La Oveja Y el Lobo
Por
Hanabi-Blood
Debía aprender a aceptarlo. Realmente debía, pero él no podía con ello. Miró lo que se encontraba enfrente de él, y simplemente no pudo contenerse, aquello simplemente sobrepasaba sus límites. Observó a la chica enfrente de él una vez más de pies a cabeza, la sintió temblar bajo su mirada, y las mejillas femeninas reflejaron un color carmín tan hermoso en ella. Tan perfecta.
Pero aquella visión no era de él, al menos no debía ser de él y el debía aceptarlo.
¿El por qué? Por que su honor podía más que él, pero sin embargo en este momento estaba por tirar el maldito honor muy pero muy lejos de él.
Estaba tan metido en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando Kagome se acerco a él, peligrosamente, sin saber que era lo que sucedía en la cabeza del muchacho de ojos ámbar. Le miró preocupada, como toda mujer enamorada haría, y sin pensárselo mucho acercó su mano a su varonil mejilla, midiendo su temperatura, siendo inconsciente de los poderosos pensamientos de los que era protagonista en Inuyasha.
- ¿Pasa algo malo? Inuyasha…-Preguntó la azabache con preocupación impregnada en el tono de su voz.
Fue entonces que él se dio cuenta de algo.
No podía dejarla ir, al menos no así….
- Kagome… perdóname….-susurró junto a su oído.
Ella sin entender, apenas alcanzo a mirarlo cuando sintió sus labios sobre los suyos, en un roce que sobrepasaba sus expectativas, por que en secreto había anhelado aquel suceso, había pecado en ese aspecto, pero si él tenía su orgullo ella también, y trató de zafarse de aquel agarre en su cintura y el de su nuca, pero le fue totalmente imposible, aquel ser que se hacía llamar su cuñado le había atrapado y ella como la oveja que no era, se dejaba llevar por la sensación de cosquillas y las lágrimas que recorrían su rostro, por que tristemente le amaba, le amaba al punto de sufrir por este amor, por que quemaba, y le hacía sentir como el ser más vil, pero ¿realmente lo era?...
Trataron de disfrutar de aquel momento, aunque sólo fueron segundos, minutos o tal vez horas, pero al separarse, algo llamó la atención de Inuyasha. Miró las lágrimas en el rostro de Kagome y sin decir nada, besó sus mejillas, tratando de aliviar en algo el dolor que ambos sentían… por que era hora de decir adiós, y olvidar ese encuentro… ambos lo sabían… debían aceptarlo. Más sin embargo el seguir viendo el como seguía llorando esa chica en sus brazos, no pudo resistirse y sonriendo de una manera inusual dijo las palabras que desatarían la pasión, el amor, la tormenta, y el dolor.
- Escapémonos…
