Âme Lumière D'ivoire llegó a NeoTokio-3 una mañana calurosa. Desembarcó en el atracadero militar principal y se registró en el servicio de aduanas. Como era oficial de la milicia francesa, también hubo de presentar sus credenciales al primer ministro japonés, y luego de certificar los policias del puerto que no había armamento ilegal en su equipaje, la dejaron retirarse a una pieza de hotel a descansar de los 6 días de navegación en alta mar.
Se trataba de un hotel barato, de la post-guerra. Apenas tenía una ducha con agua calienta, cama y ventilador. Era demasiado estrecho e incomodo. Las paredes eran grises y frías. Había sólo una gran ventana que tenía vista a un gran cráter yermo.
A pesar de que en sus tiempos de guerra había estado acostumbrada a paisajes peores, este lugar le desagradaba. Tomó su violín y lo sacó de la funda estropeada por la humedad del mar. Los cargueros del puerto habían sido bastante brutos con sus cosas. El violín estaba estropeado.
Su bello cremona. Húmedo. Sonaba gangoso y desafinado. Comenzó a sentirse encerrada, ya que esa habitación parecía una fría celda. Estaba harta de las celdas.
Así que tomando su violín salió del cuarto a pesar de la prohibición gubernamental que tenía. No le agradaban los japoneses. Los culpaba de todas las atrocidades que estaban ocurriendo en el mundo. Sus experimentos extraños y su cultura enferma habían terminado por reducir la tierra a la mitad, extinguiendo hábitats enteros, animales y seres humanos del sur.
Derritiendo los polos, aumentando el nivel del mar, hundiendo continentes enteros. Envenenado los cielos. Pronto ya no hubo agua potable. Iniciaron las guerras en Europa por comida y agua. Revivieron antiguas rencillas entre países y la UE cayó. Los que una vez habían sido hermanos, terminaron masacrándose en los marchitos campos de trigo. Cuando la avaricia de los gobernantes terminó por acabar con las reservas adultas los jóvenes y aún niños fueron forzados a enlistarse en los cantones militares. Acabó así el futuro de esa tierra milenaria, llena de historia, avance y progreso. Ya no había niños. Sólo militares. Lo que es peor, las guerras no parecían tener fin.
El futuro de Europa estaba en juego. Los adultos ya no tenían hijos. No se tocaban.
