Prólogo

Tom miraba al niño nuevo. Lo estaba volviendo loco. Él no era nada en especial. Era solo otro estudiante promedio como cualquier otro. Él tenía el cabello negro, que parecía como si no hubieran pasado un peine por el -¿Acaso él realmente pensaba que el estilo enmarañado se veía caliente? - tenía fuertes ojos verdes, ocultos bajo esos horribles anteojos redondos,tenia ropas muggle bajo la túnica, y eran ropas al menos cuatro tallas más grandes - ¿Qué? ¿No tenía suficiente dinero para comprar al menos ropas de segunda mano en su talla?

Realmente no había ninguna razón para que Tom se fijará en este niño nuevo que había aparecido un día y entrado directamente a quinto año. Realmente no había... Al menos hasta que un día entró a clase de DCAO; el nuevo profesor - el último había salido corriendo llorando - se había atrevido a enparejarlo con tan mediocre estudiante. Esto no habría sido más que una non grata situación para no repetirse si este novato no se las hubiera arreglado para golpearlo.

Tom observaba al otro adolescente sentado en la mesa de Ravenclaw riendo con algunos Gryffindor, Ravenclaw y Huffelpuff. Tanto como pudiera el chico evadiria a cualquiera y a todo Slytherin.

"Sabes Riddle. Si sigues mirándolo, la gente comenzará a preguntarse si tienes algo por Sarah"

Tom se volvió para mirar por lo bajo a Lestrange. No, el no tenía algo por Jareth Cake Sarah - Honestamente ¿Qué muggle tiene la audacia de llamar a su hijo Cake? - Él no podía sacárselo de la cabeza...

"Yo no tengo algo por nadie. Aún menos por alguien tan ordinario como él"

Lestrange sonrió ampliamente a su bebida.

"Si tú lo dices...Pensaba que aconsejarte en pedir algunas frases de ligue de las chicas si tú estas interesado en meterte en los pantalones del sangre sucia"

Antes de que Tom pudiera terminar la maldición a su conpañero tuvo un vistazo de Sarah - ¿Y no era ridículo ese apellido? - retorciendose bajo él en su mente.

"Entonces... ¿Frases de ligue dices?"