Chloé se mira en el espejo de su habitación. De nuevo se encuentra parada enfrente de su tocador, de ese espejo que da su reflejo. No se está peinando, no se está admirando, no se está maquillando, no se está arreglando. Solo se observa, ve lo que es y ve lo que quiere ser.

Es egoísta. Quiere ser generosa.

Es odiada. Quiere ser querida.

Es cobarde. Quiere ser valiente.

Es débil. Quiere ser fuerte.

En fin quiere, bueno, dejar de ser ella.

¿Alguna vez seré como tú?

Esa pregunta es realizada pasado unos días. Ahora llevando el traje puesto de Ladybug. Se mira y se mira, pero sabe que aunque lo use. No puede ser como ella.

Quiere cambiar, pero es tan difícil.

Las puntas de sus dedos tocan el cristal. Ve su imagen y aunque Chloé solo se ve, la gente ve más allá y ven lo malo de ella. Ven lo que es, pero no lo que será.

Piensan que seguirá siendo igual, que no podrá cambiar y sobretodo que no hay bondad en su interior, que no es una niña buena. Por eso, lo más probable es que si cambia, den por hecho que es un engaño y ella no quiere que pase eso. Así que sigue siendo de la misma forma. Después de todo, es más fácil.

"Quiero ser como tú"

Dice después de una semana. Antes de irse a dormir se mira en el espejo, quien en ese momento, está abrazando un peluche de una mariquita mientras entierra su rostro con aflicción.

Ya no quiere ser así. Su mano se desliza por la superficie del tocador y toma fuertemente un perfume. Piensa lanzarlo, estrellarlo contra el espejo. Romperlo.

Odia lo que ve. Odia pensar que es lo que vera siempre.

Cierra los ojos y traga saliva. Al rato de no hacer nada, se da la vuelta y se va a dormir.

...

Pasado unos meses. Sus ojos observan el reflejo. Se mira y no puede creer lo que ve. Sigue sin poder asimilarlo.

Lleva un traje amarillo con rayas negras.

Es una heroína. Es Queen Bee.

Lucha al lado de Ladybug.

Es admirada. Es querida.

Se ha vuelto fuerte, valiente y generosa.

Al menos con su disfraz puesto. Puede ser lo que desde hace tiempo ha querido: Ser como Ladybug.