Advertencia: Este fic contiene SEXO.
MIS EXPERIENCIAS
1. Primera noche
Querido diario:
Hola, me voy a presentar, a lo largo de este quinto curso tendré este diario para contar todo lo que me ocurra. Mi nombre es Venus, tengo casi 15 años y llegué a Hogwarts hace 5 años, el Sombrero Seleccionador me dijo que pertenecía a Slytherin, así pues soy una serpiente y orgullosa de serlo. Reconozco que reúno las cualidades para ser una Slytherin, soy fría, calculadora, inteligente, las normas me importan una. en fin que no me importan nada.
Desde el primer día que llegué me fijé en dos chicos, en los dos chicos más guapos, atractivos y deseados de Hogwarts, ellos van a un curso más que yo. Malfoy va a Slytherin igual que yo, y me guiña un ojo siempre que me ve por la sala común o por los pasillos, pero él tiene a miles de chicas detrás de él, no creo que se fije en mí. Luego está Harry, él es de Gryffindor. una pena la verdad, porque esos ojos verdes, ese cuerpo que tiene me vuelve loca. Cuando me cruzo con él en algún corredor me mira con curiosidad, pero gira la cabeza porque sabe que soy una Slytherin.
Este año he notado que las miradas de los chicos son diferentes, ellos me observan cuando paso y siento que me desean, he de reconocer que mi busto ha aumentado, y mi figura se ha estilizado, haciéndome menuda pero con un buen cuerpo. Tengo el pelo color negro como la noche, muy largo y con leves ondas, los ojos morados-violetas muy llamativos. Soy pálida y mis manos son delicadas y frías. Mi cara ha perdido el toque infantil, aunque sigue teniendo leves dejes de inocencia lo que me hace muy atractiva para el sexo opuesto.
Bueno, voy a contar lo que me pasó esta primera noche después de un verano fuera del colegio.
Era ya tarde y yo seguía aún en la Sala Común de Slytherin leyendo un libro que había cogido de la biblioteca esa misma tarde, he de decir que soy una devoradora de libros, y me encanta leer, me paso horas perdida en el mundo de las fantasías de los libros.
Entonces noté la presencia de alguien tras el sillón negro de cuero en el que me había sentado. Me giré lentamente y contuve la respiración al ver que detrás de mí estaba el mismísimo Draco Malfoy, mirándome calculadoramente con esos ojos grises que tanto me gustaban.
Yo sin cortarme me planté frente a él y le dirigí una sonrisa sincera, él me respondió, por primera vez vi una sonrisa verdadera formándose en los labios de aquel muchacho.
Sentí que se acercaba a mí, la distancia entre nosotros disminuía, y cuando sus pies tocaron los míos le miré directamente a los ojos, él me miró también y cambió su expresión a una más seria, y entonces comenzó a bajar la cabeza, y sus labios quedaron pegados con los míos.
Estaba cumpliéndose uno de mis sueños, sin poder creérmelo, le agarré fuertemente por la espalda atrayéndolo hacia mí con pasión y deseo, él hizo lo mismo, acercándome hacia él cogida por la cintura, sentía como sus manos me acariciaban y su lengua se movía juguetonamente dentro de mi boca. Yo le seguí acariciando la espalda y de vez en cuando el pelo, removiéndoselo.
Nuestros besos se hacían cada vez más apasionados, nuestras respiraciones se hacían entrecortadas, y ambos estábamos cegados por el deseo, los dos nos dimos cuenta de que llevábamos mucho tiempo deseando hacerlo, deseando besarnos.
Comenzó a dar mordisquitos en mis labios, mientras una de sus manos se movía en dirección a mi trasero, una parte que les gustaba enormemente a todos los chicos.
Comenzó a acariciarme tímidamente como si temiese que yo le iba a apartar bruscamente, al no hacerlo, y ver que yo le atraía más hacia mí, siguió tocándome con más intensidad y seguridad, la otra mano comenzó a subir de mi cintura hacia mi pecho, y a través de la túnica comenzó a acariciarme. Yo bajé las manos y agarré su trasero, apretándolo contra mi cuerpo la parte delantera de él, sentí que se estaba excitando, y también me sentí excitar cuando metió su mano por dentro d mi túnica hasta llegar a mis pezones, que se estaban poniendo muy duros. Los tocó delicadamente mientras comenzaba a besarme por el cuello, yo emití un leve gemido, lo que le excitó realmente y acabó mordiendo suavemente mis pezones.
Me cogió en brazos y me tumbó lentamente en el sillón más alejado y oscuro mientras seguía besándome y mordiendo de vez en cuando mis labios. Me terminó de sacar la túnica por la cabeza y miró con deleite como mi cuerpo subía y bajaba por la excitación, con la respiración entrecortada. Sentí que el bulto de la parte baja de su túnica crecía cada vez más. Me quitó mi sujetador negro y siguió besando y acariciando más libremente mis pechos. Se colocó sobre mí y con la otra mano, la que no utilizaba para pellizcarme los pezones comenzó a bajar lentamente por mi tripa, acariciando después mis muslos, y tocando mis braguitas negras que comenzó a bajar al ver que yo no le detenía. Siguió acariciando la parte interior de mis muslos, mientras yo sentía como me mojaba, nos besábamos apasionadamente, y yo agarré su túnica en un momento de arrebato y se la arranqué sacándosela violentamente por la cabeza, algo que le excitó muchísimo más.
Me abrió un poco las piernas y comenzó a jugar con mi clítoris, acariciándolo intensamente, mientras yo gemía de placer, sin pensármelo dos veces, le baje los pantalones para dejar ante mí un miembro enorme, y sin más me lo introduje en la boca, dejándole asombrado, pero cuando comencé a chupar y sorber colocó una mano tras mi cabeza para indicarme el movimiento mientras cerraba los ojos de placer, y con la otra mano continuaba acariciándome mi entrepierna. Entonces cuando noté que se iba a correr, las venas de su pene se tensaron, y sentí como un líquido subía hacia su cabeza, él sacó su cosita y se corrió, sin mancharme.
Me miró agradecido y volvió a besarme, ahora era mi turno, y sentí como firmemente me abría las piernas e introducía dos dedos de golpe, me hizo daño al principio, y el grito que pegué quedó amortiguado por uno de sus besos, el comenzó a meter y sacar frenéticamente sus dedos de mi vagina, mientras yo gemía cada vez más y más, y sentí que me iba a correr, así se lo dije, y el contento aceleró el ritmo, haciéndome que me viniese en un orgasmo que recordaría toda la vida. Cuando sintió que me corrí, sacó los dedos, y jugueteó con mi clítoris, mientras seguía acariciándome.
Nos recostamos un momento besándonos, y entonces vi como él volvía a excitarse. Sin pensarlo, cogí su cosita con una mano y comencé a moverla con ritmo desenfrenado, el gemía de placer. Hasta que yo paré de repente, y el me miró con una mirada implorosa, a lo que yo me reí y él acabó también riéndose.
Entonces me cogió y me abrió las piernas totalmente introdujo un dedo mientras lo movía como en círculos. Yo le agarré el pene y lo apoyé en mi vagina. Él me miró a los ojos y yo asentí, entonces me penetró, yo no era virgen y él tampoco, pero un miembro de ese calibre duele siempre. Me hizo daño, él al ver mi expresión de dolor, me comenzó a besar lentamente los labios, para tranquilizarme, mientras movía lentamente el pene introduciéndolo cada vez más. En una de esas sacudidas lo metió hasta el fondo, pegué un gritito. Él paró pero pronto comenzó a moverse, de dentro a fuera, yo estaba gozando y él también.
Ambos gemíamos como locos, conteniéndonos para evitar que se despertasen los demás alumnos. Él me levantó y me sentó sobre él, que se colocó en el sillón, ahora era mi turno. Comencé a moverme a ritmos desenfrenados encima de él, sentía como le gustaba cada vez más, y cada gemido de placer suyo, me provocaba a mí un inmenso placer.
Seguí cabalgando cada vez más violentamente, cuando noté que me iba acorrer, me agarré fuertemente a él, gritando bajo, y clavándole las uñas en su espalda, él por su parte también me agarraba por la espalda atrayéndome hacia él muy fuertemente.
Entonces me corrí, y al decírselo, él me volteó rápidamente y me comenzó a penetrar otra vez él encima, yo no cabía de gusto, y estaba apunto de volver a correrme y así hice, ante la mirada feliz de él.
Cada vez se movía más rápido, los dos sudábamos muchísimo, yo pensaba que era imposible que un chico durase tanto, y le sentí agitarse cada vez más, iba a correrse, nuestros cuerpos totalmente unidos, se movían al mismo compás. Cuando yo alcé la cadera y el arremetió con fuerza sentí como se corría dentro de mí.
Quedamos los dos extasiados y nos dormimos después de habernos puesto las túnicas, en aquel sillón alejado.
MIS EXPERIENCIAS
1. Primera noche
Querido diario:
Hola, me voy a presentar, a lo largo de este quinto curso tendré este diario para contar todo lo que me ocurra. Mi nombre es Venus, tengo casi 15 años y llegué a Hogwarts hace 5 años, el Sombrero Seleccionador me dijo que pertenecía a Slytherin, así pues soy una serpiente y orgullosa de serlo. Reconozco que reúno las cualidades para ser una Slytherin, soy fría, calculadora, inteligente, las normas me importan una. en fin que no me importan nada.
Desde el primer día que llegué me fijé en dos chicos, en los dos chicos más guapos, atractivos y deseados de Hogwarts, ellos van a un curso más que yo. Malfoy va a Slytherin igual que yo, y me guiña un ojo siempre que me ve por la sala común o por los pasillos, pero él tiene a miles de chicas detrás de él, no creo que se fije en mí. Luego está Harry, él es de Gryffindor. una pena la verdad, porque esos ojos verdes, ese cuerpo que tiene me vuelve loca. Cuando me cruzo con él en algún corredor me mira con curiosidad, pero gira la cabeza porque sabe que soy una Slytherin.
Este año he notado que las miradas de los chicos son diferentes, ellos me observan cuando paso y siento que me desean, he de reconocer que mi busto ha aumentado, y mi figura se ha estilizado, haciéndome menuda pero con un buen cuerpo. Tengo el pelo color negro como la noche, muy largo y con leves ondas, los ojos morados-violetas muy llamativos. Soy pálida y mis manos son delicadas y frías. Mi cara ha perdido el toque infantil, aunque sigue teniendo leves dejes de inocencia lo que me hace muy atractiva para el sexo opuesto.
Bueno, voy a contar lo que me pasó esta primera noche después de un verano fuera del colegio.
Era ya tarde y yo seguía aún en la Sala Común de Slytherin leyendo un libro que había cogido de la biblioteca esa misma tarde, he de decir que soy una devoradora de libros, y me encanta leer, me paso horas perdida en el mundo de las fantasías de los libros.
Entonces noté la presencia de alguien tras el sillón negro de cuero en el que me había sentado. Me giré lentamente y contuve la respiración al ver que detrás de mí estaba el mismísimo Draco Malfoy, mirándome calculadoramente con esos ojos grises que tanto me gustaban.
Yo sin cortarme me planté frente a él y le dirigí una sonrisa sincera, él me respondió, por primera vez vi una sonrisa verdadera formándose en los labios de aquel muchacho.
Sentí que se acercaba a mí, la distancia entre nosotros disminuía, y cuando sus pies tocaron los míos le miré directamente a los ojos, él me miró también y cambió su expresión a una más seria, y entonces comenzó a bajar la cabeza, y sus labios quedaron pegados con los míos.
Estaba cumpliéndose uno de mis sueños, sin poder creérmelo, le agarré fuertemente por la espalda atrayéndolo hacia mí con pasión y deseo, él hizo lo mismo, acercándome hacia él cogida por la cintura, sentía como sus manos me acariciaban y su lengua se movía juguetonamente dentro de mi boca. Yo le seguí acariciando la espalda y de vez en cuando el pelo, removiéndoselo.
Nuestros besos se hacían cada vez más apasionados, nuestras respiraciones se hacían entrecortadas, y ambos estábamos cegados por el deseo, los dos nos dimos cuenta de que llevábamos mucho tiempo deseando hacerlo, deseando besarnos.
Comenzó a dar mordisquitos en mis labios, mientras una de sus manos se movía en dirección a mi trasero, una parte que les gustaba enormemente a todos los chicos.
Comenzó a acariciarme tímidamente como si temiese que yo le iba a apartar bruscamente, al no hacerlo, y ver que yo le atraía más hacia mí, siguió tocándome con más intensidad y seguridad, la otra mano comenzó a subir de mi cintura hacia mi pecho, y a través de la túnica comenzó a acariciarme. Yo bajé las manos y agarré su trasero, apretándolo contra mi cuerpo la parte delantera de él, sentí que se estaba excitando, y también me sentí excitar cuando metió su mano por dentro d mi túnica hasta llegar a mis pezones, que se estaban poniendo muy duros. Los tocó delicadamente mientras comenzaba a besarme por el cuello, yo emití un leve gemido, lo que le excitó realmente y acabó mordiendo suavemente mis pezones.
Me cogió en brazos y me tumbó lentamente en el sillón más alejado y oscuro mientras seguía besándome y mordiendo de vez en cuando mis labios. Me terminó de sacar la túnica por la cabeza y miró con deleite como mi cuerpo subía y bajaba por la excitación, con la respiración entrecortada. Sentí que el bulto de la parte baja de su túnica crecía cada vez más. Me quitó mi sujetador negro y siguió besando y acariciando más libremente mis pechos. Se colocó sobre mí y con la otra mano, la que no utilizaba para pellizcarme los pezones comenzó a bajar lentamente por mi tripa, acariciando después mis muslos, y tocando mis braguitas negras que comenzó a bajar al ver que yo no le detenía. Siguió acariciando la parte interior de mis muslos, mientras yo sentía como me mojaba, nos besábamos apasionadamente, y yo agarré su túnica en un momento de arrebato y se la arranqué sacándosela violentamente por la cabeza, algo que le excitó muchísimo más.
Me abrió un poco las piernas y comenzó a jugar con mi clítoris, acariciándolo intensamente, mientras yo gemía de placer, sin pensármelo dos veces, le baje los pantalones para dejar ante mí un miembro enorme, y sin más me lo introduje en la boca, dejándole asombrado, pero cuando comencé a chupar y sorber colocó una mano tras mi cabeza para indicarme el movimiento mientras cerraba los ojos de placer, y con la otra mano continuaba acariciándome mi entrepierna. Entonces cuando noté que se iba a correr, las venas de su pene se tensaron, y sentí como un líquido subía hacia su cabeza, él sacó su cosita y se corrió, sin mancharme.
Me miró agradecido y volvió a besarme, ahora era mi turno, y sentí como firmemente me abría las piernas e introducía dos dedos de golpe, me hizo daño al principio, y el grito que pegué quedó amortiguado por uno de sus besos, el comenzó a meter y sacar frenéticamente sus dedos de mi vagina, mientras yo gemía cada vez más y más, y sentí que me iba a correr, así se lo dije, y el contento aceleró el ritmo, haciéndome que me viniese en un orgasmo que recordaría toda la vida. Cuando sintió que me corrí, sacó los dedos, y jugueteó con mi clítoris, mientras seguía acariciándome.
Nos recostamos un momento besándonos, y entonces vi como él volvía a excitarse. Sin pensarlo, cogí su cosita con una mano y comencé a moverla con ritmo desenfrenado, el gemía de placer. Hasta que yo paré de repente, y el me miró con una mirada implorosa, a lo que yo me reí y él acabó también riéndose.
Entonces me cogió y me abrió las piernas totalmente introdujo un dedo mientras lo movía como en círculos. Yo le agarré el pene y lo apoyé en mi vagina. Él me miró a los ojos y yo asentí, entonces me penetró, yo no era virgen y él tampoco, pero un miembro de ese calibre duele siempre. Me hizo daño, él al ver mi expresión de dolor, me comenzó a besar lentamente los labios, para tranquilizarme, mientras movía lentamente el pene introduciéndolo cada vez más. En una de esas sacudidas lo metió hasta el fondo, pegué un gritito. Él paró pero pronto comenzó a moverse, de dentro a fuera, yo estaba gozando y él también.
Ambos gemíamos como locos, conteniéndonos para evitar que se despertasen los demás alumnos. Él me levantó y me sentó sobre él, que se colocó en el sillón, ahora era mi turno. Comencé a moverme a ritmos desenfrenados encima de él, sentía como le gustaba cada vez más, y cada gemido de placer suyo, me provocaba a mí un inmenso placer.
Seguí cabalgando cada vez más violentamente, cuando noté que me iba acorrer, me agarré fuertemente a él, gritando bajo, y clavándole las uñas en su espalda, él por su parte también me agarraba por la espalda atrayéndome hacia él muy fuertemente.
Entonces me corrí, y al decírselo, él me volteó rápidamente y me comenzó a penetrar otra vez él encima, yo no cabía de gusto, y estaba apunto de volver a correrme y así hice, ante la mirada feliz de él.
Cada vez se movía más rápido, los dos sudábamos muchísimo, yo pensaba que era imposible que un chico durase tanto, y le sentí agitarse cada vez más, iba a correrse, nuestros cuerpos totalmente unidos, se movían al mismo compás. Cuando yo alcé la cadera y el arremetió con fuerza sentí como se corría dentro de mí.
Quedamos los dos extasiados y nos dormimos después de habernos puesto las túnicas, en aquel sillón alejado.
