Bueno, después de un tiempo volví a las andadas... la verdad es que ya estaba olvidando esto de las escrituras. Esto surgió de repente y decidí seguir para ver como se desarrollaba. Cabe mencionar que los personajes pertenecen a JK Rowling y yo sólo los utilizó para fines recreativos.


Eran las 5 de la tarde, mi madre iba y venía por la casa revisando que no olvidáramos nada. Yo estaba lista desde hacía media hora, pero como siempre mamá dejaba todo a último momento.

-Agradecería un poco de ayuda- dijo dirigiéndome una mirada enojada, venía jalando un gran número de bolsos- Ten, toma una y súbela en el auto- estiró la mano y me tendió una de sus maletas, no entendía para que tanto equipaje, no nos íbamos a mudar, sólo pasaríamos unos días en casa de la abuela.

Subí el equipaje y me adentré en el auto, mi madre iba hablando acerca de mil cosas de las cuáles no recuerdo nada. Yo mientras tanto iba pensando en lo divertido que sería pasar tiempo en familia. Por el trabajo de mamá, rara vez visitamos a la abuela, ya que vive en un pueblo muy lejos de la ciudad, así que cada verano para mí es fantástico, porque aprovechamos los días que mamá tiene vacaciones para irnos con la familia.

El viaje transcurrió sin contratiempos, mi mamá no paraba de hablar por teléfono, ella jamás se cansaba de trabajar, era asesor en ventas y su trabajo consistía en hacer relaciones aquí y allá. Era una gran vendedora, la gente la apreciaba mucho y en todos los lugares era bien recibida, yo era parecida a ella aunque lo que nos diferenciaba era el trastorno de hiperactividad que ella sufría. Después de hora y media de camino alcancé a ver como una enorme casa iba surgiendo de entre las colinas conforme avanzábamos, sabía que habíamos llegado a nuestro destino. La casa de la abuela Kathy era grande pero mostraba ese aire hogareño que en Londres no se veía muy a menudo.

-Hermione, Joanne- exclamó desde la puerta con aquél delantal tan propio de mi abuelita, su sonrisa irradiaba una paz que me cautivaba desde pequeña- Al fin llegan, las hemos estado esperando, pasen, son las últimas en llegar, espero que las pequeñas no se hayan acabado la comida- sonrió mientras veía a mis primas más chicas, eran tremendas pero no imaginaba una vida sin ellas.

-Subiré a dejar las maletas primero, abuela. No vaya a ser que después no sepa donde quedaron todas mis cosas- dije en tono de burla y subí a la habitación que mi madre y yo compartíamos cada año durante dos semanas. Era exactamente igual a como la recordaba, mi abuela sabía que amaba cada parte de la decoración y respetaba mis gustos, así que jamás cambiaba nada, bueno a excepción del pequeño librero que adornaba una de las paredes. Ese cambiaba de libros cada año porque yo al volver a Londres me llevaba unos cuantos en la maleta.

Ella sabía de mi afición por los libros y cada año compraba libros nuevos para alimentar a mi curiosa mente, como ella decía. Revisé mi celular y tenía un mensaje de mi mejor amigo así que decidí contestarlo antes de olvidarme del mundo que dejé en Londres

Harry, ya estoy en casa. No sabes, hay niños revoloteando por todos lados, éste será un verano de locos. Besos.

Pulsé enviar antes de apagar mi teléfono y guardarlo en mi maleta, mi familia me esperaba y debía aprovechar cada segundo que pudiera con ellos y olvidar el dolor que aún sentía en el pecho cuando lo recordaba a él.