Disclaimer: Harry Potter no me pertenece, es de J.K. Rowling y esta historia no tiene ningun fin de lucro.

Perdón jefe, te olvidé

Prologo

Heather


¿Alguien se había puesto a pensar antes en la frase "Que curioso es el destino"? Yo sí, eh escuchado a tantas personas quejándose de las crueles "bromas" que les juega o incluso algunas riendo de lo pequeño que es el mundo y lo grande que es el destino. Sí el mundo es pequeño, entonces Europa lo es más. Sí Europa es pequeño entonces Reino Unido lo es más. Sí Reino unido es pequeño entonces Inglaterra lo es más. Sí Inglaterra es pequeño entonces Londres lo es más y si Londres es pequeño entonces Hyde Park lo era más. Paradójicamente Hyde Park, con sus 145 hectáreas de extensión, es el espacio abierto más grande de Londres.

-¡¿Por dios chico, tienes que ser tan lento?! –Exclamó una gruesa voz tras un bigote de manera tosca.

El hombre, de complexión muy ancha, empujó al niño con una de sus gordas manos apresurándole el paso.

-L-lo siento tío Vernon –Susurró temeroso un pequeño niño de unos 6 años.

Caminó a trompicones el niño pequeño de aspecto frágil y descuidado.

Era un paseo familiar en Hyde Park o eso pensaba el pequeño de complexión sumamente delgada y cabello negro azabache largo bajo los hombros y muy alborotado siendo poseedor de los ojos verdes más hermosos y las facciones más finas. Tenía las pestañas largas y rizadas y una piel pálida y sumamente delicada aunque a esa edad siempre las tuvo teñidas de un misterioso rojo. De espaldas parecía una pequeña niña con la ropa que traía. Una camisa verde muchas tallas más de las que debería que le quedaba por debajo de las rodillas y parecía vestido y unos pantalones de tela blanco que nunca le quedaron a su primo ¡Pues como le iban a quedar! Al pobre ojiverde le quedaban tan pegados que parecían mallas, tal vez lo único que no parecía de niña eran los toscos zapatos negros.

-¡Mamá Harry me empujó! –Se escuchó la aguda voz de un pequeño de igual 6 años que tras haber caído al suelo accidentalmente fue con su madre para acusar a su primo.

-¡No es verdad tía Petunia! –Se defendió el más pequeño de voz suave mientras veía como su tía se acercaba peligrosamente a él.

-Tienes que aprender –Contestó la larguirucha mujer apretando los dientes-. Deja a Dudley en paz.

La mujer levantó amenazadoramente la mano y Harry no dudó en correr tanto como sus cortas piernas se lo permitían para alejarse de tía Petunia. Zigzagueó entre unos setos y brincó sobre un arbusto floreado escondiéndose tras el haciendo que su tía no lo pudiera encontrar y ya frustrada solo gritó al aire.

-¡Pequeño vándalo te quiero aquí a las 4 o nos iremos sin ti!

Y luego se escuchó un pequeño susurro enojado diciendo algo como "ya verá cuando lo vea". Harry tras el arbusto lo escuchó todo y se sonrío "toda una tarde libre" aunque después las tendría que pagar.

Caminó a pequeños pasos cuidando mucho que su tía no lo viera o peor aún, que su tío lo viera.

Siguió paseando hasta llegar a un lugar de ese parque que jamás había visto antes, no es que fuera mucho pero por lo que sabía, ese lugar no debía estar ahí. Era una pequeña extensión oculta tras los mas hermosos y frondosos árboles pasaba desapercibida y las personas pasaban como si no la vieran y aunque no tuviera nada en especial poseía algo que captó la atención del pequeño haciéndolo correr a ese lugarcillo que se le antojaba mágico.
Tenía un diminuto lago de aguas cristalinas y montoncitos de flores que nacían al pie del lago todas muy parecidas en forma pero de variados colores. Corrió alrededor del lago hasta toparse con la flor más interesante que sus ojos habían visto alguna vez. De un tallo color azul oscuro casi negro y pétalos que si bien por fuera eran verdes esmeralda, que le recordaban a sus ojos, por dentro era de un rosa rojizo. Sin darse cuenta su mano se estaba alzando para tomarla y justo cuando sus deditos rozaron los suaves pétalos un chillido proveniente del parque lo asustó haciéndole separarse completamente de la bella flor y correr para ver lo que había pasado.

Cual fue su sorpresa al ver que el chillido fue producido por una niña de su edad que estaba siendo "atacada" por lo que a simple vista parecía una pequeña bola de carne con algo que le colgaba, de seguro eran los brazos y piernas.

-¿Dudley? –Se extrañó Harry acercándose lentamente.

-¿Le conoces? –Sollozó la niña de vestido rojo-. ¡Dile que me devuelva mi flor!

-Cállate niña –Resonó la voz de el abusivo mientras de su mano colgaba una linda margarita-. Si tanto quieres esta cosa toma.

Dudley estiró el brazo hacía ella ante los sorprendidos ojos de su primo, que no podía creer que su primo hiciera algo así. La niña sonrió contenta y estiro su pequeño brazo para tomar la margarita y antes de que sus dedos la pudieran tocar el abusivo apretó ferozmente la flor rompiéndola y dejándola caer a los pies de ella para después salir corriendo de ahí.

-Tranquila –Consoló el azabache mientras colocaba una de sus manos en la también pequeña espalda de ella-. Si dejas de llorar prometo conseguirte una flor más bella.

-¿Enserio? –Dijo ella mientras sorbía y miraba al niño de dulce voz, aunque ella pensó que élen realidad era ella.

-Si, solo espera aquí.

Harry corrió tanto como podía para llegar hasta su lugar especial, que bautizó con ese nombre al ver que solo el le prestaba atención. Buscó desesperadamente con sus ojos la bella flor que había visto antes y al localizarla se aproximó a ella con claras intenciones de tomarla cuando, para su sorpresa, su mano choco con la de alguien mas haciéndole algo de daño.

-¿Qué crees que haces? –Preguntó queda y fríamente una vocecita presuntuosa.

-A-ah yo solo quiero… –Empezó tartamudeando él-... Esa flor…

-Esa flor es mía –Lo cortó el otro niño-. Yo la vi primero niña.

-¿Ah? -¿Había escuchado bien? ¿Acaso le habían dicho niña?

-Solo no te la voy a dar –El otro niño tomo la flor y de un rápido movimiento la arrancó ante los tristes ojos esmeraldas.

-Pero por favor...

-¿Enserio la quieres tanto? –Comenzó a fastidiarse del azabache pero rápidamente una sonrisa arrogante y un brillo malvado surco por sus ojos, algo no propio de un niño de 5 años-. Te la doy pero debes darme algo a cambio…

-¡Pero yo no tengo nada!

-¡Déjame acabar! Enserio que eres escandalosa… No te pedí ningún objeto niña.

-Pero yo no soy…

-Shh dejame acabar –Dijo posando uno de sus dedos blancos sobre los labios de Harry que se sentía ofendido pues él no era niña-.

-Bueno ¿Qué es lo que quieres entonces?

-Es fácil –Continuó sonriendo de una manera que llegó a preocupar al esmeralda-. Te quiero a ti.

-¿Qué…? –Por un momento se quedó sin poder decir algo con la mirada algo asustada, algo que no le pasó desapercibido al otro niño.

-Padre dice que si quiero ser alguien respetado como él todos deben obedecerme y hacer todo lo que yo quiera, creo que eso significa que tienes que ser mía… quiero ser como él.

-¿Pero en verdad me darás la flor?

-Ya te dije que si.

-Entonces esta bien.

-Pero mm ¿Cómo sabre si en verdad cumplirás?

-Yo siempre cumplo mis promesas –Algo ofendido dijo eso por lo bajo con su suave voz como un susurro.

-Madre hace algo para asegurar que padre cumpla sus promesas pero no recuerdo que es…

-¿Quieres que hagamos algo mientras lo recuerdas?

-Si, buena idea… ¿Cuál dices que es tú nombre?

-Aun no lo he dicho, me llamo Harry, Harry P…

-¿Harry? –Lo interrumpió él algo contrariado-. No es un nombre para una niña.

-Pero yo no…

-Calla, elegiré un nuevo nombre para ti, no te preocupes.

-Oye yo no necesito…

-H…Ha…Har…Harr…¿Te gusta Harriet?

-Noo, escucham…

-Bien, entiendo, muy tonto…

-A mi me gusta mi nom…

-Casi no conozco mujeres umm.

-Que yo no soy m…

-¡Ya se! –En un giro rápido para un niño de 6 años, tomo a Harry de los hombros-. Te llamarás Heather, tiene una H.

-Pero…

-No, no necesitas darme las gracias Heather.

-Mi nombre es…

-Heather ya lo sé, acabo de decirlo y recuerda que debes hacer…

-Todo lo que tú digas, entiendo. Aun no me dices tu nombre.

-Tú no puedes decirme por mi nombre pues soy tu jefe, llámame así y debes estar feliz de que te deje hablarme.

-Entiendo pero…

-Dices mucho pero.

-Es que no me dejas acab…

-¡Ya lo recordé!

-¿El qué?

-Es tarde y debo irme –dijo mas para si mismo que para el confuso azabache-. Pero nos debemos ver de nuevo, siempre vengo aquí todos los viernes sin falta.

-¿Y si no te reconozco o tú a mi?

-.-Sopeso la posibilidad un momento y luego como si algo brillante se le hubiera ocurrido empezó a revolver cosas en su bolsillo-. Recuerda jamás perder esto –Decía mientras le entregaba un pequeño anillo color verde-. Así cuando te vea sabre que eres tú y sabrás que soy yo porque tengo uno igual.

-Es extraño que lleves algo así contigo.

-Tía Bella me los dio, eran para Pansy porque se supone que me voy a casar con ella.

-¿No eres muy chico?

-No lo se, Pansy dice que tengo que hacerlo porque la bese.

-iuh.

-Si fue desagradable y me obligó. Pero ahora recuerdo como madre obliga a padre a cumplir sus promesas.

Su nuevo amigo, si es que podía llamársele así, se acercó a Harry y de manera lenta le entregó con sumo cuidado la bella flor haciéndole jurar de nuevo que "ella" sería de él y que se verían el siguiente viernes. Su "jefe" se acerco lentamente y con la suavidad propia de un niño de pocos años depositó un suave beso en los labios del esmeralda recordándole la forma en la que su madre se aseguraba de la verdad de las palabras de su padre.

-Nos tendremos que casar ahora –Comento Harry con un leve sonrojo al separarse.

-Me has librado de Pansy.

-Yo no…

-Tengo que irme ¡Adiós Heather!

Y así como apareció, se fue.

-Yo me llamo Harry –Susurró de manera suave algo contrariado, todo había pasado tan rápido ¿Acaso había soñado ese encuentro?-. Bueno.

Después de un rato se dio cuenta que sostenía la flor con su manita y con la otra un pequeño anillo verde. Sonrió para si mismo, no había sido un sueño al parecer. Se guardó el anillo en uno de sus apretados bolsillos y la flor dentro de la larga camisa. Ahora esa flor era demasiado especial para él y ni siquiera él mismo sabia porque pero ya no quería dárselo a la niña, así que tomo otra flor sin fijarse cual y salio de su escondite mágico.

El resto de la tarde paso como una nebulosa, algo confuso. Recordaba vagamente a su tía y tío riñéndolo, este ultimo golpeándolo y metiéndolo en la alacena. Unas risas burlonas algo agudas y raras, debían ser de Dudley. Las lejanas palabras de gratitud de una pequeña de vestido rojo. Y lo más importante, el suave beso de unos pequeños labios. Estiro una de sus manos y tomo un grueso libro hueco por dentro que servia para el como un cofre de tesoros. Casi no había nada dentro, así que pudo colocar la flor, que a pesar de pasar mucho tiempo siendo tratada bruscamente seguía como si nada, junto a ella el anillo verde que siempre brillaba misteriosamente aun en la oscuridad en la que estaba sumido.

-Los cuidaré.

Dijo en una sonrisa.

Esa noche soñó intentando hacer memoria del rostro de su "jefe". Pero para su sorpresa y disgusto no recordaba mucho aunque paso toda la noche exprimiéndose la cabeza para poder recordarlo a la perfección solo atinó a ver unos vagos recuerdos de ropa elegante, algo blanco más bien pálido que tal vez sería su piel, cabello rubio o algo así pero le pareció ligeramente plata y por ultimo unos hermosos y desconcertantes grandes ojos grises, tristes.

Harry no lo volvió a ver y poco a poco olvido como era en aspecto. Sus tíos jamás lo volvieron a llevar a Hyde Park y no pudo reunirse con el de nuevo. Paso el tiempo claro, olvido que su nombre era Heather, olvido a su "jefe" en todo sentido y olvido ese libro hueco. Ya no tenía 6 pero en unos meses cumpliría 11.

Es curioso como el destino disfruta jugar con nosotros y como tiene cosas y un objetivo distinto para cada uno, en una serie de sucesos que desbocaría las situaciones que ni yo misma sabría imaginar.


Gracias si llegaron hasta aquí, espero que les haya gustado tanto como a mi y siento si alguno de ustedes a leído mi otro fic (Adulterio) estoy algo trabada pero muy pronto le subiré Cáp.

Besos Jacky