"De Afuera Hacia Adentro."
Por Betty-Boop.
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Prólogo: Pánico.
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Advertencia: Situación Cliché.
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La estaba observando, otra vez.
Todos tenían algo que hacer alrededor de la Torre, pero ella sólo se dedicaba a esperar... ahí. Observándola. Sin molestarse en disimular lo contrario, sus ojos brillando con curiosidad, mordiendo su lengua para evitar preguntar lo que fuera que la había tenido distraída toda la mañana.
Raven respiró profundo, cambiando la página del libro que descansaba ligeramente en su regazo. El panorama de otro atardecer regalaba rayos de sol que Raven tanto necesitaba. Desde que los síntomas habían comenzado, su cuerpo le había reclamado calor a casi todas horas y Raven estaba teniendo trabajo acostumbrándose a tal elemento, de la larga lista, siendo su naturaleza todo lo contrario. Raven era como una planta de sombra, toda su vida lo había sido... Ahora, no podía ni dormir sin tener tan siquiera una vela encendida. Era una locura.
Otra página.
Su mano libre se estiró hacia su taza, que yacía en la mesa frente a ella y como una reacción en cadena, la identidad de su observadora se reveló al flotar a su lado, con una velocidad que podía dejar a un correcaminos en vergüenza.
"Déjame ayudarte, amiga Raven." La alienígena se sentó en la orilla de la mesa, colocando su bebida delicadamente en su mano. Raven dio un largo sorbo antes de agradecerle con un movimiento de su mentón. Star sonrió, pero no se movió.
Raven pretendió seguir leyendo.
Starfire se movió al suelo tras unos minutos, sentándose cruzada de piernas y recargando su espalda sobre la mesa.
Raven finalmente suspiró. "¿Qué pasa, Star?"
Starfire fue rápida en responder, teniendo en su sabiduría que era casi un privilegio que Raven estuviera dispuesta a escucharla bajos las... condiciones.. en las que se encontraba. "¿Duele acaso, amiga Raven?"
Raven parpadeó.
... y otra vez más.
"¿Eh? Digo... ¿A qué te refieres?"
Star frunció su ceño, buscando por las palabras adecuadas. Cielos, realmente estaba interesada en lo que fuera que estuviera pensando. Raven cerró el libro lentamente, deseando devolver el favor. Últimamente no había pasado mucho tiempo con los demás Titanes, con excepción de Robin, siendo el único que más o menos toleraba... y porque si Raven debía desquitarse con alguien DEBÍA ser Robin y NADIE más. Él era el más—único—culpable.
"¿Duele estar... embarazada?"
Oh.
Casi por instinto, Raven jaló su manta hacia su pecho. "No. Eh... Pero lo será, Star."
Los ojos de su amiga se engrandecieron tanto que por un momento Raven creyó que saldrían de su rostro. "Oh, amiga Raven, y ¿como podemos ayudarte?" Castrar a Robin era una buena opción. "Por favor, ¡dímelo! No quiero verte sufrir de ninguna manera—"
"—Calma, Star." Raven tomó otro necesario sorbo de su té, su calidez relajando tanto sus adentros que no pudo contener un largo suspiro de placer. Después, volteó a ver Star y suspiró por segunda vez, aunque, por diferentes razones. Era como hablar con un niño. ¿Qué acaso no le habían enseñado esto en su planeta? Tal vez deberían llamar a Cyborg. "No hay manera de ayudarme.. Así tiene que ser el proceso. Pero, no te preocupes. No dolerá tanto," No lo hará, con todos los tranquilizantes que demandará. "y no dolerá hasta…" Raven hizo cálculos en su mente. "Ocho meses y medio, contando desde hoy."
Sonaba tan eterno y Raven repentinamente se sintió completamente sola. No se había puesto a pensar tanto adelante, en cómo sería el parto y cuánto realmente iba a doler − ¿que no decían por ahí que era como atravesar una sandía por un orificio del tamaño de un limón?
¿Y qué demonios iba a hacer después?
"Amiga Raven, ¿te sientes bien? Luces algo pálida." Star preguntó con genuina preocupación enlazada en su voz. Raven no necesitaba su empatía para averiguar que la pobre Star se estaba arrepentimiento de haberle tan siquiera dirigido la palabra. Raven trató de responderle, sin embargo... un nudo se había creado en su garganta. No estaba lista. Para nada de esto. ¿Qué sabía ella de criar a un bebé? ¿Qué le iba a enseñar? Gran ejemplo iba a ser a seguir, una mami mitad demonio destinada a destruir el mundo (sin importar que ya había derrotado a Trigon, porque ese NO era el punto) y un padre que se disfrazaba de semáforo para salvar vidas de gente inocente.
¡Por el amor de Azarath!
¡Esto era una locura!
"Raven, di algo, ¡me estás asustando! Ll-Llamaré a Robin—"
¿Y el pobre bebé? ¿Acaso iba a nacer con poderes sobrenaturales también? ¿Por qué no había pensando en todos esos detalles tan importantes antes? ¿Por qué lo había tomado tan bien todo este tiempo?—Bueno, no que tuviera mucho tiempo sabiéndolo, apenas tres semanas—pero aún así…
No.
No podía.
Era una completa locura.
-Es lo mejor. Sabiduría le susurró, ecos de llantos de Tristeza no muy lejos. Lamentablemente, ni eso la haría titubear, la decisión estaba tomaba. Así que, cuando sintió la proximidad de la presencia, que poseía gran parte de su alma, y permitió sus brazos rodearla gentilmente, Raven anunció lo que se debió haber dicho desde un principio.
"No puedo—No lo tendré, Robin."
