REGALO DE NAVIDAD

i25 de diciembre de 2009./i

bÁngela siempre había estado orgullosa de su don de convencimiento. Esta vez convenció a Hodgins que una fiesta en su casa sería una buena idea, después de todo era Navidad y Brennan se iría a Guatemala el día siguiente a petición de la Fundación de Antropología Forense de ese país.

Esa noche todos festejaban con un banquete que incluía un gran pavo relleno de frutas, puré de papas, pay de manzana y varias cajas de vino tinto. Sweets cantaba karaoke con Max cuando Ángela notó que Booth susurraba algo al oído de Brennan y ambos salían a la terraza./b

iBooth: ¿Huesos, puedo hablar contigo un momento?

Brennan: Sí, claro, ¿qué pasa?

Booth: Vamos afuera, aquí hay mucho ruido./i

Booth dejó su copa en el piso y se levantó al tiempo que su compañera, llevó su mano a su espalda, guiándola hacia afuera del salón. La noche era aún joven pero el frío de diciembre se hacía cada vez más presente en la pequeña terraza. Booth se adelantó a ocupar el espacio donde la brisa se sentía más fuerte y dejó a Brennan casi al rincón donde pensó estaría más protegida.

iBrennan: ¿Pasa algo malo, Booth?

Booth: No, no. Sé que mañana te vas a Guatemala a celebrar con un montón de huesos así que creo que ésta es mi última oportunidad.

Brennan: No voy a celebrar, voy a identificar huesos, Booth. Y última oportunidad ¿para qué?

Booth: Para darte esto./i

Booth sacó de su bolsillo una caja larga, adornada con un pequeño moño dorado.

iBrennan: ¿Para mí? Booth, no tenías que regalarme nada.

Booth: Es una pequeñez. Vamos, ábrelo./i

Brennan visiblemente emocionada abrió la caja y encontró un collar negro con un pequeño dije de plata en forma de delfín. Booth, preocupado, la miró cerrar sus ojos.

iBooth: Perdóname, Huesos, debí comprarte otra cosa.

Brennan: Es precioso, Booth. Me encanta.

Booth: ¿De verdad? Puedo cambiarlo.

Brennan: No, no lo hagas, es perfecto. Pero yo no te compré nada.

Booth: Huesos, no hace falta que me compres nada./i

Brennan se quedó un momento en silencio mirando sus cálidos ojos cafés. Sería el vino, la emoción del regalo o el tener a Booth tan cerca, que lo único que vino a su mente fue besarlo. Un beso que tomó a Booth por sorpresa, al menos por unos instantes. Un beso que Booth había deseado tanto desde que despertó de ese sueño. Un beso que no estaba manipulado. No había nadie frente a ellos, no había muérdago arriba de ellos. Un beso que, para ese momento, ya había superado por mucho los 5 segundos. Para cuando Booth se decidía a dejar de pensar y saborear ese beso, Brennan se apartó de sus labios. Booth la miró embelesado y un tanto desconcertado.

iBooth: ¿Qué fue eso?

Brennan: Eso es mi regalo de Navidad para ti. Disculpa por no haberlo envuelto./i

Booth estaba sorprendido por la broma que acababa de hacer su compañera pero aún más por lo que acababa de pasar. Los dos comenzaron a reírse nerviosamente, sin saber qué más decir, cuando Ángela apareció.

iÁngela: ¿Qué están haciendo los dos solos aquí afuera?/i

Booth y Brennan se voltearon a ver sin decir nada por unos momentos.

iBrennan: Estamos…

Booth: ...intercambiando regalos.

Ángela: Ah, sí, ya veo, la caja adornada. Cariño, tu papá te anda buscando, quiere despedirse de ti.

Brennan: Oh sí, gracias Ángela. /i

Antes de entrar a la fiesta, Brennan se volteó a ver a Booth, enseñando su collar.

iBrennan: Y gracias, Booth, por mi regalo.

Booth: Gracias a ti, Huesos, por mi regalo. /i

Sus miradas quedaron ancladas hasta que Brennan rompió el encanto y entró a la fiesta dejando a Ángela con Booth.

iÁngela: Juro que no quería interrumpirlos pero Max se cansó de esperar a que Sweets le devolviera el micrófono y mejor decidió que era hora de irse, así que empezó a preguntar por Brennan y…

Booth: Y tú ya sabías dónde estaba.

Ángela: Tenía una vaga idea. Así que estaban intercambiando regalos, eh? El collar de Brennan es muy bonito, pero a ti no te veo usando nada. ¿Puedo saber qué te regaló Brennan?

Booth: Mmmh… creo que no. /i

bBooth dejó a Ángela con la boca abierta, pensando que por primera vez su don de convencimiento le había fallado. Pero sonrió al pensar también en lo sexy que era que su amiga y su compañero compartieran un secreto./b