El mundo es triste y yo tengo ganas de saltar e.e

Antes de nada felicitar a LadyBlackA7X que hoy día 11 de Octubre es su cumpleaños :333 Después de este bonito guiño decir que este fic pertenece a uno de los retos de la comunidad Retos Fanfiction que podéis encontrar en mi perfil y a la que os animo a uniros :33 La idea del reto como tantas otras cosas es del maravilloso tumblr y agradecemos a la creadora del gran y todo poderoso post de los AU de Klaine.

Bien, decir que la historia tendrá tres o cuatro capítulos y que espero que dejéis opiniones de si os gustaría que la siguiese o no. El rating es M porque es lo que me toco y no me quedan otras narices D:

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, yo solo intento ser popular y hacer historias con ellos.


Prólogo

Cerró los ojos de mal humor, clavando las uñas en la carpeta e intentando ignorar el hecho de que llevase una hora esperando por aquel maldito hombre. No era su culpa que le hubiese salido una reunión de última hora, mucho menos cuando tenía a otras dos empresas intentando financiar sus últimos proyectos. La única razón por la que se mantenía ahí era porque agradecía que ellos hubiesen dado el empujón que necesitaba para ser un diseñador reconocido, pero todo el mundo tenía una paciencia limitada y la de Kurt Hummel se estaba agotando.

El constante sonido del reloj era la gota que colmaba el vaso y lo peor era la secretaria. Esa mujer, ausente, más preocupada de sus uñas que de los clientes que podían tener. Había escuchado el teléfono sonar dos veces mientras ella se retocaba el maldito maquillaje.

—¿El señor Anderson tardará mucho más?— Intentó no parecer fastidiado, pero era obvio que lo estaba.

—La paciencia es una virtud señor Hummel.

—La puntualidad también y lamentablemente no me han ofrecido ese servicio.— Le devolvió la sonrisa fingida, parecía que nadie entendía que él también era una persona ocupada, que tenía trabajo como cualquier otro.

Miró el reloj de la pared nuevamente tamborileando sus dedos sobre la carpeta y finalmente se levantó. Desgraciadamente, tras una hora y media no podía esperar que se tomara en serio su trabajo, no estaba allí para ser tratado como último recurso. Respetar el horario de las citas era lo más importante, al parecer Anderson había perdido esa buena costumbre.

—Comuniquele a su superior que la espera ha sido tan agradable que me ha dado tiempo a replantear mis posibilidades. — La castaña apartó un momento la mirada de sus uñas. — Que pase un buen día.

Salió sin dar más explicaciones, era obvio que se había cansado de esperar y no estaba tan desesperado como para ir besando el suelo que pisaba aquel hombre trajeado, como ya había mencionado no era su única opción.

Una fina capa de lluvia le dio la bienvenida al salir del edificio. El joven abrió su paraguas cabreado como él solo y preocupado de que sus nuevas botas se arruinasen. Se sentía decepcionado con lo que acababa de presenciar, no creía que su trabajo hubiese sido tan catastrófico tras las últimas críticas, pero al parecer Anderson tenía mejores clientes que tratar. No entendía para que lo citaba si al final lo iba a dejar tirado. Volvió a bufar cuando su teléfono comenzó a vibrar, por un segundo creyendo que sería el moreno pidiendo explicaciones, pero el número en la pantalla no era el que esperaba.

—Dime que puedes tomar una café, antes de que decida que quemar la empresa de los Anderson es una buena idea.

—Wow, daré por hecho que la entrevista no fue bien. — Podía imaginar la sonrisa de Elliott al otro lado del teléfono.— No tienes que alarmarte, otras dos empresas quieren tus diseños.

—No se trata de eso.— Se hubiese sentido mejor si hubiese rechazado lo que llevaba.— Ni siquiera ha aparecido.— Rodó los ojos fastidiado.

—¡Oh!— La sorpresa inundaba su voz — ¿Blaine Anderson ha perdido la oportunidad de comerte con los ojos? ¡Impensable!

—Ja ja ja. Ninguna gracia Elliott— Pero la risilla continuaba al otro lado de la línea. — ¿Quieres tomar café o no?— La molestia era palpable hasta por teléfono.

—Claro, no podría dejarte vagar por las calles de Nueva York como una mujer despechada. — Volvió a poner los ojos en blanco.

—Bien, te espero, y haz el favor de no ponerte nada con purpurina.— Colgó el teléfono antes de darle tiempo a responder.