Desclaimer: Haikyuu! y sus personajes pertenecen a Furudate Haruichi.

Advertencia: Posibilidad de OoC y un pequeñín spoiler dando vueltas por ahí (?).

Total de palabras (drabble): 357.

Espero que les guste.

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*Excepción*…

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El impacto de su cabeza contra la ventanilla de la camioneta lo despierta. Tsukishima parpadea unas cuantas veces con el ceño fruncido, desorientado, relamiendo sus labios secos, algo mareado por el traqueteo del transporte. Mueve un poco el cuello, contracturado por la mala postura, escuchando los ronquidos de los demás desde el fondo. Al frente, el murmullo bajo del entrenador junto con Shimizu y Takeda-sensei se entremezcla con el ruido del motor. No falta mucho para llegar, piensa en un suspiro, metiendo la mano dentro de su bolso, sacando sus auriculares y celular. Enciende la música, se coloca los cascos y recarga la cabeza en el asiento, cruzando los brazos. Los ojos le pesan, pero prefiere no volver a dormirse; mañana se enfrentarán a Aoba Johsai y él no quiere acabar desvelándose en la noche por falta de sueño.

La camioneta da una pequeña sacudida al pasar por un bache y Tsukishima gruñe, cuando la cabeza de Yamaguchi, sentado junto a él, choca contra la suya, desacomodándole uno de los auriculares. Yamaguchi se queja, bajito, pero no se aleja; se acomoda mejor en el hombro del otro, causándole cosquillas al contacto de su cabello contra su cuello. Tsukishima frunce las cejas y bufa por lo bajo, alejando de su cara ese gracioso mechón oscuro que sobresale del centro de la cabeza de su amigo. Sisea entre dientes su nombre, tironeando un poco del cable de sus cascos, atrapado en medio de ellos. Tadashi apenas se mueve, liberando el auricular y volviendo a acomodarse contra su hombro.

-Lo siento, Tsukki- murmura adormilado, refregando un poco la mejilla contra la chaqueta negra de Tsukishima, listo para volver a dormir. Kei suspira en silencio, ajustando sus cascos y apoya el codo contra la ventanilla, bajando un poco el volumen de la música, con la mirada puesta en la ventana. De haber sido otro, Tsukishima lo hubiera apartado de un empujón porque no le gusta que invadan su espacio personal, además de que ya empieza a dolerle un poco el peso de la cabeza del otro sobre su hombro. Pero Yamaguchi es quien tiene encima.

Y el siempre sería la excepción.

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Muchas gracias por leer.

Espero nos leamos pronto. ¡Hasta la próxima!

Bel.