Límite de Merodeador
Límites
¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí la sed,
hasta aquí el agua?
¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el aire,
hasta aquí el fuego?
¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el amor,
hasta aquí el odio?
¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el hombre,
hasta aquí no?
Sólo la esperanza tiene las rodillas nítidas.
Sangran
Capítulo I
Como besa un Merodeador
Giró su cabeza y vomitó.
El húmedo calor de ese domingo de verano, sumado a la fuerte resaca y la mezcla de alcoholes y quién sabe qué más, habían hecho que James Potter se despierte junto un violento vómito al costado de su cama.
La luz que apenas podía penetrar entre las cortinas y persianas y más cortinas, hicieron que el dolor de cabeza aumentara considerablemente. Estaba acostado en la cama, tomándose la frente con la mano. Sentía todo el cuerpo pegajoso y pegado a las sábanas. Realmente ese no iba a ser un buen día.
Con el esfuerzo, nadie sabe de donde sacado, empezó a hacer los intentos para levantarse.
Intento número uno fallido. Apenas levantó un poco el cuello, la habitación le dio mil vueltas y tuvo que volver a vomitar.
Intento número dos fallido nuevamente, pues los brazos estaban demasiado débiles como para sostenerse con la espala erguida.
Por último, el intento número tres salió victorioso. Y con un rápido salto, quedó parado con cara de enfermo, intentando enfocar algún punto fijo para no volver a caer. En la vida de un Merodeador, hay que saber como superar una resaca de la mejor manera.
Aún tenía la corbata ajustada en la frente como solía ponérsela cuando estaba en fiestas y borracho. Su torso estaba desnudo, dejando ver su atlético abdomen y un lomo espectacular. Musculoso y dorado por el enorme sol de verano que de a poco iba terminando.
Apenas se dio cuenta que su cabeza daba vueltas y vueltas, se tomó de la baranda de la cama de Sirius.
Decidió ir a bañarse con agua helada, a ver si algo podía recordar de la descontrolada noche anterior.
— Liiiiiliiiiiiannnnnnn…—dijo como un grito de agonía una muchacha que se retorcía entre las sábanas—es muy temprano para empezar a molestarme--se tapó la cabeza con una almohada e intentó seguir durmiendo.
Una pelirroja que respondía al nombre de Lilian Evans (más bien a Lily) meneó la cabeza de un lado para el otro y abrió bruscamente las persianas de la ventana para despertar a su amiga.
—Vamos perezosa que no es nada temprano… ¡ya son las tres de la tarde! — le exclamó para apurarla--ya te perdiste las dos comidas más importantes del día--le riñó sabiendo que no había nada más irritante para su amiga que exigirle con los horarios para la comida, tal como lo hacía su madre.
Lilian Evans no era como su amiga. Por más que las dos eran esbeltas y de proporciones armónicas, la personalidad de ambas era tan diferente una de la otra que los que llegaban a conocerlas se preguntaban cómo podían ser tan buenas amigas y diferentes a la vez.
¿Quién era la extraña allí? Había que admitir que las dos eran un tanto excéntricas para el resto del colegio. Pero eso tenía una explicación.
Todo tenía una expiación. Que Lily faltara a todas las fiestas que se organizaban en la sala común tenía un porqué, que se levantase temprano todos los fines de semana tenía un porqué, que tomase caminos distintos para movilizarse por el castillo, inclusive el tener amigos… un tanto diferentes lo que uno puede denominar normal, tenía un porqué… Ese porqué que tenía un nombre… y para no darle más vueltas ese nombre era James Potter
Si, James Potter, la peor criatura que aunque Lily no entendiera aún, la biología maga y muggle lo denominaba "Ser Humano". El morocho pertenecía al grupo selecto de cabezas-llenas-de-aire-Merodeadores y se creía el rey del mundo por su belleza y buen carácter. Vivía como un pavo real y los ingenuos alumnos de Hogwarts lo respetaban, tanto igual a los demás Merodeadores, como tal.
Claro que Lily no tardó en sentirse avergonzada con tan solo pensar que ella era parte de ese montón de cabezas que se complacen con una sonrisita carismática y aire de rebeldía, así que ya en segundo año los empezó a ignorar… No le era difícil ya que ellos hasta entonces no se habían percatado de la "traga libros" Evans.
¿Qué mejor idea había tenido que poner los ojos en blancos ante un ligue de Potter una tarde de tercer año, en vez de ignorarlo como de costumbre? Solo el muchacho le había guiñado el ojo, cosa que le hacía a cualquier muchacha que se paseara en falda por los jardines. Prácticamente fue prender una alarma que sonara a todo volumen con un "EXISTE UNA MUCHACHA EN HOGWARTS QUE NO ES VÍCTIMA DE TUS PAVONEOS Y ESA SOY YO, LILY EVANS. E-V-A-N-S!!"
Sí, sí. Potter se sintió muy afectado y fue un duro golpe para él entender que aquella niña traga libros no estaba interesado en él, inclusive parecía odiarlo cuando él recién se había aprendido bien su nombre. ¿Cuántas apuestas había jugado con su compañero de ligues, Sirius-soy-el-rey-del-mundo-y-llevo-coronita-Black? Les aseguro que tantas posibles como para hacer desesperar a Lily, lograr que pase de ser una dulce, tímida y estudiosa niña por quince años, a una joven rencorosa, llena de odio e inadaptada social… ¡Bueno, bueno, quizá exagero! Pero realmente Potter lograba ponerla tan histérica hasta el punto de hacerla llorar… y viviendo en la ignorancia y egocentrismo, James Potter jamás lo tomó como otra cosa de una manera de divertirse molestando a alguien más que a un Slythering.
"Quieres salir con migo Evans?… Vamos si sabes que nadie mejor que yo complaciendo en la cama", " Evans, dulce pelirroja, lloras porque ayer olvidé invitarte a una cita?… No te preocupes princesa, solo admite que ya no puedes contenerte a este milagro de la naturaleza y te invito a salir"… ¿Cuál de todas era la frasecita más célebre que volvía una fiera a Lily? Es que se volvía insoportable, y eso había sido por casi cuatro años… menos mal que esas últimas tres semanas algo le había pasado al morocho que ya había disminuido la frecuencia de jodas.
— Bueno, bueno… me levanto pero con la condición de que me traigas la comida a la cama— contraatacó Noelia, sentándose un poco más en la cama para poder ver a Lily.
Era una bella muchacha, el pelo era morocho y tenía ojos que cambiaban con el clima. No era una delicia irresistible, pero tenía unos cuántos méritos a favor.
—Estás loca--sentenció la pelirroja dándose a entender que se negaba al trato--y me lo habían advertido cuando te conocí, peor no ¡la cabeza dura de Lily no escuchó a Fedri!
Noelia le tiró un almohadón que pegó directo en su cara. Fedri en realidad era FedericheBigstone, el primo de la misma edad de Noelia, que iba a Ravenclaw.
—Tú levántate de una vez que yo voy a terminar lo que estaba haciendo— le dijo a la morocha, y luego se sentó frente un hermoso y antiguo escritorio de roble. Dándole la espalda a su amiga, se volvió a concentrar en su trabajo.
Suspiró… " es lo único que sabes hacer bien ¿no es así pequeña estúpida?" Se dijo así misma mientras se le formaba un nudo en la garganta al recordar el sentimiento que la había llevado a hacer esa obra. Lo único que le servía para desahogarse era dibujar… tomar un lápiz y una goma y solas las líneas se iban uniendo hasta quizá adornar con lágrimas.
Su creatividad era abstracta, y hasta ahora era de la única forma que podía canalizar ese problema que empezó siendo tan pequeño, tan poco importante… a ser … a ser cada una de esas lágrimas que derramaba cuando no la oían.
Tomó el lápiz más oscuro y siguió su trabajo. Y pensar que siempre pensó que lo único que podía ponerla tan deprimida era Potter… cuatro años equivocada
Por otro lado, Sirius tenía otras tácticas de evadir resacas. Apenas abrió los ojos, contuvo el vómito ascendente por su garganta y segundos siguientes se convirtió en un peludo perro que vomitaba toda la cama.
—¡Qué asco! ¡¡QUÉ ASCO!!—gritó un rubio que dormía en la cama siguiente. Despertarse con el horrendo olor a vómito, el ruido de las arcadas sumado su propio dolor de cabeza había hecho que su ánimo sea el de una fiera. Se tapó la cabeza con la almohada y se dio vuelta para amortiguar los gritos de odio y mal humor que estaban llenando la habitación en ese momento.
—¡¡Quieren callarse!! No son los únicos en el castillo que tienen resaca ¿¡eh!?—esta vez fue un muchacho castaño, un tanto regordete y de un rostro infantil quién ya sentado en la cama le gritaba a sus compañeros silencio.
Cada uno se mantuvo en el lugar donde estaba unos minutos más. Eran las dos de la tarde, y el baño estaba ocupado. ¡Vaya manera de empezar el jodido día!
Apenas James terminó de bañarse, entró Sirius sin siquiera tocar la puerta.
— Disculpa Prongs, pero antes de ocupar el baño sería bueno pensar en la condición de las vejigas de tus amigos ¿no?—Habló con la pura ironía, y sin preocuparse por su amigo, que siquiera se había cubierto con una toalla, empezó a hacer de las suyas en baño.
— ¡Bueno, bueno!—Rió James que la ducha le había levantado el ánimo— No quiero ser testigo de asquerosidades—Y salió encontrándose con sus compañeros de habitación en el mismo estado que se había encontrado él apenas se despertó.
— Por dios… ¿alguien puede limpiar la habitación?—rogó Remus, levantándose de la cama y abriendo la ventana para airear el ambiente.
Era un poco más delgado que James, además su cuerpo no era tan robusto, y sin embargo era más alto y de piel más clara. Unos ojos dorados casi tan hipnotizante como el oro en estado puro, del mismo color y brillo,
Luego de vestirse con ropa liviana James buscó su varita entre toda la ropa desparramada por el piso. Se detuvo al encontrar una pequeñísima tanga rosada… ni siquiera recordaba de quién era. Siguió revolviendo el piso, y en cuanto la encontró hizo desvanecer el vómito del suelo y de la cama de Sirius.
—¿Alguien sabe que hicimos anoche?… ¿Y de quién es esa tanga?—preguntó sentándose en la cama ya más limpia. Realmente no recordaba nada… y fuese lo que fuese lo que hubiese pasado, rogaba haber usado preservativo.
—Mgrfffffff…--dijo Peter como una especie de gruñido –Hasta lo que me acuerdo… estábamos en la sala común festejando porque… ¡festejando un coño!
—Últimamente no se necesita excusa para pasar una noche descontrolada ¿no?—preguntó una mujercita que acababa de entrar en la habitación sin siquiera tocar la puerta. Tan solo rió al ver que Remus estaba en calzones, y cómo este de mal humor agarraba cualquier pantalón del suelo y se lo ponía a regañadientes mientras emitía una especie de gruñido.
Ella era Margaret Rohosqui, una bonita chica de dieciséis años, que iba un grado mas bajo que los Merodeadores. Cabello de color castaño cortado a la garçon (un estilo francés, es en definitiva el pelo corto cómo un varón) De cuerpo estirado y menudo y de proporciones casi perfectas. Facciones delicadas, pequeñas. Y unos ojos marrones enormes que parecían emitir chispas. Claramente no era un prototipo de una rubia mujer voluminosa.
— Meg nunca te va a entrar en la cabeza que tienes que tocar la puerta ¿no?—preguntó con una sonrisa James, que al parecer era el único de buena cara. La chica le agarró el rostro y le dio un gran beso en la mejilla.
Ella era su mejor amiga, la mejor amiga de todo el grupo. Casi como una hermana, una prima. Y en efecto, para no andar con vuelos, era la prima de Peter. Claro que no puramente, era la prima postiza. El parentesco se debía a que era la hija de la nueva esposa del hermano del padre de Peter. Así la habían conocido cuando apenas cursaban segundo año, y ella primero. Le habían tomado mucho afecto
—¿Por qué esa cara Remi?—le preguntó haciendo una especie de pucherito mientras se acercaba a darle un beso en la mejilla
—No me llames Remi, Margaret—le pidió de mal humor
— Entonces tu tampoco Margaret—repuso ella con alegría mientras saludaba a Peter-- ¿Qué tal su mañana?
— ¿Por qué nadie avisa que hay gente en la habitación?—de repente todos voltean para mirar a Padfoot que estaba saliendo del baño con una toalla
— ¡Sirius!—saludó Meg con un abrazo al precioso morocho de cuerpo bien fornido y unos impactantes ojos grises, todo empapado. O realmente no se daba cuenta que los muchachos estaban con una resaca que los dejaba para atrás, o simplemente no le importaba
—¿Dónde te metiste tú anoche?—preguntó luego de responder el saludo—No te vi en toda la fiesta—le reprochó como un padre
— Nah!—dijo esta mientras se sentaba en la cama. Odiaba que la traten como una pequeñita—Estuve en mi habitación tocando el bajo… saben que odio las fiestas punchi (NA: lease electrónicas) Además… qué te vas a acordar qué estaba haciendo yo, si apenas recuerdas lo que tú hiciste.
— ¡Si que me acuerdo!—contraatacó el morocho—Todo empezó… con… música… y chicas bailando…
Flash Black
La música estaba fuertísima, y la sala común donde por las tardes se albergaban los miembros de Gryffindor para estudiar y hacer deberes, ese sábado por la noche se había convertido en todo un salón de baile para adolescentes. Era increíble como los pésimos y de bajo rendimiento nivel académico alumnos, lograban transformar todo en tan solo treinta minutos de improvisación.
Luces blancas y de colores giraban, se apagaban y prendían al ritmo del "tunch, tunchi, tunchi" que retumbaba en el cuerpo de todos los jóvenes de séptimo y sexto. Por supuesto que eran Gryffindors en su mayoría, pero alumnos de Hufflepuff y Ravenclaw habían sido invitados también. Todos estaban descontrolados, incluso los más tímidos y reservados ahora estaban sacudiendo su cuerpo encima de las tarimas improvisadas y bebiendo como deshidratados en el tumulto de la fiesta, barriendo con sus movimientos el humo que habían hecho aparecer por arte de magia.
—Vamos Black ¡Una botella más!— Insistía una muchacha de Ravenclaw, intentando evitar que se valla con otra de la fiesta.
— Disculpa Wenda, pero no. ¡Hasta mañana!— y sin preocuparse en lo más mínimo por la chica que le había pagado todas las bebidas (pues dado que seguían dentro del castillo, había que comprar de contrabando el alcohol ya que los elfos domésticos jamás les darían ni una cerveza de manteca) se dio la vuelta para encararse a una rubia que estaba bailando tras suyo, a espaldas de él.
Le costó concentrar la vista en el trasero de la muchacha, las luces y el alcohol ya lo estaban mareando, pero la fiesta apenas comenzaba y su cabeza tronaba junto con la música.
Ignorando por completo a la pareja de la rubia, que apenas vestía una corta minifalda y una remera que se había arremangado hasta la altura del ombligo por el calor, la tomó por la cintura, y bien pegado a ella, empezó a moverse al compás de la música moviendo sus manos por todo el cuerpo de ella, quien estando bajo los efectos del alcohol, reía y levantaba los brazos para seguir bailando. Le besaba el cuello y le susurraba cosas al oído. No solo la estaba pasando terriblemente bien, sino que conseguiría seguir tomando sin tener que gastar un solo centavo.
--¿Quieres ir a la barra?--le ofreció Sirius con una voz seductora que derretía a cualquiera , una vez terminado el tema remixado que estaban bailando
--Si--dijo con una inmensa sonrisa, mirándolo con unos ojos enrojecidos, definitivamente ya había tomado más de la cuenta.
Caminaron hacia la chimenea, donde estaba funcionando la barra para pedí bebidas y mientas esperaban su turno en aquel amuchonamiento de gente, se comían a besos como si fueran dos desconocidos que se encuentran en un boliche que obedecen a instintos humanos, y no compañeros de curso que se ignoran mutuamente todos los días.
--Cuatro rondas de Vodka Hirvientes--pidió el moreno
Fin Flash Black
Tan solo hasta ahí recordaba… lo demás eran imágenes borrosas que no daban ningún dato importante, pero con eso le bastaba, al menos sabía que la había pasado bien.
--Padfoot, eso sucedió a las dos de la mañana-- se burló de él Remus luego de haber escuchado el relato de su amigo. A las dos de la mañana la fiesta recién empezaba.
--¿Y tú cómo lo sabes?--se defendió este
--Porque yo estaba con Estefani, y eran las dos de la mañana cuando fuimos a pedir Vodka Hirviente y nos dijeron que ya no había más. Luego nos largamos de allí--explicó el licántropo sin dar más explicaciones. Seguía despeinado, con el pecho al descubierto y dolor de cabeza.
--¿Entonces esto es de ella?--preguntó descaradamente Meg, tomando con dos dedos la pequeña tanga rosada.
Remus la miró un momento como intentando recordar, pues pese que no pudieron tomar su Vodcka Hirviente otros tipos de alcoholes ya tenía encima como para haberle borrado un poco la memoria. Entonces sin responder puso cara de "yo no fui, soy un chico bueno". Meg rió abiertamente y le tiró la prenda en la cabeza
--Moony, recuérdales a tus amiguitas que se lleven su ropa interior luego de divertirse con tigo, demasiado ya con la colección que nos deja Prongs--rió Sirius agachándose par evitar el golpe que le había intentado propinar James
--Entonces creo que tengo razón ¿no? Siquiera recuerdan a qué hora se acostaron--Habló Meg, volviendo al tema. Le encantaba encontrar motivo para reprenderlos, ellos siempre lo hacían con ella: ya sea por no salir nunca a divertirse, o porque repentinamente una noche se emborrachó. Saboreaba la venganza cuando la obtenía
--Bueno… hasta las seis de la mañana duraba el hechizo con el que encantamos las paredes de Gryffindor para que no escuche nadie desde afuera… así que hasta mucho más tarde que eso supongo que no--supuso James llevando una mano a su cabeza para alborotar su cabello negro, más aún de lo que estaba
--¿Y tú Peter?--preguntó Meg, integrándolo a la charla
--Neh…--dijo con la cabeza en la almohada. Leyéndolo entre líneas era un "déjenme dormir"
--¡Yo me acuerdo de algo más!-- sonrió Sirius que se había quedado haciendo memoria--Era bien tarde… y nos quedamos… creo que limpiando la sala antes de ir a dormir-- Inclusive Remus lo miró con cara incrédula ¿Desde cuando Sirius ayudaba a acomodar?
Flash Black
--¡¡Botella, botella y bot-ella!--Protestaba James con palabras que se chocaban, mientras hacía el intento de caminar sin caerse para levantar las botellas tiradas en el suelo. Estaba hecho un desastre. La corbata estaba en su cabeza, bien ajustada, tenía un par de botones de la camisa desabrochados y por más acostumbrados que estaban todos al despeinado cabello del joven, el que lo mirase en este momento les aseguro que hasta se preguntaría como conseguía llevarlo más revuelto aún--¡¡A quién se le ocurre tantas botellas!!?--Gritó la incoherencia más fuerte de lo que quería. Eran las cinco de la mañana y ya la fiesta había acabado, tan solo quedaban unos borrachos acomodando todo.
--Callate Prongs y junta las… botellas--le gritó Sirius desde la otra punta, quién tan borracho como él, estaba sentado en el suelo levantando cada tanto algun papel que estaba a su alcance. También tenía un aspecto que no se puede describir como decadente, sino más bien salvaje. Marcas rojas carmesí y rubí (incluso algunas moradas) estaban marcadas en su cuello como producto de besos
--La prozz--intentó decir una chica de largos cabellos castaños que tenía la lengua adormecida, y se le trababan las palabras--La próxima vez que hagamos una fiesta… yo no acomodo nada--aseguró mientras juntaba basura que habían dejado encima de los sillones y mesas.
--¿Yo me pregunto… ¡qué vamos a hacer con tantas botellas!?--Volvió a decir James con la mente concentrada en la cantidad de botellas. Era un borracho bueno, que se preocupaba por juntar las botellas
--Yo sé que se hace con las botellas--Comentó Érica, una alumna de sexto que estaba sentada en una esquina sobándose el tobillo ya que al intentar caminar con semejante taco luego de unas copitas, se lo había doblado y se había quedado allí el resto de la noche--Se puede hacer el baile de la botella--Dijo aplaudiendo y estallando en risas
--Callate ¿quieres?--le pidió Sirius con una mirada media perdida--Nadie tiene ganas de bailar… si no te diste cuenta-- no sonaba agresivo, sinó tonto
--¡Entonces juguemos al juego de la botella!--sugirió contenta una muchacha llamada Kelly tomando una de las tantas botellas
--Si-- sonrió James a la vez que soltaba todas las botellas. Recordaba la vez que había jugado a eso. Consistía en hacer un círculo y girar la botella en el medio, para que señale a una mujer y a un varón, y estos tengan que besarse
--¡Yo también quiero jugar!--Pidió Sirius, levantándose bruscamente. Su mente estaba en estado Cam Web, es el estado donde las imágenes pasan despacio y trabadas, tal cual como una Cam Web lenta.
Con dificultad, algunos gateando y otros caminado en zigzag, se juntaron todos en el centro de la habitación y pusieron la botella en el medio.
El círculo era pequeño, había solo tres chicas y ellos dos ¿Creen que les importó en algún sentido? Siquiera recordaban sus nombres. No les importó
--¡Yo giro, yo giro!--pidió la chica de pelo castaño que se llamaba Gracel. Con la delicadeza de una borracha tomó la botella y la hizo girar para cualquier lado.
--¡Ja!--Exclamó Sirius-- ¡¡Ustedes dos!!-- dijo apuntado con un dedo que no se quedaba quieto a Kally y a Érica.
James empezó a reír como un tonto, golpeando su puño contra el suelo. Las chicas sin siquiera reclamar nada se besaron por diez segundos, entre risas.
Fin Flash Black
--¡Callate Sirius!--Exclamó de repente James en una orden desesperada, que lo miraba con los ojos bien abiertos y los labios arrugados
--¡Hey! ¿Qué pasa?-- Preguntó Padfoot ya que había interrumpido su relato y todavía no entendía porqué--Ni que tan feo fuese el recuerdo de ver a Érica besándose con Kally… está bien que no sea muy bonita pero…
--¿Eso es todo lo que recuerdas?--le preguntó James con un tono seco, mordiéndose el labio--¡Hay mamá, que idiota que soy!--Se insultó mientras se pegaba en la cabeza con el puño
--Tranquilo Prongs, que me estás asustando… Si, es lo único que recuerdo… después de eso…--Se quedó mudo, y no exactamente porque intentaba recordar, sino porque ya había recordado. Los ojos de Sirius se abrieron enseguida, dejándolo con una cara parecida a la de James. Inmediatamente su rostro se contrajo todo--¡No! Por diós decime que es mentira!
--Ya--Dijo de repente Remus que era espectador de la escena--pero digo ya mismo quiero que nos digan que está pasando--Ordenó sin ocultar la emoción y curiosidad por lo que sus amigos estaban sufriendo de ese modo
--¡Eso!--Se sumó Meg entre risas al lado de Remus, mientras este le pasaba un brazo por la cintura--¡No se guarden la mejor parte para ustedes dos!
James y Sirius se miraron medio de reojo, con un dejo de asco en el medio. No lo podían creer, y menos aún admitir… ¡hasta vergüenza de daba mirar a su mejor amigo!
--Yo no lo cuento--Anunció Sirius con una voz que no dejaba lugar al reprocho, poniéndose a mirar por la ventana como si todo estuviera bien
--Bu.. Bueno…--Miró a Moony y a Meg que les causaba gracia la situación-- No puedo creer que valla a decirlo--dijo para si mismo, pasándose la mano por toda la cara. Tomó valor con un suspiro, y empezó
Flash Black
--Es el turno de… --anunció Grace mientas esperaba que lo botella deje de girar.--De… Black y Potter
Una sonrisa se asomó en el rostro de todas las presentes. Ya eran casi las seis y media, y ellos seguían jugando a ese estúpido juego. No hay que pasar por alto que un cuarenta por ciento del tiempo se la pasaron tomando los restos de bebidas que quedaban y riéndose
Los muchachos se miraron con una cara de "Por dios ¿qué hacemos?"
--No lo voy a besar--aseguró James cruzándose de brazos, sacudiendo la cabeza exageradamente, mientras hacía fuerza para articular las palabras--- ll..ll… Yo no lo voy a … b.. besar
--¡No sean tramposos!--Dijo Érica con las manos en la cintura, estaba en un estado mejor que el de James, y no le costaba tanto hablar--Las reglas son las reglas
James y Sirius se volvieron a mirar y con una mueca de desesperación ¿Lo iban a hacer?… bueno, hasta ahora el juego había sido muy divertido… tal vez esto también sea divertido. Hay que entender que cada uno de los dos ya había vomitado tres veces durante toda la fiesta por los efectos del alcohol, y habían seguido tomando… a lo que me refiero que el grado de conciencia que tenían era mínimo al de una snitch.
Dudando un poco se pararon y quedaron en el centro del círculo.
--Tiene que ser con lengua eh!--recordó Kelly que se destronillaba de risa en el suelo junto a las demás, y sin embargo no se perdían de nada. Tenían a los dos chicos más apuestos, sexis y codiciados todo Hogwarts para ellas solas. Completamente borrachos que hasta les costaba mantenerse en pie y a punto de darse un beso entre si luego de haberlas besado a ellas ¿Qué mejor suerte podrían tener?
Sirius fue el primero en dar un paso hacia el frente, sin embargo había mucha distancia entre ellos como para besarse, entonces fue James quien con la respiración agitada se acercó un poco más. Los dos tenían los ojos cerrados, peor no de la forma que uno los cierra para dormir o para recordar algo agradable, sino de esa forma que acompaña todos los gestos de la cara, como cuando se muerde un limon, o prenden una luz que encandila en medio de la oscuridad.
Ya estaban tan cerca que se sentían las respiraciones mutuas ¿Cuánto faltaba? Se acercaban milímetro a milímetro, hasta que sin que se den cuenta sus labios chocaron sorprendiendo a los dos
--¡Vamos que eso no es nada!--gritó Erica tomando las gotas que quedaban en el fondo de una botella. Los dos muchachos se habían quedado inmóviles luego de que sus labios habían hecho contacto, y no habían pasado al siguiente paso-- Apuraos que estamos esperando la parte emocionante!--dijo mientras reía.
James abrió la boca, dejando entrar los labios de Sirius en la suya. Mientras más rápido lo hicieran, más rápido terminarían.
Sirius tardó un momento en responder el beso, pero también abrió la boca y así empezaron a besarse. Desde afuera era una situación extraña, pues estaban los dos de pie, con el cuello estirado hacia delante, besándose con las manos pegadas a su propio cuerpo, como si fueran maniquíes.
Siguieron así un momento, con bocas que no se abrían del todo, y lenguas que adelantaban y retrocedían enseguida, hasta que olvidaron qué estaban haciendo, y solo lo hicieron. Besándose como dos amigos se besarían, como los Merodeadores se besan
Flash Black
El corazón de James estaba acelerado, y le había costado horrores contar lo que acaban de leer. Seguía con los ojos abiertos como platos y no se atrevía a mirar a Sirius.
Remus y Meg no sabían si reírse o salir de la habitación. No es que fuesen homofóbicos pero… ¡quién se lo esperaría de Sirius y James! En ese momento hasta Peter estaba atento de todo lo que decía.
--Bueno… a veces esas cosas pasan…--dijo Meg rascándose la cabeza, sin saber muy bien que decir
--¡Si amigo!--Dijo Sirius que ya se había alejado de la ventana y le estaba dando palmadas en la espalda a James--Estábamos borrachos… te aseguro que no me gustó lo suficiente como para violarte mientras duermes--Bromeó para romper la tensión del momento.
--Tienes razón-- asintió Prongs mientras se levantaba de la cama--Si contara todas las cosas que hice estando borracho...--Miró hacia arriba y puso en blanco los ojos--Me
voy al comedor a Almorzar--avisó y poniéndose las zapatillas se fue por la puerta.
Bajó a la sala común, y como era de esperar habían muy pocas personas allí. La vida luego de una fiesta, reanudaba unas once horas luego de dormir.
"Que buena excusa Prongs, tu mente cada vez es más brillante"-pensó al darse cuenta la estupidez que había dicho para irse de la habitación cuanto antes-"Parece que el alcohol afecta tu cerebro de verdad"
Al pensar en ello, sitió un horrible escalofrío por todo el cuerpo. ¡En qué cabeza de Merodeador cabía besar a su mejor migo?! Había que ser tan estúpido como James Potter…
Siguió caminando por los pasillos para llegar cuanto antes al comedor, al menos la comida lograría cubrir el espacio de asco y una especie de humillación que había dentro suyo
En la mesa de Gryffindor, aunque pareciera extraño, había gente desayunando/merendando. ¡Dumbledore era un ídolo! Sabía que los alumnos despertaban tarde y con hambre, pero también conocía los motivos. Se sentó cerca de un tarro de dulce de membrillo… y daba la casualidad que justamente el tarro que el quería era el que estaban usando dos Gryffindors de séptimo año.
--Hagamos un trato Evans, tú me das el dulce, y yo te doy un beso--propuso el morocho mirando fijamente a su oponente.
Ella estaba charlando tranquilamente con Noelia que la cara de cansancio era tan obvia como la barriga de papá Noel. Lily adoptó el rostro que solía usar cuando se trataba de Potter… cualquier cosa referida a él ella pronunciaba inconscientemente esa cara.
--Noe… siento como… como si una mosca arrogante y sin cerebro nos estuviera hablando… ¿No te parece?--le dijo la pelirroja, ignorándolo.
--Bueno, discuuuuulpame--dijo James exageradamente, de falsa manera, pasándose una mano por el despeinado pelo— Pero de verdad quiero el dulce ¿me lo dan?--siguió de modo normal ¿Porqué le había molestado la ingenua respuesta de la chica?
--Lo estoy comiendo--dijo Noelia que no le gustaba meterse en la pelea de ambos, pero no pensaba darle el dulce, lo estaba usando ella.
James no contestó, aunque un poco asustado por la mirada que le dedicaba Lily, ya que casi largaba chispas por los ojos, se sentó ahí cerca y llenó una tostada con el dulce.
--¿Ustedes también se acaban de despertar?--preguntó sin demasiado entusiasmo James. Ya le incomodaba el silencio.
--Quién lo creería--dijo Lily bruscamente que estaba tensa--El increíble buscador de Gryffindor se dignó a hablarnos por una vez en su vida de buena manera-- sus dedos tamborillaban sobre la mesa y miraba a otro lado.
--No seas histérica--le espetó James con una ceja encarnada--No es la primera vez… Ahora lo estoy haciendo porque tengo hambre, me aburro y es el único dulce de la mesa…
--Dime una sola vez que le hayas hablado sin gritarle, insultarle, provocarle o seducirle de alguna manera--Le cortó Neolia con su voz suave, mientras aprovechaba la distracción del Merodeador para robarle el dulce
James miró hacia el techo para encontrar alguna respuesta. Abrió la boca y pronto la volvió a cerrar. Encarnó aún más las cejas y de pronto levantó el dedo índice con una sonrisa, abrió la boca mientras aspiraba aire, pero volvió a retirar la idea con cara de preocupación. Lily le estaba pro decir algo, pero James se apresuró y respondió contento
--La vez que en la sala común tú estabas estudiando y yo te saludé y tú sonrojaste… ¡No estaba liando, estaba saludando!
Lily meneó la cabeza, aunque también se avergonzó un poco de aquel recuerdo--Eso fue en primer año y estabas saludando a alguien de atrás mío…
James rió recordando la verdadera situación, mientras con la mano dejaba entender lo gracioso que le parecía. Cuando por fin volvió a abrir los ojos para mirar nuevamente esos ojos que lo intrigaban tanto, se dio cuenta que ya no estaban ni las chicas ni el dulce.
La sonrisa desapareció de inmediato de su cara. Puso los codos sobre la mesa y acomodó su cara sobre sus manos ¿Tenían razón esas dos mujeres? Suspiró profundamente… algo le hacían que cada vez que las veía se agrandaba y parecía un arrogante y cretino, pero no sabía porqué. Volvió a suspirar… al fin y al cabo eran dos mujeres… y una con unos ojos que lo desencajaban, pero solo dos mujeres al fin, y él tenía todo Hogwarts a sus pies.
Remus se cambió el pantalón sucio, y buscó en su baúl uno más apropiado junto con alguna camisa.
--Yo también me voy--dijo--creo que pasaré por la cocina a ver si los elfos pueden hacer algo con este dolor de cabeza--Se ató el poco pelo que tenía en la nuca, dejando una pequeña coleta--¿Vienen?
--Yo si-- dijo Peter que se levantó enseguida, sin siquiera preocuparse por calzarse y salió junto con el rubio.
Sirius se tiró en su cama panza arriba, acompañado de un grán suspiro. Seguía con la toalla atada a la cintura y con el pelo mojado. Esos días insoportables de calor, todos deseaban estar así
--Dime la verdad ¿Ayer solo te quedaste tocando el bajo?--le preguntó a Meg que se había quedado en la habitación acomodando un poco las camas y el suelo
--Por supuesto que si--dijo pícaramente mientras se sentaba en la misma cama que el animago--¿Acaso crees que les mentiría?
Sirius la tomó por la cintura y la acostó junto a él. Era la muchacha que más quería, adoraba tanto como a James, Remus y Peter. Siempre bromeaba con ella y la trataba como a su pequeña hermanita. Definitivamente no había palabra, según él, que acompañe el sentimiento de gratitud y amor que sentía para cada uno de ellos.
Apoyó su cabeza sobre el hombro de ella y volvió a hablar
--Mmmm… después de lo que siempre te digo… dudo que te animaras a contarnos que estás con algún chico--dijo él
--Jajaja, y lo sabes eh!-- Se levantó acariciando el rostro de su amigo-- sé que si algún día llego a estar con alguien y ustedes se enteran… o lo matan o lo someten a un cuestionario que lo vuelva loco
--Es bueno que lo tengas claro
La risueña joven sonrió y se dio la vuelta para salir por la puerta. A veces hasta él mismo se preguntaba como una niña tan simpática y bella como ella podía haberse mantenido sin novio, sin un solo beso (al menos hasta lo que los Merodeadores sabían)
Estaba solo ya en la habitación. Por fin.
Lo había shoqueado el recuerdo que lo tomó por la espalda. ¿Avergonzaba de si mismo?
No.
No podía creer que había besado a su mejor amigo, a su hermano, a James.
¿Asustado? …
Claro que en frente de los demás había simulado no darle importancia, pero dentro de su cabeza el borroso recuerdo pasaba una y otra vez
Prosupuesto que habría deseado que sea algo pasajero, pero todavía el corazón le palpitaba violentamente. El mayor problema no era haber sido un borracho gay. El problema era que sentía un vuelco en el estómago cada vez que recordaba lo bien que besaba su amigo.
Hola gente :D aquí terminó el primer capítulo de esta historia. espero que les guste y que dejen RR
¡¡Vamos James, no ocultes que te pusiste rojo!! ¿Qué pasa entre Meg y Sirius? .. ¡Lily pará esas lágrimas que te enrojecen todo el rosto!
Nos vemos en el próximo capitulo!!
ELEWOOD
