¡Y casi en el plazo! XD Tengo un problema con las fechas… Este fic fue escrito para el "Reto permanente: Harry Potter" de la comunidad "Un Mundo de Retos". Espero que lo disfruten :3
Cautiverio
—Entonces… ¿Cómo está James?
Lily levantó la vista de su taza de té, encontrándose con los perspicaces ojos de Bathilda mirándola desde el otro lado de la mesa. Devolvió la taza de té al plato, alegre de tener una excusa para desviar la mirada y no tener que demostrar su incomodidad.
James estaba en la casa. Había encogido todos los muebles para que Harry pudiese volar por ahí sin cuidado con su escoba de juguete; incluso había encantado pequeñas pelotas para que revoloteasen a su alrededor. Y a Harry no le asustaban, como ella había sospechado que pasaría, todo lo contrario: gorjeaba encantado y trataba de alcanzar las pelotas con sus manitas, y James, risueño y todo, lo mantenía vigilado, para que no se cayese.
Se había negado a ir a ver a Bathilda, decía que todavía no superaba lo que había dicho sobre Dumbledore y Grindelwald…. Aunque Lily sabía que, en realidad, James no quería salir.
No quería salir a casa de la misma anciana, la única vecina con la que podían hablar. No quería caminar los mismos metros teniendo que mirar por encima de su hombro, sentarse en una desvencijada sala llena de viejas fotos durante dos horas para luego desandar el mismo camino de regreso, por los mismos metros, mirando sobre su hombro.
James estaba deprimido. Y harto.
Estaba harto de no poder ver a sus amigos, de saber que podrían estar en peligro. Harto de no poder asomar la nariz por la puerta ni siquiera para que le diese el aire. ¿Hacía cuánto que no volaba en escoba o caminaba por una calle transitada? ¿Hacía cuánto que no comía un helado o cualquier otra cosa que no fuese enviada por los miembros de la Orden? ¿Hacía cuánto que no empuñaba su varita para hacer algo más que divertir a su hijo o levitar una taza al fregadero?
Demasiado tiempo.
Lily lo entendía. Ella estaba harta del cautiverio también. ¿Hacía cuánto que no hacía una buena poción? ¿Cuánto dese la última vez que había visitado una tienda? ¿Cuánto desde la última vez que había ido a comprar un libro?
¿Qué pasaría con la guerra? ¿Con Sirius, Remus y Peter? ¿Con Frank y Alice? ¿Con todos? La Orden era, de por sí, muy pequeña, se veían obligados a recelar de los aurores, y del ministerio. Y ahora, encima, tenían dos miembros menos.
Vencer costaría mucho más en esas condiciones.
Lo único que los detenía de abandonar su refugio y prisión, era Harry. Porque por una vez Voldemort no los buscaba a ellos, no iba a matarlos a ellos. Iba detrás de Harry. Quería matar a Harry. Y era la primera vez que Lily realmente tenía miedo de Voldemort. Cualquier movimiento en falso… Sería un riesgo demasiado grande.
Harry era sólo un bebé.
Un bebé que crecería, pero cuyo mundo no podría crecer con él. Pero crecería. ¿Qué pasaría cuándo aprendiese a andar? ¿Y cuando creciese? Harry no podría jugar con otros niños, ni hacer amigos, ni ver el mundo real.
Era una posibilidad dolorosa. Y aterradora. Lily deseaba jamás tener que ver aquello. Deseaba que lograsen vencer, que la guerra terminase pronto.
Quería, si era sincera, encarcelar a Voldemort ella misma. Y estaba segura de que James también. Porque ellos no habían hecho nada malo, no se merecían estar en cautiverio.
Sin embargo, sus deseos todavía estaban truncados, y Bathilda esperaba una respuesta.
—Bien —dijo, con sonriéndole ampliamente, tomando una pasta del tazón de en medio— está con Harry. Hoy estaba un poco inquieto, así que pensamos que sería mejor dejarlo jugar.
Y Bathilda tuvo, no por primera ni última vez, la sensación de que le estaban ocultando algo.
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