Título: Te hace querer soplar las estrellas desde el cielo.
Autora: likewinning
Traductor: Todd
Categoría: M
Fandom: DC
Parejas: Harvey Dent x Bruce Wayne
Personajes: Bruce, Wayne, Diana Prince, Harvey Dent, Mera.
Resumen: Aquí es donde quiero estar.
Género: AU (Alternative Universe=Universo Alterno),
Disclaimer: Los personajes de Batman pertenecen a la editorial DC Comics, respectivos autores y colaboradores.
Palabras: 1.359
ADVERTENCIAS:
Este fic es 100% AU (Universo Alterno, No capas). Una misma historia repleta de varias parejas gay, lesbico y trans. Que con el paso de los capítulos (Y años, en el fic) va figurandolas, juntandolas. Si hay una pareja que no les gusta, bien pueden saltar los capítulos, más no se los recomiendo. Si luego no desean perderse con algo que dicen o hacen, es mejor leer por su bien.
Bien dicho esto, se avisa que esto es una traducción. No es mi trabajo.
I
ÉRAMOS BUENOS CUANDO ÉRAMOS BUENOS
Tienen un día libre en Detroit. Mera y Diana lo usan para explorar la ciudad, pero después de que Bruce sale a buscar café, encuentra a Harvey todavía en su habitación de hotel, sentado en una de las camas gemelas y frunciendo el ceño a su guitarra.
— ¿Nueva canción? —Pregunta. Le da a Harvey uno de los cafés y este lo mira como si estuviera hecho de oro puro. Toma su café negro, sin azúcar –La única forma en que la que lo bebe–.
— Sí. —Dice — Pero es una mierda.
— Siempre dices eso. —Se sienta en la cama a su lado, respira en él el después de afeitar de su amigo y de los cigarrillos que fuma como loco cada vez que está trabajando en algo nuevo — Y luego termina siendo algo increíble.
— Sí, bueno, —Se encoge de hombros y toca la guitarra. Nunca utiliza plumas en la acústica, sólo sus dedos. Tan fuerte que a veces sangra en ella. Sus nudillos todavía estaban magullados por el tipo que golpeo en Milwaukee. Tuvieron que salir de la ciudad rápido esa noche; Diana lo llamó un lunático, y Mera se rió, diciendo que no era nada que ella no hubiera hecho antes — Llamé a casa. —Dice después de un minuto —No sé por qué, no sé qué estaba esperando.
— Harv… —Bruce pone su mano en el hombro ajeno, un músculo sólido por todos esos años que hizo de constructor por culpa de su padre. Él le mira, con sus grandes ojos marrones buscando… algo.
— Tal vez no debía de haberte hecho hacer esto. Escapar así.
Trago saliva. No dice que haría cualquier cosa que Harvey le pidiera, Porque... porque seguramente Harvey ya lo sabe.
— No lo hiciste, soy… aquí es donde quiero estar. —Contigo.
Su amigo asiente. Agarra su mano y puede sentir los callos y cortes. El calor que exterioriza Dent.
— Aun no está terminada. Pero, ¿Quieres escucharla?
— Claro. —Se reclina sobre la cama y su amigo comenzó a tocar, tranquilo al principio y luego más alto, cantando las letras que Diana escribió para él. Su voz es ronca y se rompe en un punto, es todo.
— Es perfecta.
— Si, bueno, —Dejó la guitarra y se acomodó junto al de ojos azules. Bruce puede decir por los círculos bajo sus ojos que no durmió mucho anoche, si es que lo hizo — Dices eso de todo lo que escribo, hombre.
— Y siempre lo digo en serio. —Sonríe y el otro se estremece.
— Joder. —Se ríe, es áspero y gutural, y le hace pensar en cuando Harvey casi fue expulsado de la escuela. Había estado tan furioso con Bruce por ofrecer su dinero para salvarlo. Pero nunca le dijo que no era sólo por él. — Sabes… Pensé, Pensé que estar lejos de todo me ayudaría a superar...
— ¿Superar, ¿Qué?
Él deja escapar un suspiro, huele a cigarrillos y café — Tonto.
— Oh… — Olvida de decir algo más, cuando Harvey recorre sus nudillos golpeados por sus brazos, no cuando se relame los labios y dice:.
— ¿Qué dices?
— Qu… — Tartamudea — ¿Qué digo a qué?
Bufó — No me digas eso, hombre. Esto. Nosotros, ¿Sí? —Él se acerca, hasta que sus narices se tocan y Bruce se mira en los ojos ajenos —Mera y Diana parecen estar bien, ¿Verdad?
— Sí. —Está de acuerdo —Pero…
Entonces lo besa. Sus labios están agrietados y se presionan con fuerza, empujando en su boca abierta su la lengua antes de que pueda pensar. Se queja, y él retrocede, y se ríe — Dios. —Sigue riendo — No puedes hacer eso.
— ¿Por qué no? —Pregunta.
— Porque… —Pasa el pulgar sobre su labio inferior y el más joven no lo puede evitar, empuja su lengua hacia fuera, quiere probarlo todo. — Me hace querer follarte hasta que ambos quedemos ciegos.
— No… —Se estremece cuando Dent pasa los dedos por su cabello — No estoy seguro de que eso sea posible.
— Nunca has dudado conmigo antes. —Se burla y lo besa de nuevo, chupando su labio inferior entre sus diente — Dime que quieres.
— Tus… Tus manos en mí.
— Sí. También quiero eso. —Empuja a Bruce en el colchón, y sube encima de él —Dios… —Agarro sus brazos, sintiendo el músculo allí —Te estás poniendo tan grande. Apuesto a que ya me puedes echar abajo. Y yo no soy exactamente pequeño.
— Sí, pero–
— ¿Quieres que te folle? —Empuja la camisa del azulino, desabrochando sus jeans. No tiene tiempo para avergonzarse de que no esté usando bóxer, porque ya está goteando con lo tanto que quiere esto.
— Sí, Harvey…
— No te preocupes. —Sus ojos son salvajes, y Bruce lo quiere tanto que se está ahogándose en él — Lo haré. Pero no hoy.
— ¿No? —Él sabe que debe sonar tan desesperado como, como lo ha deseado…
Desde que se conocieron. Desde que Harvey lo llamó rico idiota y golpeó uno de sus dientes sueltos. Desde que rodaron en el suelo como los adolescentes idiotas que eran, se convirtieron en mejores amigos.
— No. En este momento, solo quiero sentirte. Quiero que sientas cuánto te quiero.
— Oh. —Entonces el otro se levanta la camiseta blanca por encima de su cabeza y Bruce mira fijamente todas las cicatrices que ha memorizado, las magulladuras nuevas y viejas. Extiende su mano, trazando con sus dedos cada pedazo de piel que puede y los ojos marrones le miran, y se relame los labios.
Se detiene en la cintura ajena y cuando este asiente, desabrocha sus pantalones, empuja estos junto con el bóxer por su culo. Su boca se llena de gusto, y cuando se levanta para agarrar el culo de Harvey y colarse en su polla, este gime, algo gutural como el fondo de una botella.
— Dios, Bruce, yo… —Balbucea —Sácate eso. —Da jalones a su camisa. Se la quita, y el mayor lo empuja de nuevo hacia abajo y ataca su torso: chupa y muerde sus pezones, deja marcas de dientes a través de las costillas — Me siento tan jodidamente celoso todas las noches, ¿sabes? — Murmura —Cuando esas groupies se pegan a ti, actuando como si les pertenecieras.
— Harv. —Jadea. Él conoce esa sensación, pero Harvey es el que siempre desaparece con alguna chica, tropezando fuera del cuarto de baño con su boca roja y usada.
— Quiero. —Pasa sus uñas por el pecho de Bruce, ayudándolo a quitarse los vaqueros —Dios. —Pone su mano alrededor de su pene y jadea, acercándose al otro hombre. Establecen un ritmo fácil como una canción, aunque ambos están temblando, peor que cuando la calefacción se estropeo en el autobús en Minnesota — A veces cuando estamos allí arriba, y te miro golpear la batería hasta morir. Hombre, todo lo que deseo hacer es dejar de tocar e ir a ti.
Se mueven más rápido; Harvey aprieta con más fuerza su falo — Yo… — Susurra — He pensado en... simplemente caer de rodillas justo frente a ti.
— Joder. Mera nos mataría. —Se ríen y el alto se inclina hacia adelante y lo besa, con lengua y dientes.
— Harv… Harvey… —Y se corre. Muerde su labio y se queda quieto hasta que recupera el aliento, luego empuja a Dent hacia atrás, cerrando ahora su mano alrededor de la polla ajena — No te detengas, ¿de acuerdo?
— Bruce. —Gimió. Lamiendo la corrida del menor entre sus dedos. Él se ve hermoso justo así, sudado y enrojecido, tan vibrante como cuando tiene una guitarra en la mano. Lo masturba rápido, duro, se inclina y deja que el semen caiga sobre su rostro.
— Mierda. —Golpea su mejilla con su pene — Santa mierda, Bruce.
Hace unos años, Bruce podría haber estado avergonzado, pero ahora no. Harv se inclina y lame su rostro.
— Hombre. —Sus ojos están más tranquilos ahora, como horas después de un concierto — Eres increíble.
— Mm. —Murmulla — ¿Eso significa que escribirás la siguiente canción sobre mí?
Ambos ríen —Claro, hombre. Sí Diana me lo permite.
— Puedes ser bastante convincente.
— Sí. —Está de acuerdo. Se sienta y agarra su café, y Bruce hace lo mismo. —Toda esa pre-ley, ¿no?
— Tu, ¿Tú crees poder volver?
Harvey está callado por un minuto. Bebe su café, busca en la mesita de noche sus cigarrillos. Luego mira a Bruce y dice — Si vas, iré.
— Es un trato. —Y termina su café.
