Estaban en uno de los restaurantes más lujosos de Central City, y tenían una buena charla cuando Oliver comenzó a sentirse mal y le pidió al castaño que lo llevará a casa, pero Barry lo llevó a su departamento, donde apenas llegaron devolvió toda la cena en el baño.
-Lo siento-susurró el rubio intentando mantenerse en pie después de haber vomitado, se veía muy pálido y débil.
-Lo mejor es que te recuestes-dijo Barry guiandolo a su cama.
-Perdón-dijo al borde del llanto el arquero y el velocista jura que jamás lo había visto así.
-Fue una…-intentaba decir el corredor, pero Oliver puso la mano sobre su boca.
-Ni te atrevas-suspiró agotado y acomodándose en la cama-fue la peor cita del mundo-dijo con una mueca.
-¿Cita?-dijo el ojiverde sorprendido-pensé que…
Y ahí Oliver sólo cubrió su rostro con una almohada para ver si se lo tragaba la tierra o algo parecido, Barry no sabía que era una cita y él que había estado ansioso por la ocasión. Todo era muy similar a cuando ayudó a un muchacho en los baños de una heladería hace unos 20 años.
Él había entrado a lavarse las manos cuando escuchó que alguien lloraba. Sólo con 10 años se atrevió a asomarse a uno de los cubículos y vio a un pequeño de 6 años.
-Hola-saludó suave.
-Hola-susurró el niño de cabello castaño y hermosos ojos verdes.
-¿Dónde están tus papás?-dijo lo primero que se le vino a la cabeza.
-No lo sé-susurró con el miedo plasmado en su rostro.
-Vamos por un helado-dijo mostrando su mano y el pequeño castaño la tomó. Salieron del baño y se sentaron en la mesa de los papás de Oliver.
-Quién es tu amigo Oliver-dijo su madre extrañada.
-Se perdió y…-pero antes de poder decir algo más llegaron los padres del niño.
-Lamentamos los problemas…-trató de hablar un hombre que suponían era el papá.
-Estábamos teniendo una cita como tú y mamá-dijo el castaño con una sonrisa y todos rieron.
-No…-intentó negar el rubio pero su padre sólo le hizo un gesto para que no dijera nada más, era suficiente por ahora.
No sabía cómo habría podido lidiar con ese pequeño si le hubiera aclarado que no era una cita, seguramente sería igual que como Barry intentaba hablar en ese momento.
-Me voy, disculpa las molestias y por cómo dejé tu baño-dijo el rubio poniéndose de pie con dificultad.
-No tienes que…
-Olvida todo esto, por favor-dijo suave y sintió como un mareo le impedía caminar.
-Ven-susurró el castaño tomándolo por la cintura y poniéndolo en la cama-acuéstate-dijo ayudándole a acomodarse para luego quitarle los zapatos, en unos minutos el rubio se encontraba dormido y Barry se sentía culpable por negar que era una cita, él mismo lo vivió en una heladería cuando tenía apenas 6 años y se había perdido, no le dijo a nadie, pero escucho cuando el otro niño lo negó y se sintió muy mal.
-Ollie- murmuró recostandose a su lado y atrayéndolo por la cintura, luego de unos minutos también se durmió y en medio de la noche ambos enredaron sus piernas con las del otro, quedando sus rostros sólo a centímetros.
El primero en despertar a la mañana siguiente fue Oliver, quien se sentía desorientado y al abrir los ojos se sonrojo totalmente al tener a Barry tan cerca, quien comenzaba a despertar.
-Hey-susurro con voz ronca el castaño y el rubio no podía apartar su mirada de los labios del velocista, por lo que comenzó a acercarse a ellos lentamente, al ver que no se apartaba siguió avanzando. Pero comenzó a sonar su teléfono y luego el del castaño, ambos se miraron y decidieron obviar los aparatos y fue Barry quien se acercó, pero nunca nada era perfecto entre ellos.
-¡Barry levántate!-se escuchó la voz de Iris desde la puerta junto a unos golpes.
Oliver sólo se alejó y apartó del castaño, simplemente no estaban destinados a ser, aunque Felicity lo mataría cuando le dijera que se fue sin un beso y que ella perdería la apuesta que hizo con Thea, Digg y Roy.
- Gracias por todo-dijo el rubio luego de ponerse los zapatos y tomar su chaqueta, camino a la puerta y la abrió, ahí estaba Iris ataviada en un traje ajustado y reluciente, Barry estaría más que encantado y él haciendo el ridículo.
-Oliver-susurro la morena.
-Hola Iris-dijo con una sonrisa forzada-Barry ya debe estar listo, pasa-dijo despejando el camino y cuando ella entró él caminó fuera del departamento cerrando la puerta tras de sí.
Justo fuera del edificio estaba su auto y Felicity estaba apoyada en él, se veía sonriente, pero él sólo hizo un movimiento negativo con la cabeza y le pidió las llaves.
-No te ves en condiciones de manejar-dijo la rubia extrañada.
-Perdón-susurro suave y ella entendió.
-Debe ser broma-dijo incrédula.
-No, vámonos por favor, no me interesa ver cómo esos dos salen felices del edificio
-Explícame qué ocurrió-dijo seria.
-Te digo en el camino-dijo abordando el lado del copiloto mientras la rubia subía al lado del conductor.
-Bien-dijo ella encendiendo el auto, pero golpearon en la ventana de Oliver, quien la bajó completamente ya que Barry estaba ahí, justo afuera con su billetera en mano.
-Se te quedo esto-dijo el castaño con seriedad y el rubio la recibió.
-Gracias-murmuró suave y mirando al velocista, quien lucía nervioso, pero que de todos modos se aproximó a la ventana y unió sus labios con los del arquero, quien no supo responder.
Cuando se separaron sólo escuchó una cosa.
-Para la próxima yo elijo el restaurante-él sólo movió afirmativamente la cabeza y supo que lo que eligiera Barry estaría bien.
