Para no perder la costumbre estos personajes no me pertencen son de Kurumada, pero en mis sueños son todos miiiiooosss

"Días soleados como esos solo se aprovechaban en un río" era el dicho del pueblo de Rodorio en días calientes, y seis pequeños caballeros de oro que no pasaban de los cinco años no se quedaban atrás, con el permiso del Patriarca, las recomendaciones de Arles y al cuidado de los gemelos y Aioros, nada podía salir mal.

Así que sin más que esperar, emprendieron el camino emocionados, Milo y Camus de la mano de Kanon, quien a cada rato los separaba cuando el francés se hacia el sordo antes las miles de historias fascinantes que salían de la boca del futuro escorpión, Saga cargaba a Mu en sus hombros y con su otra mano tironeaba de Shaka que de vez en cuando tropezaba por sus cortas piernas, por otro lado Aioros conversaba con su hermanito y el siempre bien portado Alde, más atrás dos renegados y un educado español arrastraban los pies tras la comarca.

Una vez instalados, los mayores buscaron la parte menos honda del río y se instalaron.

—Saga—llamo el arquero—olvidamos la merienda.

—Rayos Aioros… tendremos que ir por eso, abriré un portal a otra dimensión y la buscaremos ¿es en tu templo verdad?—pregunto mientras sacaba los paños de una mochila.

—Oigan—interrumpió Kanon—no pensaran dejarme con estos enanos ¿verdad?

—Hermano es solo un momento…

—Vamos Kanon… ellos se portan bien—replico el castaño.

De repente el gemelo menor observó a lo lejos un grupo de doncellas y sonrió.

—Si tienen razón… vayan, vayan tranquilos—sonrió mientras su hermano entrecerraba sus ojos, usualmente las discusiones con Kanon eran épicas, pero bueno tal vez estaba madurando.

Sin perder un minuto más de su valioso tiempo, Saga y Aioros se desaparecieron por el portal, y Kanon por su parte sentenció a Mascara Mortal para que no perdiera de vista a los niños, mientras el cortejaba a las chicas.

—Solo será un segundo—decía el gemelo al italiano que levantaba una ceja.

—Esos piccolos son…

—Te regalaré las revistas de chicas lindas

— ¿Lo prometes?

Kanon sonrió estrechando la mano con el joven de la cuarta casa.

… … …

— ¿Por qué aceptaste cuidar a los más chicos?—preguntó Afrodita sentado junto a Shura con una caña de pescar.

—Un trato es un trato—dijo el italiano abriendo campo entre ellos.

De donde estaban sentados, Ángelo tenía una vista hermosa del riachuelo, y de los santitos que jugaban a sumergirse y perseguirse por todo lado, de repente sacó de su bolsillo uno de esos objetos curiosos que compraba en las tiendas a escondidas de Shion y con ayuda de algún soldado, sonrió y se levantó, dispuesto a fastidiar un rato a los menores.

— ¿Dónde vas?—pregunto extrañado el pequeño sueco.

—Quiero ver de cerca que hacen los enanos—dijo y pensarlo más inició camino hacia ellos, Shura y Afro se tiraron miradas de duda y esperando alguna diablura de parte de su amigo decidieron unírsele.

… … … …

Media hora después Saga y Aioros regresaban de su búsqueda implacable con la merienda, la cual tuvieron que hacer a escondidas del Patriarca, que si los veía en las doce casas le daría un colapso nervioso al saber que sus preciados doraditos estaban en el rio y con Kanon.

Justo cuando abrían paso por uno de los arbustos escucharon unas risas y murmullos que reconocieron de inmediato, con suavidad se bajaron hasta quedar ocultos entre la alta maleza para escuchar mejor.

—¡ Ángelo ¡—exclamó Mu con sorpresa — ¿porque la tienes tan grande?

—Y no solo eso mira…—decía el italiano—si me la jalo se hace mucho más enorme.

Todos los niños se asombraban y hablaban del tamaño y la forma.

—A ver… hagamos una competencia, la más enorme gana—soltó el de la cuarta casa victorioso—ahora quiero que todos la saquen, yo las revisaré.

… … … …

Aioros estaba que se moría de la cólera, Ángelo siempre haciendo que los más chicos tuvieran esas ideas raras, Saga lo jaló cuando vio su intento en ponerse de pie y colocó un dedo en su boca.

—No digas nada… veremos hasta donde es capaz de llevar esto Mascara Mortal—Aioros asintió y bufó a su lado.

… … … …

—Ángelo… no crees que están muy chicos para que…—decía afrodita angustiado—luego se la creen y tendremos problemas

—Naaa—contestaba el italiano mientras los colocaba en fila y caminaba frente a ellos.

—Muy chica—dijo frente al Leoncito que estalló en furia.

—Muy gruesa—replico frente a Milo.

—Ja ¿vieron?… la más gruesa de todas—dijo el griego inflando su pecho.

—Muy pálida—le dijo a Mu—y corta también.

—Oye…—replico el carnerito—la saqué lo más que pude.

—No es suficiente no me ganas—le reprochó el italiano, luego volteó hacia el brasileño— pero por tu tamaño pensé que sería un monumento—dijo frente a Aldebarán mientras negaba con su cabeza —en fin… no ganaste.

—Cielos que difícil… —dijo el joven tauro rascando su cabeza.

—A ver saca la tuya Camus— el niño negó—vamos galo, dicen que los franceses la tienen enorme… ¿no quieres ganar?—pregunto Ángelo con una ceja levantada.

—Me parece algo tonto—replicó el francesito de brazos cruzados.

—Vamos Cam ¿cómo a mi si me la enseñas?…—reclamó el escorpión.

—Porque tú te lo buscas… me niego…no, no y no.

—Tú la sacas y yo la jalo… así ganamos—rio el griego.

—No Milo… esos juegos no me gustan…—dijo sentándose al lado de Aioria que estaba desilusionado.

—BAaa ya que… a ver tu Shaka, date la vuelta y muéstrala—dijo el italiano al niño que estaba de espaldas a todos.

—Jamás…—chillo en hindú sin girarse—Buda no lo permitiría.

—Vamos Shaka yo la mostré—le decía Mu— no es nada del otro mundo, todos tenemos una.

—Si Shaka vamos, muéstrala…—decían en coro mientras el rubio negaba con sus ojos cerrados.

—No… son unos impuros—replicó el rubio inflando sus cachetes.

—Bien, ya basta al cabo y que no lo habíamos metido en la competencia—dijo el italiano cansado de rogar

— ¿Ángelo?—interrumpió Aioria— ¿podemos tocártela mientras te la estiras una vez más?

Esa fue la gota que derramó el vaso, sin que nadie que lo pudiera detener Aioros salió al rescate de su hermanito quedando con la palabra en la boca, mientras delante de él los seis más pequeño le tocaban una lengua plástica a Ángelo, que los había engañado para que hicieran el mayor esfuerzo es sacar la suya.

—Lo siento era una broma…—se carcajeó el italiano soltando la cosa de hule que tenía en su boca al verle la cara a Aioros.

— ¿Una lengua de goma?… —se carcajeó Saga.

... ... ... ...

FIIIINN

Me inspire luego de ver unos fanart de los pequeño dorados en devianart... gracias por leer