It's alrigth, it's okey.
Venganza. Era todo lo que quería luego de aquella amarga noche. Había permanecido a su lado por casi un año, unos malditos 10 meses desperdiciando mi vida junto a él.
Aquellas duras palabras aun resonaban con un eco ensordecedor en mi mente, revotando por las paredes de la misma dando por resultado que mis lágrimas cayeran con más impulso, más fuerza.
[ i ] – Jennifer hay algo que tengo que decirte- confeso con tranquilidad-.
– ¿Qué sucede amor?- mi mano derecha toco su zurda-.
–Lo nuestro ha terminado- mis ojos se abrieron con sorpresa ¿Acaso estaba de broma?-.
– ¿Esto es un chiste Kevin?- pregunté incrédula aun-.
–Para nada- una sonrisa burlona y un tanto arrogante se reflejo en lo que parecía un rostro completamente angelical-.
–Pe… pero ¿Por qué? ¿Hice algo mal? ¿No me amas?- mis ideas de componer un futuro junto a él se desvanecieron, no quedaba nada en nuestra relación… solo un doloroso adiós-.
–No tengo que darte explicaciones Jennifer, solo término. Me canse de ti, de la rutina- "me canse de ti" aquello había dolido más de lo que hubiese imaginado-.
–Eres un imbécil Kevin ¿Cómo puedes?- solloce y lo observe con rabia-.
–Acepta que todo tiene un fin y este es el nuestro- explicó sentando, aun, en la silla de aquel bar mientras que la gente a nuestro alrededor nos miraba-.
– ¡Te odio maldito!- bramé con rencor mientras que con rapidez tomaba mi bolso de mano- Pero antes de irme necesito hacer algo más- enarco una de sus gruesas cejas castañas, me vista viajo por la mesa en busca de aquel vaso de Coca-Cola el cual tome entre mis manos. Sin dudarlo dos veces salpique su cara junto con su ropa con el gaseoso líquido-.
Me sentí algo satisfecha después de aquello, por lo menos lo había hecho pasar vergüenza, pues el bar entero estalló en carcajadas al notar su asombro luego del ligero chapuzón. Salí hecha un rayo por el trozo de acoplado de acero pintando de un rojo intenso.
Eso fue todo, fue el fin… [ /i ]
Me encontraba ahora parada frente a la puerta del departamento perteneciente a Taylor, mi mejor amiga. Eran ya cerca de las 12 en punto de la noche, pero sabría que no se dormiría temprano en un día sábado. Mi dedo se mantuvo firme sobre el botón del timbre, cuando por fin se digno a atenderme.
– ¿Si?- interpelo extrañada, más ¿Quién tocaría su timbre siendo media noche?-.
–Tay soy Jenny ¿Puedes abrirme?- mi notable voz quebrantada, hizo que mi amiga bajara en lo que gallo canta-.
–Mi dios Jennifer ¿Qué ocurrió?- me acurruco entre sus delgados brazos-.
–Lo odio, lo odio con toda mi alma- solloce con fuerzas apretando entre mis manos la fina tela de su remera-.
–Ven subamos, te preparare algo caliente y me contaras que sucedió ¿está bien?- asentí entre lágrimas y ambas tomamos el ascensor hacia su piso-.
Una vez estuvimos dentro de su hogar, con la taza de café en manos me hizo sentarme en su cama, ella tomo asiento frente a mí y así comenzó la charla… una larga y tormentosa charla…
–Cuéntame que fue lo que paso- mis labios se despegaron de la porcelana entibiecida-.
– Solo dijo que terminábamos, que estaba…- respire profundamente, recordar aquellas palabras me quemaba la piel- que estaba arto de mi- apreté mis párpados en un intento inútil de contener el llanto- y de la rutina-.
–Jennifer dime que vas a hacer algo para vengarte de esa basura-.
– Es que no lo sé Taylor, quisiera hacerlo añicos tal como él lo hizo conmigo pero no conozco su punto débil-.
–Oh vamos, deja de tenerle compasión. Fue cruel contigo te destrozo tiene que tener su merecido a como dé lugar-.
Medite y rebusque algún dato útil para mi venganza, algo que hiriera su ego que lo hago lamentarse de haber terminado nuestra relación sin una causa justa. Mis ojos se expandieron, casi en su totalidad cuando encontré aquello que podría tocarlo…
–Tay tengo una idea- volví a tomar un sorbo de café-.
– ¿Cuál?- me miro con curiosidad-.
– ¿Te acuerdas aquellas ocasiones en las que Kevin y sus amigos salían en las noches y terminaba enterándome que siempre encontraba alguien que le hiciera "compañía?- la observe, ella solo asintió- Bueno ahora estoy soltera, se exactamente a qué lugares concurre frecuentemente y seria una casualidad que me viera allí con alguien más ¿No te parece?- Taylor, quien era lo suficientemente vengativa, sonrió con malicia- Pero para poner mi plan en marcha necesito a alguien que sea cercano a Kevin, alguien que no pueda sospechar de mi venganza-.
–De eso no debes preocuparte, tengo a esa persona y es perfecta para tu revancha contra él-.
–Dime quien es-.
–El hermano de Kevin- eso sí sería un golpe bajo, pensé en mi fuero interno-.
– ¿Te refieres a Joseph?-.
–No, Joseph va a darse cuenta de lo que te traes en manos. A quien me refería era a Nicholas, mira el es un tanto inexperto en cosas del amor no percibirá lo que tramas-.
–Amiga eres un genio- sonreí-.
Habíamos planeado con Taylor casi toda la madrugada como haría que las cosas funcionaran, para que mi venganza tuviese éxito. Ya cansadas del diálogo, ambas nos quedamos dormidas sobre su amplia cama de dos plazas.
La luz solar provoco que mis párpados se abrieran con lentitud, Taylor aun dormía. Tome el aparato de pequeño tamaño, mi celular, eche una mirada ligera y eran ya las 10 de la mañana.
Me senté sobre el acolchado, mi amiga solo frunció su cien al sentir mis movimientos pero no hizo más que cambiar su posición y continuar con su sueño. Ingrese al baño, peine mi alborotado cabello castaño, enjuague mi cara y volví al cuarto. Deje a mi amiga una pequeña nota, avisándole de mi regreso a casa y que pondría el plan en marcha.
Camine solo unas pocas cuadras, cuando sentí una voz masculina que me resultaba familiar.
–Jennifer- gire mi cuerpo entero y fue cuando lo vi trotando hacia mi...-.
–Nick que sorpresa haberte encontrado por aquí- ¡Perfecto! Todo iba sobre ruedas-.
–Si lo sé, es que iba camino a una tienda que queda en la cuadra siguiente- sonrió- ¿Cómo has estado?- fingir que todo estaba bien, era uno de los puntos en los cuales Taylor y yo habíamos estado de acuerdo hoy por la madrugada-.
–Bien, muy bien- sonreí-.
–Me alegro por ti- lo sabía, Kevin no iba a contarle a nadie de nuestra separación otro punto a mi favor-.
– ¿Y como estas tú? Hace semanas que no te veo- comenzamos a caminar con lentitud hacia el destino de Nicholas-.
–Bueno, pues he termino con una chica con la cual salía hace poco tiempo. Pero después de todo creo que ha valido la pena, ella no era para mí- se encogió de hombros-.
–Lo siento mucho- ¿Qué tan mentirosa podría llegar a ser? Todo salía más que a la perfección-.
–No te preocupes encontré a alguien pronto- me observo detenidamente-.
– ¿Sucede algo?- le sonreí inocentemente mientras mordisquee mi labio inferior, haciéndolo distraer y balbucear completamente perdido en mi accionar-.
–Yo… bueno yo solo- sacudió su cabeza mientras que una sonrisita picara se dibujaba en mi rostro- No, no sucede nada en absoluto-.
– ¿Y a donde pensabas ir?- interpele mientras cruzamos una calle-.
–Pronto tendré una fiesta en la casa de un amigo y necesito ropa nueva- carcajeo-.
–Perdona mi incumbencia ¿pero puedes llevar acompañante?-.
–Claro que sí pero ¿A Kevin no va a molestarle?- hizo una mueca con sus labios-.
–No tiene porque, como él tiene derecho a salir con sus amigos yo también lo tengo ¿no te parece?-.
–Si tienes razón- asintió y paro su andar- Ya hemos llegado ¿me acompañas?-.
–Sera un placer- curve mis labios levemente-.
Nicholas abrió la gran puerta del local. Aguarde a tenerle a mi lado nuevamente, para recorrer juntos el enorme negocio. Me detenía cada dos estantes tomando prendas de vestir que fuesen adecuadas para Nick.
Con más diez conjuntos diferentes en mano, él entro a un probador mientras que mi mente trabaja arduamente pensando que haría para poder seducirlo, había logrado llamar su atención con el leve mordisqueo en mis labios pero tendría que tener una táctica más entre manos.
–Jenny- me llamó-.
– ¿Qué ocurre?- me acerque a la cortina-.
–Me atasqué- reí en un tono casi inaudible- ¿Podrías ayudarme?-.
–Okey, voy a entrar- corrí la tela que no dejaba ver del exterior al interior-.
Lo vi allí, sentado sobre el pequeño asiento colocado en una esquina del minúsculo vestidor. Para tener tan solo 17 años, su cuerpo era mucho mejor que el de Kevin sus brazos y abdomen estaban bien trabajados. Su piel tenía una palidez que la hacía ver delicada a simple vista. Y a esto se le sumaba su rostro de frustración tratando de colocarse una remera de algodón color azul marino.
–Simplemente se enredo en mi brazo y no puedo quitármela- se quejo moviéndose de un lado hacia otro-.
–Tranquilo, déjame hacer este trabajo a mí- sonreí y me acerque a su anotomía-.
Nicholas volteó, monitoree su torso enteramente. Humedecí mis labios secos, con la punta de mi lengua mientras que aun mis ojos no se despegan de su cuerpo. Con delicadeza tome de la tela y jale hacia arriba, lo que provoco que Nick perdiera el equilibrio…
Habíamos quedado en una posición un tanto tentadora, ambas manos de Nicholas estaban apoyadas sobre la pared del vestidor ubicadas por sobre mis hombros, su rostro estaba a centímetros del mío y el solo hecho de tuviera sus labios entreabiertos y la forma en la me mirara, me incitaba a continuar con la fase siguiente… el beso.
Fin de la primera parte.
