Amor y Pinos y quería que tu...¡aaaaaah!-

Peridot no dijo más, fue tomada por la cintura y elevado por Lapis mientras le gritaba a Steven.

-¡Tengo algo que hacer! ¡Nos vemos luego! ¿Sí?- y le guiñó un ojo.

-¿Qué pasó aquí?- se preguntó el chico.

Luego se llevó la mano a los labios, los sentía raros. Había tenido un extraño sueño, un sueño en donde se había besado... con Lapis.

Una vez que habían avanzado una considerable distancia Lapis colocó a Peridot en el suelo para luego encararla.

-Bien, tienes algo que decirme- dijo con seriedad.

Peridot se sacudió un poco la ropa y le devolvió la mirada.

-Te vi anoche- le dijo- no solo besaste a Steven si no que te pasaste como una hora besándolo. Hasta se me ocurrió que él se hacía el dormido por qué no lo dejabas en paz-

-Tu...¿Tú crees?- dijo Lapis ligeramente sonrojada.

-¡LAPIS! ¡Escúchate! El niño...tiene...novia- le reclamó Peridot.

-Connie, si, lo sé- dijo con seriedad.

-¿Y así de lechuga lo dices?- Exclamó Peridot.

-Es su novia, no su esposa ni nada más. Steven me quiere y yo a él.- aseguro la azul.

-Bien Julieta, ¿qué pretendes hacer? Estoy segura que Romeo no sabe de tus sentimientos.-

-¡Claro que lo sabe!-

-El cree que lo quieres COMO AMIGO-

Y Lapis no dijo nada. Se abrazó a sí misma pensando que quizá todo esto era una mala decisión y que había sido una tonta.

Peridot se sintió mal. En realidad ella no tenía nada en contra de los sentimientos de su amiga.

-Mira eer Lapis, lo que te digo es que si te gusta Steven, si estas eer...enamorada de él deberías decirle-

-¿enamorada?- preguntó Lapis.

-Vaya que si eres una piedra. Una pregunta, ¿Qué sentiste cuando besaste a Steven?-

-Yo..-y Lapis se sonrojó intensamente-

-Ajaaa...-dijo la verde.

Sin levantar la mirada, Lapis dijo.

-Siento un calor muy fuerte en mi pecho y una sensación rara en mi estómago y no quiero que se aleje de mí. Quiero que Steven me abrace y me dé su calor. Me hace sentir protegida y segura y...

-Lapis levantó la vista ante esa revelación- y amada- dijo.

La azul se le quedó viendo intensamente a Peridot.

-Y...allí tienes tu respuesta-

-Pero, ¡¿Y si él no siente lo mismo?!- exclamó Lapis.

-¿Conoces lo que es la friendzone?- preguntó la verde.

-No-

-Es el infierno amiga, el infierno-


Hasta aquí por ahora. Saludos a todos y dejen comentarios. Se agradecen.

Lobo Hibiky