Disclaimer: Ni la serie ni los personajes que a continuación aparecen me pertenecen, sólo la historia. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

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Capítulo 1: Sólo los tontos se enamoran.

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- Adios, pequeña mariposa.
Cat Noire disfrutaba de la visión de su compañera mientras desakumatizaba al insecto. Adoraba verla hacerlo. Adoraba escucharla recitar el hechizo para conseguir su Lucky Charm. Adoraba incluso escucharla respirar. Este enfermizo amor que llevaba años sintiendo por ella empezaba a corroerle las entrañas. No podía evitarlo, cada día la necesitaba un poco más que el anterior. Si tan sólo pudiera llevarse un beso de su bichito...
No podía pensar en nadie más. Nino le había aconsejado que intentara mirar hacia otro lado y aprovechar el tiempo con alguien más cercana y mas... bueno, más factible que la heroína de París. Claro que su amigo pensaba que el motivo por el que su amada no le hacía caso era porque, obviamente, un personaje como ella no podría mezclarse con la gente de a pie. Y porque juraba y perjuraba que entre ella y su compañero gatuno había algo. Sin quererlo estaba avivando la esperanza en el corazón del muchacho, aunque debía disimularla y seguir compungido como Adrien.
Meses atrás, Alya, con la ayuda de su chico, les había preparado una encerrona a él y a Marinette para que se quedaran a solas y nadie les molestara. Pero no había salido como esperaban. Su compañera era una chica muy interesante, guapa, inteligente, y sobre todas las demás cosas, era sumamente adorable. Pero no era su lady. La cita fue bien, pero al finalizarla con un romántico beso, ambos notaron que eso no funcionaría. La cabeza del muchacho estaba en otra persona, y el corazón de ella se resentía con la distancia que veía en esos preciosos ojos verdes. Quedaron en volver a llamarse, en repetir la cita, y nunca más lo hicieron. Marinette no se atrevía a volver a exponerse a semejante dolor, y Adrien, simplemente no pensaba en ello.
Ahora, cerca de la mayoría de edad y con el arrojo que le daba el traje negro, quiso lanzarse a la piscina, y cuando chocaron los puños celebrando su victoria, sujetó la mano de su compañera y de un tirón la atrajo hasta sus brazos, curtidos por los años de salvar París. La miró con verdadera idolatría en sus ojos y, tomando aire para armarse de valor, se lanzó a probar sus tentadores labios. El beso no resultó del todo negativo. Si bien en un principio ella no le correspondía, cuando se metió dentro de su boca notó que la corriente eléctrica los activaba a los dos, haciendo que Ladybug se dejara llevar por el momento y atacara la lengua del gato con la suya propia. Después de un momento de perder totalmente la cordura por ambas partes, y con la ayuda de un flash, rompieron el beso para darse cuenta de que varias personas les enfocaban con sus teléfonos, inmortalizando ese momento en todo tipo de formatos y dispositivos.
- Genial, mañana seremos noticia. - Se quejó ella, cansada. - Gracias, gatito.
Y dicho ésto, estiró su yoyó y se marchó a toda prisa, dejando a un feliz Cat Noire sin querer despertar del sueño en el que acababa de meterse.

- Joder, no puede hacer eso.
- Pues lo ha hecho - respondía la kwami escarlata - y tú lo has disfrutado.
- ¿Yo lo he disfrutado? -La pregunta, más que duda para ser contestada era objetivo de futura investigación personal.
- No puedes decir que no, Marinette. Yo lo sentí. Te gustó el beso de Cat y lo volverías a repetir.
- ¿Lo volvería a repetir?
Se sentó en la cama dubitativa. No las tenía todas consigo, pero razón no le faltaba a Tikki. Desde el fiasco de la cita con Adrien, su gran amor, sus sentimientos habían ido en decadencia hasta formar una masa gelatinosa de recuerdos vagos, sueños frustrados y trozos de corazón, que se negaba a dejar ir pero que en el fondo sabía que no le llevaría a ningún sitio.
- ¿No crees que es hora de que pases página y te fijes en lo que tienes delante?
Las aplastantemente veraces palabras de su compañera la sacaron del shock. ¿Merecería la pena esperar por Adrien? ¿Debería olvidarle de una vez? ¿Pasar página? ¿Buscar a otra persona? Con esos pensamientos se fue recostando en la cama, de cara a la pared. Se quedó estática mirando una antigua foto del modelo que tenía pinchada en su tablón de corcho, y sintió una punzada en el pecho. Llevaba perdiendo el tiempo muchos años. Había intentado gustarle por todos los medios, pero sólo conseguía condescendencia por su parte. Estaba claro que a esas alturas no se fijaría en ella como algo más que una amiga. Pero también era verdad que Cat Noire no conocía su personalidad torpe y aburrida como Marinette, por lo que no podía estar segura de sus sentimientos. Era fácil enamorarse de una heroína fuerte, decidida, buena... Cualquiera podía sentir admiración por ella y confundirlo con amor. Pero no lo veía un amor sincero, y eso le hacía descartar a su compañero una y otra vez.
Su teléfono sonó. Era Alya.
- ¡Marinette! ¡No sabes lo que acaba de pasar!
- No, no lo sé. -Contestó cansada. Ahora no le apetecía fingir un entusiasmo que no tenía.
- Ladybug y Cat Noire han hecho pública su relación.
Eso la espabiló al momento.
- ¡¿Qué?!
- Lo que oyes. Les han visto besándose después de vencer a un akuma. Pero besándose... ¡besándose! No como besarías a tu hermano, no. Como besas al amor de tu vida. ¡Hay un montón de vídeos y fotos!
- No me lo puedo creer...
- Pues creetelo. Te mando un par de enlaces, y me dices qué te parece.
En el primer enlace había una foto del momento justo del beso entre los dos, ambos con los ojos cerrados y, sí, con cara de estar disfrutando. El segundo enlace era un vídeo en el que se veía cómo ella incluso le llegaba a abrazar. ¿De verdad había hecho eso? No lo recordaba, pero se veía claramente en el vídeo que sus manos llegaron a rodear la espalda del gato.
- Oh dios mío... -murmuró en shock.
- ¿Verdad? -dijo su amiga aún al otro lado de la línea.- Tengo que conseguir una entrevista con ella, ¡esto es un bombazo!
- Y tanto...

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La noticia del supuesto noviazgo de los héroes de París había caído de distintas formas en la gente. Unos la adoraban, otros la odiaban, y a otros les parecía indiferente. Adrien iba muy contento al instituto, cosa que a Nino le extrañó dada su pasión por la chica.
- No, es que... Me viene bien esta noticia para darme cuenta de que no puedo aspirar a nada con ella.
- No podías ni antes de ésto. -Comentó su amigo.
- Tendré que fijarme en otra persona.
Marinette entraba en la clase con visible cara de enfado. Tenía las mejillas arreboladas y eso le daba un aire aún más adorable. Nino le dio un codazo a Adrien cuando se dio cuenta de que no paraba de mirar a la muchacha de las dos coletas.
- Tendrás que hacerlo... -y con un guiño le dio todo el apoyo que pudo.
- Después de clase hablaré con ella.
Plagg le dio un golpe en el costado y el chico se abrió un poco la camisa para ver qué estaba pasando. Su kwami le miraba con gesto interrogante.
- Es la mejor coartada del mundo... -susurró hacia su pecho. Plagg se llevó una patita a la frente en desaprobación.

Cuando acabaron las clases Adrien se metió en el aseo para trazar un plan.
- ¿Crees que es buena idea? -preguntó el kwami.
- Es una gran idea. Así nadie sospechará nada. Y pensarán que mi felicidad es por estar con Marinette.
- Es que creo que vas a utilizar los sentimientos de tu amiga, y la vas a hacer mucho daño.
- No te preocupes, ya lo he pensado. Ella es una gran chica, disfruto de su compañía. Sólo tengo que retrasar el tema físico y todos estaremos contentos. Luego, todo será hacer que se vaya desenamorando de mí poco a poco, hasta que no vea sentido a nuestra relación. Es el plan perfecto.
- Sigo pensando que no es buena idea jugar así con los sentimientos...
Pero tuvo que dejar de hablar y correr a esconderse en el bolsillo interior de su camisa porque el chico salió corriendo del baño. Ya tenía pensado lo que le iba a decir, sólo le quedaba encontrarla. Y no le fue difícil. En la misma puerta del instituto, apoyada en la pared, sonreía dulcemente mientras se tocaba el pelo y hablaba con alguien. ¿De qué le sonaba ese tío? Era un muchacho bastante más alto que ella, de pelo teñido con mechas azules y las uñas pintadas de negro. Llevaba a la espalda una guitarra.
¡Claro!
Ya sabía de qué le conocía. Era Luka, el hermano de Juleka. pero, ¿qué hacía allí? Hablaba animadamente con Marinette, sin quitarle el ojo de encima, y demasiado cerca de ella, quien parecía estar bastante a gusto en su compañía. Adrien sintió una presión en el pecho que cada vez molestaba más, y sin saber exactamente por qué, comenzó a crecer una ira en su interior que no pudo controlar. Se acercó a ellos y saludó con una sonrisa de lo más irresistible.
- Hola Marinette.
- Hola Adrien. -contestó ella después de ofrecerle un rápido vistazo y volver al chico con el que estaba hablando. El otro se sintió de pronto insignificante.
- ¿Te apetece ir a tomar algo después de las clases?
Ella se giró hacia él, dando a entender que ahora sí era parte de la conversación. Antes, pues no.
- Lo siento, pero ya he quedado. Quizás en otro momento. -Y su atención volvió a centrarse en el otro, que, curiosamente, sonreía ahora con satisfacción en la cara.
- De... de acuerdo...
Con aire de derrota, el modelo se alejó de la pareja mientras oía las risas de la chica a su espalda. Eran como puñales que se iban clavando en su espalda. ¿Por qué le molestaba tanto? Quizás porque siempre contó con que lo tenía todo ganado con ella y nunca pensó en la posibilidad de que eso cambiara. Ahora, mientras entraba en el coche con su guardaespaldas y les veía alejarse, con Luka tomando tímidamente la mano de Marinette y ella sonrojándose con una sonrisa, empezaba a temer el haber llegado tarde.