¡HOLA!, es mi primer fic :D
Espero que les guste. Esto es para ustedes, así que disfrútenlo.
Desde el principio les aclararé que publicaré un capitulo semanal. Esto me permitirá hacer un buen capitulo y obviamente, mejorar muchas cosas.
NOTA: Naruto no me pertenece. Le pertenece a MK. No sigo la historia del anime/manga. Esto es obra de mi imaginación, y gracias a los personajes de "Naruto", he podido deslumbrar la historia. Si alguien quiere hacer una adaptación de mi historia, por favor, comuníquese conmigo directamente (cero plagio).
¡DISFRÚTENLA! *-*
EL ALETEO DE UNA MARIPOSA
Capitulo 1
Esto no podría considerarse una buena historia. Yo lo llamaría un "suceso que se debe contar"; así como las leyendas urbanas o los mitos que nacen por internet. Lamentablemente esto escapaba de algunas de esas historias retorcidas y terroríficas. Ésta historia es tan vulnerable que juraría que algunos la considerarían como comerse una torta de chocolate que tiene más de dos semanas en el refrigerador. No sabes que esperar de esta torta. Tendría una opción -de intoxicación-, u otra,-de que esté en perfectas condiciones-. Se podría decir, que esta historia está donde tú quieres que esté.
Hace algunos años, logré conseguir algunas páginas de ella, y créanme, lloré tanto que sentí que mi cuerpo quedaba seco. Y aquí estoy, contándola. Porque muy al fondo de mi, siento que la gente debe saber de ella. Deben saber sobre lo que sucedió hace algunos años. Justo aquí, en está misma ciudad, y quizás, en este mismo salón.
Pero bueno, ya basta de rodeos. ¿Quieren comenzar?
Julio del 2012.
10:35 AM.
¿Acaso el doctor Fukaku creía de verdad en todo lo que estaba diciendo? ¡Jodido doctor de segunda! ¡Por Dios, ¿cómo mamá pudo internarme aquí?! .Esta era la sesión número 12 alrededor de tres meses, lo que contaba como 4 sesiones en un mes, una a cada semana. Durante 3 horas – porque según el doctor Uchiha, mi caso era "especial"-. ¿Era especial? Creo que Ino se reiría en su cara de solo oírlo decir que soy un "caso especial", ¡JA!, especial sus bolas.
-Y bueno, mientras vayas visualizando cuál es tu realidad, poco a poco vas a lograr superar esta etapa… Sakura, esto es algo poco usual, eres una en un millón. Relájate, pronto encontraremos algo que te ayude. Tu caso me apasiona, y créeme, buscaré la manera de ayudarte.- decía el Dr. Uchiha, mientras me veía con firmeza –como si necesitara algún consuelo a través de sus ojos negros inexpresivos- y dejaba de escribir en su laptop.- Bueno... Tu mamá me llamo esta mañana, antes de que vinieras, y me comentó que llevas semanas sin dormir, lo cual es muy obvio al observarte.
- Siempre me ha costado dormir, no es algo nuevo.- dije mientras le devolvía la mirada con parsimonia.- «Mataré a mamá por ser tan chismosa» pensé. –Puede que sea algo rutinario en los últimos años de tu vida, pero debo estar al tanto de todo lo que te pase. Recuerda que debemos mantenerte lo más estable posible, ¿bien?- comenta él, luego de suspirar y cerrar su laptop.
-Bien-. Dije, mientras esperaba que el anotara las indicaciones nuevas. Un nuevo experimento, una nueva receta. Más pastillas para la colección, y más "dinero desperdiciado", como decía mamá.
Media hora más tarde, me encontraba esperando en la recepción a que mamá me buscara. No podía anhelar tanto mi cama, como en este momento. Joder, estaba en la clínica desde las 7 AM para esperar mi cita con el "dichoso Uchiha" «Palabras usadas por mi mamá, cada vez que fantaseaba con mi terapeuta/psicólogo». El cual se apareció a las 9 AM, con la excusa de que visitaba a un paciente. Según le oí a su secretaria, era un paciente muy importante para el , ya que lo visitaba dos veces el día desde hace 3 años. Ino ya me hubiera dicho: «de seguro es la escritora de alguna novela de ficción, si, si, todas terminan locas y internadas en clínicas para locos». No puedo creer que piense eso, ya que yo estoy justo en el porcentaje de gente que puede terminar viviendo en una clínica para "locos".
Recordaba la primera vez que vine a la consulta del Doctor Uchiha; mamá se había puesto histérica cuando me puse a hablar con una niña que al parecer sufría de esquizofrenia. Se puso tan intensa, que la niña comenzó a llorar y la enfermera la llamo "perra" entre dientes, lo cual me dio risa y a la vez lastima. No por la niña, sino por el miedo latente de mi madre al ver a la niña. Supongo que imaginó que así terminaría algún día. Sola, desorientada y con una bata blanca cubriendo mi cuerpo delgado.
No podía juzgarla. Pasaba al menos 3 horas al día pensando en mi futuro, o en el pasado el cual pude haber vivido. Pero no fue así, mi infierno personal comenzó hace 4 años, en la víspera de año nuevo -a la tierna edad de 15 años-, cuando sin pensarlo, intente saltar de la azotea del colegio. Todos pensaron que era una suicida, pero no era el caso. Nunca lo fui. Sencillamente, entré en el "estado muerto" -como lo llama el , para que (tanto mi mamá y yo) lográramos asimilar tanta palabrería-, un remolino de alucinaciones que me hacían actuar de manera distinta. Esa vez nadie entendió cuando les dije que quería volar porque el señor amable dijo que yo podía volar, y joder, quería volar. Desde ahí, descubrieron que poseo un 15% de probabilidad de sufrir de esquizofrenia. Lo cual me pareció inverosímil, dado el caso de que siempre he sido muy clara. Cero ataques de ansiedad, reacciones extrañas a estímulos, conversaciones con amigos imaginarios, y bla bla bla. Diría que la palabra "ABURRIDA" estaba tatuada en mi frente con tinta indeleble desde el momento en que aprendí a ir al baño; ya que al menos, de bebé era divertida. Pero descendí en caída libre, he sido un error en la genética de mi familia. Un caso extraño –especial- que solo ha ocasionado miradas de temor en mis primos más pequeños. Aunque no les culpo, el hecho de que mi mamá se refiera a mi enfermedad como "Locura", no ayuda a que las personas me tomen como un ser normal. Un ser de carne y hueso como todos.
15 minutos de retraso.
Mamá mencionó una vez que debía acostumbrarme a la clínica, porque quizás -algún día-, sería mi hogar –permanente- hasta que lograran inventar alguna poción mágica que ayude a que te cures de ser "loco". ¡Oh vamos Harry Potter, os confío en ti!
A los lejos podía observar mi versión re-potenciada con una pequeña dosis de arrugas y sensualidad. Mi madre meneaba sus caderas justo al momento de pasar al lado de un enfermero. Era tan predecible, su último recurso es mover su cabellera rosa pálido como si fuera la cola de un caballo. ¡BOOM!, ¡Ahí está!
¡Sakura! ¡Muévete, mi instructor de Yoga viene en una hora y no quiero que nos agarre el trafico!- grito desde más o menos 30 pasos de distancia de mi. Siempre hacía lo mismo, gritar. No sé si era por llamar la atención – más de lo que ya hacía- o sencillamente para humillarme. Quizás un 50/50 para cada uno, ¿no?
Y como había previsto, el tráfico a la hora de las 11:30 AM era horrible. Era como intentar correr en lodo. Inútil. En la radio sonaba una canción de Smashing Pumpkins, "Ava Adore", y mamá golpeaba el volante al ritmo de la batería. No lo podía negar, la mujer era divertida. A pesar de ser madre soltera, coqueta y superficial, ha sido un excelente amiga para discutir y reír en ciertas ocasiones.
Justo mientras cantaba el coro de la canción, recordé mi cumpleaños número 10, donde me llevo al zoológico y termino resfriada al caer en un pozo donde había peces. Me reí tanto que tuve dolor de estomago por varios minutos.
Un rato más tarde estábamos llegando a la casa. Mamá no espero por mí, y corrió a buscar a su instructor. Un hombre de unos 28 años, musculoso y con licras cubriéndole las piernas.
Busque un bocadillo en la nevera y subí a mi habitación. El rosa latente en esas cuatros paredes, era excesivamente perturbador. Juré que un día me pintaría el cuerpo de rosa para esconderme en un rincón y burlarme un rato de Mebuki. Apostaría que llamaría a la policía, esperaría que ellos llegaran, correría a sus brazos y luego se pondría a coquetearles mientras suelta lágrimas de cocodrilo.
Pero no tengo tiempo para eso (o quizás si); entre el trabajo de medio tiempo en la cafetería de la universidad, y las clases, solo tenía tiempo para dormir e ir a las consultas del . Gracias a los antipsicóticos que tomo desde hace 2 años, he podido tener una vida completamente normal. Según el antiguo doctor que me atendió –el viejo kakashi- , los antipsicóticos me ayudarían a callar al señor amable. Y así fue.
Justo ese lunes había recibido un mensaje de texto de Ino, contándome sobre el nuevo profesor de Cálculo, el cual describió como "ardiente". Me reí por un rato mientras ella me decía como el profesor la ayudo en un ejercicio y le miraba los senos. O el profesor era un baboso, o Ino aun seguía fantaseando con una relación apasionada con algún profesor. No la culpaba de ello, en secundaria tuvimos un profesor de Educación física que honraba la palabra "ardiente", pero nunca poso los ojos en mi. Mi cuerpo pequeño y sin curvas no fue de su agrado, mientras que las piernas esbeltas de Ino o Karin, fueron cómplices de muchas caricias por parte del joven profesor (quizás tendría unos 23 años).
Más tarde Mebuki toco mi puerta, llevaba un vestido corto trasparente de color lila, y sus zapatillas para estar en la casa, y en la mano llevaba una bandeja llena de cereal con leche, jugo de fresa –mi favorito- y varias capsulas en un recipiente. ¡Ya era hora de la diversión!
-Oh Sakura, había olvidado decirte que le preguntaras al doctor sobre el medicamento que tomas para dormir. Tu abuelo me llamó hace un rato diciéndome que la medicina esta descontinuada.- dijo. Mientras dejaba la bandeja en la mesa de noche.
-Genial, así podré tener pesadillas todas las noches.- Dije mientras cerraba los ojos y suspiraba. – Por Dios Sakura, deja el sarcasmo. Con eso no vas a lograr nada. Ya tengo suficiente con tener que aguantarme el sarcasmo de tu abuelo.- dijo. Salió de mi cuarto de manera violenta, podría jurar que la escuche decir "Mi vida apesta", pero quizás solo fue mi imaginación.
¿Qué quería que dijera? No podría lamentarme y decir: "No importa si no tengo pastillas para dormir, puedo sobrevivir una o dos semanas más hasta que la consigan o esperar hasta el día de mañana para hablarle al doctor". Pues no, maldita sea. Ella no tiene ni la remota idea de las "pesadillas", que suelo tener cuando no puedo dormir. Oh si, pesadillas, así les llamo desde los 15 años, cuando comenzaron a ser frecuentes durante la noche, cuando el insomnio era desgarrador. Consistían en una especie de alucinaciones, donde llegaba al punto donde pensaba que eran parte de mi realidad. ¡JA!, ver personas con ojos rojos y la piel quemada no era algo bonito. Y menos si esas personas te acorralaban y por último, te comían. Era en ese punto en donde "despertaba" con un grito y mamá venía corriendo al cuarto para consolarme. El doctor Kakashi le dijo a mamá que era un prodigio, porque gracias a mi "grito", lograba salir de la alucinación, cosa que en otros pacientes, era difícil sin la ayuda de un antipsicótico.
Era horrible esta enfermedad. Pero inevitable. Era casi tan fuerte como el aleteo de una mariposa. Silenciosa pero fuerte. Jodidamente fuerte.
El me dijo una vez, que debía tener fe. Que la fe era la única que me ayudaría a luchar contra ella. Luchar contra ese infierno que habitaba en mi mente. Y llegaría el día en donde mi "yo" triunfaría sobre ella. Pero, ¿cómo triunfas sobre la esquizofrenia, si ella ha definido gran parte de lo que eres? ¿Acaso ella no se ha alojado en los rincones más oscuros de mi mente? ¿Ella tendría piedad de mí, y me dejaría tener una vida normal?
Si, probablemente sea cuestión de fe. De alguna clase de milagro. De un instante en el tiempo donde mi cabeza explote y por fin pueda ser yo. La "yo" de cabello rosado, ojos verdes y cuerpo menudo. La "yo" que solo quiere ir a la universidad, trabajar y echar un buen polvo con un chico guapo.
¿Es mucho pedir?
