Al final.

Prólogo


Heme aquí, escribiendo mi vida… ¿tan patética soy?... claro que sí, a falta de terapeuta esta la única salida que encuentro… cabe aclarar que no estoy tan imbécil o tan valiente como para suicidarme… por lo menos no aún, no ahora.

¿Alguna vez se han sentido así? A punto de estar pensando en como sería su funeral, quien lloraría o tal vez quien no iría.

Yo sí, infinidad de veces… y a pesar de que la idea me ronda por la mente muchas veces a la semana, demasiadas como para ser normal, a veces me niego a hacerlo por que no estaré allí para ver llorar por que estoy muerta a los que les duele que me haya marchado o tal vez por que no estoy para reírme y abofetear a los hipócritas y sus lágrimas de cocodrilo que nadie más que yo reconocería, es claro que esas personas no me soportan… y solo llorarían por no darme la razón. Aunque esté muerta.

"Algún día se darán cuenta del error que cometen" me dicen todo el tiempo, como si eso fuera verdad, claro que saben lo que hacen, otra cosa es que no quieran remediarlo. Viven felices y yo solo me pudro más. "Hay un Dios que todo lo ve" alguna vez lo dijo. Y entonces comienzo a creer que ese Dios todo poderoso simplemente no le importa. Seguramente está más ocupado atendiendo guerras y hambrunas a lo largo del mundo que a una loca como yo, que a veces cree que solo está ahogándose en un vaso de agua y que esto este drama solo lo inventa.

Y me siento sola, en este abismo de rencor que poco a poco me envenena un poco más.

Todo comienza a desaparecer, a perder sentido y dirección. Cada vez me voy perdiendo más en la oscuridad… callando y muriendo lentamente, consumiendo a la persona que era… ese rencor que me inunda.

¡Y ya no quiero estar así! ¡Ya no quiero más problemas!... ya no los quiero… solo quiero estar tranquila, quizá alejada de todos y todo… tal vez en una burbuja apartada… tal vez… tres metros bajo tierra…

Unos dicen que el ser humano es malo por naturaleza, no quisiera pensar que yo soy mala… aunque últimamente comienzo a creerlo… nadie que no se considera así ha deseado la muerte de alguien más, y que ese alguien más sea tu propia sangre… y además para aderezarlo: a éste no le importe y que solo recurra a ti cuando está necesitado de algún favor, cuando obtiene una ganancia extra o cuando se le acabaron las opciones y tu eres la única libre o la única insulsa que aún espera que sea diferente esa vez… aunque termine aún peor que la última.

Poco a poco ese grano de arena, comienza a convertirse en uno más grande y así progresivamente hasta que llega el momento en que éste se convierte en una enorme roca y te ahoga impidiendo que veas la luz, tu vida comienza solamente a ser… su vida.

Donde tienes que estar allí siempre que te necesite, tienes que apoyar, entender… proteger… defender… consolar… y ser su tapete para pisotear. Una vez dentro… no puedes salir… te atrapa el remordimiento y todo tipo de chantaje… si lo sé yo. La culpa es el peor medio de tortura y ella lo sabe manejar muy bien. Te ataca en el punto más vulnerable de deja expuesta y herida.

Y entonces tienes que poner la otra mejilla…dijo alguien por allí. ¿Y que pasa cuando las mejillas se acabaron?... ¿Cuándo ya no puedes estar allí todo el tiempo?... ¿Cuándo es el momento de que esa persona esté allí para ti? ¿Cuando necesitas que te ayude a levantarte, cuando no puedes dejar de llorar por que te sientes como la peor basura del mundo… cuando ya no puedes más…?

Simplemente… no está.

"Debes comprender que ella tiene una vida aparte que atender"

¡Yo también la tengo y tengo que estar para ella cuando me llama llorando por que su marido se fue a quien sabe donde!

… Sin embargo… aún así… ella no va a llegar con la ayuda que necesito… aunque reniegue y la insulte a los cuatro vientos… ella nunca lo va a entender… "yo ya superé que me guardes rencor por que me casé muy joven"

¿A quien le importa que esté casada? ¡A mi no!

Tengo problemas con mi hermana… no con la mujer casada…

Pero nadie parece entenderlo… quizá soy la única que se ahoga… tal vez soy solo muy adolescente para comprenderlo… tal vez si soy yo la que está equivocada y muriéndose lentamente por todo este odio que no la deja ver más allá del dolor propio.

Quizá así sea… soy solo la única que lo nota… soy la que tiene que callar lo que siente frente a su familia… frente a ella.

Cansada de querer explicarlo, me he conformado a callar y guardar todo dentro de mí. Aún así siento que todos ven la realidad y se hacen de la vista gorda o tal vez solo me dan la razón para que no siga insistiendo… todos viven felices ignorando algo tan palpable… mientras que a mí… me lleva el diablo.

Después de todo ella es más importante, sería más difícil reemplazarla a ella, es indispensable para todos… todo lo contrario a mí.

Que desperdicio de tiempo, ahora me doy cuenta de que de nada han servido mis esfuerzos de superarla, de ser mejor que ella en la escuela, de ser más delgada, más bonita, más extrovertida… mucho mejor que ella… han sido en vano. Siempre seré la segunda siempre me compararán con ella y nunca saldré ganadora por más que ponga mi empeño.

Sueno como la típica adolescente ¿no es así? Furiosa, frustrada y odiosa.

Ya no necesito la ayuda de nadie, me he rendido ante la vida, ante ella… ha ganado y yo solo saldré perdiendo en esta batalla. Ha partir de hoy… será diferente. Mi vida será muy diferente.

He decidido comenzar de nuevo, olvidando y perdonando. Esperemos… que pueda mantenerme en esto y poder volver a ser feliz aparentando como todos los demás.

- ¿aún tenemos que ir a la ver a la coordinadora? – preguntó la odiosa voz que desde ese momento no debía de serlo más. Sí, así es la voz de mi hermana.

- sí, tengo que entregarle copia de mi solicitud de baja. – contesté sin alguna emoción en mi voz.

Este fatídico día de Enero me daría de baja en mi universidad, la misma universidad a la que ella había asistido y de la que se había graduado con honores.

¿La razón? Yo no había podido con la carrera que había escogido… me habían faltado créditos para pasar unas cuantas materias… y ya no quería seguir allí… no cuando era la misma canción de siempre la que escuchaba.

- ¿en que edificio es? – preguntó mi hermana de 25 años, contando…mmm… como siete años mayor que yo.

- en el cuatro – contesté. No era necesario que me acompañara se lo había insistido hasta el cansancio pero me había contestado con un "iré a recordar viejos tiempos" Claro, quería asegurarse de que fuera y en realidad me diera de baja.

Si había sido tan ¿madura tal vez? Como para tomar la decisión de darme de baja en la que era la mejor escuela en medicina en todo Tokio no me arrepentiría cuando ese papel ya era mero trámite burocrático.

Subí las escaleras en silencio, casi estaba vació, nadie más que los que comenzaban con las inscripciones se veían por los pasillos.

- ¡Sakura! – escuché mi nombre cuando llegué al edificio. - ¿lista para el próximo semestre? – preguntó una de mis compañeras de clase. Solo había sido lo bastante valiente para despedirme de mis amigas…

No sabía si contestarle con la verdad o decirle alguna mentira.

- claro, lo bastante lejos de aquí – contesté con una sonrisa irónica. Preferí decir la verdad y no ver la cara de satisfacción en el rostro pálido y delgado de mi hermana. – vengo a darme de baja.

La cara de mi compañera no pudo más que reflejar sorpresa, yo siempre había sido muy callada y había hablado con propiedad delante de ella. Seguramente le había sorprendido mi tono sarcástico y la situación en la que me encontraba.

- oh… ¿y por que? - ¿tenía que sacarme toda la verdad delante de mi enemigo?

- por que reprobé – contesté aparentando como si no me importara y me encontraba fresca como una lechuga… sabiendo ya que era el peor error y que me arrepentiría de no seguir allí por el resto de mi vida… estaba arruinando mi futuro por no poder seguir soportando la tensión y la presión que la escuela y mi familia me imponían en los hombros.

- oh…

- bueno… si me disculpas tengo que terminar esto y… buena suerte y pues… adiós – y sin más me fui junto con mi hermana. Ya no quería seguir contestando preguntas menos delante de ella.

Sentí la mirada de mi compañera en mi espalda, aún sorprendida de lo que yo le había dicho… mi hermana guardaba silencio, agradecía al cielo por eso, no quería que me volviera a marear y a deprimir con el mismo cuento de siempre.

- Buenos días – saludé cuando entré a un cubículo.

- Buenos días – me saludaron a coro unas cuantas personas que estaban dentro de la oficina de la coordinadora junto con ella.

- veníamos a traer una copia de solicitud de baja – habló mi hermana dejándome con la palabra en la boca.

La coordinadora le sonrió y le extendió la mano. Seguramente mi hermana aún parecía ser universitaria o yo parecía ser lo demasiado vieja para serlo.

- Sakura Kinomoto – leyó el nombre escrito en el papel amarillo. Y levantó sus ojos hacia nosotras.

- es ella – contestó nuevamente mi hermana, adivinando que buscaba a la estudiante.

La mujer me miró.

- ¿no puedes hablar que necesitas una secretaria? – me preguntó. Se escucharon unas risitas ahogadas en el fondo de los demás estudiantes que estaban dentro del pequeño cubículo de dos metros cuadrados.

- sí… si puedo – contesté un poco avergonzada. Me había ridiculizado. Sin embargo ¿ya que más daba? No volvería a ver a esas personas una vez archivaran ese papel y no volviera a recorrer los pasillos de la escuela.

Mi hermana guardó silencio.

- ¿La baja es definitiva? – preguntó de nuevo la mujer sacándome de sus oscuros pensamientos.

- sí – contesté nuevamente yo. - ¿ya puedo irme? – pregunte impaciente. Sorprendiendo a todos.

- ah, sí claro, este papel servirá si de casualidad regresaras entonces te haríamos un examen de regularización y…

- no se preocupe en explicarme… no volveré. – me di la media vuelta y sin esperar a mi hermana que seguramente estaba disculpándose por mi comportamiento me seguía los pasos.

- ¿te sientes bien? – me preguntó cuando me alcanzó.

- claro, "como se siente alguien que arruina su futuro" – terminé en mi mente. Seguramente trataría de psicoanalizar mi comportamiento – ya todo está terminado ¿Cómo debería de sentirme si no es así? – pregunté al aire. Tratando de no darle las armas para que empezara con una cháchara sin sentido. Prefería que guardara silencio y dejara de molestar.

Suspiré cuando se dirigió a abrir el automóvil. Ese día de por sí era difícil como para tener que soportar su presencia y sus pláticas sobre "súper cuñado" durante toda una hora. Él tipo me odiaba, no me molestaba pues el sentimiento era mutuo, sin embargo no soportaba la idea de tener que estar solo con ella. ¡No soportaba su presencia!

- ¿lista Saku? – me preguntó. Solo asentí.

Había decidido que ya no me cargaría con ese humor de perros aunque la persona que lo provocaba iba a lado mío. Y como si no supiera que me pasaba eso a su lado, trataba de hablar conmigo cuando yo no soportaba el simple hecho de escuchar su hipócrita voz a mi lado.

- ya está terminado Saku - me dijo cuando arrancó el auto y salíamos del campus.

- sí – contesté nuevamente. No sabía que más decirle, no me alegraba de mi decisión y por lo tanto no hablaría de eso con ella…

- fue lo mejor que pudiste hacer – y entonces todo comenzó – la verdad es que la escuela no sirve para nada – respiré hondo, tragándome mis réplicas. – te lo digo por experiencia, es una basura – siguió hablando y yo hundiéndome en el frio asiento de piel. Sentía las lágrimas quemar mis ojos y la impotencia invadir mi garganta. – además… ya escuchaste las estadísticas… el 90% de las personas que se graduaron en mi generación no tienen empleo – yo… yo… yo… yo… y… yo – no te mortifiques estudiando cuando salgas no vas a encontrar empleo, así de difícil está la situación.

Aclaremos un par de puntos antes de continuar. Mi hermana; Tomoyo Kinomoto se graduó hace un poco más de tres años de la licenciatura de psicología, al año de haberse graduado se casó con Eriol Hiragizawa, un tipo de lo más difícil y chocante, no sé realmente que le vio, la única conversación que puedes tener con él es el soccer y accidentes trágicos… a parte de ser futbolista frustrado, tiene un trabajo en una empresa de arte rustico como encargado del almacén. Trabajo que ha tenido desde la secundaria donde mi hermana lo conoció.

A pesar de que nadie estaba de acuerdo en que se casara con él, simplemente no le importó. Cuando ella entró a la universidad y donde todos creíamos que encontraría a alguien mejor, después de todo era un ambiente diferente y conocería a muchas personas por su talento nato de conversación.

Sin embargo no fue así, un día llegó llorando a casa, diciéndome que a él no le habían parecido sus amigos… y que habían terminado… eran las doce de la noche cuando él llegó exigiendo verla.

Recuerdo que mi papá estaba furioso gritándole que no podía salir a verlo diciéndole que ¿Qué horas eran esas de salir a arreglar un problema?... mi hermana estaba histérica gritándole que él no la comprendía que ella lo amaba y entonces mi papá le dijo que mientras viviera en su casa iba a hacer lo que él dijera.

Pasó mucho tiempo para que ella lo perdonara… sin embargo no así al tipo ese, al día siguiente llegó con anillo en mano… sí, mi hermana se casaría con él. Y dejó de frecuentar a cualquier amiga que él no aprobara. Quedándose solo con él.

Cuando salió de la universidad ya con preparativos de la boda en puerta, mi mamá habló con ella una última vez, y dijo que se esperaran, que aún eran muy jóvenes, que disfrutara la vida, se la había pasado estudiando que se independizara y que entonces quizá podrían hacerlo.

Ella no la escuchó. Se casó y su vida había sido un completo desastre, aun recuerdo las noches que se la pasaba llorando en mi hombro por que tenía problemas con él… recuerdo una vez en particular.

- es que Saku, yo no debería de contarte esto pero es que ya no puedo vivir con él. Eriol no es malo pero ya no puedo vivir con él… me hace mucho daño. – lloraba, estábamos en la casa en la que vivían.

Tomoyo no había querido irse del pequeño pueblo donde vivíamos. Hiragizawa solo había conseguido una casa en donde era originario, a casi dos horas de allí. Así que sin más remedio se había quedado a vivir en una de las casas de una hermana soltera de mi mamá. Sonomi Daidogi.

- Tommy ahora piensas eso por que estás enojada con él – murmuraba yo tratando de tranquilizarla... eso claro mucho antes de que toda la tormenta comenzara.

- es que ahora comprendo todo lo que me decían, yo cometí un error al casarme con él… - susurró. – pero me da miedo divorciarme de por lo que puedan decir mis papás.

- no tienes que tener miedo de eso – recuerdo que le dije – antes que nada eres su hija y te aman y saben que si tomaste esa decisión es por que ya trataste de hacer todo pero no funciona. Ellos no te juzgarían ni te reprocharían nada.

A partir de esa conversación todo comenzó a ir de mal en peor… hasta que un día… todo se arregló milagrosamente. Entonces Tomoyo… dejó de ser mi hermana. Dejó de ser mi apoyo, mi confidente, mi ejemplo a seguir, donde ya nada ni nadie le importaba más que él.

"A lo único que puedes aferrarte es a tu familia"

Me lo dijo una vez que yo lloraba la traición de una amiga… ahora que hipócrita sonaba. Ella había sacrificado a todos por él… para evitar problemas. Ahora era como él, hablaba como él, tenía los mismos gustos, las mismas amistades… en pocas palabras se había convertido en él, en lo que él deseaba de ella.

Y le funcionó, ahora era feliz… pero al hacerlo también se sacrificó ella misma, se había comenzado a mentir, convenciéndose a sí misma de que ahora la vida que llevaba era lo que había deseado desde un principio, que ella no había deseado estudiar que lo había hecho por darle gusto a mi mamá y que se arrepentía de haber gastado tanto dinero en un estudio inservible.

La verdad era conocida por todos… ella tenía temor de trabajar, sabía con seguridad de que ella al poner su consultorio ganaría más de lo que él ganaba en una semana, al día, y el temor de que él la dejara… le nublaba el sentido.

Se quejaba diciendo que no había trabajo para las personas como ella… pero ¿Cómo habría si todas eran como ella?, solo se disculpaba poniendo una estadística como ejemplo. Después de todo Hiragizawa la amaba por lo que ella se había convertido… aunque… en el fondo yo tenía la ligera sospecha de que él la amaba por lo material. Deseaba estar equivocada aunque… de repente deseaba que esa burbuja en la que vivía Tomoyo se rompiera y se diera cuenta de la infelicidad que nos rodeaba a todos por ella.

- no sabes los golpes en la cabeza que me doy cuando leo el periódico que lleva Eriol a la casa y veo los empleos y hay muchísimas vacantes para trabajar en lo que Touya estudio ¿y no me digas que eso tiene mucha ciencia? – ya había llegado "súper cuñado" a la conversación. - ¿Qué tanto estudio? Medio año, y las ofertas de trabajo llueven por todos lados, ya ni yo que estudié tres años para nada.

Mi hermano Touya, mayor que yo por cinco años, nunca había sido un haz estudiando, no por que fuera tonto o algo por el estilo si no que… era demasiado distraído, algo… rebelde. Así que después de haber terminado la secundaria en intervalos y en un sitio completamente diferente a donde la empezó, decidió que seguiría estudiando la preparatoria semi escolarizada. Terminando casi al año y medio.

Y fue entonces cuando le costó mucho decidir que hacer a partir de ese momento. Nadie creía que haría algo más… no cuando ya había entrado y salido de diferentes escuelas y diferentes carreras… por que en ningún lado encontraba su lugar. Hasta que un día llegó con mi primo Yukito, de la edad de mi hermana que tampoco había entrado a la carrera que era su vocación y nos dieron la gran noticia.

- quiero estudiar cocktelería – o sea: quería ser bartender.

Y entonces cuando Touya y mi primo terminaron de estudiar, por que sí, mi hermano terminó de estudiar comenzaron a ver donde pondrían su bar…

… al ser negocio nuevo, y con un mil de inconvenientes encima lograron abrir… sin embargo no con el éxito esperado… y la profecía llegó por parte de los labios de mi hermana.

- yo no creo que Touya valla a "hacerla", yo no creo en él. – había sido tan ponzoñoso su comentario que mi hermano pasó mucho tiempo sin hablarle.

Sin embargo esa tarde no se quedó callado, y aún recuerdo con una sonrisa la cara que ella hizo cuando él la retó.

- peor intento es el que no se hace, quizá no valla a "hacerla" pero y tú ¿dónde está tu consultorio? – la miró – la gente llegaría solita a donde te pongas pero no lo haces. Yo por lo menos me estoy arriesgando.

La había puesto en su lugar, yo sabía que mi hermano no tenía la seguridad que aparentaba, que a él le daba miedo que sus planes no resultaran y que se quedara flotando en el aire sin saber a donde más seguir caminando… sin embargo defendía sus ideas un poco locas de repente pero las defendía… era valiente si a sus proyectos se refería… y yo no podía hacer eso. Yo ya me había rendido.

Mis planes, mi futuro… se estaba yendo poco a poco por la borda, todos comenzaban una nueva vida y yo me quedaba estancada, sin saber a donde continuar, sin saber como continuar… por mi mente no dejaban de pasar las ilusiones y los sueños ahora rotos que me había planteado desde hacía tiempo… mis esperanzas estaban destruidas… y la oscuridad me absorbía.

Quería despertar de ese sueño que ahora sería mi vida… poco a poco dejaba de sentirme yo, se sentirme con los pies en la tierra formando parte de algo importante no, ya no, ahora me sentía flotando en el limbo cargando con esa agonía.

Ahora no solo mi felicidad se derrumbaba… si no también mi futuro…

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Continuará…

Ahora si estoy feliz!! Esto es lo que le hace falta a mi otra historia, el drama y los pensamientos suicidas =^-^= Sé que aún tengo un montón sin terminar pero... no sé, estaba revisando mis borradores y creo que algunas las dejaré por la paz, me gustan pero... no tengo idea de como seguir... estoy estancada. Pero bueno dejándome de esa cháchara espero sus comentarios a ver que les pareció esta nueva historia... más rara que la última pero creo que mejor.

Cuídense.

Xao!!