Bien ,pues esta son una serie de anécdotas de nuestros queridos caballeros de bronce antes de que todos fueran enviados a sus diferentes lugares de entrenamiento, no soy muy buena escribiendo así que no me juzguen duramente, hago mi intento pero no soy ni la sombra de los grandes autores que me encontrado aquí.

Los personajes de Saint Seiya son del grande Masami Kurumada sin ningún fin de lucro o ganacia,solo entretenimiento.

Bueno nuestra historia comienza donde ya conocemos

Ya había pasado bastante tiempo desde que los diferentes huérfanos habían coincidido de sus diferentes naciones, lo cierto es que al llegar a esa casa con el señor Kido,la vida empezaba a ser cada vez mas dura y a pesar de que encontraban a hermanos que les tendían la mano a veces se hacia presente la crueldad de algunos de los niños.

En una tarde de verano, donde la brisa se podía sentir en la cara, la calidez del sol y el anuncio de que la tarde caería pronto, a lo lejos, se veía la pequeña silueta de un castaño con los grandes ojos chocolate ,que había sido llevado ahí sin su voluntad, ya había bajado del auto que lo llevo a ese lugar, pero no podía soportar el rencor hacia quien lo separo de su hermana, no deseaba estar ahí, sus lagrimas rodaban por si solas de su cara, así conocia que era de aliviador y profundo llorar.

Sin embargo, alrededor de el, las pequeñas miradas curiosas lo inundaban, habían dejado de jugar solo para observarlo, alguien mas había llegado a la orden de Athena,y aunque eran demasiado pequeños para entender que les esperaba ,tenían que aceptarlo, aunque ese pequeño lo único que deseaba era estar a lado de su lazo familiar y llevar una vida normal.

-Sigueme,te mostrare tu habitación, después iremos con el señor de la casa-comento la voz de un tipo calvo que se aproximo, este no parecía nada amable, tenia el rostro arrugado que definitivamente mostraba el carácter que poseía, no quería seguirlo pero sabia que si no accedía nada bueno saldría de aquello, lo cierto es que necesitaba a alguien que le diera respuesta acerca de porque había sido arrancado del lado de su hermana y no existía mejor persona para responder que quien lo había llevado a aquél lugar, sin embargo, sus piernas no le respondían pues todo estaba pasando demasiado rápido.

-Muévete mocoso, no tengo tu tiempo-mientras recibía un empujón de aquel señor que le aproximaba a la entrada.


Era un lugar espectacular aquella mansión, con su decoración antigua de muebles clásicos, su espectacular blancura y un rayo de sol que despedía su presencia en el ventanal, al fondo se observaba un cuadro imponente del rostro del propietario, innumerables fotos de una pequeña de cabellos lila, que tenia la sonrisa de una princesa, quién le diría que ella seria la razón de luchar, de reír y de vivir años después.

--¿Ya ha llegado, Tatsumi?-una voz fuerte y llena de presencia cuestiono al mayordomo.

-Si ,mi señor aquí esta el niño-dudoso contesto el.

-Si es así, que esperas llévalo a mi estudio, quiero conocerlo-ordeno la voz, mientras la mirada del castaño buscaba a quien quería conocerlo.

Y así lo hizo, le pidió a las empleadas que recogieran el poco equipaje del futuro caballerito y lo dirigió para subir la gran escalera, sus nervios y ansias lo delataban, las pequeñas gotas de sudor de su frente y la humedad de sus manos, todo era involuntario.

Aquello era un laberinto, no parecía haber salida, muchas habitaciones, y por fin ,al arribar al estudio del la gran voz, esta era mas sobria,oscura,con un olor característico a madera, en el fondo un gran escritorio, adornado con unas flores recién arrancadas, puros, y fotos de la misma pequeña, tal parecía que no quería el destino que olvidara aquel rostro pícaro.

-Bienvenido Seiya, me llamo Mitsumasa Kido, y desde ahora estarás a mi cuidado, ya que el destino te ha llamado, para proteger a la vida y a los que quieres-decía aquel gran hombre de sonrisa apenas perceptible, amable, siempre con su gran bata azul, parecía importante.

-Yo no quiero estar aquí, yo quiero estar con mi hermana, ¿Por qué, porque me has separado de ella, por qué eres tan malo?-al fin había dicho algo el pequeño, lo poco que su voz podía.

-Cállate niño, no le faltes al respeto-mientras sentía una cachetada venir de la mano del calvo ese.

-Basta Tatsumi, Seiya pronto lo entenderás y no he sido yo sino tu destino quien te ha arrancado del ser que amas ,así que hagamos un trato-decía la voz tratando de convencer al pequeño.

-Si aceptas quedarte y cumplir con tu destino, te dejare ver a tu hermana, siempre que quieras, así que no dudes-sonrió convincente, mientras el pequeño Pegaso dejaba escapar lagrimas de sus ojos ,para el todo era una pesadilla hasta ahora, aunque el Señor se atrevía a mentir de esa manera porque después le daría mas condiciones para ver a su hermana y si su corazón le traicionaba, pensaba en el sacrificio de aquellos niños por la Tierra, así no dudaba.

-¿Me lo promete? Entonces acepto-secamente contesto confiando ciegamente.

Fue cuando el silencio que se hizo fue interrumpido por una pequeña, la misma a quien Seiya había visto en toda la casa.

-ABUELO, ABUELO-una voz estruendosa corrió a través de la habitación sin importar quien o que estuviera a su paso, este diminuto ser salto y se sujeto de la bata como si fuera el ultimo momento.

-Saory, estas aquí, ven te quiero presentar a alguien-dijo con una alegría, pues la chiquilla para el se había vuelto una razón de vivir.

-¿Otro mas? Abuelo, a quien mas tenemos que cuidar este año, han sido muchos niños-decía la niña con una mirada de enojo, pues creía que su abuelo tenía muchos varones porque quería un nieto y no realmente una nieta.

Entonces la chiquilla miro al pequeño que se secaba las lágrimas de sus ojos, sintió algo especial por el, no entendía, era extraño, sus ojos chocolate la confundían, ¿Acaso era miedo, angustia? No lo sabia, sin embargo también era ternura, algo que por los demás niños que habían llegado no había sentido.

-Saory no seas grosera, discúlpate y recibe al muchacho, desde ahora vivirá con nosotros-comento el señor Kido.

-Hola niño, ¿Cómo te llamas?¿porque no estas con tu familia, ya no te quieren?-dijo la pequeña con frialdad.

-No tengo porque responderte, niña y si me quieren, así que no me insultes-ofendido, cruzo los brazos, el castaño pues pensaba que a pesar de que era la nieta de ese señor no tenia porque hablar de esa manera tan cruel.

-Como sea, no me interesa-contesto con indiferencia la pequeña que para su edad, ya tenia un carácter decidido y basado en caprichos.

-Saory-reprendió la contestación su abuelo mientras dirigía la mirada al niño.

-Seiya, dirígete a tu habitación con tus compañeros, mañana empezara lo difícil-le decía la pequeño mientras con la mirada lo invitaba retirarse.

-Tatsumi, llévalo con los demás, yo me quedare con Saory a platicar de sus clase de musica, retírate-le dijo al mayordomo mientras salió con el niño, qué no dejaba que lo tocara.

La chiquilla no podía olvidar la sensación de angustia que la había producido el niño, todos y cada uno de los chiquillos que habían llegado la miraban con miedo, sin embargo, éste niño la retaba, y su curiosidad le pedía averiguar mas de el.


Así se fueron hasta la parte trasera de la mansión donde pequeñas risas se escuchaban en la habitación de los dueños de las miradas que lo atacaron en su arribo.

Una cama modesta se le había asignado, sus pertenencias ya se encontraban, mientras que en la habitación un niño de cabellos rubios no lo dejaba de observar, el silencio se hizo presente, todos callaron con la presencia de aquel hombre, eso era signo del miedo que provocaba en los pequeños aquel hombre.

-Mocosos, éste niño se quedara con ustedes, niño quédate aquí, entendido-señalo el calvo con la maldad que sus ojos transpiraban y se retiro.

Todos los curiosos se limitaron a observar, nadie emitía un comentario, y murmuraban de el, así fue cuando el que parecía el líder de ese lugar, sé aproximo a el y le dijo:

-Hola, me llamo Hyoga, soy rubio porque soy de Rusia y ¿tu, de donde eres?-pregunto.

-Me llamo Seiya, yo soy de Japón-mientras un chiquillo de ojitos verdes se acercaba también.

-Saluda Shun, el es Seiya-le dijo el rubio al peliverde que se escondía tras el.

-Hola Seiya, yo soy Shun, el que esta allá es mi hermano mayor-mientras con recelo le acercaba su mano temblorosa, forzado por la mirada del ruso.

Con esas palabras, se gano la confianza de los demás, así poco apoco se acercaron alrededor de el.

-Hermano, mira ven a ver quien llego-dijo Shun un poco mas seguro, mientras Ikki se detenía de molestar a Nachi con la almohada para ir con su hermano menor.

-Bienvenido entonces-un niño japonés de cabello negro al hombro al igual le extendió la mano solidariamente

-Seremos buenos compañeros y también caballeros de una orden-afirmo un pequeño a quien todos le decían Jabu.

-¿Caballero, cómo en los cuentos?-pregunto con duda el pequeñín castaño.

-Si como en los cuentos, y defenderemos a una princesa así como la hermosa Saory-señalo el chiquillo.

-Pero yo no quiero defender a nadie y menos a ella ,es muy grosera-comento el minipegaso recordando el comentario que había recibido de ella.

-No digas cosas así o no me agradaras, ella no es grosera, lo que pasa es que no estamos a su nivel, es todo-disculpo el niño a la chica.

-AJA-dijeron al unisonó todos mirándolo con rencor por su comentario.

-No es cierto, ella esta loca y es déspota con todos, pero en fin que se le va a hacer-dijo el ruso.

-¿Y, que es déspota?-cuestiono el peliverde al Hyoga.

-No lo se, pero mi mama lo decía a la gente loca como ella-fingió sabiduría el futuro cisne.

-AMMMM-pensaron todos en la palabra.

-Pues bienvenido Seiya, entonces te preguntare… ¿quieres ser nuestro amigo?-dijo Shun.

-Bien amigos seremos-mientras todos unían sus manitas en el centro como hermandad.

-AMIGOS Y HERMANOS POR SIEMPRE.

Y ESTO AUN NO TERMINA…………….

Así les dejo la primera historia de cómo se conocieron todos, así como ustedes la conocen, pronto continuare con más travesuras de estos que aunque con el calvo ese pues difícil lo creo pero bueno veamos como les va.

Si gustan dejen sus comentarios para ver si soy un asco en esto de escribir y le paro o continuo imaginando cosas maquiavélicas jajaja..

Saludos y gracias…

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