Notas de la autora: *Bienvenidos a una nueva historia Drarry. Siempre provoca ansiedad empezar una nueva historia.

Sinopsis: Ubicado en el Otoño de 1998. Harry y la mayoría de los alumnos de su año han regresado a Hogwarts para acabar su educación. Incluso los que asistieron a su séptimo año regresaron, pues no aprendieron nada útil de todas formas. A los Slytherins se les ocurre una forma única de "conseguir pareja" e invitan a las demás casas a unírseles. Parejas raras, parejas canon y, por supuesto, la mejor pareja: Harry y Draco. Les aviso, su relación va muy despacio pues descubrirán cosas acerca del otro y de ellos mismos.

El capítulo 1 se enfoca en información general y una introducción a la historia.

Advertencias: Ninguna en este capítulo. El smut y el slash comenzarán en el capítulo tres.

Disclaimer: No me pertenece nada de Harry Potter o de otros personajes. Pero, de nuevo los pervierto. ¡Gracias a JKR por inventarlos!

Notas de traducción: ¿Qué más puedo decir? Ah, sí. Cuando comencé a leer este fic me dije: "Debo traducir esto". La historia, en este momento, no está completa. (Sí, ódienme un poco). Pero tengo fe en que Reverie Wilde la terminará. Y sí, tengan cuidado, habrá partes gráficas. :D

También, quiero dedicarle esta traducción a DarkPotterMalfoy: muchas gracias por todos tus comentarios, eres una persona genial.

Bueno, directo a lo que vamos…


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1° de Septiembre, 1998

Octavo año. Nunca había habido octavo año en Hogwarts. La Guerra había cambiado varias cosas en verdad. Hogwarts, la comunidad mágica en general, jamás volverían a ser lo mismo. Septiembre había llegado, y, como siempre, los alumnos abordaron el expreso de Hogwarts en la estación. Los de primero se sentaban en compartimientos con otros alumnos que portaban las mismas expresiones nerviosas. Los alumnos más grandes, a pesar de estar acostumbrados, seguían un poco aprensivos de volver. Algunos habían estado ahí para presenciar la destrucción de su amada escuela. Algunos solo lo habían leído, o escuchado acerca de ello cuando oían conversaciones a escondidas.

La profesora McGonagall le había asegurado a cada padre que la escuela había sido reparada y regresada a su antiguo esplendor, a excepción de la Sala de los Menesteres. Los mortífagos restantes, que no habían fallecido o que no habían sido mandados a Azkaban, estaban siendo perseguidos por los aurores. Sus hijos estaban seguros. Aun así, incluso los alumnos podían ver la ansiedad en los rostros de sus padres. No estarían aliviados hasta que recibieran noticias de que sus hijos habían llegado con bien.

El tren abandonó la estación cuando Harry, Ron, Ginny y Hermione se sentaron en un compartimiento privado. Molly Weasley estaba reticente a dejar que sus dos hijos más jóvenes abordaran el tren, pero ellos le rogaron y lloriquearon hasta que por fin se rindió. Bueno, Ginny rogó y lloriqueó. Ron tuvo que ser convencido por su novia, Hermione. La dinámica del grupo había cambiado desde que se dieron el beso y admitieron sus sentimientos. Su romance ardía, rápido y furioso al principio; el resultado de la atracción reprimida. Pero ahora, meses después, peleaban tanto, o más, de lo que solían y las cosas que encontraban atractivas del otro se hicieron irritantes. Hermione sentía que el final de su noviazgo era inminente, pero ninguno quería ser el primero en expresarlo. Los cuatro se sentaron en el compartimiento en silencio, mirando por la ventana. Ginny puso su mano sobre la de Harry.

-Me siento muy alegre de que hayan decidido regresar. Sé que no fue una decisión fácil,- dijo.

Harry sonrió.

-No podría convertirme en auror sin mis ÉXTASIS. Era esto o escoger otra carrera,- respondió.

-Bueno, al menos yo estoy emocionada por regresar,- expuso Hermione. –No puedo esperar a ver Hogwarts de vuelta a su esplendor de siempre.

-Sí, supongo,- añadió Ron. –Será difícil no pensar en todos los que… Será difícil.

Hermione puso su cabeza en el hombro de Ron.

-Lo sé,- dijo, en voz baja.

Harry sonrió para sí mismo. Era bueno ver a Ron y Hermione compartiendo un momento tierno, para variar. Su relación parecía estar llena de más y más líos últimamente. En contraste, la relación de Harry y Ginny apenas mostraba señales de vida. Nunca peleaban, nunca desperdiciaban su tiempo en discutir por cosas estúpidas. No pasaban mucho tiempo hablando. Al menos no de algo importante. Harry apretó la mano de Ginny. Ella, para corresponder, se acercó y lo besó con gentileza, pero rápidamente. Eso era lo máximo de intimidad que habían alcanzado en las últimas semanas.

La puerta se abrió de repente y Draco Malfoy comenzó a entrar cuando se dio cuenta quién estaba dentro.

-Oh, lo siento. Me equivoqué,- dijo, y se regresó con prontitud.

-Hey, ¡Malfoy! ¡Espera!- Harry se puso de pie sin pensarlo y se apresuró a alcanzarlo.

Malfoy se detuvo en el pasillo angosto y se volteó para encarar al moreno.

-¿Qué pasa, Potter?- El llamarse entre sí "Malfoy" y "Potter" había perdido ya su mordacidad después de la guerra.

-Nunca respondiste mi pregunta,- dijo Harry.

-¿Y qué pregunta sería esa?- preguntó Draco son sinceridad.

-La que te hice en la Sala de los Menesteres. ¿Por qué no le dijiste a tu tía que era yo? En la mansión. Podrías haberle asegurado a tu familia un lugar de honor entre los mortífagos y te habrías deshecho de mí para siempre. ¿Por qué no le dijiste?

Draco parpadeó, como si estuviera sorprendido por lo que Harry había dicho, y al final respondió:

-Porque era lo correcto.

Malfoy se volteó despacio y comenzó a caminar hacia el carro que compartía con Pansy y Blaise. Harry se quedó cavilando su respuesta. Tal vez Malfoy era sincero. Su corazón jamás había aceptado las Artes Oscuras. Tal vez había seguido los pasos de su padrino en vez de los de su padre. Harry hizo caso omiso a lo que los otros le preguntaban acerca de su conversación con Draco. Por alguna razón, quería quedarse ese intercambio de palabras para él solo.

Cuando el tren llegó a la estación de Hogsmeade, los alumnos se bajaron y se dirigieron a los carruajes. Hagrid estaba ahí para saludarlos, como siempre.

-Hola a todos,- dijo con una sonrisa. –No estaba seguro de cuántos de ustedes regresarían. Al parecer, la mayoría de ustedes lo hicieron.

-Sí,- dijo Hermione. –Los dormitorios estarán abarrotados.

-Me imagino que compartirán habitación con otros de séptimo,- le dijo Hagrid. –Saben que nunca hemos tenido una clase de octavo año. Pero supongo que ustedes no son en realidad de octavo, porque, de todas maneras, no les enseñaron nada que valiera la pena el año pasado.- Hagrid se rascó la cabeza. Se estaba confundiendo a sí mismo. –Bueno, me voy a ver a los de primero.

-Adiós, Hagrid. Pasaremos a verte a la primera oportunidad que tengamos,- se despidió Harry.

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Mientras los alumnos se reunían en el Gran Comedor, la profesora McGonagall llamó a los de primero para que se pararan enfrente de todos y esperaran a ser seleccionados. Hermione se sentó junto a Ron, mientras Ginny y Harry se sentaban enfrente de ellos. Harry miró hacia la mesa de Slytherin. Era raro ver a Malfoy sin Crabbe y Goyle a su lado. Gregory había optado por no regresar a Hogwarts después de la muerte de Vincent. Harry jamás se había dado cuenta cuán poco amenazante se veía Malfoy sin sus gorilas. Estaba sentado en silencio, esperando como todos los demás, a que McGonagall terminara con la selección. Pansy estaba sentada a su derecha y Blaise enfrente de ambos. Había algo diferente en él. Harry supuso que había algo diferente en todos ellos. Incluso Pansy, que había estado ansiosa por arrojar a Harry con los lobos, parecía estar un poco más tranquila. Se acercó a Draco y le susurró algo al oído, haciendo que una sonrisa brillante adornara su rostro. Harry se encontró sonriendo también. Volteó antes de que Draco y Pansy notaran que los estaba observando. Pasando la mirada por todo el salón, Harry notó muchas sonrisas, y la suya se hizo más grande.

-¿Por qué esa sonrisa tonta?- preguntó Ron.

-¿Qué? Ah, es que estaba dándome cuenta que esta es la primera vez que estamos aquí sin que el mal amenace nuestras vidas.

-Tienes razón,- coincidió Hermione. –será bueno poder concentrarse por completo en nuestros estudios.

Ron se rió.

-Estaba pensando en que sería bueno solo pasar el tiempo y divertirse.

-Estudiar puede ser divertido,- dijo Hermione.

Ron, Harry y Ginny pusieron los ojos en blanco.

-Como sea, tengo la sensación de que éste será un año excelente,- dijo Harry con una sonrisa.

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El banquete había comenzado y Draco escuchaba a Blaise y Pansy hablar acerca de sus viajes de verano mientras comía su pollo con patatas. No podía aportar mucho a la conversación. No tenía algún viaje emocionante del que pudiera hablar, solo juicios e inspecciones e idas con el sanador para tratar de quitarse la Marca Tenebrosa.

-De acuerdo,- dijo Pansy con un brillo en los ojos. –Aún no les he contado qué más me pasó este verano.

La chica no esperó a que le respondieran.

-Descubrí el diario de mi madre, de cuando estaba estudiando en Hogwarts.

Blaise y Draco cruzaron la mirada, dando a entender que no estaban interesados.

-No sean así,- la chica golpeó a Draco con el codo. –Resulta que nuestros padres fueron bastante traviesos.

-¿Cómo está eso?- preguntó Draco.

Pansy le sonrió.

-Al parecer, tus padres comenzaron a hacer una serie de fiestas, solo con invitación, por supuesto. Las llamaban "Fiestas de varita".

-¿Qué es una "fiesta de varita"?- preguntó Blaise.

-En los 70's, los muggles solían hacer algo que ellos llamaban "Fiestas de llave". En estas fiestas, los hombres dejaban sus llaves en un recipiente. Al final de la fiesta, las mujeres escogían un juego de llaves al azar y se iban a la casa de ése hombre.

Draco y Blaise levantaron las cejas, sorprendidos de que los muggles hubiesen podido inventar un juego tan provocativo. Se acercaron más a Pansy mientras ella continuaba.

-Bueno, no sé exactamente a quién en Slytherin se le ocurrió, pero nuestra Casa hacía fiestas similares. Solo que usaban sus varitas en lugar de llaves. Y todos ponían sus varitas, no solo los chicos.

-Pero, entonces ¿quién escogía?- preguntó Blaise.

-¿Y qué sucedía si te salía otro chico, u otra chica, y eso no era lo que te gustaba?

Pansy encogió los hombros.

-Me imagino que ése era el chiste. Además, no necesitas tener sexo con la otra persona, solo deben pasar la noche juntos.

Blaise bufó.

-Como si ese no fuera el propósito del juego. Por supuesto que se supone que deben hacerlo.

-Fascinante,- afirmó Draco. –Dinos más.

-Mi madre no escribió las reglas ni los hechizos necesarios, pero se refería a un libro en la sala común de Slytherin que tenía escritos todos los detalles. Solo tenemos que encontrarlo.

-¿En serio piensas que deberíamos comenzar a hacer estas fiestas?- le preguntó Blaise.

-Por supuesto,- replicó Pansy. –Necesitamos algo de diversión por aquí.- Dirigió su mirada por todo el Gran Comedor. –Algunos de ellos necesitan desesperadamente soltarse un poco.

-¿Qué? ¿Piensas invitar a las demás Casas? ¿Estás loca?- sugirió Blaise. –No podemos tener personas de afuera en nuestra Casa. Nunca se ha hecho. Además, ¿en serio crees que alguno de esos idiotas ingenuos de Gryffindor se vayan siquiera a interesar?- dijo riéndose.

La expresión de Draco se oscureció un poco.

-Han pasado un mal rato por todo esto, Blaise. Mucho peor que tú. No estarías aquí ahora mismo si no fuera por algunos de esos idiotas. Así que, déjalos en paz.- Draco no había querido defenderlos tan apasionadamente, pero la guerra había terminado gracias a varios de ellos. Y, al menos, Draco estaba agradecido.

Blaise se sorprendió por las palabras de Draco por un momento y se quedó sentado, sin habla.

Terminando la tensión incómoda, Pansy habló.

-Bueno, a mí no me molestaría juntarme con uno o dos de esos ingenuos Gryffindors.

-¿En serio?-le preguntó Draco.

-Bueno, quiero decir, ¿quién no querría la oportunidad de acostarse con Harry Potter?

Los tres, despacio, dirigieron sus miradas a Harry, que estaba riéndose de Ron haciendo gestos groseros con su pierna de pollo.

-¿Puedes imaginarte cuán poderoso debe ser en la cama?- dijo Pansy con un suspiro. –Jamás lo he sentido en carne propia, pero he oído que los magos más poderosos liberan magia durante el sexo, haciendo que los orgasmos duren minutos, en vez de segundos.

-Ése es un cuento de viejas, Pans,- se burló Draco. –De seguro algún mago completamente feo lo inventó solo para acostarse con alguien.

Blaise y él se rieron, mientras Pansy ponía cara de disgusto.

-Bueno, no me importaría averiguarlo,- dijo, sonriendo con suficiencia. –Apuesto a que es mágico de cualquier forma.

Draco miró hacia la mesa de Harry una vez más.

-Supongo que no habría problema si invitamos a los de las otras Casas. Este año ya rompe bastantes tradiciones,- sugirió Draco. –Pero nadie que no sea de séptimo.

-De acuerdo,- dijo Pansy con una sonrisa. –Apresúrense y terminen de cenar para poder ir a buscar ese libro.

Después de la comida, se apresuraron a la sala común para buscar un libro con los detalles escritos a mano, con el título "Juego de la Varita" escrito en las últimas hojas. No se imaginaban que les tomaría dos semanas y media encontrarlo. Y otras tres para perfeccionar los encantamientos que le harían al caldero que iba a recibir las varitas.

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Dado que ninguno de los de octavo año quería la responsabilidad, Ginny fue hecha delegada, y se separó de los otros Gryffindors para encontrar su habitación. Por la misma razón, Michael Corner, de Ravenclaw, fue nombrado delegado, y ambos tuvieron que compartir el espacio, que incluía una sala común, dos habitaciones separadas y un baño compartido bastante grande. Ginny estaba más emocionada por tener una habitación privada en la que podría meter a Harry a escondidas.

Harry y Ron terminaron en la misma habitación en la que siempre habían estado, compartiéndola de nuevo con Neville, Seamus y Dean Thomas. Aunque Hermione estaba feliz porque Ginny había sido nombrada delegada, estaba decepcionada porque no iban a poder compartir cuarto, pues ambas se habían llevado excelente últimamente. Así pues, la chica terminó en una habitación con Parvati, Lavender y dos chicas de séptimo. Gruñendo para sus adentros, Hermione comenzó a desempacar. Compartir la habitación con la chica que había estado persiguiendo a su hombre y con la chica que seguía enojada con ella por lo del Baile de Navidad iba a ser pesado, por decir poco. Sólo le quedaba esperar que todas hubiesen madurado.

Continuará…

*Gracias por darle una oportunidad. Sé que este capítulo esta corto, con muy poca acción. Quédense, que más cosas sucederán pronto


Notas finales:

El "smut" es la forma de escribir historias desarrolladas que incluyan escenas sexuales explícitas, entre un hombre y una mujer.

¿Qué les pareció?

¿Le dan una oportunidad?


Sí, no crean que me olvidé del adelanto:

Pansy Parkinson apareció abruptamente ante su mesa, con una sonrisa en el rostro y una blusa escotada. Los cuatro Gryffindors se le quedaron viendo, preguntándose qué era lo que podría querer.

La chica puso sus manos sobre la mesa y se inclinó hacia adelante.

-Tendremos una pequeña reunión en Slytherin el viernes por la noche.

-Y nos los dices porque…- preguntó Hermione.

-Porque quiero que vengan, tonta.

-En serio. ¿Quieres que vayamos a tu Casa a una fiesta?- preguntó Ron con sospechas.

-Bueno, no es cualquier fiesta.-Pansy miró alrededor y se inclinó aún más sobre la mesa en dirección a Harry, con su escote al nivel de sus ojos. Era imposible no mirar. –No les puedo decir aquí,- susurró. –Iré a su sala común esta noche. Digamos, ¿a las ocho y media? Junten a todos los de séptimo y octavo.

-Está bien,- dijo Ron, con los ojos pegados a la blusa de Pansy. Hermione lo golpeó en el hombro, fuerte.

Adigium21