¡Hola! ¿Que tal? Esta vez traigo un fic el cual se me ocurrió hace como dos-tres meses atrás XD y fue justo ahora que decidí escribirlo gracias a que mi inspiración colaboro.
Lo dividí en dos partes porque estaba quedando demasiado largo y, a como iba, sentía que aun me falta un poco mas...
La historia puede desarrollarse tanto lento como muy rápido, es una mezcla extraña XD
Con respecto al titulo, me rompí la cabeza pensando en alguno y a la final este fue el que me gusto u_u tal vez lo cambie para cuando suba la segunda parte, depende si se me ocurre algo mejor~
Disclaimer: Hetalia no es mio, es de Himaruya~ lo único que me pertenece es la idea en si del fic
Aclaraciones: OOC (por el tipo de trama me toco hacerlo uwu). Mención del ámbito deportivo, Béisbol y Fútbol. Uso de nombres humanos. Uso de un solo personaje 2P, el cual es américa y decidí dejarlo como Alfred. Una participación de: Xuehui (Macau) Paulo (Portugal) Ian (Escocia) y Nyo!Monaco.
¡Espero les guste!
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Parte I
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Era un día soleado y tranquilo, con una brisita agradable que estaba más que perfecta para un tarde de entrenamiento. Pero claro, no todo era perfecto, y eso él lo sabía más que nadie…
-¿Pero qué...?-
Miró con recelo aquello que recientemente había impactado, sin ninguna piedad, en su cabeza, lo cual ya estaba en el suelo. Hasta que alguien se acercó.
-Disculpa, tengo que controlar mi fuerza-
Una voz, que jamás había escuchado en su vida, atrajo su atención y no se molestó si quiera en mirar a la persona que se encontraba parada cerca de los arbustos, los cuales servían de división de ambos campos deportivos.
-¿Puedes pasármela?-
El sujeto le sonrió de lado, algo arrogante, como si fuera más importante que él mismo, cosa que no le gustó. Al mismo tiempo que señalaba y miraba con sus ojos esmeraldas el objeto que le golpeó recién.
Claro… se refería al asqueroso balón de futbol.
-¡Oye! ¿Estás sordo o qué?- elevo un poco el tono de voz al notar que aquel chico, de origen asiático por lo que vio, hacia como si no lo hubiese escuchado.
-Ven tu por ella- Dijo con simpleza dándose la vuelva para seguir con su práctica. Ni loco perdía otro segundo más en algo como eso.
El rubio de uniforme gruñó por lo bajo, una vez que el otro chico se hubo alejado lo suficiente, y se acercó a recoger su balón del suelo.
-¿Y este quien se cree?- preguntó al aire, mirándolo hacer unos movimientos con el bate que desde siempre tuvo en su mano derecha.
Y ese fue su primer encuentro, más por casualidad que por gusto...
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No lo podía creer… de verdad que no le entraba en la cabeza el hecho de que se encontrase justo ahí en ese preciso momento…
-Arthur, no te quedes atrás ¡Camina!-
Un grito provenir de su hermano menor, el cual de milagro escuchó gracias al escándalo que hacia el gran número de personas que ahí estaban esperando que el tan ansiado juego comenzase, le hizo seguir atormentándose por su gran mala suerte.
-Ni se para que vine aquí- resoplo, una vez a un lado de su hermano.
-Créeme que yo no estoy nada feliz con que hayas venido- sin verlo, ya que buscaba a su grupo de amigos, le dijo.
-Odio el beisbol…- hizo una mueca de desagrado al ver el mar de gente que entrada ¿¡De dónde demonios salían tantas personas!?
-Eso hace que me sienta mejor- esta vez el peli rojo lo miró, con una sonrisa burlona ¡Ah! Ver a Arthur así de molesto era tan divertido.
El tiempo pasó, ni Arthur supo cuanto porque lo único que hacía era lamentarse por el estar en tal posición. El juego, el cual fue obligado a ir, iba justamente por la mitad cuando de pronto, dentro de los amigos desagradables de Alfred, notó a alguien que se le hizo vagamente familiar…
-Lo conozco… pero no recuerdo de donde…- ladeo la cabeza, al haber susurrado eso más que nada para sí mismo detallando al chico de cabellos azabaches y que vestía con la gorra y camiseta emblemática del equipo, por lo que supo, local observando con suma atención él como el juego se desarrollada en el campo, era totalmente ajeno a las bromas y el griterío que hacia el resto del grupo.
Claro, el hecho de que estuviese tan concentrado y callado llamó más su atención.
Así estuvo el resto de la tarde el pobre Kirkland, pensando y pensando sobre la identidad del chico y de donde lo conocía. Claro, no era que le importase, en lo absoluto, solo no quería quedarse con la duda.
El juego acabó, dejando victoriosos al equipo local, y por fin salían de aquel Estadio con la intensión de ir directamente hacia sus respectivas casas. Ese fue el momento del día más feliz del rubio.
-¡Hey Kiku! Nos vemos el lunes en clases- se despidió el peli rojo de uno de sus amigos, el único que quedaba porque los demás desparecieron al momento de salir junto a esa manada de locos.
El susodicho solo hizo una leve reverencia, a modo de despedida, antes de tomar rumbo hacia su hogar, que justo se encontraba del lado opuesto a lo de los hermanos Kirkland.
-Kiku…-
-¿Qué? ¿No conocías a mi compañero de clases y equipo de beisbol?- el menor, aunque era más alto que el rubio, logró escucharlo.
-¿Beisbol…?- sus ojos se abrieron un poco por la sorpresa, cosa que no notó su hermano, y el recuerdo de aquel día cuando accidentalmente golpeó a un chico del club de beisbol con su balón de futbol llegó a su mente.
¡Era el mismo!
Fue ese día en el cual supo su nombre, aun cuando el peli negro ni tuviera idea de su existencia…
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Calentaba un poco, todo porque estaba a punto de tener un pequeño juego entre su mismo club, cuando de pronto un canto-que más bien parecían gritos eufónicos- les distrajeron de sus ejercicios. Llevó su mirada café hasta donde provenía, de curioso, y se topó con aquellos quienes conformaban el club de futbol trotando alrededor de su propia cancha cantando-gritando- lo que parecía ser un "himno" de gloria, o algo así…
-Kiku ¿Me estas escuchando?-
Aquello fue suficiente para que el peli negro rompiera todo contacto visual con aquel grupo ajeno al suyo y se fijase en quien le hablaba en esos momentos.
-Lo lamento Xuehui-san, me distraje- se disculpó cortésmente.
-No te preocupes- sonrió tranquilo, echando un ojo a eso que tenía captada la atención y mirada de su compañero. Estaba por comentarle algo al respecto, pero una tercera voz, de cierto rubio, les interrumpió.
-No hay tiempo para charlas, vamos a jugar- con brazos cruzados invitó, un poco molesto por la falta de seriedad, según él, que tenían los demás- Xuehui a pichar, Honda eres primer bate- indicó, aun cuando no era el capital del equipo, señalando cada posición.
-Claro- asintió el macanese dirigiéndose hacia el centro del campo, no sin antes tomar su guante. Cuando pasó cerca del rubio le revolvió un poco el cabello con algo de cariño, que hizo que las mejillas de aquel se coloraran un poco, cosa que no paso desapercibida por el japonés.
Jugaron normalmente, con la agilidad y talento que describía a cada uno de los jóvenes atletas. Kiku, justo cuando jugaba, era ajeno a que un par de ojos esmeraldas los observaban cada cierto rato, todo para asegurarse si lo que pensó el otro día, ya a más de una semana, era cierto…
-¡Arthur! ¡Chuta!-
Y ahí estaba otra vez, distraído por el andar pendiente de aquel asuntito personal. Sacudió la cabeza y antes de que le quitaran el balón, vaya saber por cuantas veces en ese rato, pateó con fuerza hacia la portería dejando un gol bien merecido.
Esa era una tarde normal de cada uno de ellos, obviamente hablando de Arthur y Kiku, en sus vidas. Sin saber que pronto estarían presentando mas encuentros, esta vez más directos…
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El silencio reinaba en aquella no muy grande sala, lo único que lograba escucharse eran los comentarios hechos por el narrador desde el televisor de plasma. La tensión cada vez se acentuaba mas, todos ahí presentes esperaban el tan esperando…
-¡GOL!-
El silencio se rompió de repente cuando la pelota entró directamente en la portería correspondiente. Todos ahí se sobresaltaron, soltando el aire por la angustia, y celebraban el gol que su equipo recién dio.
Mientras, no muy lejos de aquel escándalo y celebración, se encontraban Alfred y Kiku trabajando en un pequeño proyecto escolar.
-Esos idiotas no conocen el silencio- gruñó por lo bajo un americano ya arto de tanta gritería. Comprendía la "emoción" por aquel partido, pero sus hermanos, Arthur e Ian, junto a su amiguito se pasaban… eran demasiado ruidosos.
Kiku solo rió levemente ante lo cabreado que estaba su amigo, y no dijo nada al respecto. Pensando, incluso, que ellos exageraban, es decir, él se emocionaba también con algún juego de beisbol, pero eso no significaba que estuviera gritando a cada segundo…
-¡¿Qué!? ¡Ese arbitro está a favor del otro equipo!- se quejó el escocés, lanzándose nuevamente al sofá luego de haberse levantado solo para quejarse por la decisión del árbitro.
-La trampa sale, déjalo- a su lado, Paulo respondió no muy feliz que se diga.
-¡¿Y ahora que carajos!?- gritó, de nuevo, el peli rojo al notar que daban tarjeta roja a su equipo, todo injustamente, según ellos veían.
-¡Cállense! Aquí intentamos estudiar- Alfred, ya molestó y rojo hasta las orejas por la ira, se llegó hasta la sala dispuesto a acabar con tal escándalo.
-¡Cállate tu! Libremente puedes irte a otro lado- lo corría, prácticamente, el mayor de los hermanos, sin siquiera alejar la mirada de la pantalla.
De ahí, los tres comenzaron a pelear, olvidando totalmente el juego, por parte de los mayores, y la tarea por parte del menor. El único que se quedo al pendiente del partido fue Paulo, que acostumbrado a tales peleas, le restó importancia.
Kiku, por su lado, miraba algo aturdido la situación. Se supone que Alfred había ido hasta allá para obtener silencio, pero todo se puso peor añadiendo sus gritos. Por impulso miró de reojo al rubio, a Arthur, que también contribuía en aquella normal pelea de hermanos, y por mera casualidad sus miradas se cruzaron al momento que esos ojos esmeraldas se desviaran de la riña y quedaran atrapados en los cafés del japonés.
Ahí, Kiku se dio cuenta que justamente ese chico fue el que hace ya un tiempo atrás lo atacó con su balón de futbol. Cosa que no supo ocultar, Arthur se dio cuenta del cambio en su mirar, que lo había reconocido.
Era cuestión de tiempo para que ese, a quien miraban con cierta atención y un poco de resentimiento, entrase en la vida de cada uno. Véase, de una forma un tanto peculiar y jamás imaginada…
Continuara…
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Por los momentos, aquí la primera parte nwn ¿Opiniones? ¿Les gusto? ¿No? ¿Lo dejo así y no me tomo la molestia en continuar(?)? ok ya XD
Tan solo espero que les haya agradado, pues esta es una idea que quería escribir desde hace tiempo. Una "rivalidad" por medio del deporte.
OJO, yo no se mucho sobre esos deportes, mi papa mas bien me ayudaba con cada duda que tenia. Pero, de haber un error, díganme por favor~
Sin mas, nos leemos para la segunda parte que espero subir mañana~ sino, para el sábado a mas tardar.
¡Saludos!
