Sirius nos presento, con un brillo extraño en los ojos. Supe que tenía otras intenciones.

Pero al verte, yo también las tuve.

Hablamos, como si fuésemos viejos amigos. Reímos, como locos. Había una extraña conexión entre nosotros.

Eras diferente que los demás. Mas maduro. Más misterios. Definitivamente mas atrapante que cualquiera.

Y tuve curiosidad. ¿Por qué no llevabas un anillo, siendo así, tan maravilloso?

Pero ese impulso me costó muy caro.

-¿Estas casado?-

Te apagaste por completo y ya no sonreías.

-Nunca me he enamorado, y dudo que lo haga a esta altura-

Quizá eso sonó más cortante de lo que querías, pero aun así no me importo. La inocencia me ayudo a tirar hacia delante, ignorando ese pequeño desliz.

Supongo que algo debí haber hecho bien, porque logre tenerte a mi lado. Pero algo no estaba bien.

Estábamos tan cerca… y tan lejos. No avanzábamos del tira y afloja.

Quizá te habían dañado, por lo que tenias miedo.

O te asusto la rapidez con la que yo avanzaba. Nunca me caracterice por mi paciencia.

¿Así que como demostrarte que yo era diferente?

Remus, yo no quiero romper tu corazón, no tengas miedo.

Solo le daré un descanso, confía en que conmigo podrás respirar.

¡Iré más lento si lo necesitas! Pero recuerda que solo tenemos una vida.

Se cuanto duele estar solo, porque lo estoy en este momento. Así que te comprendo.

Yo no puedo esperarte para siempre, probablemente muera antes. ¿Puedes entender eso?

Un descanso a tu corazón, creo que es lo que necesitas.

No me equivoco, cariño

¿Recuerdas ese domingo? ¿Cuándo te fui a ver?

Estabas llorando silenciosamente y no te sorprendiste cuando me viste aparecer.

Me contaste tu secreto, la maldición que te oprimía.

Me pediste que me alejara antes de salir lastimada, porque la luna no tardaría en aparecer.

Pero en un arrebato de valentía, yo misma me libere.

¡Te confesé todo! Hasta el dolor que intentaba ignorar.

Te tendí mi mano y te lo prometí,

-El mundo puede ser nuestro si lo queremos, confía en que podemos tenerlo-

Espero que entiendas que ya no hay vuelta atrás. Que con ese pequeño gesto te entregue mi corazón.

Ahora, ¿Qué harás con el tuyo?

¡Yo no soy un error!

No basta con un hechizo para detener el tiempo.

Así que compréndelo, no voy a romper tu corazón.

Por más que no me pertenezca, te ayudare a respirar.

Quizá ahí te des cuenta, que solo debe descansar.

¡Ya no esperes, porque casi no hay tiempo!

Y quizá no este para cuando me busques.

¡Solo quiero darle un descanso a tu corazón!

Nos besamos, ¿Qué más quieres? Creo que ese fue el pacto que buscabas

¡No temas, porque yo también lo sentí! Supongo que eso cálido y maravilloso se llama amor.

Yo ya te dije que es lo que quiero. Ya te dije que te quiero. Pero es mucho más que eso.

El miedo no es una escusa y ambos lo sabemos.

¿Por qué tuviste que separar nuestras manos, alejando nuestros corazones? Eso casi me destruye.

Casi.

La luna no me detendrá, y espero que a ti tampoco.

Cada latido en soledad es un paso más lejos de la felicidad.

Tu corazón merece descansar.

Y el mio es la mejor opción.

Puedo verlo en tus ojos, cada vez es más fácil sonreír. Tienes un nudo en tu garganta, pero ninguno en tu corazón.

Estas a un paso del cielo, ¿dejaras que el miedo te detenga?

Yo no voy a lastimarte, tienes garantía de por vida.

Solo larga las palabras que ataban a tu corazón.

Yo me librare de mis fantasmas

¡Dale un descanso a tu corazón!

El primer día que nos conocimos, me dijiste que nunca te enamorarías.

¿Qué tienes para decir ahora?