Disclaimer: Harry Potter le pertenece a J.K. Rowling.


Veinte palabras hermosas

¿Las conocías todas?

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Las primeras veinte

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1.- Época

Un periodo de tiempo determinado en la historia o en la vida de una persona.

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Draco entró por las puertas de Hogwarts con paso silencioso y elegante, como una vez en su tiempo lo hiciera Severus Snape. No se detuvo a mirar a todos aquellos que lo veían pasar, y ni siquiera les prestó atención a los profesores que salían de su salón para mirarle. Estaba aquí por una razón. El Torneo de los Tres Magos; el cual volvía a ocurrir en Hogwarts con el fin de rehacer aquel en el que Voldemort había estado. Bueno, al menos eso habían dicho en el citatorio que se le envió, porque Draco no le veía el caso a rehacer un Torneo en el que ya se le había declarado ganador a Potter. Pero bueno, si la Academia Beauxbatons quería determinar si Hogwarts sería capaz de obtener el premio sin la ayuda del Señor Oscuro, Draco, como director de Durmstrang, no se quedaría atrás y le enseñaría a la directora de su antigua escuela, que él educaba mejores alumnos.

Alumnos que, orgullosos, confiados y caballerosos, caminaban tras él y sonreían a las chicas del lugar.

Entrando al Gran Comedor, hizo una señal de alto al observar a la actual directora de Hogwarts -Hermione Granger- platicando con nada más y nada menos que Harry Potter, el famoso maestro de DCAO. Él llevaba una túnica roja oscura y el símbolo de Jefe de Gryffindor, no le sorprendió. Al lado de la mujer, se apresuraron a llegar varios profesores, pero no fue solo hasta que apoyó su bastón, alzó la ceja, y un divertido alumno carraspeó la garganta en espera de ser recibidos, que ambos voltearon a verle y, sin disimular su sorpresa, le observaron descaradamente.

Draco sonrió tal como sus alumnos solían hacerlo. Con esa sonrisa de superioridad y coqueteo que solían tener. Era parte del encanto de Durmstrang, y su joven director aún podía hacer uso de él. Pudo escuchar el suspiro de varias alumnas de sus escuelas vecinas.

Cuando la mujer se acercó para ofrecerle la mano, la diferencia entre los directores, que en algún tiempo McGonagall coronó como Premios Anuales, fue bastante obvia; a pesar de tener la misma edad y cargo en sus respectivas escuelas. Draco tenía el típico traje búlgaro y su bastón, pero a diferencia del último director de Durmstrang que había pisado Hogwarts, su cabeza estaba descubierta. Se veía fuerte, inflexible, arrogante. Granger tenía un aire disciplinado pero relajante, como alguna vez lo tuvo Dumbledore. Él, el aire poderoso e invencible de los búlgaros.

-Directora-saludó con voz arrastrada y algo oxidado en su tono inglés. -Durmstrang se complace de estar aquí.

Y entonces tomó y su mano y la besó, y no se le pasó por alto como la mujer lo miró sorprendida por instantes y después sus mejillas se volvieron ligeramente rojas. Escuchó nuevos suspiros, gruñidos y exclamaciones, pero Draco no le prestó atención, porque en realidad, su atracción la tenía un sorprendido Potter.

-Director-saludó ella con voz ahogada atrayendo nuevamente su atención, ocasionando cuchicheos por parte de sus propios alumnos acerca de cómo había quedado impactada y tenido un flechazo con el director visitante. Pese a su propia diversión, Draco tuvo que pedirle con la mirada a sus propios alumnos que dejaran de codearse y soltar risitas.-El honor es mío. No todos los días podemos recibir a los estudiantes de otras escuelas tan maravillosas como Durmstrang.

El silencio invadió por más de tres segundos la plática y, consciente de la mirada constante de Potter y el cansancio de su propio cuerpo, le habló nuevamente.

-¿Le molestaría indicarnos el lugar donde mis estudiantes se hospedarán? Hemos tenido un viaje largo, si no le molesta.

Ella salió de sus pensamientos y asintió.

-Existen cuatro casas donde podríamos hospedarlos-dijo siguiendo el protocolo- pues estaba segura que Draco ya sabía esa información-Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin. Tenía pensado repartirlos dentro de ellas mediante un número equitativo de estudiantes, pero por supuesto, acepto sugerencias.

-Entonces me encantaría que se hospedaran en una. Slytherin.

No pareció sorprenderle a ninguno de los dos.

-¿Puedo preguntarle por qué razón en Slytherin?-preguntó la chica y él, que observaba el Gran Comedor la miró de reojo al contestarle.

-Conozco el camino. Y mis alumnos se sentirán más cómodos en ese ambiente.

No totalmente convencida, Granger, quien seguramente tenía esa tonta idea de la unión total de las casas, cosa que no sucedería hasta que precisamente no hubiera división de casas, asintió.

-De acuerdo. El profesor Potter puede guiarle.

-Si no le molesta-interrumpió al ver avanzar un paso a Harry-me gustaría que me guiase el Jefe de Casa de Slytherin.

-¿Está seguro?-preguntó Hermione-Él no está aquí.

-Creo que puedo esperarlo, o ir por mi cuenta.

La idea no pareció gustarle mucho a la chica.

-Guíalo al profesor Zabini, por favor-pidió ella a un alumno, y éste asintió indicándoles que le siguieran. Él hizo una breve inclinación a los maestros presentes.

-Con su permiso.

-Propio- respondió Hermione con un tono un poco angustiado, aunque no supo porque, ni le importó.

Caminó entre los pasillos siguiendo al chico rubio de ojos azules que le guiaba y, por un momento, le pareció verse a sí mismo por ese pasillo, yendo a las clases de su padrino y sonriéndole a Theo para que se apresurara. En otros momentos eso lo habría hecho sonreír, sin embargo frunció el ceño y mantuvo su cara indiferente al recordar que hubo una época en que ese castillo se volvió su hogar y su lugar preferido, pero al igual que la mansión Malfoy, esos cálidos recuerdos ahora estaban manchados de sangre, muertes y llanto.

Y mientras oía los murmullos sobre él y su estadía estudiantil en Hogwarts, caminó con la cabeza en frente, porque no había ninguna razón para dejar que las opiniones le importaran. Su historia, su adolescencia, sus padres, su padrino, sus sueños, su apellido...todo aquello que había valorado y había perdido, era ahora historia.

Una época que, por su bien, Draco había dejado atrás.

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2.- Sonámbulo

Una persona que camina dormida.

Cuando Draco estaba en Hogwarts y estaba presionado por el Lord a terminar el armario, solía caminar dormido y sus pasos lo llevaban inconscientemente al mismo lugar.

La Sala de los Menesteres.

En ese tiempo, era una indicación de su cerebro de que se quedaba sin tiempo. Pero ahora que estaba nuevamente ahí parado frente a la sala, acarició levemente la puerta. Sintiendo la misma sensación asfixiante invadirlo al recordar todo lo que había pasado ahí. Las llamas, el armario...La sensación de quedarse sin aire y empezar a morir, dedos cálidos rozando sus propios dedos y la sensación de extender la mano y no atrapar nada.

El impacto de ver a alguien ser consumido por las llamas...

-Lo lamento mucho-dijo apoyando se cabeza en la puerta de madera.-Lo lamento tanto Crabbe... Si pudieras perdonarme, si pudiera decirte lo mucho que te echo de menos, lo que te apreciaba…

No se dio cuenta de la mirada de unos ojos verdes a lo lejos, pero lo que si notó fue a la persona detrás de él y, solo fue cuando una mano le sostuvo el hombro, que salió de su mundo, volteó, y pudo ver a Zabini mover negativamente la cabeza.

-No fue tu culpa Draco.

-No le pude salvar. Ni siquiera hubiera podido salvarme a mí mismo si Potter no hubiera regresado.

-No puedes salvar a todos Draco. A Theodore, a Pansy y a mí nos salvaste la vida aquel día en que te enfrentaste a Greyback. No fue tu culpa que él decidiese prender el fuego maldito, y muriera consumido por sus llamas. Le pediste que no lo hiciera, le advertiste que estaban atrapados, que lo consumiría todo.

-Pero si yo hubiera podido capturar a Potter antes, si no le hubiera dejado ir el día de su captura, si hubiera podido…

-Si hubieras querido, Draco. No si hubieras podido.-Interrumpió firmemente el pelirrojo- Si hubieras querido capturarlo lo hubieras logrado. Los planes que aplicaste eran un juego de niños comparado con lo que en realidad pudiste planear. Si hubieras querido, ni Granger ni Weasley hubieran podido detenerte y estarían muertos. Pero no lo hiciste. No es tu culpa, porque entonces serías culpable de que Potter hubiera salvado el mundo mágico, de que Granger sea directora y Weasley el Jefe de Aurores. Sería tu culpa la vida de paz que los magos vivimos ahora.

Ante el silencio que invadió el lugar, Zabini tomó su mano.

-Ven, vamos a casa.

Asintiendo, Draco se dejó guiar por los pasillos hacia las mazmorras, ese lugar donde dentro de toda la pesadilla de Voldemort y los siguientes años, aún podía llamar hogar. Hacia la casa Slytherin.

Debo decir que ese día, no fue la última vez que Draco caminó dormido.

La última vez fue cuando entró a la Sala, observó los restos de lo que quedó del fuego invocado por su amigo y pidió algo que le hubiera pertenecido.

La varita de él apareció y Draco la guardó silenciosamente en su bolsillo para después enterrarla en aquella tumba vacía, la cual representaba a alguien que, hasta ese día, jamás me había interesado si le habían hecho un funeral.

Pero para ese día aún faltaba tiempo.

Es curioso como todos volvemos al principio, para seguir avanzando.

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3.-Melifluo

Un sonido suave y delicado.

Harry adoraba el sonido que, desde que Durmstrang había llegado, se instalaba en la vieja sala de música. Era un sonido que por años no había vuelto a sonar y el último día que lo había escuchado, fue en la noche que Draco Malfoy se había marchado.

Una melodía suave y melancólica.

Una despedida.

Harry lo recordaba porque después de la guerra se sentía tan abrumado por la gente y las muertes que, harto de todo, caminó por los pasillos hasta llegar a la Sala de Música. Creía que no había nadie. Se equivocó.

Sin embargo, esa equivocación fue la mejor que tuvo en la vida; porque aquellas notas, cálidas, llenas de vida, calmaban su corazón y su alma. Draco no lo sabía, pero gracias a él, Harry seguía vivo.

No se trataba de haberlo salvado del Lord, sino de haberle dado una razón para seguir. De brindarle esperanza. Porque aunque Harry había salvado vidas como la de todos esos magos que exigían la justicia y la condena de los mortífagos y sus familiares, así fueran inocentes, también había salvado personas valientes y sinceras como Malfoy, que se habían visto atrapados al igual que él en un destino atemorizante y cruel.

Así que, como en su juventud, se acomodó en la puerta y escuchó aquellas notas de piano que, aunque diferentes, seguían reflejando el alma de Draco. Un alma que él valoraba, tanto como la propia y aún más.

Y con una suave sonrisa, se quedó dormido. Dejando que las notas invadieran como hace tiempo, su alma y su corazón.

Un melifluo sonido proveniente de una cálida persona oculta tras una fría máscara.

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4.-Inefable

Algo tan increíble que no puede ser expresado con palabras.

Cuando abrió los ojos estaba acostado en un pequeño sofá junto a una chimenea. No era su dormitorio, pero le traía buenos recuerdos. Harry no sabía cómo lo hacía Malfoy, para que después de que se quedara dormido apareciera en el dormitorio de Gryffindor pero, esta vez, estaba dentro de la sala de música y Draco seguía tocando una melodía suave y dulce. Se sacudió el cabello y lo miró tocar unas últimas notas mientras con la mirada en las teclas, el rubio parecía perdido del mundo exterior.

-Eso fue hermoso.

Sentado aún frente al piano, Draco respondió.

-Gracias.

-¿Cómo te diste cuenta que estaba afuera?

El rubio no lo miró, solo acarició las teclas y luego miró las llamas.

-No lo sé. Solo lo supe. Supongo que no me sorprendí.

La sonrisa de Harry fue ligera y tras segundos de observarle, exclamó en un susurro.

-Gracias.

-¿Por qué?-preguntó el rubio dirigiendo por fin su mirada al dueño de los ojos verdes-¿Por no dejarte dormir en el duro suelo?

-Por volver.

Draco no supo cómo tomar eso. Segundos después negó con la cabeza, divertido, y la música volvió a sonar.

-Eres raro-fue lo único que dijo.

Pero ese momento, sería uno de los más hermosos en mi vida.

Él momento en que me di cuenta cuanto realmente me había hecho falta Malfoy.

Un momento inefable en mi vida, y diría, si no fuera porque él lo negaría, que también en la de Draco.

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5.-Serendipia

Hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta

-Entonces- empezó a hablar Harry en voz baja para que Zabini no los escuchara- ¿Cómo fue que Malfoy terminó siendo director en Durmstrang?

Él y Hermione estaban en el gran comedor en la mesa de los profesores y le veían, a la distancia, sonreír orgullosamente mientras le ponía la mano en el hombro a uno de los estudiantes. Últimamente ninguno de los dos podía mantener sus ojos alejados del rubio, cosa que divertía a Harry a tal punto de nombrarlos oficialmente, el Club de Admiradores de Draco Malfoy.

Hermione lo miró de pasada, y volvió su vista al rubio. Harry tampoco la veía del todo. Había algo en él que los influenciaba a querer mirarle, y estaba seguro que no eran los únicos afectados.

-No tengo la menor idea.

Pero la directora de Beauxbatons, sonrío y se inclinó hacia ellos elegantemente.

-Perdonen, pero no he podido evitar escuchar que hablan del director Malfoy-dijo con una sonrisa y ambos lo miraron entre confundidos e indignados por ser escuchados atentamente.- Creí que les interesaría saber un poco sobre él, después de todo, Dursmtrang y Beauxbatons , son mucho más unidos de lo que son Dursmtrang y Hogwarts. –Hermione frunció el ceño, pero no dijo nada con el fin de que la mujer siguiera hablando.-El director Malfoy llegó a Bulgaria a terminar sus estudios, ya saben, dejó Hogwarts en el inicio de su último año, y estableció una relación romántica con el alumno ya graduado Víctor Krum. Estuvieron a punto de casarse pero finalmente el joven Krum terminó con él.-Hizo un gesto compasivo-Un gran lástima. Cuando quiso recuperarlo fue demasiado tarde. Malfoy había aceptado el puesto de profesor de Artes Oscuras y se negó a irse con él de gira. Un gran buscador con el director de Durmstrang sería ahora una pareja exquisita.-Dijo con un gesto acalorado- Aunque bueno, los rumores dicen que el Víctor aún le envía tarjetas e invitaciones a partidos. La última vez Malfoy asistió, así que se dice que es probable que vuelvan a salir.

Luego de esparcir la información y mirar coquetamente a Harry, se acomodó alegremente en su lugar. Cuando el rubio subió a su lugar en la mesa de profesores, y Zabini le sonrió haciendo que el rubio le sonriera de vuelta, Harry supo que había descubierto un sentimiento nuevo.

Ella no me dio información de cómo o porqué le habían nombrado director, esa historia me la contó el mismo Draco, pero había hecho que despertara mi curiosidad sobre algo que, hasta ahora, nunca me había preguntado.

Qué tipos de personas atraían la atención de alguien como él.

Creo que saber que Victor Krum era una de ellas, fue la serendipia lo inició todo. O al menos, fue lo que me hizo realizar mi primer movimiento.

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6.-Limerencia

Estado mental involuntario, propio de la atracción romántica por parte de una persona hacia otra.

-¿Potter?-se escuchó la voz de Draco Malfoy en el vacío pasillo y Harry sintió su cerebro reaccionar nuevamente. No sabía porque, pero sus pasos lo habían guiado ahí y ahora solo esperaba, por algo, aunque no estaba seguro de qué.

Pero al parecer ese algo era Malfoy.

-¿Malfoy? ¿Qué haces aquí?-preguntó tratando de hacer tiempo, pero era bastante obvio que ambos sabían porque el rubio Slytherin estaba ahí.

Aun así, Draco inclinó la cabeza, confundido.

-Estás parado en la puerta de mi habitación. En las mazmorras. El lugar donde se está hospedando temporalmente los alumnos de mi Instituto. Tú eres el jefe de Gryffindor, ubicado en la torre. La pregunta es ¿Qué haces tú aquí? ¿Granger tiene un mensaje para mí?

Él enrojeció y negó rápidamente con la cabeza.

-No. Lo siento-dijo torpemente y se encaminó lejos de ahí, dejando a Draco Malfoy parado sin saber que había pasado. Sin embargo, por alguna razón que no entendió ni el rubio mismo, éste se enrojeció y cubrió la cara, que tenía una expresión avergonzada.

En ese momento, no sabía lo que sentía, pero Draco sí. Aún hoy, la nombra la estúpida limerencia causante de no poder entregar jamás a Harry Potter. No sé los demás, pero a mí, ese título me gusta.

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7.-Etéreo

Algo extremadamente delicado y ligero, algo fuera de este mundo

El Cáliz de Fuego había sido puesto para que los alumnos depositaran su papel, y la línea de tiempo también. Los campeones habían sido elegidos y ahora se acercaba el baile de navidad.

Zabini, por supuesto, iría con su esposa, Luna Lovegood. Hermione con Ron, y como todos los años Harry tendría problemas para encontrar a su pareja. El año pasado se lo había pedido a Ginny, antes de ese a Hannah, antes a Rosemary... Suspirando, subió a la torre de Astronomía donde se encontraba Malfoy parado. El viento movía su túnica, lo cual era toda una sorpresa porque desde que llegó no le había visto con ninguna, y su cabello se mecía suavemente. Pronto, Harry se encontró a sí mismo parado ahí, solo viéndolo.

-Expecto Patronus-escuchó la voz de Draco y cuando un fénix surgió de él, Harry sonrió cálidamente y maravillado.

-Me encuentro bien-dijo a la figura-no deberías preocuparte por mí Pansy, tú eres quien tiene que cuidarse y cuidar a mi ahijado.

Luego de eso, el rubio se sentó, seguramente a esperar la respuesta, mirando a su patronus alejarse.

-Me encantaría que vinieras-se escuchó la voz de Pansy, cuando por fin el ave volvió- el otro día por fin sentí su primera patada. El medimago ha dicho que está bien. ¿Te digo que no está bien? El nombre que su padre quiere ponerle…

Sonriendo, Draco escuchó por minutos a su amiga Parkinson hablar de su bebé y, mientras lo hacía, miraba el cielo nocturno.

-No sabes que feliz estoy por ti, Pans. No sabes la envidia que te tengo.

Ese día Draco le dio consejos a Pansy de cómo criar a un bebé. Él no era padre, era cierto, pero tenía razón en muchas cosas. Ese día comprendí que no solo me era atractivo, estaba enamorado, de él, de su alma, de sus ideas, era simplemente una persona etérea.

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8.-Arrebol

Cuando las nubes adquieren un color rojo al ser iluminadas por la luz del Sol.

Decidiendo que de seguir mirando a Malfoy así lo acusarían de acoso, Harry decidió tomarse un tiempo libre y pasear en escoba; pero parecía que el destino estaba jugando con ellos porque estaba a punto de decidir volver al castillo, cuando vio que ahí mismo estaba el rubio, sentado en el campo de quidditch, en las bancas más altas. Veía el cielo, por ratos cerraba los ojos disfrutando el viento.

-Malfoy-saludó él, despegando a su lado.

-Potter.

-¿Huyendo del bullicio del castillo?-preguntó y el rubio sonrió levemente y asintió con la cabeza.

-Olvidé que podía ser tan ruidoso-admitió.

-¿Durmstrang no es así?-preguntó sentándose a su lado. Draco corrigió su postura.

-Es un instituto principalmente de varones-explicó. Cuando hay bailes, ellos simplemente pelean por las pocas chicas de ahí y los que no alcanzan traen a alguien de fuera. Y son sangre pura en su mayoría. Somos educados de forma diferente, para ser más propios.

Harry asintió.

-Supongo que sí.

-¿Y tú?

-¿Yo qué? ¿Si soy propio?

Draco rio.

-No, ¿qué si tu igual huyes del ruido?

-No, claro que no. Me gusta volar de vez en cuando, así que tome mi escoba y emprendí el camino. No me molesta el ruido de los alumnos, me gusta la alegría del lugar.

Draco miró en dirección al castillo.

-Eso no ha cambiado, supongo-dijo suavemente.

Harry dejó salir una gran sonrisa.

-Vienes a buena hora, sube-dijo haciendo una señal de que trepara y Draco lo miró sospechosamente.

-¿No planeas tirarme por ahí, cierto? Porque podría ocasionar un gran escándalo por esto y declararle la guerra a Hogwarts-advirtió. El profesor lo miró divertido.

-No seas imbécil, por supuesto que no te voy a tirar. Sube, te gustará.

Draco asintió y se acomodó tras él, como el día en que Harry le había sacado de las llamas. El corazón de Harry latió y Draco sintió las mejillas ligeramente rojas. Gracias a Merlín Potter le daba la espalda, porque su piel era tan pálida que no podía ocultar la acumulación de sangre en sus mejillas.

-Supongo que nunca podré evitar esto-dijo en voz baja.

-¿Qué?-preguntó distraído el moreno y él negó suavemente.

-¿Qué quieres mostrarme?

-Espera-dijo elevándose un poco más hasta llegar a un punto en que estaban rodeados de nubes rojas iluminadas por el Sol.

Draco se quedó viendo admirado.

-Es precioso, en Durmstrang solo pueden apreciarse bien los amaneceres.

-Deberías quedarte en Hogwarts entonces-comentó casualmente Harry, y Draco mantuvo su mirada en él.- Aquí puedes ver el amanecer, el atardecer y el anochecer a la perfección.-Pero Harry no estaba viendo el paisaje. Estaba viendo la luz bañar el rubio cabello y los ojos plata que le miraban cálidamente.

-Quizá tú deberías ir a Durmstrang-respondió Draco y ambos miraron el cielo un rato más.

Hemos visto muchos arreboles desde entonces, pero aún puedo decir que ha sido el más espectacular que pude ver en mi vida. Fue después de todo, el primero que compartí con él.

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9.-Iridiscencia

Fenómeno óptico donde el tono de la luz, varía creando pequeños arcoíris.

-Apuesto a que no habías visto algo así desde hace mucho-comentó Harry mientras caminaban en el campo de quidditch para regresar al castillo. Draco se sacudió el cabello, totalmente emocionado.

-Es cierto. También hace mucho que no volaba. Olvidé esa sensación del viento tocando mi piel…de mi cabello moviéndose por el viento.

-¿En serio dejaste de volar? ¿Por qué?- preguntó sorprendido Harry- Tú amabas volar. Cada noche Zabini, Nott y tú salían en su escoba a pasear.

Draco lo miró sorprendido y él se sintió avergonzado.

-Potter, ¿Nos espiabas?

-No, solo me preguntaba por qué llegabas tarde a veces al salón de música.

Draco rio divertido.

-No sabía que teníamos horarios.

Él negó.

-Es porque no lo teníamos. Ahora, supongo que ya que me mostraste algo sorprendente, tengo que demostrarte que puedo mostrarte algo mejor que tú. Ven-dijo tomando su mano y guiándolo al castillo

-No es una competencia Malfoy-declaró Harry, pero no se separó de él.

-Siempre ha sido una competencia entre nosotros- dijo animado.-No seas aguafiestas.

Él lo siguió.

-Hubiera sido divertido-susurró lo más bajo que pudo pero el rubio se detuvo y lo miró con atención.

-¿Qué cosa?-preguntó el slytherin.

-Si tú y yo hubiéramos sido amigos de pequeños.

-Te recuerdo que fue tu culpa que no lo fuéramos-pinchó.

Harry le sacó la lengua.

-Vamos director de Durmstrang. Asómbrame.

-Oh, créeme. Lo haré.-dijo continuando su camino. A unos metros del castillo, se detuvo de repente; y Harry, que veía con atención su espalda, lo miró preocupado.

-¿Qué pasa?-preguntó.

-Mira-exclamó señalando el cielo.

-Oh, las nubes están de colores.

El rubio rodó los ojos.

-Se llama irisdiscencia, Potter.

-Y eso significa...

-La luz crea pequeños arcoíris.

-¿Cómo con las burbujas?

-Exacto.

-No sabía que te gustara, aquí se ve de vez en cuando. Así que no le tomamos la importancia debida. Supongo que para ti es como algo nuevo.

Draco bufó.

-Perdóname por extrañar pequeñas cosas de mi lugar de origen. Y conocer los nombres de los fenómenos naturales-se burló.

-Sigues siendo un molestoso sabelotodo.

-Y tú un ignorante.

Y aunque las palabras eran ofensivas, las sonrisas eran divertidas.

Nuestra relación siempre había sido así. Era nuestra forma de ser, nos hacía sentir seguros, cómodos. Era como la irisdiscencia que admiramos ese día. Nuestras palabras, nuestros movimientos eran de diversos tonos pero al final, creaban algo maravilloso.

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10.-Epífania

Un momento de sorpresiva revelación

-Es increíble Malfoy-dijo Harry mientras se subía al dragón plateado- Tú forma animaga es un dragón. Un dragón. Joder-exclamó casi en un grito no contenido por la emoción y el animal dejó salir un sonido orgulloso. Harry rio sabiendo la arrogancia que esos sonidos significaban.-Es fabuloso-exclamó mientras se elevaban al cielo estrellado- No puedo explicar lo increíble que es. Eres increíble. Precioso. Siempre supe que lo eras pero ahora es insuperable...

El dragón extendió sus alas y empezó a planear por el aire.

-Joder, mejor que volar con la escoba ¿Puedo parame?

Al ver al dragón hacer un movimiento afirmativo de cabeza, Harry se puso de pie sintiendo el viento mover su cabello fuertemente.

-Confío que no me dejarás caer.-Exclamó abriendo los brazos.

Cuando finalmente un sonrojado y emocionado Harry tocó suelo, y el rubio volvió a la normalidad, ambos rieron divertidos.

-Joder, Malfoy que envidia. Yo desearía poder volar así. Tantas marometas que eres capaz de hacer.

-¿Qué tipo de animago eres tú?-preguntó el otro acomodando su cabello.

-Un fénix.

-¿Y yo soy increíble?-rio- Tu eres una criatura casi inexistente.

-Pero tu forma animaga me gusta más. Fue hecha para más libertad, más aventura.

-Te dije que te sorprendería.

-Y joder que sí...-exclamó besándolo.

Draco abrió los ojos sorprendido, pero luego cerró los ojos y se aferró a la túnica de Harry, dejándose besar. El moreno tenía las dos manos en su cara y las de él, cerradas en dos puños apretando la túnica ajena, acercaron al chico hacia él. Cuando se separaron por la falta de aire, Harry lo jaló de nuevo y sus labios se juntaron por segunda vez. Parecía no querer parar.

Eres increíble, precioso, siempre supe que lo eras pero ahora es insuperable...

Las palabras de Harry invadieron la mente de Draco y dejó que ambos cayeran en el pasto, donde se besaron un rato más.

-Sé mi pareja Malfoy-exclamó Harry a unos centímetros de distancia, sobre él.

-¿Tu pareja?-preguntó mirándolo por segundos, su mirada parecía confundida.

-Mi novio, mi pareja-exclamó volviendo a besarlo.

Con dificultad, y después de callarse cientos de preguntas, Draco suspiró un sí.

Hermione dice que fue el destino, reuniéndonos en el mismo lugar, en el mismo tiempo.

Ron, que tuvimos suerte; y Draco, que fue coincidencia.

Yo digo que no fue nada de eso.

Nos conocíamos, estudiamos juntos, estuvimos en la guerra…

Solo tuvimos una epifanía.

Una epifanía que evitamos por mucho tiempo.

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11.-Luminiscencia

Propiedad de un cuerpo de emitir una luz débil pero visible en la oscuridad

-Lumus-murmuró Draco cuando la puerta sonó y se frotó los ojos. Se alegraba de haber despertado, a pesar de su cansancio, porque alguien tocaba insistentemente la puerta y él duramente alcanzó a escucharlo.

-¡Director Malfoy!-escuchó- Tiene que venir inmediatamente con nosotros. El Ministro está tratando de arrestar a un alumno.

Eso fue suficiente para que se apresurara y se vistiera. Salió a toda prisa de su cuarto, donde se topó con Blaise y con Anthony, uno de sus alumnos mayores.

-¿Aquí, en Hogwarts?-preguntó y el menor negó.

-En la escuela. Han mandado una lechuza, es urgente.

-Denme un minuto para recoger mis cosas-dijo- Preparen el barco para mi partida.

-¿Le aviso a todos de nuestra retirada?

Draco negó.

-No, este es nuestro año. Quiero que se queden y lleven ese premio a casa.

Inseguro, el chico asintió.

-Se lo prometo, director. Iré a avisarle al Capitán.

Cuando se quedó a solas con Blaise, el italiano se sentó en la cama mirando como Draco ordenaba todo en una pequeña maleta.

-Te vas-afirmó.

-Sí.

-Suponía que pasaría, solo que no tan rápido.

Deteniéndose un segundo, el rubio enfocó su mirada plateada en su amigo.

-Lo siento, te visitaré.

-Yo te visitaré a ti- dijo- Tu puesto te tiene demasiado consumido como para que te tomes unos días libres.

-Lo siento.

-Está bien. Te veré en las vacaciones, ya están cerca de todos modos.

-Sí.

La abrupta partida del director hizo a los alumnos salir de sus habitaciones y a algunos profesores, entre ellos Hermione y Harry. Draco se acercó a ellos y extendió la mano hacia la chica.

-Debo irme. Mi instituto solicita mi presencia-anunció formalmente a la mujer, a pesar de que la mirada fija de Harry, le instaba a mirarlo a él.-Le agradezco mucho su cortesía, y le pido que les brinde asilo a mis alumnos durante el resto del evento. Trataré de regresar, pero de no ser posible, enviaré a un representante.

-¿Está seguro que no quiere que esperemos por usted para iniciar las pruebas?

Draco negó.

-Lo lamento, pero tengo un deber con mis alumnos, y ellos con ustedes. No podría pedirles que esperen por mí y arruinen todo el itinerario. Sería una descortesía de mi parte.

-De acuerdo.

-Confío en ustedes-agregó Draco hacia sus alumnos-Y por favor, compórtense.

-No se preocupe, Director-respondió su campeón.- Nosotros nos ocuparemos. No lo decepcionaremos.

-Eso espero-respondió. Le dio una breve mirada a Harry y, agitando su bastón, se dirigió a su barco para volver a casa.

A Durmstrang.

Debo decir que pensé en ese momento que nuestra relación no era posible. Lo comparé con un lumus; iluminaba lo suficiente para alumbrar el camino, pero no duraba para siempre.

Aun así, por alguna razón, quería que lo hiciera.

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12.-Soledad

Un estado de aislamiento o reclusión a ratos.

Harry vio a Draco subirse al barco con desolación. No habían podido hablar a solas, así que no sabía si esto era una despedida. Estaba a punto de perder la cordura, pero por un momento, Draco dio la vuelta hacia el castillo y su mirada buscó algo. A él. Cuando su mirada se cruzó con la del dueño de los ojos grises, Draco le sonrió levemente y agitó la mano disimuladamente. Sí, esa era una despedida.

Se arrepintió de no haber podido ir al baile con él, pero lo hizo aún más al momento de ver a todos bailar y al sustituto de Draco mirar orgulloso a sus alumnos.

Suspiró.

Draco no estaría con Krum, en esta Navidad ¿verdad?

La sola idea revolvía el estómago de Harry. Se encaminó a la salida y miró el cielo estrellado donde Draco lo había llevado a volar.

¿Volvería?, se preguntó, ¿Seguiría pensando que era su pareja?

Siempre he odiado la soledad, pero es importante recalcar que hasta ese momento realmente no la conocía. Lo que sentía antes, no es nada comparado a lo que siento cuando Draco no está por mucho tiempo.

Probablemente se deba a que es parte importante de mi vida ahora, y no sabría qué hacer sin él.

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13.-Aurora

Luz tenue y en tonos rosado, que aparece justo antes de la salida del sol.

-He dicho que no te metas en esto- exclamó Draco hacia Víctor cuando le dijo que no podía ser su pareja porque él tenía una. Aunque no estaba muy seguro del punto en el que estaba esa pseudo-relación con Potter.

-Ni siquiera pasaste Navidad con él o ella, Draco-insistió el otro.

-Eso no importa, estaba aquí, cumpliendo con mi trabajo.

Dijo sentándose en su silla.

-¿Y lo sabe?

-Sí.

-Tal vez te lo perdone las primeras veces Draco, pero uno siempre quiere tener la compañía de su pareja en estas fechas. Solo un trabajo tan ocupado como el mío comprenderá que pospongas momentos importantes. Además, creí que estábamos en una relación.

Draco se pasó la mano en la cara cansado.

-Estábamos en una relación hasta que me engañaste con esa perra.

-Estaba ebrio, dolido y enojado contigo.

-Bueno, ponte ebrio de nuevo y ve con ella.

-No puedes juzgarme así. No cuando te pedí que vinieras conmigo y te negaste.

-Va a amanecer y yo estoy exhausto. No tengo ganas de pelear de nuevo contigo sobre el tema. Además tengo que mandar una lechuza.

Víctor frunció el ceño.

-¿A ella?

-A él.

-Pero...

-Víctor por favor. Somos amigos, pero no puede haber nada más entre nosotros. Creí que lo dejamos claro, dijiste que estaba bien.

-¿Por qué? ¿Qué cambió? Seguimos siendo compatibles, seguimos teniendo ideas parecidas.

-Pero no metas. No quería estar detrás de ti, de tu fama. Quería hacer cosas por mí mismo, ser libre de hacer lo que quiera. Este colegio es mi hogar, los maestros mis tutores, los alumnos son como mis hermanos menores. Este es mi lugar. Tu lugar es en el cielo, volando, compitiendo...

-Y quiero que estés conmigo.

-Y yo quiero estar aquí.

-En realidad nunca me amaste ¿no es así? Te gustaba pero no me amabas. No tanto como amas este lugar.

-¿Al igual que tú hiciste conmigo en Hogwarts? ¿Coquetear conmigo para después perseguir a Granger, la chica que alcanzaba tus ideales morales y tenía la fama de ser la mejor amiga de Harry Potter, el héroe?

-No te ilusioné-dijo con una mueca.

-Difiero de eso, pero bueno, perdóname. No era mi intención ilusionarte hasta el punto en que nos íbamos a casar. Considerar seguirte como pediste, e ir a decírtelo para descubrirte en la cama con una puta.

-Ni siquiera lo recuerdo, estaba ebrio.

-Claro que estabas ebrio cuando te acostaste con ella, pero no cuando fuiste a esa cita.

-Draco…

-¿Puedes irte por favor? Te lo dejé claro la última vez.

-¿Al menos me dirás quién es?

-No.

-No entiendo por qué. Sabes que no le haré nada. Solo quiero saber quién te está alejando de mí.

Draco empezaba a marearse. Literalmente. Agradeció cuando un elfo apareció diciéndole que le buscaban.

-Hazlos pasar. El señor Krum ya se iba.

-Perdóname Draco-dijo en voz baja-Te juro que no lo haré de nuevo.

Él negó con la cabeza.

-Perdonar no es el punto. No te odio, ni nada. Es solo que no olvido, nunca lo hago. Yo no dejaré Durmstrang y no consideraré dejarlo nuevamente por ti; y tú no dejarás tu carrera, la amas tanto como yo amo este lugar. Como bien me dijiste una vez, no nos veríamos mucho cuando viajes ¿Cómo voy a saber si duermes solo o acompañado?

Victor hizo una mueca.

-¿Y en esa persona si confías? ¿Confías a tal punto de estar aquí sin desconfiar de él?

Draco asintió, queriendo creer que tenía razón sobre Harry mientras se repetía a si mismo las palabras del moreno una y otra vez. Él era Potter, la persona más sincera que conocía, si tenía temor o agradecimiento lo sabrías en su mirada, si te odiaba, si te quería, si te deseaba también. Si el moreno lo engañara, Draco lo sabría con solo verlo porque la culpa invadía los ojos verdes por completo. Además solo llevaban cuánto ¿Una semana de miradas avergonzadas y nerviosas? ¿Cinco caminatas tomadas de la mano? ¿Tres viajes en escoba?

Podría decir que era reemplazable, pero sabía que no era así. Potter, Harry, había sido la primera persona que dejaba volar sobre él, y él fue la primera persona que sostuvo al ave roja en sus manos mientras ésta cantaba. Draco quería creer que su instinto no le engañaba, y su nueva relación amorosa, estaba destinada a alargarse. Miró la luz tenue y en tonos rosado que anunciaban la salida del sol, y cerró los ojos queriendo estar donde las nubes eran rojas y el sol iluminaba las nubes.

Se desmayó.

Quisiera decir que me molesta que Draco y Krum estuvieran juntos en Navidad, mientras yo miraba el cielo preguntándome por sus sentimientos, pero no es cierto. Al menos ya no; porque sé que, durante la Aurora, Draco pensaba en mí.

A pesar de estar en los brazos de Krum, él ya era mío.

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14.-Olvido

Acción voluntaria o no, de dejar de recordar.

Harry cerró los ojos y respiró profundo queriendo mantener su ira y dolor controlado. Ni una puta lechuza. Tampoco respondió las de él. En tres días.

Se convenció que no le necesitaba, otra vez, que no extrañaba las notas de piano ni su sonrisa divertida. Se esforzó en olvidarse de él besándolo, o su cabello volando sobre el viento, de las nubes de colores o sus brazos rodeándolo para sostenerse en la escoba. Decidió tratar de olvidar momentáneamente, concentrarse en sus labores como uno de los organizadores de la segunda prueba, e ignorar los coqueteos de Marie; mientras resoplaba y se decía a si mismo que el rubio estaba ocupado y ya le contestaría.

Estaba considerando a qué hora podría enviar otra lechuza, cuando oyó la plática de unos alumnos de la institución visitante.

-Dicen que estaba peleando con Víctor Krum en su oficina, cuando pasó.

-Con él ¿De nuevo?

El Jefe de los leones gruñó quedito ante el nombre del jugador de quidditch, y se obligó a respirar para no quebrar nada con su magia. Se repitió a sí mismo que el rubio aceptó ser tu pareja y si Draco Malfoy quisiera dejarlo, lo haría en su cara. Es más ni siquiera le hubiera aceptado y Zabini no le estaría viendo con compasión, ni le hubiera dicho en la mañana que tenga paciencia.

Más calmado, siguió prestando atención.

-Sí. El punto es que cuando entraron los padres de Avery, el Director estaba en el suelo inconsciente y el señor Krum intentaba despertarlo. Al parecer se desmayó y está con fiebre. Me lo ha dicho Annalie en su carta, parecía preocupada.

-¿Quizá deberíamos volver a casa?-sugirió Anthony.

-¿Pero qué dices? Le prometiste qué harías todo lo que pudieras para ganar. No vas a decepcionar al Director. Él confía en ti.

-Sí, pero no voy a dejar que esté solo ahí. Debo volver, es mi tutor.

-Y por eso mismo debes llevarle el premio y la copa del Torneo. Debes enorgullecerle. Tampoco le hará gracia al subdirector que vayas a decirle que renunciarás.

-Pero…

-Vamos, es un poco de fiebre. Debe ser el cansancio. Estoy seguro de que el Director Malfoy estará feliz de no haberse enfermado aquí.

-Es su culpa...

-¿Del director?

-No, de Krum. Sigue con lo mismo. Mi tutor le ha dicho que no volverán varias veces, pero él sigue insistiendo. Le provoca estrés, el estrés migraña y la migraña cansancio. Y él ya tiene demasiadas cosas en su mente.

Dejando que los alumnos se alejaran, Harry miró a la ventana. El cielo estaba anaranjado y pronto sería rojizo.

-¿Harry, qué haces parado a mitad del pasillo?

Mirando la mirada preocupada de Hermione, se preguntó que tanto daría ella por hacerlo feliz. Y si se olvidaría momentáneamente que su presencia era necesaria para el segundo reto.

Por supuesto, ella no lo olvidaría. Olvido, no es una palabra que describa a Hermione Granger, y puedes creerme. Aún me reprocha lo que hice a continuación.

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15.-Efímero

Aquello que dura por un periodo muy corto de tiempo

Durmstrang era tan distinto. Parecía más sombrío y los estudiantes tenían ese aire de superioridad natural que solo pocos podían dar. Cuando las puertas se abrieron un maestro se acercó a él.

-¿Puedo ayudarle, -habló con un perfecto búlgaro y cuando Harry lo miró confundido, y respondió un disculpe en inglés, se repitió nuevamente en ese idioma-Señor...?

-Harry Potter.

El hombre pareció reconocer el nombre porque asintió educadamente.

-El Héroe del Mundo Mágico-asintió con un seco tono.- Bienvenido a Durmstrang. ¿Algo en que podamos ayudarle?

-Vengo a ver al Director Draco Malfoy.

El búlgaro hizo señal de negación con su cabeza.

-Lo lamento, pero el Director no puede atenderle. Se encuentra indispuesto en este momento.

-Lo sé. Sé que tiene fiebre, pero verá yo soy su pareja y pensé que podría acompañarle.

-¿Usted es su pareja?-preguntó con tono brusco su servidor.

Él se sonrojó un poco.

-Sí.

El hombre lo miró con los ojos entrecerrados y Harry se preguntó cómo podía no solo parecerse a Snape, sino también hablar y mirar como él.

-¿Cuándo es que se volvieron pareja?-preguntó el otro con la mirada fija en su uniforme.

-En el Torneo de los Tres Magos, en Hogwarts. Yo soy Jefe de una de las cuatro casas. Mire, entiendo que en realidad no llevamos mucho tiempo-admitió acomodando su cabello- pero estoy preocupado por él.

La respuesta del profesor fue interrumpida por la llegada de alguien más, y Harry lo supo cuando, por segundos, los ojos negros de su acompañante se posaron detrás de él.

-¿Harry?-se oyó una voz muy conocida para él y volteó. Era Víctor, y su llegada solo hizo que Harry le quisiera partir la cara.

-Krum-saludó.

-¿Qué haces aquí?

-Vine a ver a Draco

Le tomó unos segundos a Víctor comprender.

-A Draco-repitió.

-Si, a Draco. Mi novio-recalcó con gusto a medida que veía al otro mirarlo con más y más frialdad-. Está enfermo y estoy preocupado.

-Eres tú-dijo el otro y no les importó empezar a rodearse de estudiantes porque era bastante obvio que Víctor Krum y Harry Potter en el mismo lugar, ocasionarían esa reacción.

-¿A qué te refieres con que soy yo?

-La pareja que Draco mencionó.

Eso hizo que el pecho de Harry se hinchara un poco orgulloso. Pareja. No amigo, no novio, ni alguien que estaba viendo. Pareja. Eso era más formal, más real.

-Así es. Surgió un problema y tuvo que regresar pronto, pero vine a verlo.

-¿Cómo te enteraste que estaba enfermo?-preguntó.- Nadie fuera lo sabe.

Harry casi rio al pensar que incluso los alumnos de esa escuela, que estaban en Hogwarts, lo sabían.

-Me dijo que se sentía mal antes de venir. Es mi pareja. Es normal que quiera estar con él todo el tiempo. Además, me contó que su anterior novio lo ha estado rondando.-Dijo como si no supiese quién era dichoso ex-novio. Después de todo Draco no le había dicho nada- No quiero tener problemas, pero Draco es mío y no permitiré que cualquiera lo moleste.

El búlgaro se mordió el labio.

-Supongo que no.

-Por supuesto que no.

Sabiendo que Harry le estaba mandando una indirecta, suspiró.

-¿Lo has visto?-preguntó el de ojos verdes.

-No. No me dejan pasar.

-Ya veo-dijo y se volteó hacia quien lo atendía-¿Entonces?

El hombre miró a los dos magos frente a él y se dio cuenta de la sonrisa victoriosa del hombre de la cicatriz. Era bastante obvio que había dicho eso a propósito para que todos supieran su situación con el rubio. Ah, ese Director. Escogía cada pareja...

-Sígame. Le preguntaré si puede verlo y si dice que sí, lo dejaré pasar.

Harry se deseó suerte.

Es curioso como el sentimiento de victoria siempre suele ser efímero cuando se trata de Draco. De algún modo siempre logra que pase a ser del Héroe del Mundo Mágico, a solo Harry. Esto es genial la mayoría de los días, excepto cuando estamos peleando.

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16.-Incandescencia

Luz producida por las altas temperaturas

Draco llevaba tres días o un poco más de fiebre. Suponía que se debía a todo el cansancio que tenía, el estrés y a haber volado por horas en el aire frío de Inglaterra. Abrió los ojos difícilmente, al sentir que lo sacudían.

-¿Qué sucede, Chavdar?-gruñó.- Dijiste que podía descansar y te harías cargo-gimió.

-Ha venido un hombre a buscarle.

-Si es Víctor...

-No. Es Potter, Harry Potter. Ha venido desde Hogwarts a verle.

Él se levantó sorprendido, lo que le valió un buen dolor de cabeza. Dio un pequeño gemido.

-¿Lo hago pasar? ¿Director?

Draco se tocó el cabello.

-Oh, Merlín. Me veo fatal ¿Cierto? Tengo que arreglarme.

Intentó levantarse sin éxito.

El hombre rio.

-El señor Krum lo vio peor en algún momento. Ojeras, mal humor...

Draco se acomodó el cabello lo mejor que pudo.

-Pero él es Harry Potter, y Oh Merlín-dijo ocultándose bajo la sabana.-No puedo dejar que me vea así. La última vez llevaba mis mejores trajes, no puedo recibirle en pijama. Es vergonzoso.

- A mí me recibe en pijama-puntuó el hombre.

-Tú no eres Harry Potter.

Chavdar bufó.

-Director, ese hombre sabe que usted está enfermo y no espera ver al rey de los modelos.

-¿Lo sabe?

-Dejó en claro que lo sabe.

-¿Cómo lo supo?

-Porque mejor no me dice cuándo pensaba contarme de su nuevo novio.

Draco enrojeció.

-Lo iba a hacer, eventualmente. ¿No está enojado?

-Por supuesto que no estoy enojado.

-Él, Oh Morgana, ni siquiera envíe la lechuza.

-Creo que he especificado que sabe que está enfermo. ¿Lo hago pasar?

Draco se cubrió con la sabana, pero asintió.

-A veces es peor que un niño pequeño...

-Me llevas 10 años más, es obvio que me consideras un niño pequeño.

-Pero es la primera vez que lo veo actuar así.

-Bueno-dijo distraídamente-Eso se debe a que no me viste en mi época escolar cuando él me gustaba. Pasaba horas frente al espejo, ¿sabes? Horas-recalcó sin pensarlo mucho, luchando con su cabello.

-¿Él era el chico?- preguntó burlón, y Draco enrojeció aún más sabiendo que se acababa de meter en problemas.

-Oh, yo no dije eso.

-Lo dijo.

-Olvídalo por favor, hazlo pasar.

-Hablaremos de esto más adelante, Director.-El mayor rio y abrió la puerta.

-Pase-dijo y Draco miró con el corazón latiendo al cien, como su nuevo novio atravesaba la puerta.

-Harry…

-Hola, Draco.

-Yo quería enviarte una lechuza.

-Yo te envíe tres.

-¿En serio?

-Sí.

Se hicieron unos segundos de silencio.

-No recibí nada, debe estar con las cartas pendientes. Lo siento.

Sentándose en la orilla de la cama, Harry le acomodó el cabello.

-Te ves...

-¿Fatal?

-Adorable. Tienes las mejillas rojas y el cabello despeinado. Tus ojos brillan.

Draco se movió el cabello.

-Puedo verme todo menos adorable-dijo gruñón.-Estoy ojeroso, sonrojado y totalmente despeinado. Y mi ropa es dos veces más grande de lo usual.

-Pero así te ves.

Mordiéndose el labio, Draco bufó y Harry se inclinó de espaldas un poco sobre la cama.

-Bueno, no te despediste al irte.

-Era urgente.

-Sí, de acuerdo. Pero me debes entonces una por eso y otras tres. Una por cada lechuza.

-¿No pensarás cobrarle a un enfermo?

-Lo haré.

Draco entrecerró los ojos.

-¿Cómo si puedo saber?

Harry sonrió.

-Tengo una idea-dijo robándole un beso-Esa fue una-y lo recostó en la cama.

-Estoy enfermo-puntuó Draco cerrando los ojos, empezando a adormilarse de nuevo.

-Lo sé. Tu cuarto está oscuro y tu rostro brilla cuando se sonroja.

Recibió un almohadazo.

-¡Oye!

-Mi rostro no brilla.

-De hecho, brilla incandescentemente...

Le valió un golpe.

Bueno, Draco no irradiaba luz literalmente, pero había iluminado nuevamente mi camino. Pasó de ser un lumus a ser una estrella, pronto sería la Luna y por último se convertiría en el Sol. Mi sol, y mi mundo giraría en torno a él desde entonces.

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17.-Elocuencia

El arte de hablar de modo eficaz para deleitar o conmover

Harry estaba seguro que Hermione estaría enojada por su fuga luego de que ella le aclarara la importancia de su presencia, así que se tomó unos días, por no decir semanas, en Durmstrang; cuidando a Draco y acompañándolo. Malfoy tenía toneladas de trabajo acumulado y Harry no se sorprendió de que se enfermara del estrés. Además Durmstrang estaba de fiesta porque habían ganado el Torneo de los Tres Magos, y Draco había dado una comida por lo alto y lo invitó a quedarse. No pudo decir que no. Draco sonreía mucho y eso a Harry le gustaba.

-Oye Draco-dijo mientras comían.

-Mmmm

-¿Tú y yo nos casaremos, verdad?

Draco enrojeció ante la mirada de sus profesores.

-¿Qué? Acabamos de hacernos novios y tenemos 25...-gruñó bajito.

Él asintió.

-Lo sé pero nos conocemos de hace años y realmente quiero casarme contigo.

-Estás chiflado, nos odiamos de los 11 a los 17. ¿Realmente estás contando esos 6 años?

El moreno rio.

-¿Por qué no? Ginny decía que era...- se interrumpió al meterse comida en la boca y cuando terminó lo miró- la versión del chico que le jala las trenzas a la chica. Aunque al parecer nos turnábamos con los papeles.

-¿Hablaste de esto con tu ex-novia?

-Bueno, me botó por ir a verme con alguien en las noches.

-Le especificaste que solo te sentabas en la puerta del salón de música a oír música ¿No es así?

-¿Y dejar que hubieran más personas escuchando cómo tocabas el piano? No.

-¿Entonces cómo salió ese comentario?

-Hace un año me preguntó a quién iba a ver por las noches y le dije que a ti.

Draco alzó la ceja mientras lo veía incrédulo.

-¿De verdad?

-Ajá. Yo nunca dije que en sentido romántico pero ella lo tomó así.

El rubio lo miró como si fuera idiota y se metió un trozo de carne a la boca.

-No sé cómo fue a ocurrírsele- ironizó Draco.

-Ni yo. Oh, ya sé. Hagamos un bebé. Ahora. Aquí.

Los alumnos veían atentamente con una sonrisa divertida cómo Draco se atragantaba.

-Potter, deja de avergonzarme-gruñó avergonzado.-Claro que no haremos un bebé. No ahora, y mucho menos no aquí.

-¿Por qué?

-¿Cómo que por qué?

Harry rio.

-Que alcen la mano quienes quieran igual que yo ver a un niño rubio de ojos verdes corriendo por aquí- bromeó y para su sorpresa varias manos entre los alumnos se alzaron y la de algunos profesores también.

El rubio se tapó el rostro con una cara cuando vio que incluso Chavdar alzó la mano.

-¡Potter!

-No creí que lo escucharan-dijo riendo pero era bastante obvio que era su intención inicial.

-Han estado demasiado atentos a lo que pasa a tu alrededor desde que llegaste-se quejó viéndolos con reproche. -A todo esto, Granger me envió una carta.

-¿Ah sí?-preguntó viendo demasiado interesado su comida.- ¿Qué es esto? ¿Una zanahoria? Parece una zanahoria.

-Potter.

-Malfoy.

-¿Cuándo piensas volver a tu puesto en Hogwarts?

-Hasta que me digas que irás conmigo o me ofrezcas empleo aquí. Aunque tú y yo sabemos que te quedarás.

El rubio alzó la ceja.

-¿Realmente crees que así funcionan las cosas? ¿Tú me pides un empleo y yo te lo doy?

Él otro negó con la cabeza.

-Eres Director del Instituto. Siempre estás ocupado y yo quiero verte. Así que la única manera de estar contigo aunque pospongas las celebraciones o fechas importantes, o simplemente pueda verte, es estando en el mismo lugar que tú.-El rubio abrió los ojos recordando que era un discurso parecido al que iba a decirle a Víctor, y que secretamente deseaba que el búlgaro le dijera a él-Además, reconozco esa mirada que tienes cuando paseas por el castillo. La misma que ponías cuando hablabas de Malfoy Manor. Has vuelto de este lugar tu hogar, de estas personas tu familia, y de esta posición tú forma de vida. No puedo pedirte que lo dejes y aunque me gusta Inglaterra, y extrañaré a mis propios mocosos, yo sí que puedo enseñar en cualquier parte.

-Yo podría enseñar en Hogwarts-murmuró bajito pero Harry le tomó la mano y negó.

-¿Y qué obedezcas a Hermione todo el tiempo y tengas que vivir con eso?-se burló pero luego se puso más serio- No podría pedirte que volvieras a un lugar que te trae demasiados malos recuerdos.

Draco sonrió ligeramente.

-Gracias.

-Además tengo años de experiencia, sé Artes Oscuras, juego quidditch y maté a Lord Voldemort. No tienes a nadie con un mejor currículum y por ahí escuché que hay un puesto libre como profesor de Quidditch que Chavdar ha estado cubriendo por seis meses, y ya está cansado de suplir.

Los ojos grises se enfocaron en los negros, que se negaron a verlo.

-¿Chavdar?

-Estoy demasiado grande como para perseguir niños de 11 años en escobas-gruñó.

Draco rodó los ojos.

-Mentiroso.

-¿Entonces?

-Supongo que tengo un puesto libre-admitió

-Sé que me amas y quieres que esté aquí.

-Idiota.

-Siempre has amado mi elocuencia.

-Ah, ¿esa por la cual has estado leyendo libros desde que llegaste?

-Perdóname, señor yo fui criado para hablar 35 lenguajes.

-16 lenguajes.

Harry lo miró con su cara de qué me importa.

-Oh, vamos-dijo sonriendo de lado-Aún si solo supiera un idioma no podrías superar mi vocabulario.

-Solo espera Malfoy, solo espera.

Aunque en ese momento creí que era broma, Draco literalmente aprendió 16 lenguajes en su infancia. Eso es increíble, aunque en mi opinión, podría ser mudo y aun así enamorarme.

Es algo difícil de explicar.

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18.-Efervescencia

Burbujas en cualquier tipo de líquido

-¿Y cómo llegaste a ser profesor?-preguntó Harry observando las burbujas en el caldero de Draco.-Yo te imaginaba como un pocionista.

-Quería ser pocionista-Admitió Draco cortando algunas raíces.- Pero cuando me gradué me ofrecieron el puesto de Profesor de Artes Oscuras. Y bueno, yo sé un sin fin de magia oscura, así que lo acepté.

-¿A los 17?

-Ajá-respondió tirando su recién cortado ingrediente a la fórmula.- No tenía otro lugar dónde ir, y era iniciar de cero o volver a Inglaterra. Fue raro enseñarle a mis compañeros de curso menor pero me gustaba esta escuela. Luego empecé a salir con Víctor, si se puede decir salir ya que siempre estaba de gira.

Harry gruñó.

-¿Y aun así pensabas casarte con él?

-Me agrada, es sangre pura y con buenos modales, tenía buenos temas de conversación.- Y antes de que Harry abriera la boca el rubio le señaló-No me importa que seas mestizo.

Harry hizo una mueca.

-No me importa si te importa.

-Claro. Cómo a mí no me importa si te importa si me importa.

-Por supuesto. ¿Por qué habría de importarme si te importa que me importe que te importe que me importe que te importe?

-Porque te importa que me importe si te importa que me importe que te importe que me importe que te importe

-Claro que no me importa que me importe si te importa que me importe que te importe que me importe que me importe que me importe.

El rubio rio.

-Claro. Lo que dijiste.

El de ojos verdes le sacó la lengua y Draco metió unos cuantos ingredientes más al caldero antes de revolver.

-Vale, te ibas a casar a los...

-19.

-¿Diecinueve?

-Sí.

-¿No te creíste no sé, muy joven? Espera, cuando te propuse que nos casáramos dijiste que solo teníamos 25.

-Estabas jugando.

-No estaba jugando.

-Si lo estabas, y para tu información los sangre pura suelen casarse jóvenes, usualmente cuando los comprometen.

-Entonces por qué… ¿Sabes? Olvidemos el tema. ¿Cómo te hiciste director de Durmstrang?

El rubio le miró divertido.

-¿Me creerías si te digo que gané una tonta apuesta a los 19?

Harry alzó la ceja.

-¿En serio?

-En serio.

-¿Con quién apostaste?

-Con el antiguo director.

-¿Apostaba?

-Estábamos muy ebrios los dos. De hecho, todos los maestros lo estábamos.

-Por Merlín-dijo divertido.- ¿Se dedican a tomar o qué?

-Su hija se casó y quería emborracharse. Nos ordenó emborracharnos para no hacerlo solo.

-Que-inició y luego de un ratito continuó-compartido.

El Slytherin rio.

-Ni que lo digas.

-Bueno, ¿Qué apostaste?

-Aposté que podía encontrar a algún mago en el mundo capaz de tener una forma animaga de Dragón en tres minutos. Él apostó su puesto, yo mi mansión. Y mira, gané.-dijo riendo divertido.

Harry abrió la boca indignado.

-Eso es trampa. De haberlo sabido hubiera puesto restricciones.

-No, es omitir información.

-¿Por qué lo querías?

-¿Qué cosa?

-El puesto de Director.

-Estábamos jugando-dijo bajando el fuego- Casi me da un infarto cuando él no podía entrar a la oficina del Director y al intentar ayudarle, subimos y la puerta se abrió para mí.

-No entiendo cómo pudo pasar.

-Nosotros tampoco lo entendimos hasta que consultamos a algunos fantasmas. Parece que es un cambio legal si apuestas el puesto. Pero no puedes perder a propósito, así que nunca lo recuperó. Le dijimos a la gente que estaba cansado, pero la verdad es que me negué a seguir apostando luego de las primeras dos veces.

-¿Así que te lo quedaste?

-Me lo quedé.

-¿Por qué?

-Es divertido ser Director. Si omites el trabajo que a veces hay.

-¿Qué tan divertido?

El rubio sonrió de lado y se sentó en su regazo.

-Oh, muy divertido. Especialmente cuando puedes perder horas con tu próximo profesor de Artes Oscuras fingiendo que tienen una reunión de trabajo.

-Quidditch-corrigió Harry-¿Entonces estoy contratado?

-Creo que sí.-dijo casi rozando sus labios-si haces horas extras en mi despacho.

Harry rio.

-¿Haciendo?

-¿Qué tal besando?

Estaban tan cerca …

-¡Harry Potter!- se escuchó la voz de Hermione y ambos se sobresaltaron. Un poco confundidos salieron de ese pequeño rincón del despacho de Draco, para mirar la puerta desde la cual se escuchaba los gritos.

-Directora Granger-se escuchó la voz de los profesores también- No puede interrumpir así en la Oficina del Director.

Draco miró a Harry divertido y tomó su mano antes de caminar hacia la puerta para abrirla y dejar pasar a la castaña.

-Creo que puedes quedarte, siempre que te despidan antes o no te arrastren en un barco a Inglaterra-anunció empujándolo hacia ella.

-Directora-anunció suavemente y le sonrió de lado.

Ella se derritió.

Harry gruñó.

Ni Hermione podía arruinar ese día, créeme. Lo que sí estuvo cerca, fue la poción de Draco, cuya efervescencia, provocó un olor que hizo que mi estómago se revolviera.

O puede que hayan sido sus besos.

O el miedo a Hermione.

Como sea, era culpa de Draco.

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19.-Inmarcesible

Que no puede marchitarse

Harry tenía que admitir que Durmstrang tenía lo suyo. Podía ser muy agradable en primavera y silenciosamente hermoso en invierno. Que Draco estuviera aquí lo hacía mejor también, especialmente porque el rubio tenía un piano que tocaba muy seguido en su habitación.

Un día volando vio un árbol rojo y se acercó a él. Era raro, porque estaban en invierno y todo lo cubría la nieve. Así que decidió preguntarle a Draco.

-Es el árbol del destino- le dijo mientras firmaba unos papeles- o al menos eso dicen los estudiantes. Rojo como el hilo del destino. Dicen que quienes lo encuentran es porque su vida a estado unida a la misma persona por varias reencarnaciones. Una persona que encuentran tarde o temprano. Pero uno nunca sabe porque hasta ahora todos los que conozco, incluso yo mismo lo he visto. Lo curioso es que nunca se ha marchitado.

Harry asintió.

-Entonces, ¿No sabes si es verdad?

-Ni idea.

Cuando el rubio siguió en los suyo, Harry salió nuevamente y se dirigió hacia su nueva curiosidad. Se acercó al árbol y atrapó una hoja que caía. Cuando esta se volvió un montón de hilo rojo y se desvaneció como agua adentrándose en la tierra, sonrió.

-¿A qué no adivinas que he visto?-le preguntó al rubio en la cena.

Draco bostezó levemente y frotó sus ojos, cansado.

-¿Qué has visto?

-Mi hilo rojo del destino.

-¿Ah sí?

-Sí.

-¿Y lo sigues viendo?

-Sí.

-¿Entonces?-dijo esperando más información.

-De hecho, estoy viendo donde termina y donde comienza en este momento.

Draco entrecerró los ojos.

-Espero que empiece contigo y acabe conmigo, o estarás en problemas.

-De hecho, no es así-dijo el de ojos verdes tan serio que Draco abrió la boca indignado.-De alguna forma empieza contigo y acaba conmigo.

Draco respiró profundamente.

-Idiota-dijo pegándole y Harry rio.

-Me debías una por sonreírle así a Hermione y hacer que ahora cada vez que ella te vea se sonroje.

Draco rio y le sacó la lengua.

-Soy encantador y es que no viste lo que acabo de enviarle.

Harry lo miró con la ceja alzada.

-¿Qué cosa?

-Una flor inmarcesible.

-Y a mí no me regalas ni una pequeña snitch-suspiró Harry.

-¿Para qué la quieres? Mi cariño por ti ha sido inmarcesible desde que te conocí.

Harry se sonrojó.

-Sé que te sonará tonto, ¿pero qué es inmarcesible?

-¿Te acabas de sonrojar y no tienes ni idea?

-No.

Draco rodó los ojos.

-En serio, Potter.

-¿Pero qué es?

-¿Qué tal si tomas un diccionario algún día de éstos y lo averiguas?

-¿Qué tal si me lo dices?

Draco alzó la ceja.

-Es la característica principal del árbol del destino.

-¿Es rojo?

Chavdar gruñó como siempre, y le dio un golpe a Harry.

-Inmarcesible es que no se marchita, soso inculto. En pocas palabras te ha querido con la misma intensidad desde el principio. Por Merlín, estoy empezando a creer que ustedes disfrutan hablar empalagosamente solo por fastidiarme.

Ambos rieron.

-Claro que no-dijeron en tono inocente a la vez.

Pero mirándose divertidos chocaron puños bajo la mesa.

Inmarcesible, esa palabra me encanta. Describe mi amor por Draco, el de Draco por mí. Habla de un para siempre, y al final, todos quieren eso.

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20.- Desenlace

La resolución de una historia.

Ron nunca había visto Durmstrang en su vida pero pese a eso, cuando Harry lo invitó las primeras veces a visitarle, se negó; no tan acostumbrado a la idea de verlo empalagoso con Malfoy (a quién no llegó a ver por estar de misión) y ocupado con su trabajo.

Por eso se alegró muchísimo cuando Harry volvió a Inglaterra por unos días.

Al principio le molestó mucho que llegara con su nuevo acompañante, ya que eso ponía a Hermione muy ilusionada. No obstante, cuando Malfoy entró por la puerta del colegio siendo arrastrado por el moreno, debía admitir que sí, estaba tan bueno como Hermione decía y admitía que tenía razón al decirle que Harry simplemente no podría haberse resistido ni intentándolo.

-Harry-saludó la directora apenas entraron- Te he extrañado-dijo rodeándole el cuello con las manos.

-Hola Mione, Hola Ron-saludó dándole un fuerte abrazo.

-¿Qué tal compañero?, Malfoy-saludó

Draco hizo una señal de saludo.

-Weasley. Granger.

-Weasley-dijeron a la vez los dos amigos de su ahora prometido.

-¿Entonces, Harry?-motivó Hermione-¿Qué era eso tan importante que querías decirnos?

-¡Draco está embarazado!- casi gritó alegre.

-¿Embarazado?-gritó Ron y los alumnos que cruzaban por ahí se empezaron a reunir para ver el show.

-Creí que dijimos discreción Potter-gruñó el rubio.

-Eso es…-se interrumpió Ron viendo la mirada asesina en distintos niveles de los tres que estaban con él- genial.

-¿Verdad que si?-preguntó alegremente Harry.

-Sí.

-Si me disculpan-dijo Draco- yo iré a visitar a Blaise y a Luna. Pansy ya debe estar aquí con Theo.

-Cuídate-dijo Harry dándole un pequeño beso que hizo que las mejillas de Draco se sonrojaran, aun cuando él tenía cara de claras intenciones de asesinato.

-No me va a pasar nada aquí.

Y se alejó en su elegante caminar por los pasillos, directo a Slytherin.

-¿Dónde estudiara cuando crezca?-preguntó Ron para evitar que sus dos amigos siguieran viendo el caminar del rubio, y Hermione y Harry lo miraron como si fuera obvio.

-En Durmstrang

-En Hogwarts

-¿Dumstrang?

-¿Hogwarts?

-Draco y tú estudiaron en Hogwarts-dijo Hermione con el tono de que era lo correcto.

-Draco y yo enseñamos en Durmstrang-dijo el moreno con tono de que era obvio.

-No es bueno que lo padres enseñen a los hijos.

-¿Así que enviaras a tus hijos con Draco?

-Si-dijo ella firmemente

-No-dijo Ron y luego se volteó hacia ella.- ¿De verdad vas a enviar a nuestros hijos con el hurón?

Hermione se alzó de hombros y Ron lo miró acusadoramente.

-Tú solo quieres ver al hurón más seguido.

Ella tuvo la decencia de sonrojarse.

-¡Harry!-se quejó el pelirrojo-dile algo.

-Draco es mío. Si intentas robármelo te colgaré.

-¡No eso!

-Solo quiero verlo un poquito-admitió ella.

-Supongo que solo porque eres como mi hermana, pero no te acerques más de un metro o habrán consecuencias.

-¿Intentan muchos acercársele? Parece intocable.

-No creerías cuantos lo intentan al día. He maldecido al menos a dos alumnos esta semana y casi hechizo a cuatro.

-Increíble. No puedo creer que tengan el valor de enfrentarse a ti.

-Yo también lo haría si el premio fuera Draco.

-Bueno... quizá yo también-murmuró la castaña- si no estuviera casada…

Ron abrió la boca indignado.

-Ustedes dos son insoportables-se quejó Weasley-iré a escuchar que tiene que decir el hurón. Será mejor que oír del hurón-dijo empezando a caminar a las mazmorras. Quizá podría convencer a Malfoy de nunca enviarles una carta de admisión a sus hijos. Podría recordarle su odio a los Weasley. O tal vez mandarle la citas de reunión de padres a él específicamente.

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