Disclaimer:
Los personajes de Inuyasha no son míos, y esta historia no es creada con ánimos de lucro, le pertenecen únicamente a Rumiko Takahashi
Princesa Imperfecta
Las "princesas", como suelen hacerse llamar, solamente son unas chicas más atrapadas dentro de los estándares que nuestra sociedad impone, "si no eres delgada no eres bonita", "si no eres talla 2 no vales la pena", seguramente los has escuchado alguna vez o te han quedado sobre entendidos en slogans comerciales, esta es una historia nueva, siempre han sido abordados temas como la drogas, prostitución y el alcoholismo, pero se le toma poca importancia a los trastornos psicológicos, y no me refiero a la esquizofrenia o al alzheimer, son los trastornos alimenticios.
Enfermedades como la anorexia y la bulimia, que cada vez jala a más jóvenes a este mundo, volviéndolos esclavos de la "perfección" y nunca están conformes de sí mismos, yo puedo hablar de este tema con experiencia, amigas, conocidas e incluso yo lo hemos vivido, por eso quiero mostrarles esta nueva creación mía, donde quiero mostrarles un poco de este mundo, para que estén preparadas…
Porque todo comienza así…
"Porque la grasa frita no miente, su verdad está escrita en tus piernas"
Frase "Ana"
Saco dificultosamente mi cabeza por el borde del pozo, mis puños están blancos del esfuerzo y más de una gota de sudor resbala por mi acalorada frente, logro sostenerme con firmeza del borde y por fin consigo el equilibrio que tanto buscaba, doy un respiro muy fuerte y hago el esfuerzo suficiente para terminar de subir mi cuerpo, que estaba bastante imposibilitado por la inconmensurable mochila ajena a mis sufrimientos, que reposaba en mis hombros, al salir del pozo dejo caer pesadamente la carga, sobándome con dolencia los hombros.
—Diablos, como pesa esta mochila, debo dejar los libros en casa la próxima vez, de todas formas ni los abriré, si sigo así me va a salir una hernia—suspire moviendo con cuidado mis hombros y no olvidando presionar mi espalda, para evitar una lesión, escucho algunos ruidos en el bosque, que me ponen alerta, pero me tranquilizo al reconocer esa aura tan conocida para mí.
Me preparo y suspiro con pesadez, me espera una larga ronda de reproches por mi tardanza, pero es que…¿Cómo negarme cuando mis amigas me llevaron claramente en contra de mi voluntad al Wc Donalds?, no es algo que estuviera dentro de mis posibilidades, pero en estos momentos me siento arrepentida por no haberlo hecho.
3…
2…
1…
—¡Kagome!—
¡Bingo!, ahí estaba justamente el grito que estaba buscando, usted se ha ganado…¡un auto!
Intento dejar de dirigir comentarios sarcásticos hacia mi persona, pero antes de eso un rayo rojo se sitúa a palmos de mi rostro, mirándome con reproche y un nada disimulado enfado.
—¡Kagome!, dijiste que llegarías no muy pasado el medio día, ¡ya faltan dos horas para que anochezca!, ¿sabes cuánto has tardado?—reprende con energía mi tan amado hanyou, mirándome enfadado y tal vez esperando una explicación, a menos que sea una pregunta retórica—¡responde!—agrega, bien eso es lo que me dice que no es una pregunta retórica.
—Lo sé Inuyasha, es que tuve algunos inconvenientes, y me tardé un poco más de lo planeado ¿vale?, lo siento—me disculpo rápidamente y sin caer en detalles, no quiero iniciar una ridícula discusión solo por haber pasado la tarde con mis amigas.
Él solo se limita a inflar los mofletes en un nada discreto mohín y suelta su tan familiar ¡Keh!, para después pasar a ignorarme por completo, se agacha para tomar mi mochila con una sola mano y después acuclillarse realizando una muda indicación de que suba a su espalda, obedezco sin pensarlo, siendo sostenida con firmeza por los muslos y en un momento nos encontramos viajando a gran velocidad rumbo al campamento un tanto lejos de la aldea.
Todo el camino no era más que ver como los árboles se convertían en simples borrones, y mis cabellos eran revueltos por el aire, suspire con algo de pesar de nada servía que me peinara antes de tirarme al pozo, mi cabello parecerá un nido de aves en poco tiempo.
Mis pensamientos frustrados hacia mi cabello fueron interrumpidos cuando un comentario de Inuyasha llama mi atención y logra acabar con el buen humor que traía hasta hace dos segundos.
—Oye Kagome, parece que los pastelillos rellenos de ayer, te ha sentado mejor de lo normal, estás pesadita, me pregunto si en el siguiente viaje no deberé llevarte en la espalda, si no que te irás rodando—menciona sardónicamente Inuyasha, con claras ganas de fastidiarme, apreté con fuerza mis manos sobre sus hombros, pellizcándolo en el proceso, consiguiendo un gemido doloroso en respuesta.
—Tú ni digas nada, que acabaste con casi la mitad de la porción que era para todos, y habrías seguido así de no haber sido que te mandaba al país de los sueños antes de tiempo, siempre comes por cuatro personas—bufé enfada, siendo respondido sin demora por él.
—¡Keh!, ¡y tú te terminaste la otra mitad!, así que estamos en igualdad de condiciones—hice ademán de contestar cuando él agregó,—y no podrás negarlo, lo redondita no te llegó gratis—finaliza para comenzar a reír burlonamente y un gran sonrojo de coraje se apodera de mi rostro.
Admito que últimamente he tenido mejor apetito, pero es que las preocupaciones han hecho que me dé más hambre y el rememoramiento de dicho momento solo logró avergonzarme, ¡dios!, ese día parecía que ni toda la comida en la faz de la tierra terminaría de llenarme.
—Idiota—murmuro, mostrándome indignada y él muy imbécil siguió riendo, no quisiera decirlo, pero ese tonto comentario me pudo bastante, y siento una dolorosa punzada en el centro de mi pecho, ¿redondita?, ¿así es como me ve?, no quiero ni pensar en que si sigo así terminará por decirme gordita o peor aún, chanchita.
Llegamos por fin al campamento, en realidad no fue muy largo el viaje, pero el pesado ambiente en el camino terminó por hacer eterno el trayecto, me bajo casi de un salto de la espalda de Inuyasha, buscando con la mirada a mi tan querida amiga Sango, encontrándola regresando del río con algunos peces, seguida de Shippo y Miroku que venía con la misma carga.
—¡Kagome!, ¡qué alegría que hayas vuelto!—saluda con jovialidad la exterminadora, apresurándose en llegar hasta mí.
—Siempre es bueno ver su hermosa cara por aquí señorita Kagome—menciona mi amigo el monje a modo de saludo, siendo golpeado con rapidez, por un par de bagres en la cabeza, cortesía de una exterminadora molesta.
—¡Kagome!, ¡pensamos que no llegarías hasta mañana!—grita feliz el zorrito, saltando a mis brazos, lo abrazo con ternura, ya lo extrañaba, el se separa de mi pecho para mostrarme los pescados, —¡Kagome!, te traje a ti estos peces—acota levantando el hilo con cuatro bagres de diferentes tamaños atados a él.
—Gracias Shippo, pero…¿no te parece que son muchos?—señalo con cariño, siendo respondida por una animada negación de parte del pequeño,—¿no?—murmuro sonriéndole esperando una contestación.
—No, Inuyasha me dijo que estabas embarazada y por eso comías por tres, y me dijo que en tu pancita estaba un cachorro, ¡quiero que crezca muy pronto!—explica sin borrar su sonrisa, mis ojos antes cerrados con ternura, se abren de golpe, ¿él le dijo que?, ¿embarazada?, ¿pancita?, ¿comer por tres?, oh esta broma está yendo demasiado lejos.
Casi de inmediato todas las miradas de los presentes cayeron en el albino, que a duras penas podía contener la risa, exceptuando al kitsune, que se encontraba bastante entretenido pegando su cabecita a mi vientre esperando escuchar algo.
—¡Más vale que tengas una gran explicación para esto Inuyasha!—amenazo con algo de prepotencia, pero solo consigo que él estalle en carcajadas, al escuchar como Shippo renunciaba a la tarea de intentar escuchar algo y decirme—Kagome, ¿porque el bebé no hace ruido?, si ya tienes suficiente pancita para que pudiera escuchar algo, mi mamá me lo mostró cuando ni se le notaba la pancita—pregunta inocentemente el pequeño, intentando conseguir una explicación.
Ahora la mirada de Sango y Miroku cae sobre mí, y en el rostro de Sango se forma una gran sonrisa, lanzándose sobre mí para darme un cariñoso abrazo, y Miroku sonreía con satisfacción.
—¡Qué bien Kagome!, ¡estoy tan feliz por ti!—chilla a duras penas conteniendo su emoción, separándose de mí, y antes de que lograra decir media palabra me interrumpe—¿pero porque no me dijiste antes?, eso explica porque se te ve una pequeña pancita y el ataque de hambre ayer, pero no te preocupes, Kagome, para eso está el torpe de Inuyasha, después de todo él es el padre de la criatura—comenta muy segura de sus palabras y la risa de Inuyasha dejo de escucharse, para ser remplazada por un ¡¿Qué?
—¡Inuyasha!, ¡siéntate!—exclamo con todas la potencia de mis pulmones, siendo seguido por un sonido sordo que representa el encuentro del rostro de Inuyasha con el suelo.
Me acerco enfada a Inuyasha, sabiendo que la mirada de Sango, Miroku y Shippo es la de, "no entiendo nada", me agacho delante de él y capturo una oreja de él, levantándome con todo y ella, siendo respondida de unos alaridos de dolor de parte del hanyou.
—¡Que te sucede Kagome!, ¡suéltame la oreja!¡me duele!—berrea con sentimiento, retorciéndose intentando zafarse sin dañar su oreja, lo jalo con más fuerza de ella y lo pongo delante de mí.
—¡Te diré lo que me sucede!, ¿Por qué le dijiste a Shippo que estoy embarazada?, ¡sabes que no es cierto!, si bien te aguante la bromita del camino referente a mi peso, ¡esto ya es pasarse Inuyasha!—grito bastante enojada, esperando una disculpa, escucho el sonido de sorpresa de parte de mis amigos y de enfado.
—¡Perro tonto!, ¿Por qué me mientes?, ¡yo estaba feliz de tener un hermanito!—berrea Shippo bastante enojado, haciendo berrinche.
—¡Serás idiota Inuyasha!, ¿a donde querías llegar con eso?—reprocha Sango intentando contener las ganas de lanzarle el boomerang.
—Inuyasha, sé que es una broma de parte tuya, pero nunca le debes decir a las damas algún comentario sobre su peso, es muy descortés, ¿es que nadie te lo a dicho?—agrega sabiamente Miroku, mostrando una pose que exige entendimiento, su comentario me cayó como un yunque en el estómago, ¿todos lo han notado?, ¿tanto he subido de peso?
—Bueno ya Kagome, ¡lo siento!, solo era una broma—se disculpa y yo lo suelto con algo de renuencia, aún intentando digerir mi descubrimiento—vaya que eres pesada—finaliza, intentando dar por terminada la discusión, para darse cuenta que su comentario solo terminó por embarrarla más—¡no lo dije en ese sentido Kagome!—intento arreglar su idiotez, solo para cometer una mayor—¡puede que sea cierto!, pero no iba por ahí…—acababa de meter la pata de nuevo y hasta el fondo—¡espera!, ¡no!—suplica intentando arreglar su metida de pata.
—¡Siéntate!, ¡Inuyasha eres un completo idiota!, ¡siéntate!, ¡tú eres el que come por tres!, ¡siéntate!, ¿Por qué le mientes a Shippo?, ¡siéntate!, ¡deja de insinuar que estoy gorda!, ¡siéntate!, ¡y más diciendo que estoy embarazada!, ¡siéntate!, ¡eres un perfecto idiota!, ¡siéntate!—finalizo, recuperando mi aire, encontrando que el hanyou se encuentra al menos dos metros enterrado en suelo y desmayado, suelto un último grito para hacer notorio mi disgusto, y me dirijo al bosque.
—¡Iré a caminar!—solté a secas, alejándome con prisa, nadie se atrevió a refutarme, tal vez notaron que estaba demasiado exasperada.
Empiezo a caminar sumida en mis pensamientos, solamente estoy viendo mis pies ir de adelante hacia atrás, no puedo decir con exactitud cómo me dolieron esas palabras, llego a un lago, que reflejaba de manera hermosa el ocaso, el cielo estaba pintado de rojo, desdibujándose en colores naranja y amarillo, decido mantener mi mente entretenida en otra cosa y me siento cercana al borde del lago.
Noto que comienza a hacer calor y el agua del lago se ve tan tentadora, por fin me doy por vencida y comienzo a desvestirme con lentitud, casi con pereza, introduzco uno de mis pies al agua, dándome cuenta de su temperatura perfecta y entro con precaución en el lago, temiendo que en alguna parte hubiera algún desnivel o algo parecido, pero al no encontrar nada respiro tranquila y termino de sumergirme, sentándome en una roca cercana, el lago era poco profundo, porque sentada el agua solo llegaba a cubrirme hasta la cintura, dejando ver mis pechos y espalda, suspiro con pesadez y miro de reojo mi reflejo, para después fijar mi mirada en el espejo que ésta me ofrecía.
Comienzo a notar que de verdad me veía mucho más llenita que antes de llegar al Sengoku, una horrible capa de grasa se encontraba en mi vientre medio/bajo, formando una espantosa llanta, que hace meses estoy segura que no tenía, me siento horrible, ahora entiendo porque Shippo pensó que estaba embarazada, miro mis pechos también, dándome cuenta que estaban mucho más grandes, no sé si eso sea bueno o malo, solo sé que parece que estoy criando, me avergüenzo de mi misma, estoy hecha una gorda, me levanto con pesadez de la roca viendo mi reflejo de cuerpo completo, si…una pancita considerable se notaba, no es que fuera impresionante, pero estaba ahí.
Aprieto mis manos con vehemencia, ahora entiendo porque de verdad creyeron que estaba embarazada, ¡si ya parezco una cerda!, al sentarme se me forman dos horribles lonjas en el abdomen que antes estaba plano, esto debe terminar, desde luego que sí, al volver a mi casa me encargaré de buscar al menos tres dietas para adelgazar.
Con pereza salgo del agua, intentando no mirarme de nuevo, me coloco de nuevo las prendas y me siento en cierta medida más despejada, pero igualmente mi autoestima anda en los subsuelos, sacudo mi pequeña falda e intento bajarla un poco, porque está muy ceñida a mi cintura y eso la vuelve aún más corta, pero me rindo al darme cuenta que no baja más por la panza que traigo, la jalo intentando contener la desesperación que comienzo a sentir, pero al ver que no cede, me doy por vencida y pateo una roca cercana, mandándola al lago, presa de mi frustración decido regresar al campamento antes de que se haga muy de noche.
Por fin llego al campamento y las miradas preocupadas de mis amigos se posan en mí, pero después de un breve análisis suspiran con alivio y deciden llamarme.
—¡Kagome!, ¡ya es hora de cenar!—grita alegremente mi amiga Sango, yo intento lograr una sonrisa, aunque yo en mi interior no me encuentre muy contenta por la noticia, llego apenas pasados unos segundos y ayudo a mi Sango a servir la comida en nuestros respectivos platos, obviando el hecho de que Inuyasha se llevaba doble ración del guisado de jabalí, que parece haber quedado especialmente atractivo hoy.
No he terminado ni de juntar el aire para llamarlo, cuando llega Inuyasha como un veloz rayo rojo a arrebatarme el plato y sentarse a comer como troglodita, aunque cuidando no desperdiciar ni un gramo de su ración, Shippo salta en el aire esperando su parte, se la doy mostrándole una sonrisa, el me agradece y se sienta al lado de mis piernas con la precaución de mantenerse alejado de Inuyasha en un posible caso de que éste intente quitarle la comida, Miroku solo acepta educadamente su alimento y una vez que Sango y yo ya hemos servido el nuestro nos sentamos los tres.
Solo llevo la mitad del plato cuando un grito de Inuyasha llama mi atención, deteniendo momentáneamente mi acción para girarme a verlo.
—¡Kagome!, ¿te vas a terminar eso?, desde ahora te aviso que si engordas demasiado deberás irle pidiendo el favor a Sango de que ella te lleve en Kirara, si se me rompe la espalda, ¿Quién luchará contra Naraku?, ¿no prefieres darme el resto a mí?, sería un bien para la comunidad—argumenta levantando la ceja con arrogancia, estoy de acuerdo en que su fuerte no es la sutileza, pero porque maldita sea tiene que ser tan…¿hiriente?
—¡Quieres cerrar la boca Inuyasha!, ¿Qué diablos te importa si Kagome se come o no su ración?, ¡ahí en la olla queda más guisado!, ¡hártate de él!—señala enfada Sango, seguro intentando contener las ganas de acomodarle a Inuyasha el boomerang de sombrero.
—¡Pero es que también lo hago para que ya no se siga poniendo tan pesada!, el último viaje a la aldea mi espalda sufrió las consecuencias!—refuta manteniendo su postura fastidiada y con cara de "me vale lo que me digan, yo tengo la razón", cruzado de brazos, inflando los mofletes y actuando de una manera tremendamente infantil.
—¡No te vayas a morir Inuyasha!—interviene Shippo dando lugar a una discusión por quien tiene la razón y Miroku actuaba de mediador, intentando controlar los ánimos, sin mucho resultado debo agregar.
Pero todos callan cuando me levanto de improviso, mis ojos están completamente cubiertos por mi flequillo, y bajo él, se encuentra mi rostro indignado y herido, sé que no es la gran cosa, pero si me dolió…y mucho.
Me dirijo lentamente hacia la olla en donde quedaba el sobrante del guisado, lo levanto y antes de que siquiera alguien pudiera reaccionar, vacío el contenido sobre la cabeza de Inuyasha, haciendo que se quede congelado durante el tiempo en que termino de verter el guisado sobre él, dejándolo bañado en una sustancia viscosa, y por demás olorosa, ya no está caliente, por lo que no reacciona gritando como loco por quemaduras.
—Espero que te aproveche, y te llenes del delicioso guisado, ¡ah y lo olvidaba!—menciono tomando camino hacia donde estaba sentada con anterioridad recogiendo el plato a medio comer y se lo acomodo al albino en la cara, dejándolo lleno por completo de comida, tanto como cabello, rostro y vestimenta, para después darme la vuelta y meterme a mi saco de dormir—espero que hayas quedado satisfecho—agrego antes de cerrar los ojos fuertemente intentando contener las traicioneras lágrimas que se juntan en mis párpados, ignorando el barullo que hacen mis compañeros después del alarido de protesta de Inuyasha y las risas de parte de los demás.
Mi garganta está ocupada por un gran nudo, pero las lágrimas no son autorizadas para salir, en cambio en mi interior nace una esperanza, mañana pase lo que pase iré a mi casa a buscar en el internet dietas, pase lo que pase y ante todo debo adelgazar, más que recuperar el respeto de mi compañero de viajes y aunque me duela el único hombre que amo, debo ser capaz de demostrarme a mí misma, que el control lo tengo yo, y no una estúpida bola de arroz.
Muy bien amigas!aqui les traigo el primer capítulo de esta historia tan…¿Cómo podría llamarle?, no encuentro el adjetivo…(idiota, fumada, excesivamente emo o rara?), más vale que te calles de una vez Kimiko o quien va a pasar un buen tiempo sin comer serás tú, bueno ya encontré la palabra!, original, vanguardista, dedicada, escrita por mí?(se nota la humildad en tus palabras ¬¬), que!, si no me echo porras yo misma quien lo hara!, así que aquí viene la explicación de mi gran actuación en este fic.
Sobre decir que hay una razón por la que escribo este fic y ésta es que lo dedico especialmente para una amiga, que pasó o pasa por esto, es una forma de acercales algo de información verídica, para que ustedes, si tienen amigas o ustedes mismas presentan estos cuadros anímicos sean capaces de detectarlos, no planeo psicoanalizarlas, porque también esta historia es dramática, y es entretenimiento, ese solamente es un plus a la trama, es solamente como si una anoréxica te estuviera contando su historia, en este caso, Kagome.
