No ocurre nada

I. Me miran


Faltaban diez minutos para que las clases iniciaran, y el estacionamiento principal ya tenía todos sus espacios ocupados. Aunque el instituto contase con algo tan elegante como un sitio donde aparcar el auto, en realidad, sólo era una pantalla para llamar la atención de aquellos chicos de familias adineradas que "estudian" sin asistir a sus clases. Esto era una escuela de refugiados que se dividía en dos grandes secciones, siempre existentes, desde que la escuela decidió ser el sistema para occidentalizar al mundo, en un imperio colonial para conseguir un empleo y buenos valores: Populares y desadaptados.

En esos diez minutos que quedaban para perder el tiempo, quizás sentado en el banquillo del salón, platicando con los amigos o durmiendo en alguna parte que no tuviera nada que ver con la escuela; un alumno decidió junto con otro que sería más divertido aprovechar que tenían casi 18 años y una buena cantidad de hormonas para jugar un rato a la calentura. En diez minutos se pueden muchas cosas, o podían ser veinte, llegar a la hora, o perder el día escolar entre gemidos, nombres y una que otra pose incómoda que necesitase ser replanteada.

Ichimatsu era de aquellos seres dotados de buena estrella, una que perdió su luz hace unos cuantos millones de años, por que su forma de vestir lo volvía oscuro y cansado: las ojeras remarcadas por horas contadas de sueño, dos o tres, mientras lograse descansar un rato era suficiente. Era más importante leer, perderse en su música, tratar de entender al Universo y concentrar más su odio al tener una respuesta de su funcionamiento. El cabello negro, el gesto adusto y aburrido parecían encajar en todo él, era una semántica de negrura y elegancia.

Su carácter escueto le daba puntos de misterio ante las chicas de la clase, que se conformaban con la mala fama de su colegio para dejarse llevar por los rufianes que allí dentro pululan, recreando fantasías de una juventud alocada y envidiable. Ichimatsu o "Itchy", era el personaje por el cual suspiraban, y del que no conseguían nada. Era un chico lejano y nadie sabía con exactitud que maquilaba dentro de su plano mental, ya que podía pasar horas mirando a la nada como si crease un nuevo mundo.

Y cinco minutos, antes de que la escuela empezase, Itchy se encontraba en la parte más llena del estacionamiento, oculto entre una fila de autos, con la espalda recargada entre la portezuela abierta y su mirada vigilante por si alguien se acercaba. La respiración se le iba cuando la mamada se volvía más profunda y bizcosa. Podía escuchar el sonido de la saliva envolviendo su erección, deseando correrse dentro de esa boca bastante entrenada para chupar cualquier largo y grosor con sólo exponérsela en la cara. Podía jalar más fuerte ese cabello bien cuidado y empujar su miembro hasta el fondo de esa garganta, una, dos o tres embestidas rápidas hasta crear un ritmo violento que le sacase lágrimas o provoque arcadas al pobre chico que desgasta sus pantalones al estar hincado aceptando su castigo. El maldito disfrute hacía gruñir a Ichimatsu, y no le causaba el mínimo de pudor hacerlo en una zona pública. No había nadie cerca, todos corrían a sus salones o todavía estaban en camino por que "más vale tarde que nunca".

Ichimatsu no distinguía el abuso de una calentura juvenil, restregaba su pene en la mejilla del chico. Su miembro no era tan grande como para asustarse pero su tamaño y dureza hablaban muy bien de él. Aquel acto le divertía por el poder de humillación que depositaba en quien se la mamaba.

─Saca la lengua, lame.

El chico obedecía, y lamía lo que podía del miembro que se le paseaba en la cara. La saliva llenaba sus labios y sentía un dolor en la lengua al ir estirándola para llegar hasta el falo y probar su sabor. Sino le gustase, no lo haría. Más no le quedaba de otra, tenía que acatar ordenes.

─Métela de nuevo a tu boca.

De nuevo a engullir, llegar al fondo de la garganta y toser tan pronto la boca estuviera vacía. Era como si le gustase ser humillado.

Ichimatsu estaba cerca del orgasmo cuando escuchó a alguien correr. Empujó al chico que parecía totalmente concentrado en hacerlo eyacular. Itchy trató de visualizar quien escapaba, sólo vio una silueta que corría a toda velocidad, y que se perdió al final de la fila de coches. Ichimatsu torció la boca y se subió la bragueta, perdiendo la erección por no saber quien lo había descubierto.

─No es bueno si se enteran de que estamos juntos.

Ichimatsu no bajó la mirada para prestarle atención al chico. Simplemente le tiró un pañuelo en la cara y caminó en dirección a su salón. ─No estamos juntos─ dijo con un mal humor que sólo se le quitaría al llegar a casa y acariciar a su gato.


"Dejen de mirarme"

"No me saluden"

"Apártense"

"¿Quién fue? ¿Quién me descubrió?"

Ichimatsu no miraba a nadie, pero sentía que los pocos alumnos que quedaban en el pasillo, lo analizaban a profundidad.

"¿Quién es?"

"¿Quién de estos me vio en el estacionamiento?"

"Basura. Este mundo es basura"

─¡Hehe!─ Ichimatsu apretó los dientes al ser rodeado por unos brazos y una risa estúpida. Al mirar de reojo, se encontró con Osomatsu colgado de su espalda. ─Itchy-kun tiene cara de haber hecho algo malo de nuevo─ dijo Osomatsu con esa voz nasal que sólo sale cuando viene con ganas de incordiar.

Ichimatsu le dedicó una mirada llena de enojo, ese maldito con apariencia de Meteoro hipster. Estaba casi seguro de quien salió corriendo era él. Se apartó y jaló a su amigo del cuello de su estúpido chaleco rojo. Lo que consiguió es que Osomatsu se riera más, como si disfrutase de ser toda una molestia.

─¿Qué quieres decir?─ Itchy midió su fuerza para no asfixiarlo.

Osomatsu seguía soltando risas burlonas y con un movimiento rápido, se apartó del "Oscuro" y tosió para recuperar el funcionamiento de sus pulmones. ─A lo que me refiero es ¿Si estuviste sacrificando gatos en tu alcoba hasta al amanecer? ¡Es a lo que te dedicas! ¿No?─ y se alejó un par de pasos hacía atrás. Sólo quería sacarlo de sus casillas atentando con el amor de Ichimatsu a los gatos.

Ichimatsu lo jaló del brazo y lo observó de cerca, por el gesto estúpido de Osomatsu supo que ese idiota no sabía nada. No le quedó de otra que soltarlo.

─Oe, ¿de nuevo estás drogado?─ Osomatsu se rascó una mejilla. Era normal que no entendiese a Itchy pero esta mañana era todavía peor. ─Sino lo estás, préstame dinero ¡Ya me gasté la semana!

Ichimatsu se dio la media vuelta y se metió a un salón. Osomatsu entró detrás de él.

─Que despreocupados son─ Un muchacho vestido de verde habló en conjunto que revisaba sus apuntes.

─Eso parece─ respondió otro de azul, que al ver a Osomatsu e Itchy no podía quitar la cara del suelo.


Notas del autor: Merezco la muerte, mis otros fics no los he actualizado... Lo siento mucho. Tengo mucho trabajo, me voy a mudar a otro estado y no he tenido tiempo ni ganas para escribir. Apenas con este fic tuve algo de tiempo y espero poder seguirlo. Es un drama de adolescentes, debe ser más fácil (?) por que alguna vez lo fui (?)