Les traigo una nueva historia, que como ocurre normalmente no sé aún hacia donde avanzará. Simplemente imagino una escena, y dejo para después cómo continuarla. Cualquier comentario que queráis hacer, para mejorar la historia, hacia donde queréis que vaya, me servirá de ayuda, o si simplemente os gustaría añadir una escena determinada, podéis decírmelo e intentaré integrarla en esta historia y si no, puedo reservarla para otra.
Recuerdo su calificación M en principio por la temática que se trata en este primer capítulo.
Capitulo 1.
- ¿A dónde vamos?- Preguntó intentando aparentar diversión, cuando en realidad estaba tratando de mantener a raya su mente de perfiladora.
- No seas curiosa- Dijo él con una sonrisa dibujada en la cara- Ya te lo he dicho, es una sorpresa.
- No me gustan las sorpresas- Refunfuñó en su asiento, mientras veía pasar rápidamente a su lado los árboles, las señales de tráfico y los carteles de publicidad. Tras la última señal que indicaba civilización, tomaron un desvío a la izquierda, justo antes de esquivar un enorme cartel de publicidad de un perfecta mujer, exhibiendo su perfecto cuerpo, con una no tan perfecta cerveza en su mano.
Aún subieron por la pendiente unos diez minutos más, hasta que aparcaron en una zona despejada, bordeada por un pequeño bosquecillo, en la parte alta de la ciudad.
- Espera, cierra los ojos.
Controlando de nuevo su instinto de salir huyendo, suspiró e hizo lo que le pedía. Escuchó abrirse la puerta de atrás y tuvo que tranquilizarse recordando que estaba con un agente del F.B.I. Lo oyó como manipulaba algo en la parte de atrás, y volvió a cerrar la puerta. Luego silencio durante unos instantes, hasta que finalmente notó que su propia puerta se abría.
Cuando abrió los ojos, allí estaba él, Jason Williams, su cita de esta noche, alentada por J.J. y García. Siguiendo el juego, Emily tomó su mano, manteniendo la otra detrás de su espalda, y se dejó guiar hasta la manta que había colocado en el suelo, junto con una cesta de picnic, y dos botellas de vino en una hielera. Cuando Emily, sorprendida, volvió su vista hacia él, se encontró con su sonrisa y dos copas en la mano que había mantenido oculta.
- ¡Vaya!- Exclamó ella, gratamente sorprendida- Debo decir que estoy realmente impresionada.
- No estoy segura de si debo tomarme eso como un cumplido- Se burló él.
Emily le dirigió una tímida sonrisa.
- Lo es. De veras, Gracias.
Después de todo, la cita parecía que iba a ser mejor de lo que ella había esperado. Eso era lo bueno de que últimamente fuera tan negativa. Las cosas sólo podían mejorar.
La comida era frugal, pero el vino era abundante. En un par de horas, se habían tomado entre los dos ambas botellas. Emily se quedó ensimismada durante unos instantes, sintiendo la suave brisa sobre su piel mientras contemplaba las luces de la ciudad, a lo lejos. Por primera vez, en mucho tiempo, se permitió relajarse.
Notó que Jason se acercaba a ella, y le tomaba de la mano. Emily le dirigió una sonrisa de agradecimiento. Realmente parecía que comenzaba a recuperar su vida. Luego, la mano de Jason rozó, como por descuido su cintura, y aunque Emily se sobresaltó un poco, volvió a poner en una esquina su desconfianza. Pero de forma no tan descuidada, su mano comenzó a subir hasta su pecho, por el interior de su blusa. Ella se apartó instintivamente, mirándolo de frente.
- Oye, ¿qué haces?- Le reclamó sin acabar de creer lo que estaba pasando.
- Nada.. pensé que te gustaba- Dijo él en tono sugerente.
En dos segundos, Emily Prentiss recuperó toda su capacidad de perfilación, y se dirigió a él con gesto serio.
- Y yo que esto era solo una cena.
Él volvió a acercarse hacia ella, aún sentados los dos sobre la manta.
- Vamos, Emily, no finjas que no quieres esto.
- No finjo, Jason, así que para- Le espetó sin asomo de duda, para que le quedara claro.
Pero parecía que tenía problemas de oído. La agarró con fuerza por la cintura, inmovilizándola. En ese momento Emily comenzó a darse cuenta de la gravedad del asunto. No estaba con cualquier hombre, estaba con un agente de FBI, entrenado tan bien como ella, y además, la superaba en fuerza.
- ¿Eres de las que les gusta hacerse las duras eh? Yo sé como ablandarte- Añadió de forma lasciva, mientras, ya sobre ella, trataba de besarla.
Emily intentó apartarse como pudo pero tenía atrapados los brazos contra su cuerpo. Su mente de racional, le dijo que conservara la calma.
- Suéltame Jason- Le susurró intentando que no notara su pánico.
- ¿Crees que no sé que te gusta jugar fuerte?- Le dijo mientras introducía de nuevo su mano bajo su blusa. Emily sintió náuseas cuando notó como intentaba acceder hasta su pecho, a través de su sujetador.
- ¡De que coño hablas!- Exclamó finalmente mientras intentaba zafarse inútilmente de su cuerpo, provocando que su blusa se rompiera, durante el forcejeo. Incoherentemente con la situación, pensó en cómo Penélope se iba a enfadar por haber destrozado su regalo de cumpleaños. El pensamiento se evaporó cuando sintió asqueada, cómo la mano que hasta ahora estaba en su pecho, cambiaba de rumbo hasta la cinturilla de su pantalón, directa al cierre. En un abrir y cerrar de ojos, tanto el cierre, como la cremallera estaban abiertas.
- Te he visto con Morgan- Continúo él, ignorando los continuos intentos de Emily por escapar de él- siempre calentándoos delante de todos. Me pones a cien cada vez que te veo diciéndole esas cosas. Te aseguro que no es ni la mitad de bueno en la cama que yo..
Cuando su mano entró en contacto directo con su piel a través de su ropa interior, cualquier recomendación de perfiladora, desapareció completamente de su mente. Y sólo quiso gritar.
- ¡Apártate, Jason!- Le ordenó aterrorizada, aún sabiendo que de nada serviría.
- Vamos...solo relájate, verás que te lo pasas bien.
En aquel momento, la sujetaba con tanta fuerza, que dolía. Tenía todo su peso sobre ella y casi no podía respirar. No supo como, consiguió liberar uno de los brazos, y lo golpeó en el estómago… pero no lo suficientemente fuerte. Él la miró con ira, y la agarró del cuello. Los pensamientos irracionales se sucedieron, y agradeció tener una buena colección de suéter con cuello alto.
- No... No… me estás haciendo daño, por favor, suéltame- Le suplicó casi sin poder respirar.
Su aliento a alcohol se desparramó por su rostro.
- Venga.. deja ya esa pose de virtuosa, se muy bien lo que buscas.
Y manteniendo una de sus manos en su garganta, volvió a manosear su cuerpo con la otra.
De alguna manera, consiguió volverse a centrar. Era una experimentada agente, había realizado todo tipo de misiones, se había enfrentado a un terrorista y finalmente había vencido. ¡Por Dios!, ¡había regresado de entre los muertos hacía menos de cuatro meses!, ¡Era el puto ave fenix!. Y entonces, cerró los ojos, y se concentró, compartimentó, buscó el modo, siempre había un modo. Recordó que su bolso estaba a su derecha, y que se había traído su glock con ella. De hecho, desde que había vuelto, se la llevaba a todos lados. Estiró la mano, y haciendo un esfuerzo por ignorar el tacto de Jason en su piel, logró alcanzar su bolso, "se lo había regalado J.J.", recordó, y consiguió abrirlo para acceder a su arma. Tuvo que contenerse para no pegarle un tiro allí mismo, simplemente la introdujo entre sus cuerpos.
- Suéltame, Jason- Le dijo la Agente del F.B.I. Emily Prentiss, al tiempo que se aseguraba de que escuchaba como quitaba el seguro.
Éste dio un salto hacia atrás cuando notó la presión del cañón en su estómago, poniéndose de pie.
- ¡Que coño! ¡Puta!. ¿Vas a dispararme?.- Le gritó con una incomprensible indignación.
Emily se incorporó, alejándose de él, pero manteniendo su pistola apuntándole directamente a la cabeza.
- Largate de aquí...- Le susurró furiosa- ¡Fuera!.
- ¿Eso quieres?, perfecto, eso haré- Y escupiendo en el suelo, al pasar junto a ella, se dirigió hacia su coche, dejándola en mitad de la nada.
Sólo cuando se hubo ido, Emily se permitió casi desfallecer, cayó al suelo de rodillas, intentando recuperar la respiración. "Uno, dos, tres, respira, Emily", se dijo a sí misma. Y lo repitió como un mantra hasta que se calmó. Llorar, no estaba hecho para ella.
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Pasó casi media hora hasta que pudo centrarse lo suficiente como para darse cuenta de que tenía que salir de allí. Jason había tardado más de media hora en subir hasta aquel montículo, y no sabía exactamente dónde se encontraba. No había forma de que pudiera volver andando, y desde luego, después de lo ocurrido, y con su suerte, no estaba dispuesta a jugársela otra vez. Cogió su móvil rezando para que tuviera cobertura, y suspiró aliviada cuando observó un par de lineas tenues que le indicaban que no era muy buena, pero que la había.
Hizo un repaso rápido de los posibles candidatos. No quería que J.J. y García se enteraran de aquello. Se habrían sentido culpables teniendo en cuenta que ellas la habían animado a aceptar la invitación de Jason, el nuevo agente, recién trasladado desde las oficinas de Maryland; Hotch quedó descartado de plano, y por supuesto Reid. No sabría cómo podría lidiar con algo así. El tema estaba entre Rossi y Morgan, pero sospechaba que Rossi se lo contaría a Hotch. Últimamente pasaba mucho tiempo con Morgan, estaban más unidos que nunca y el hecho de que estuviera el primero en su lista de contactos, fue lo último que necesitaba para decidirse. Le dio al botón de llamada, y esperó a que respondiera, pensando al mismo tiempo en el susto que le iba a dar, teniendo en cuenta que era casi la una de la madrugada.
- ¿Emily?.-Sonó la voz alarmada al otro lado de la línea. Sí, definitivamente pasadas las once de la noche, no se debía llamar a nadie por teléfono.
- Derek- Se apresuró a contestar- Estoy bien, tranquilo.
No le sorprendió que sus palabras lo pusieran aún más nervioso.
- ¿Qué diablos?… ¿Qué ha pasado? ¿No estabas en una cita?.
Las preguntas se amontonaban sin parar y Emily no tenía fuerzas para responder. Las bocazas de J.J. y García le habían contado lo de la cita, aunque por fortuna, se había reservado su identidad.
- Sí, sí, es sólo que… ¿podrías venir a buscarme?- Consiguió balbucear, esperando que le fuera suficiente.
Un silencio se hizo al otro lado de la línea. Sabía perfectamente que Derek estaba haciendo sus propias conexiones.
- ¿Dónde estás?- Dijo finalmente recuperando la calma.
"No lo hace porque él esté tranquilo", pensó Emily, "lo hace porque quiere que yo lo esté". En cualquier caso, funcionó.
- A las afueras- Dudó un momento intentando recordar los lugares por los que había pasado- No estoy segura, subiendo la carretera norte... había un desvío.. Estoy en una especie de mirador. Sé que vi un cartel con una modelo anunciando una cerveza… no se la marca…
Otro silencio. Estaba ubicando el lugar. Emily rezó para que no tuvieran que llamar a García para que la localizara con el GPS.
- Creo que sé donde es. Estaré allí en media hora- Hizo una pausa- No te muevas, voy a por ti, ¿Vale?
Le reconfortó la seguridad que desprendía su voz. Siempre la hacía sentir protegida. Era la única persona que tenía ese efecto en ella.
- No hay muchos sitios a donde pueda ir en mitad de la noche…- Se burló ella, recuperando su ironía habitual.
- ¿Seguro que estás bien?- Le preguntó preocupado, ignorando su inútil intento de convertir aquello en una broma.
Suspiró resignada.
- Sí- Susurró- Sólo ven a buscarme, ¿quieres?.
Con un escueto "voy para allá", la llamada se cortó. Por fin pudo volver a sentarse en el suelo, evitando acercarse a la manta que aún seguía allí tendida, y con las rodillas dobladas, agarradas entre sus brazos, simplemente esperó.
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Cuando veinte minutos después, Emily vio las luces de la furgoneta de Derek aparecer por el sendero, supo que debía haberse saltado todos los límites de velocidad existentes, lo que, dadas las circunstancias, le agradecía profundamente.
Mientras esperaba, había intentado volver a acomodar su ropa como había podido. Su blusa se había rasgado a la altura del cuello - "la había rasgado él", se corrigió- pero afortunadamente, guardaba un pañuelo en su bolso y se lo colocó intentando ocultar con él la parte que se había roto.
Para cuando Derek aparcó, casi derrapando, ya estaba de pie, con su bolso firmemente sujeto entre sus manos.
Derek se apresuró a bajar del vehículo, sin molestarse en cerrar la puerta tras él. Emily intentó ponerse ridículamente recta, y aparentar que no estaba deseando perder aquel sitio de vista para no volver nunca más.
Se detuvo cuando llegó a su altura y la observó detenidamente, escrutándola. "Está verificando que estoy bien", se dijo ella. Y tenía razón. Por un momento, sus ojos estuvieron a punto de traicionarla, y sintió como se humedecían ligeramente. Notó su mirada de preocupación. "Mierda, se va a dar cuenta".
- Te ves hecha un desastre- Dijo él frunciendo el ceño, con expresión de disgusto.
Ella sabía que estaba haciendo un esfuerzo por no coger a su cita y darle una paliza por dejarla allí sola. Y que estaba haciendo otro esfuerzo mayor por no sacar las peores conclusiones posibles. No sabía exactamente cuánto de mal se veía. Esperaba que la poca luz, ayudara con eso.
- Gracias- Dijo haciéndose la ofendida- Es lo que una chica necesita oír cuando tiene un mal día.
Pero a Derek no le hizo ninguna gracia. Por lo visto hoy no parecía tener sentido del humor.
- Em ¿Me quieres contar lo que ha pasado?- Le preguntó con gravedad- ¿Por qué te ha dejado aquí sola?
Ella suspiró intentando distender el ambiente.
- En realidad, se lo pedí yo. Al parecer no acepta un no por respuesta- Explicó con desafección.
Lo vio en sus ojos, él no la creía en lo más mínimo.
- ¿Te ha hecho daño?.
La pregunta la impactó como si hubiera sido lanzada por un bate de béisbol. "Demasiado directa, demasiado directa" pensó. "tranquila, puedes hacerlo".
- No- Dijo con firmeza- De veras Derek, no- Añadió clavando sus ojos en los de él, mientras le mentía descaradamente- Sólo es un idiota, se ha enfadado y se ha marchado…- Hizo una pausa, suspirando con cansancio- Por favor, simplemente llévame a casa. Estoy deseando darme una ducha- Añadió mientras se dirigía a la camioneta y accedía a la misma.
No notó que Derek se había detenido un momento, contemplándola mientras se alejaba, absorto en su última frase. Había visto demasiadas victimas de agresiones sexuales como para saber, que el deseo de asearse inmediatamente solía ir muy unido a ellas.
Era una conversación que, sin duda, no iba a poder eludir, pero no en aquel momento. En aquel momento, simplemente la siguió hasta la camioneta, y prácticamente en silencio durante el resto del camino, la llevó hasta su apartamento.
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