Breathe In Now. Traducción autorizada de "Star55" La pueden encontrar con ese nombre tanto en Tumblr como en AO3.

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Summary:El amor es como respirar. Es fácil para algunos, a veces tarda un poco más en hacerte recuperar el aliento, pero siempre y cuando sigas respirando, las cosas estarán bien. Kurt Hummel nunca espero que Blaine Anderson, un hombre con el doble de su edad, le quitara el aliento y posteriormente, enamorarse de él.

Notas de la autora:

Advertencias: Todo el fic: AU. Diferencia de edad. Construcción lenta de la historia. Masturbación. Sexo Oral. Somnofilia consensual. Sexo semi-publico. Cada capítulo tendrá su advertencia.

Advertencias del capítulo: Diferencia de edad.

N/A: Escrito por un reto del GKM. El titulo proviene de la canción del mismo nombre (Breathe In Now) de la banda australiana "George".

N/A 2: Está historia tiene un doble POV. La primera mitad del capítulo está en POV de Kurt y la segunda mitad se encuentra en POV de Blaine. Toda la historia está en tercera persona.

...

N/T: ¡Vamos a leer! :DDD


BREATHE IN NOW

CAPÍTULO 1

No había nada más embarazoso que tener algo atrapado en los dientes durante el trabajo, fue lo que pensó Kurt Hummel mientras trataba sutilmente de aspirar una semilla de fresa atorada entre sus dientes posteriores. Su lengua no era lo suficientemente fuerte para entrar en el espacio correcto y no había manera de que fuera a meter el dedo en su boca y simplemente sacar esa semilla como él tan desesperadamente quería.

Siguió tratando de sacar esa semilla unos minutos más, pero todos sus intentos fueron en vano. Quería dejar la conversación que su jefa estaba teniendo con unos benefactores, pero él era su asistente ejecutivo y no podía dejarla, no importaba lo mucho que quisiera.

Kurt se sentía frustrado con cada minuto que pasaba. Estaba en la etapa en la que lo único que podía hacer era sentir con su lengua esa semilla cada ver que iba a hablar o cada vez que respiraba y eso lo estaba volviendo loco.

Kurt esperaba que saliera a la conversación el tema de un descanso para poder correr al baño de hombres y sacar esa semilla pero la suerte no estaba a su favor. Comenzó a golpear el piso con su pie y rápidamente recibió una mirada reprobatoria de su jefa. Reprimió un suspiro y miro a su alrededor, todo el tiempo moviendo su lengua por entre sus dientes.

Su mirada se posó en alguien que lo estaba mirando al otro lado de la habitación. Kurt se sonrojó de inmediato, dándose cuenta que el hombre probablemente lo había visto haciendo caras raras mientras trataba de sacarse la semilla de los dientes.

"Me disculpan un momento, por favor." Le dijo Kurt a su jefa, Isabelle y a las personas con las que estaban hablando.

Rápidamente se alejó corriendo hacia el baño de hombres, soltando un profundo suspiro de alivio cuando se dio cuenta que estaba solo. Usó su uña para enganchar la semilla e inmediatamente lavar su dedo y enjuagarse la boca.

Se acercó al dispensador de toallas de papel y sacó una para limpiarse la cara y miró su reflejo en el espejo. Ya era bastante malo el que se hubiera ido a toda prisa de donde estaba su jefa, no serviría de mucho regresar con el aspecto de una rata ahogada.

Unos minutos más tarde Kurt salió del baño y se re-reunió con Isabelle, quien le pidió que se mezclara con los otros invitados en la fiesta.

Las fiestas de trabajo eran algo que Kurt amaba y odiaba por igual. Trabajar para la revista Vogue como asistente ejecutivo de la editora de moda era un trabajo duro y divertido. Kurt adquiría mucha experiencia, conocía a tanta gente, y tenía un perfecto armario con lo mejor, pero a veces las fiestas de trabajo eran simplemente aburridas.

Sobre todo cuando se trataba de una fiesta para los benefactores de la revista, justo como esta.

Claro que Kurt sabía que sin ellos con su apoyo y donaciones la revista probablemente caería, por lo cual estaba agradecido con ellos, pero algunos eran muy aburridos. La mayoría de ellos probablemente no se preocupaban por la moda como él lo hacía y solo estaban ahí a causa de sus esposas o hijas.

Kurt se acercó a la barra y pidió un Martini, se quedó un momento apoyado en la barra para esperarlo.

"Entonces, ¿lo tienes?"

Kurt miró por encima del hombro al hombre que se le había acercado. Arqueo una ceja. "¿Qué cosa?"

"Lo que sea que estaba en tu diente."

Kurt se sonrojó, reconociendo que el hombre lo había atrapado tratando de deshacerse de la semilla de su diente. "Lo hice, gracias."

"Es bueno saberlo." Respondió el hombre. "Soy Blaine, por cierto."

"Kurt."

El camarero puso la bebida de Kurt en frente de él mientras Blaine pedía lo mismo. Kurt notó su verdadera sonrisa y se preguntó qué estaba haciendo Blaine en esa fiesta; Y luego se dio cuenta del ligero tono gris a los costados del cabello de Blaine. Kurt pensó que eso significaba que Blaine era uno de los tantos abogados representantes de Vogue, o tal vez un rico y aburrido benefactor como el resto de los otros hombres mayores en la habitación.

Kurt tomó un sorbo de su bebida, dejando que el frío líquido calmara un poco el dolor en su lengua. Asintió con la cabeza hacia Blaine en señal de despedida antes de dejarlo en la barra para unirse a la multitud de gente aburrida y fingir que estaba pasándola bien mientras los escuchaba hablar.

Afortunadamente, el final de la noche llego antes de lo esperado y Kurt ya estaba en camino hacia las concurridas calles de Nueva York para conseguir un taxi que lo llevara a casa. Él solo quería quitarse los zapatos e ir a la cama.

Sabía que usar zapatos nuevos en una fiesta como esa iba a traerle efectos secundarios, pero él había esperado que sus zapatos no le hicieran tanto daño a sus pies.

Kurt se cubrió con su abrigo un poco más fuerte, sintiendo el frío aire de Septiembre en sus mejillas. Paró un taxi y subió, dando su dirección al conductor. Se acomodó hacia atrás contra el asiento y sacó su BlackBerry, abriendo al instante su calendario para revisar su agenda del día siguiente.

Kurt llegó a su apartamento, el cual compartía con tres amigas, un rato después. De inmediato se quitó los zapatos, los guardó en el armario junto a la puerta y suspiró con alivio.

Se dirigió directamente al baño para tomar una caliente y larga ducha. Después de su ducha, cayó en la cama, incapaz de seguir funcionando el tiempo suficiente para hacer alguna otra cosa.

Cuando Kurt despertó a la mañana siguiente, se escuchó el sonido de un portazo. Gimió y enterró la cabeza bajo la almohada. Un golpe de la puerta solo podía significar que alguna de sus tres compañeras no estaba feliz, y por el sonido corto y agudo Kurt estaba seguro que esa era Rachel.

Apenas tres segundos después, alguien llamo a la puerta de su dormitorio. Kurt contempló la idea de ignorarla en favor de poder dormir cinco minutos más. Aunque él sabía que Rachel no se rendiría tan fácilmente, entonces la dejo entrar y ella así lo hizo un momento después, mostrando en su rostro el ceño fruncido.

Kurt sin decir nada levanto las sabanas del otro lado y Rachel se metió inmediatamente acurrucándose a su alrededor. Kurt la envolvió con sus brazos dejando que buscara consuelo en él.

Kurt no necesitaba preguntarle qué había sucedido. Rachel estaba saliendo con un chico de su clase de vocalización en NYADA y las cosas entre ellos habían estado un poco tensas últimamente. Kurt había sido testigo de algunas discusiones entre ellos. Logan, el novio (ex novio, corrigió Kurt en su mente, si el portazo significaba algo), había obtenido su primer papel en un show de Broadway y desde entonces se estaba comportando como un idiota engreído. Kurt ya le había dicho a Rachel que Logan no era lo suficientemente bueno para ella pero Rachel era terca cuando se trataba de algo que quería.

Kurt no quería decirle "Te lo dije", porque a pesar de que tenía razón, él no era ese tipo de amigo. Él solo quería que Rachel fuera feliz y con Logan eso nunca iba a suceder. Rachel se merecía el sol y las estrellas, ella merecía amor –amor verdadero- y Kurt quería verla feliz, no conformándose con el primer idiota egoísta de sus clases.

Después, Kurt tenía que prepararse para el trabajo. A pesar de que era sábado, tenía cosas que hacer y preparar para el lunes, además de que tenía una cita esa noche con alguien al que Santana lo había emparejado. Esperaba que ese tipo al menos fuera gay, a diferencia del hombre con el que Mercedes lo había citado dos semanas antes.

"Los hombres son unos idiotas, Kurt." Se quejó Rachel aun en la cama mientras Kurt buscaba su ropa para el día.

"Lo sé, Rach." Kurt aceptó. Sabía que Rachel necesitaba sacarlo todo de su pecho y él no tenía ningún problema con dejarla hacerlo. Eso es lo que hacían los amigos.

"Él ni siquiera tiene una voz agradable." Añadió Rachel con vehemencia. "Bueno, no, eso es una mentira, incluso en mis perfectamente entrenados oídos, él tiene una voz agradable, simplemente es un asco."

Kurt sonrió. "Lo es." Respondió. "Y no en el buen sentido."

"Kurt." Rachel exclamo con un grito, lanzándole una almohada. "Tenemos que salir esta noche, solo chicas."

"Me encantaría, cariño." Dijo mientras se quitaba el pijama. "Pero esta noche tengo una cita a ciegas."

"¿Cancélala?" Preguntó Rachel haciendo un mohín.

"Es uno de los amigos de Santana, ella me comería vivo si se entera que cancelé." Explicó Kurt. "Sabes que cancelaria si pudiera."

Rachel frunció los labios y dejo escapar un largo suspiro de sufrimiento, tirando las sabanas sobre su cara. "Debería ser lesbiana."

"Estoy seguro que todas las chicas te amarían." Respondió Kurt distraídamente, aprovechando su vista bloqueada por las sabanas para vestirse rápidamente. Terminó y se sentó en la esquina de la cama para ponerse las botas. "Eso sí, no duermas con Santana." Añadió en el último momento. "Ella te comería viva y luego te escupiría."

Kurt la miró por encima del hombro y le extendió una mano. "Vamos, hagamos algo para desayunar antes de que las otras se levanten."

Estaban a la mitad del desayuno cuando Mercedes entró a la cocina, medio dormida, buscando a tientas la cafetera. Kurt sonrió mientras la miraba. Cada mañana era lo mismo; Mercedes llevaba una vida plena y ocupada, por lo que el café era una necesidad tanto para ella como para el resto de ellos. Apenas podía funcionar sin esa primera taza de café por la mañana. La mayoría de los días apenas y podía encontrar la cafetera y servirse una taza.

Santana se apareció por la cocina unos minutos más tarde, luciendo absolutamente impecable como siempre. Llevaba un increíble par de tacones Jimmy Choo que hacían a Kurt sentir un poco de envidia.

"Buenos días." Saludó mientras llenaba su termo con café. "Mamá tiene que ver a algunos clientes grandes este día."

"Cómo pudiste conseguir trabajo en un bufete de abogados antes de terminar la universidad, eso me sobrepasa." Intervino Rachel.

Santana le guiñó un ojo. "Eso es porque soy muy buena." Les sopló besos a todos antes de salir de la habitación, los tacones chasqueando sobre el piso de madera mientras salía del apartamento.

"Ella está demasiado alegre para esta hora de la mañana." Se quejó Mercedes en su taza de café.

Kurt sonrió y negó con la cabeza. "Imagínense lo que será cuando esté en realidad trabajando con casos propios y no solo sentada en las reuniones."

Mercedes y Rachel gimieron al unísono ante la idea.

"Muy bien, señoritas." Dijo Kurt. "Las veré a las dos más tarde. Que tengan un buen día."

Kurt tomó su termo lleno de café del mostrador dejando a Mercedes y Rachel en la cocina aun terminando su desayuno.

Para el momento en el que Kurt llego al edificio de Vogue, ya era tarde. En realidad no tenían una hora determinada para llegar pero quería hacerlo tan pronto como le fuera posible para terminar lo que necesitaba hacer y así poder irse a casa para prepararse para su cita a ciegas.

No podía creer que se había dejado convencer por Santana para ir a esa cita. Ni siquiera estaba seguro de que Santana supiera el tipo de chicos que le gustaban. Mercedes al menos tenía una idea, aunque el tipo fuera heterosexual, eso había sido bastante vergonzoso para los dos. Al menos no había sido ningún homofóbico. Se había sentido alagado y habían terminado su café antes de despedirse, por lo que Kurt no contaba esa noche como una pérdida total.

Kurt salió del ascensor en su piso y se dirigió a su oficina donde acomodo su chaqueta e inicio sesión en su computadora. Tomo un sorbo de su termo y arrugó la nariz ante el sabor. Había olvidado ponerle azúcar. Dando un suspiro, Kurt se levantó para dirigirse a la cocina del personal en el otro extremo del edificio.

Paso a un par de personas que también había decido ir a trabajar el sábado y les dio un pequeño saludo cortes.

Kurt doblo en la esquina hacia la cocina e inmediatamente chocó con otra persona. Se quedó sin aliento al sentir el líquido caliente cubrirle la mano, miró hacia arriba para ver que la persona con la que había chocado estaba cubierta de café tanto de su propia taza y del termo de Kurt, que no se había tomado la molestia de ponerle de nuevo la tapa cuando estaba en su escritorio.

"¡Oh, dios mío, lo siento mucho!" Exclamó Kurt y de inmediato tomo una toalla de papel del mostrador para limpiar el pecho del hombre y su propia mano.

"Está bien." Respondió el hombre, poniendo su mano sobre la de Kurt. "Voy a quitármela."

"Oh." Dijo Kurt, sobresaltado. "Está bien."

El hombre le resultaba vagamente familiar, pero Kurt pensó que era uno de los muchos, muchos trabajadores que aún no le habían presentado – Probablemente de un piso diferente.

El hombre se quitó la camisa, revelando una camiseta sin mangas color gris claro que se le pegaba un poco en la zona donde el café había dejado humedad. Kurt no podía dejar de mirar. Ese tipo tenía un cuerpo increíble.

"Al menos estoy en el lugar adecuado para ropa, ¿no?" Dijo el hombre, quitándose también la camiseta.

"Uh huh." Respondió Kurt tontamente, sin poder apartar los ojos del estómago del hombre entre más piel se revelaba. Tuvo que obligarse a mirar hacia otro lado –no se comería con los ojos a alguien para que después Isabelle se enterara. Isabelle era hermosa y abierta con respecto a sus preferencias, pero no le iba a gustar una demanda de acoso sexual si Kurt era sorprendido mirándolo así.

"Aquí." Dijo Kurt, recuperando sus sentidos. "Puedo conseguirte algo de ropa si quieres."

El hombre negó con la cabeza. "No, está bien." Contestó. "Tengo un suéter en mi maleta, puedo usarlo en su lugar."

"¿Estás seguro? Como dijiste, estas en el lugar adecuado para la ropa, después de todo."

El hombre sonrió y Kurt sintió un hormigueo en los dedos de los pies tan solo por mirarlo. "Estoy seguro. Eres Kurt, ¿cierto?"

Kurt asintió. "Lo soy." Respondió. "Por favor no le digas a Isabelle." Agregó, entrando en pánico.

El hombre se echó a reír. "No voy a decirle." Contestó. "Te lo prometo."

Kurt suspiro de alivio.

"Soy Blaine, nos conocimos brevemente anoche." El hombre continuó. "Tenías algo atorado en tu diente…"

Kurt se sonrojó y se llevó una mano a la frente. "Esto es tan vergonzoso."

El hombre –Blaine– rio de nuevo. "He experimentado cosas peores."

Kurt sinceramente lo dudaba. Blaine seguía ahí de pie, en medio de la cocina del personal de Vogue, sin camisa, luciendo como un adonis y Kurt no podía pensar en algo que ese hombre hubiera hecho como para sentirse tan avergonzado como Kurt sentía en ese momento. Y él ya tenía la noche anterior para agregar.

"Tío Blaine, estas – ¿por qué estas sin camisa?"

Kurt miró hacia donde estaba la voz femenina que se había unido de repente a su conversación. "oh, eso es mi culpa." Dijo de inmediato. "Se me cayó accidentalmente el café en tu… ¿tío?"

Blaine asintió. "Estoy aquí con Audrey para una sesión de fotos."

"Yo… tu eres… eres… ¿eres un modelo?" Kurt tartamudeo.

Blaine sonrió de manera encantadora, distrayéndolo de nuevo. "Hoy lo soy."

Kurt se obligó mentalmente a no lamer sus labios en respuesta.

"Vámonos tío Blaine, tenemos que continuar." Audrey insistió.

"Mejor me voy." Contestó Blaine.

Kurt asintió y le dio a Blaine una pequeña inclinación con la mano a modo de despedida. Aun sin camisa, posiblemente él era el hombre más guapo que Kurt había visto en su vida.

Kurt se dejó caer contra la encimera de la cocina y suspiró. Nunca se había sentido tan avergonzado en toda su vida adulta.


Blaine siguió a Audrey de regreso a la otra habitación, todavía sin camisa a causa del incidente con aquel hombre en la cocina de Vogue. No pudo evitar sonreír para sí mismo al imaginarse la cara nerviosa de Kurt en su mente. Era un poco entrañable.

"Tío Blaine, no es que no tengas un cuerpo caliente, desde mi punto de vista totalmente objetivo y no aterradoramente incestuoso, quiero decir, pero… ¿Por qué te quitaste la camisa delante de ese tipo Kurt en vez de ir al baño de hombres?" Audrey preguntó mientras caminaban.

"Oh." Dijo Blaine. "No lo sé."

"Mmmhmmm" Audrey respondió con una sonrisa. "Claro que no lo sabes. ¿Estoy segura que no era solo porque no podrás volver a quitarte la camisa en frente de Kurt otra vez?"

Blaine se rio entre dientes. "No, por supuesto que no." Respondió. "Además, creo que es un poco demasiado joven para mí."

"Lo que sea, tío Blaine, eres un zorro – hasta papá lo dice." Amonestó Audrey.

"Sí, bueno, Cooper todavía piensa que él es un zorro y tiene ya cincuenta y tres años." Se detuvieron justo antes de entrar a la habitación para que Blaine pudiera ponerse el suéter. Sabía que se lo iba a tener que cambiar de todos modos, pero no quería entrar desnudo a la sesión – porque eso no sería nada bueno para Audrey.

"Mi papá no es un zorro." Audrey respondió con una sonrisa. "¡Vamos, quiero hacer esa sesión de fotos con mi caliente tío para poder enviarla a las agencias de modelos!"

"Todavía no entiendo por qué me quieres en tu sesión de fotos, Aud." Dijo Blaine mientras se ponía el jersey. Se enderezó y la siguió a la habitación donde estaban haciendo la sesión de fotos.

Vio como algunos de los empleados de Vogue se acercaban a Audrey para arreglarle el cabello y el maquillaje por última vez. Su suéter se consideró lo suficientemente bueno para la sesión, lo que Blaine agradeció, y se dedicó a posar junto a Audrey.

Ella había insistido en ser modelo y al ser la firma de abogados de Cooper, Anderson and Sons, grandes benefactores de la revista y además representarla, le daba una oportunidad a Audrey para cumplir su sueño y modelar.

Blaine solo era su apoyo el día de hoy. A él no le importaba – él amaba a su sobrina más que a nada y haría lo que pudiera para ayudarla con su carrera.

Estaba agradecido de no hacer mucho más que hacer que Audrey se viera bonita. Esperaba no salir como un tipo viejo y espeluznante, él no quería eso, pero Audrey le había asegurado que se veía de no más de treinta años, que era algo agradable de escuchar, aunque sabía que ella era una mentirosa descarada.

A Blaine no le importaba su edad. Tenía cuarenta y tres años, cuarenta y cuatro en unos cuantos meses. Hasta ahora había vivido una muy buena vida. Claro que había tenido sus altibajos, incluyendo el renunciar a ejercer la abogacía junto a su padre y hermano (y pronto el hijo de Cooper, Grant, cuando tuviera la edad suficiente y terminará la escuela de derecho. Además de los dos hijos mayores de Cooper, los gemelos Charles y Eric que ya estaban trabajando en la empresa). No era algo que Blaine lamentara.

Había pasado por mucho en la última década y no todo era un simple cambio de carrera.

Había conocido a Dale en su segundo año de la escuela de leyes. Dale era inteligente, guapo, tenía una sonrisa que encantaba a cualquiera. Era un estudiante de derecho de tercer grado y sacudió completamente la vida de Blaine.

Habían salido durante un largo tiempo, incluso Dale le había dado una llave de su casa y le dijo que era suya también.

Blaine había amado a Dale más de lo que jamás había amado a alguien más. Había estado en otras relaciones, a corto plazo con algunos hombres antes de conocer a Dale, pero una vez que había visto esa sonrisa, sentido aquellas manos sosteniendo las suyas y esos labios besando los suyos, no hubo absolutamente nada más que Blaine quisiera en el mundo.

Estuvieron juntos casi quince años hasta que Dale lo engañó con un tipo que no estaba seguro siquiera que hablara inglés.

En retrospectiva, Blaine pudo detectar las señales. Durante los últimos años de su relación, Dale comenzó a aceptar un montón de viajes de negocios fuera del país. Él decía que pensaba en la creación de una empresa en Francia o en algún lugar de Europa. Blaine se había emocionado –pensando que se irían juntos – pero Dale nunca lo invitó con él. Al principio no le importó, estaba demasiado envuelto en su propio trabajo –el ser abogado era un trabajo duro y trabajar con su padre y su hermano era agotador –.

Entonces, una tarde, Blaine había salido temprano de la oficina para una cita con el optometrista, así que se fue directamente a casa solo para encontrar a Dale en la cama con aquel tipo –Paulo –. Blaine se marchó de ahí.

Estuvo claro desde ese momento que Dale ya no era feliz con él, y aunque le había dolido mucho el verlo de esa manera, en la cama que habían compartido durante más de una década, Blaine sabía que no tenía sentido quedarse con alguien que no lo quería.

Así que termino con Dale. Se mudó a un nuevo apartamento en menos de una semana y después, con el apoyo de sus amigos y su familia, lo pudo superar.

Fue poco después de la ruptura que Blaine se dio cuenta que ya no quería ser abogado. Él ya no quería lidiar con el mundo empresarial y tampoco quería seguir encontrándose con Dale.

Después de avisarle a su padre su decisión, Blaine se tomó seis meses de descanso para averiguar lo que quería hacer.

Dos semanas más tarde, el literalmente se tropezó con una nueva carreta como consejero en una escuela secundaria. Él había estado hablando con una de sus mejores amigas, Tina Cohen-Chang, cuando le mencionó que un cambió como ese podría ser bueno para él. Blaine estudió a tiempo parcial y fue entrenado para el trabajo por el consejero anterior y, unos meses después de haber comenzado a estudiar ya se sentía listo y capaz de ayudar a los adolescentes de la manera en que él hubiera deseado que lo ayudaran cuando estaba en la escuela secundaria.

Como adolescente, tuvo problemas con su sexualidad además de que solo había conocido a otro muchacho de su año que era gay. El otro chico no había dicho nada hasta mucho tiempo después de la universidad, y en su mayor parte, Blaine no podía culparlo. Fue duro en aquel momento él confesarlo a sus amigos y familiares, Blaine había tenido suerte, en la mayor parte. Sus padres, aunque descontentos a que Blaine optara por ser gay, no lo mencionaron o hicieron gran cosa al respecto, como él había pensado que lo harían.

Él había deseado tantas veces el tener a alguien con quien hablar. Cooper estaba en sus veintitantos cuando Blaine apenas estaba descubriendo quien era y aunque le había dicho que siempre estaría para Blaine, él sabía que la vida de Cooper y sus estudios eran mucho más importantes que la crisis de su hermano pequeño. Es por eso que el ser consejero escolar se sentía como el camino perfecto para Blaine – podría estar ahí para los estudiantes cuando no hubiera alguien en su vida para ayudarles. Él ofrecería sesiones gratuitas y les ayudaría a hacer su vida más fácil en cualquier forma posible.

Fue duro ajustarse a su nuevo trabajo, a su nueva vida y a su nuevo hogar, pero Blaine era capaz de hacerlo. Tenía sus días malos, como todo el mundo, pero era feliz y eso es lo que contaba.

Ahora ya habían pasado tres años desde que era consejero escolar y le encantaba. Era un trabajo flexible, podía crear su propio horario en su mayoría, siempre y cuando él estuviera presente durante la mayor parte de las horas de clase y algunas horas después.

Su trabajo anterior en la firma Anderson and Sons todavía lo vinculaba con la revista Vogue y era un buen amigo de algunos fotógrafos y sus superiores, lo cual fue increíble para poder ayudar a Audrey con su sesión de fotos fuera de las horas regulares de trabajo.

El movimiento de los brazos de Audrey alrededor de sus hombros trajo a Blaine de nuevo al presente. La dejo saltar sobre su espalda y ambos sonrieron a la cámara. Estaba bastante seguro que las fotos lo harían ver como su padre y él podía vivir con eso.

"Entonces, tío Blaine." Dijo Audrey un poco más tarde. "¿Vas a conseguir el número de ese chico lindo o voy a tener que hacer todo el trabajo por ti otra vez?"

Blaine rodó los ojos de manera juguetona. "Eso fue solo una vez, señorita, no te creas celestina."

Audrey sonrió. "¿Así que eso es un sí?"

"No." Contesto Blaine. "No creo que alguien tan joven como Kurt quiera salir con un hombre viejo como yo."

Audrey resopló delicadamente. A Blaine le encantaba eso de ella. "Sería un tonto si no quisiera. ¿Quién sabe? ¡Tal vez le gustan los hombres mayores! Solo tienes una forma de averiguarlo."

Audrey le dio un beso en la mejilla antes de dejar ahí a Blaine, sintiéndose un poco aturdido, mientras ella iba a comprobar las fotos que acababan de tomarles.

Blaine negó con la cabeza y trató de no volver a pensar en él sin camisa en la cocina de Vogue mientras Kurt tropezaba con sus palabras tratando de pedirle una disculpa.

TBC


N/T: Bienvenidos a esta nueva traducción. ¿Les gustó? Como dijo la autora, esta historia va despacito, así que no desesperen que es una gran historia y tiene de TODO :D Ademas de que es todo un placer para mi el poderla traducirla.

Ya saben que sus comentarios son recibidos con los brazos abiertos así que no tengan miedo y dejen todo lo que FF les deje. xD

Cualquier error en la traducción, me encantaría que me lo hicieran saber. La autora tenia 3 betas para está historia, yo solo tengo mi diccionario ingles-español.

Nos estamos leyendo con el siguiente capítulo el viernes. ¡GRACIAS! :3

¡Feliz domingo! :D