Iba caminando por el jardín, esta lloviendo muy fuerte, pero a mi no me importaba, solo quería encontrarlo, encontrarlo y aclarar todo.

Sentía que cada paso que daba, mas fuerte empezaba a llover, era de noche y estaba lejos del castillo, estaba caminando por la orilla del lago.

No me importaba nada, solo quería encontrarlo, y hablarle y explicarle todo, estaba muy mal, solo quería estar con el, así que me dirigí al castillo, pero allí estaba, caminando hacia el castillo, aquel pelirrojo que tanto amaba, me apresure para alcanzarlo, empecé a caminar mas rápido.

Pero empezó a soplar un viento muy fuerte, empecé a caminar con dificultad ya que el viento me lo impedía, en un momento me caí, mi túnica y manos se mancharon de barro, levante mi mirada desesperada, hacia mucho frió y llovía tanto que no podía ver casi nada, por suerte allí estaba todavía caminando un poco mas rápido aquel pelirrojo.

Trate de levantarme, pero no podía, me sentía mal y el viento y la lluvia no me dejaban moverme fácilmente.

Empecé a llorar, sentía que no tenia fuerzas, me sentía débil, no podía pararme, y cada vez el clima se ponía mas en mi contra, levante por ultima vez la mirada, pero fue inútil, la lluvia era una cortina, y no podía ver nada, solo veía una pequeña luz a lo lejos, que supuse seria del castillo.

— ¡Ayuda!, por favor, ¡ayuda! — grite desesperada, aunque sabia que era inútil, nadie podía escucharme, y yo no tenia suficientes fuerzas,

" ¿Acaso tendría que quedarme allí, hasta que alguien me encuentre enferma o muy grave?" pensé. — ¡AYUDA! — suplique gritando, aunque no era un grito, sino una simple y muy débil palabra.

Trate de levantarme por ultima ves, pero mis piernas se doblaron y caí completamente al suelo, empecé a toser y a toser, sentí una presión en la cintura y me levante, pero mis ojos se cerraron completamente.

Me levante y estaba en la Sala Común de Gryffindor, estaba tapada con varias mantas, todavía llovía, lo podía escuchar, y era de noche.

Me levante, buscando una respuesta aquella situación tan rara, hasta que me di vuelta y la respuesta estaba frente a mis ojos.

Allí estaba, aquel pelirrojo que tanto amaba, dormido como un bebe, estaba todavía un poco mojada, era el quien me había rescatado, me acerque, y le di un pequeño beso.

Poco a poco abrió los ojos y me miro.

— Te amo — fue lo primero que salio de su boca.

— Te amo mas — fue lo que le conteste, y me senté arriba de el, lo tape con mis mantas, y lo abrase.

El tibio calor de la Sala, nos adormeció a los dos, a dos enamorados.