Disclaimer: Los personajes, son correspondientes a cada creador de la compañía Nintendo, únicamente los he tomado prestados para éste escrito. No obtengo ningún beneficio económico.
Advertencias: De momento… nada. Hasta el siguiente capítulo.
Enjoy! :D
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- ¿Dónde está Marth?.- preguntó Ike apenas viendo a su amigo de años.
- ¿No ha venido a visitarte?.- inquirió sorprendido el rubio.
- La ultima vez fue el jueves de la semana pasada. Y si te das cuenta hoy es sábado tiene ocho días sin ve…
- Hoy es viernes.-corrigió dudoso Link mientras se sentaba en un espacio de la cama a un costado.
Ike bufó.
- De acuerdo, siete días.- compuso el de cabello azul.- Me pregunto si será una manera indirecta de decir: "No me interesa salir con un chico que está hospitalizado y que ni siquiera sabe si saldrá vivo de ahí. Tengo otros asuntos más importantes que estar visitando un horrible hospital y a un aburrido enfermo quizás terminal"
Link rió forzadamente.
- Hombre, sabes que Marth no es así. Si te escuchara le lastimaría que pensaras eso de él.- Dijo tranquilamente.- Debe tener cosas importantes que hacer, recuerda que dentro de poco será la cabeza de los Lowell, ya cumplió veintiuno ,legalmente ya tiene la mayoría de edad y puede asumir semejante responsabilidad.
El peliazul gruñó.
- Tiene que estar ajetreado, los exámenes semestrales están casi encima y recuerda que está estudiando medicina y no puede perderse clases ni prácticas en el hospital. Incluyendo esto del liderazgo de su familia… Ah, y su hermana se va a casar pronto, recuerda que quiere que vayas a la boda, ¡Tienes que aliviarte ya!.
- Ojalá fuera tan fácil. Recuerdas lo de "quizás enfermo terminal".
- Eres un maldito exagerado.- se quejó Link.- Y también un pesimista de primera. Me hartas con esa actitud.
- Oh, discúlpame, por intentar ser realista e querer hacerme a la idea de que puedo no salir vivo de este hospital.- gruñó Ike molesto.- Quizás si fueses tú el que estuviese en la cama enfermo de quién-sabe-qué, entenderías mejor esta "exagerada actitud".
- ¿Y qué puede llegar a tu hueca cabecita de cómo me siento? ¡Veo a mi mejor amigo de hace años, sentado en una camilla de hospital, hablando de su muerte como si nada! ¡Hablas de morir por una enfermedad, que quizá ni es nada lo suficientemente grave, como si incluso la desearas!
Ambos amigos se miraron por largo tiempo. Y de un momento a otro, comenzaron a reír. Sí, a los dos chicos les hacía falta desahogarse un poco. Sacar su miedo, y como siempre, gritarle un poco el uno al otro.
- Todo estará bien.- susurró Ike.
El rubio, estuvo a punto de hablar cuando el sonido de su celular le interrumpió. Con fastidio atendió la llamada alejándose un poco de Ike.
- ¿Ajá?… ¿Qué?, ¿Porqué?… Ya, ya, de acuerdo. Voy para allá. -Link cerró el celular con desesperación y con esta misma miró a su compañero.- Tengo que irme viejo, ¡Vendré mañana!.
Gritó sin esperar una respuesta, pues inmediatamente salió de la habitación a pesar de las quejas de su amigo.
- Perfecto.- balbuceó el enfermo.
Aburrido, y a la vez preocupado, miró el reloj en la pared, cada manecilla giraba, produciendo ese horrible sonido sin cesar. "tick, tock, tick, tock", lastimando sus oídos, y su paciencia.
- No vas a venir hoy tampoco, ¿Verdad?…
Cerró sus ojos, con la ridícula esperanza de que Marth fuese a verlo. Lo necesitaba. Lo necesitaba como nunca antes.
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- ¿Estás bromeando?
- No, no me considero una persona que suele hacer bromas, menos de este tipo.- dijo suavemente el chico de cabellos y mirada azules.- Ike necesita un transplante de corazón.
- Él no lo sabe. Y estoy seguro que es obra tuya, ¿Me equivoco?.- habló Link.
- Sí, es obra mía. No quiero preocuparlo con esto. Sólo sabe que está enfermo, y para mi es suficiente, no habrá problema porque tengo todo arreglado.
- Y si lo tienes todo arreglado, ¿Porqué me dices esto?
- Necesito que lo sepas.- susurró entrecortadamente.
- Marth, ¿Hay algo que me escondas?, ¿Quién es el donante?
- Eso no importa ahora.- contestó inmediatamente.- Y lo que te escondo, saldrá a la luz en su debido momento.
- Eres de lo peor.- dijo el rubio.- ¿Hay otro secreto que el señor Lowell desee sacar ahora? ¿Otra duda que quieras meter en mi cabeza?
- Hay un par de temas, que necesito hablar si no te molesta.- respondió con delicadeza, dando un sorbo a su té de cerezos.
- Yo también quiero hablarte de algo.
- ¿Y qué algo es ese?
- ¿Porqué no visitas a Ike?.- inquirió Link con molestia.
- Porque le estoy mintiendo. Si lo viese a la cara, involuntariamente le diría que está enfermo del corazón y necesita un transplante.- murmuró bajando la mirada.- No puedo mentirle si lo veo. No quiero preocuparlo con esto.
- Tiene derecho a saberlo, y tú no tienes porque cargar con esto solo.
Marth no contestó. Esperó a que el rubio le mirara con consentimiento, e iniciar un nuevo tema.
- ¿Y bien?, veo que no dirás nada, y ansiosamente esperas hablar de lo que sea que te ronde en la cabezota.- habló nuevamente Link.
Lowell, con un elegante movimiento de mano, llamó a una mesera, y educadamente le pidió otro té de cerezos. La chica (Aparentemente, estudiante de secundaria) sonrojada a más no poder, volteó y preguntó a su acompañante si no deseaba algo más. Ante la negativa de éste. Se marchó, y se giraba a ver al atractivo dueto de chicos universitarios. Pero siendo un poco más especifico, mirando con ensoñación al peliazul.
- ¿Sabes?, Zelda me llamó llorando hace dos noches.- comentó Marth, como si no fuese nada importante.- ¿Ha pasado algo importante que sea merecedor de hacer una conversación?
- No es nada.
- Link, tú y yo sabemos, que es algo. Y también, que necesitas un consejo, humildemente, te ofrezco uno mío, aunque como siempre, puede no ser lo que esperas.
- No me hables así, por favor, nos conocemos de hace años y nunca has dejado de hablar como un hombre de la realeza de la edad media.- se quejó Link, mirando el suelo.
Marth por su lado, soltó una acompasada y elegante risa, (Que por cierto, atrajo muchas miradas), pero tras un breve instante volvió a su pequeña sonrisa y mirada serena.
- No lo lograrás.- dijo el peliazul.- Intentas cambiarme el tema, pero no lo lograrás, así que ahórranos tiempo, y déjalo.
Una mesera diferente a la que los había atendido hace un momento, llegó y con suavidad dejó el té en la mesa. Marth, le miró sonriente y soltó un gracias con delicadeza.
Al igual que la otra mesera, se sonrojó y preguntó entre balbuceos, si deseaban algo más. Nuevamente ante la negativa del rubio, no tuvo otra opción que marcharse y llegar a chillarle a su compañera, que realmente el chico de la mesa 6, era un caballero increíblemente apuesto.
- Eres un bastardo.- Espetó Link riéndose.
- Esas adolescentes, hacen un descuento magnifico si les sonríes un poco y eres amable con ellas.- contestó él también riendo.
Link murmuró algo como un "Doble cara interesado", pero a Marth, poco le importaba.
- En fin, ¿Serías tan amable y dejarías de evadir el tema, y decirme lo que pasó de una vez?, incluso, si crees que no puedo serte de ayuda y darte un consejo aceptable… Aunque seas de mis mejores amigos, Zelda también lo es, y no dejaré que vagas peleas y temas estúpidos la saquen de su quicio, y la lleven a sufrir.
El rubio suspiró rendido. En realidad, ese tema con la persona que menos quería hablarlo, era Marth.
- Zelda ya no es lo mismo para mí. Desde hace un tiempo las cosas cambiaron.
- ¿Y ya te habías dado cuenta?
Asintió levemente con la cabeza.
- ¿Entonces hasta cuando pensabas detener éste juego de sentimientos?.- regañó Marth.- Sé que no querías dañar a Zelda, pero al no corresponderla y seguir con ella, eso hacías.
- Sí… Pero, ¡terminar con ella la destrozaría!.
- Es verdad, pero ¿qué sentido tiene estar junto a alguien que no amas?, comprende, que la dañas de igual manera y también te hieres a ti mismo.- dijo Marth un tanto indiferente, dando el ultimo sorbo a su té.- Deberías ser sincero con ella. Lo merece.
- Tú también deberías ser sincero con Ike.
- A diferencia de ti, lo hago para evitarle un daño innecesario.- musitó, levantando la mano, y haciendo una suave seña a la camarera.
Inmediatamente, dos corrieron a la mesa, empujándose y peleando por ver quien atendía la mesa 6. Finalmente una de estas ganó, cuando la otra se vió jalada por el gerente, enviándola a atender otra mesa.
Lowell, nuevamente sacando su coqueta educación, pidió la cuenta.
- ¿Si tú necesitaras una operación en el corazón, preferirías que te lo escondieran?.- preguntó Link comenzando a molestarse.
- Si tienen todo solucionado, no hay porqué enterarse, y sufrir sin razón. Ike tiene un donante, los mejores médicos del estado le atenderán y el está seguro. Todo está en orden. No tiene que pasar un mal rato y preocuparse por nada.
El mesero, ahora un chico (Fastidiado por la actitud de sus compañeras), dejó la bandejita con el papel en la mesa y observó al chico peliazul, que le devolvió la mirada y le regaló una preciosa sonrisa. Y sin más, el joven se retiró con un suave sonrojo en sus mejillas. El par de universitarios pudo escuchar un: "¡Incluso Pit se puso rojo con el chico de la mesa 6!". Pero ambos decidieron pasarlo por alto, y seguir con su pelea.
- Por lo menos, podrías ir a verlo al hospital. Él comienza a pensar que lo engañas y has conseguido a alguien más… Y yo también lo pienso Marth, con ese coqueteo tuyo, no es difícil que consigas otro novio, o quizás novia.
Por primera vez el peliazul frunció el ceño.
- No es coqueteo, se llama educación, no es asunto mío si los demás lo confunden.- vociferó molesto.- Ya te lo dije, si no voy a verlo es por una razón más factible que la tuya y tu ridículo pretexto del porqué no terminas con Zelda.
- ¿Porqué metes mi relación en esto?.- inquirió Link, también enojado.
- Yo no fui quien comenzó.- mencionó ahora más calmado, mientras sacaba la cartera y depositaba un billete de veinte dólares en la bandejita.
- Sólo estoy diciendo lo que es verdad.
- Yo también lo estoy haciendo.
- A veces no eres la persona más agradable con la que me pueda topar.
- Sé que no lo soy. Y de verdad, no me hagas enojar con comentarios fuera de lugar. Porque nunca me has visto molesto de verdad, y no querrás hacerlo, Link.
- Hmp. De igual manera, quien empezó a meterse en asuntos de otras personas fuiste tú.
- Y lo hice con la intención de darte un consejo, no la de que comenzaras una ingrata discusión sin sentido sobre mis decisiones.- se defendió el peliazul.
- Es mi mejor amigo sobre el que estás tomando "decisiones", ¿esperas que no haga nada?.
Marth soltó una risa forzada.
- Eres un hipócrita.- dijo con una sonrisa.
- ¿Qué?
- Dios, ¿crees que no me doy cuenta, Link?.- preguntó Lowell mirándolo aún sonriente.- La persona que te hizo dudar de tus sentimientos a Zelda, fue Ike. Repentinamente, te enamoraste de tu mejor amigo, ¿me equivoco?.
- No digas idioteces Marth.- Sí, esa era la razón por la cual el rubio, no quería tocar ese tema. Menos con el peliazul.
- No tengas el descaro de negármelo Link, sé sincero conmigo, porque yo lo soy contigo.
- De acuerdo, ¿Y qué si estoy enamorado de Ike?, el muy idiota sería incapaz de dejar de quererte a ti, es decir, ¿Porqué dejaría a su novio perfecto, por su mejor amigo hetero? ¿Porqué arruinaría el futuro que ya planearon juntos?, no soy especial a fin de cuentas.
Marth sonrió complacido. Link por momentos, se sintió asqueado por esa sonrisa.
- Me alegra que al fin seas honesto contigo, y saques todo lo que tenías dentro, lamento haberte hecho decir eso, pero necesitabas hablarlo, ¿no?, eres especial Link, importante. Para mí, para Ike, para tus amigos. Y yo estoy seguro que serás feliz, a fin de cuentas, lo mereces.- Se levantó, y con cuidado se puso el saco negro, correspondiente al traje de ese día.
Tomó su mochila y dispuesto a irse, miró a Link.
- Pero solo podrás intentar algo con Ike, cuando yo ya no esté a su lado. Cuando deje de estarlo, no dudes en intentarlo.- desacomodó aún más el cabello ya despeinado del rubio, y se fue con paso veloz y elegante al coche negro estacionado en el sol.
Link, pudo escuchar las quejas del peliazul, sobre lo caliente que estaba dentro. Y soltó una risa, pero no pudo evitar pensar en las palabras de Marth, ¿A qué se refería con "Cuando deje de estarlo, no dudes en intentarlo", ¿No planeaban estar juntos toda la vida?. Era confuso. Marth Lowell, era un chico realmente confuso, pero de alguna manera, siempre lograba que se hiciese sentir mejor consigo mismo.
Decidido, también se levantó y a paso lento, se fue del café. Sacó su celular, y llamó a Zelda, se dirigía a su casa, y como se lo había pedido el ojiazul, sería honesto con ella.
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- Estoy segura, que no fui la única que en momentos odió a Marth. ¡Y yo lo amo!, como no tienen una ridícula idea, excepto tú Rikku, tú si eres consciente de cuanto le quiero xD. Ahh…
- Esto inicialmente, se trataba de un one-shot. Por razones estúpidas, (como no darme cuenta de lo que escribo) llegó a dividirse. Y no se asusten. Está terminado xD. Los otros dos, que están sin terminar los actualizaré cuando FF.N me deje. ¬¬
- ¡Les agradezco su atención, no solo a éste fanfiction, si no también a mis penosas palabras al final!
Como siempre, los reviews no son obligatorios, pero los agradezco.
